jueves, 4 de mayo de 2017

PLAN DE FUGA (2017), de Iñaki Dorronsoro

Cada cuerpo emite un calor distinto. Por ejemplo, ahí tenemos a un yonqui, un tipo que hace tiempo que dejó de tener calor de ninguna clase porque se está matando poco a poco, pero a conciencia. Tal vez, en algún lugar de su memoria térmica, estaba el gusto por la vida, la certeza de que la amistad era lo máximo, de que nada podía hacerle daño mientras caminara con alguien que le traspasara suficiente seguridad. Las agujas, los cigarrillos de sustancias que, al fin y al cabo, son venenosas, las pastillas…todo ha hecho que sus lágrimas sean permanentes e inútiles. Ya no tiene calor.
Ahí está ese otro fulano, un poco más acalorado. Su mirada delata un inicio de que todo le empieza a dar igual. Ha visto la felicidad de lejos y ha tratado de ir tras ella, pero se ha ido escapando según se acercaba. La amistad ha tenido que refugiarse en algún lugar muy oscuro de su interior. Su sentido de la responsabilidad resulta frío, desangelado y distante, como queriendo decir que la tiene, pero no la quiere ejercer. Es un profesional en todo lo que hace y lo ejecuta con seguridad absoluta. Ya no quedan muchos como él. Tiene calor…pero no demasiado.
El policía veterano está llegando al nivel medio. Trata de no perder el corazón por el camino y las lumbres de su interior se niegan a apagarse. Tiene suficiente calor para sí mismo e, incluso, está dispuesto a dar un poco. Tampoco quedan muchos jefes como él. Sabe que todo se deshumaniza a pasos agigantados y que cada vez hay que escarbar más hondo en la basura para llegar a una verdad mínima. Sus afectos puede que estén en el fondo de un vaso de whisky compartido, o en el cuidado de sus propios hombres. ¿Quién sabe? Esta pasma no se sabe de qué va. Se va a mojar. Así, apaga un poco el fuego que le sobra y, de paso, demuestra cuánta llama puede regalar. No es fácil ser como él.
La chica del club es caliente. Caliente porque tiene algo de alma en su entrega. Quiere saber lo que hace y con quién. Es un regalo, pero, tras un pequeño traspié, no se comporta como tal. Sabe que hombres de verdad hay muy pocos y ella cree que ha encontrado a uno. Es un solitario que la rechaza una y otra vez, tal vez porque hay demasiada amargura en su mirada y por eso ella trata de ver qué es lo que hay detrás, cómo se mueve y de dónde viene. No tiene demasiadas salidas y sabe que, si permanece donde está, no le queda mucho tiempo. Puro fuego. Mirada constante. Perdedora segura en una ciudad que la mira sin tocar.

Plan de fuga resulta otro ejemplo de lo que pasa cuando se tiene una idea prometedora en la cabeza y no ha habido suficiente trabajo como para dar una coherencia ajustada a todo. A pesar de que el argumento llama con insistencia, hay secuencias que no están demasiado bien explicadas, resulta blanda en algunos pasajes, brillante en otros, mediocre en los más. Existen motivaciones que no se comprenden muy bien aunque algo se atisba y hay una ligera obsesión por dar otra vuelta de tuerca que hace que el espectador se pierda en una dicción regular por parte de la mayoría de intérpretes, entre los que destacan Javier Gutiérrez y Luis Tosar por encima de los protagonistas. Ellos son los que dan verdadero calor a la película, como si fueran lanzas térmicas de poderío incombustible. Más allá de eso, el conjunto se resiente y la decepción va cayendo paulatinamente, como si no hubiera vía de escape posible. Quizá la fuga, después de todo, se quede en una mera nimiedad ahogada entre las pasiones personales de cada uno.

2 comentarios:

CARPET_WALLY dijo...

Me planteé seriamente darle una oportunidad, más viendo que no se secundaba mi propuesta marveliana que finalmente intentaré ver esta tarde solateras. Y el caso es que como si fuera premonición mi intuición me llevaba al camino que tu artículo confirma.

¡Que inicio, amigo!, que descripción de personajes tan prometedora y sin embargo cuanto se diluye en el último párrafo, no por tu culpa sino porque eso es lo que me transmitían mis prejuicios. Una idea prometedora, un par de buenas intenciones, alguna escena notable, alguna interpretación más que correcta y un resultado que va decepcionando.

Buenas ideas, regular guión, realización casi plana, montaje muy mejorable...El cine de género, aunque últimamente parece que somos muy capaces no es del todo fácil. "El desconocido", "Cien años de perdón", "Toro" y alguna más son buena prueba. Y todas con Luis Tosar....Mnmmmm, sosopechoso.

Abrazos desarmado

César Bardés dijo...

Por supuesto que el cine de género no es del todo fácil. Hay que tener la suficiente contención para que el conjunto no se te vaya de las manos ni por arriba, ni por abajo. En el caso de "Plan de fuga" se les va por abajo, hay una evidente flojera en el conjunto, como si llegado determinado momento y, un pelín obsesionados por otorgar las vueltas de tuerca que dejen al personal epatado, la cosa dejara de tener su lógica y su interés. Lo que resulta un prometedor inicio se va diluyendo (al igual que en el artículo) por culpa de falta de curro en el guión y de un director con más garra. Lo de Luis Tosar me temo que es, en cierta medida, porque los directores saben que el material que tienen entre manos no es tan maravilloso y Tosar les pone presencia y da el pego, más o menos repitiendo el papel en todas y cada una de ellas. Sosopechoso, sí, muy sosopechoso.
Abrazos con lanza térmica.