miércoles, 19 de febrero de 2020

EL AVIADOR (2005), de Martin Scorsese



Quizá el dinero no lleve nunca a la felicidad, sólo a algún rincón solitario. En la locura de Howard Hughes yacía un trastorno obsesivo compulsivo por la higiene, pero también por el afán de innovar, de un ir un poco más allá de sus propias fronteras. Era arriesgado, valiente, sin miedo a pagar muchísimos millones por alguno de sus sueños, algo presuntuoso y totalmente entregado a sus metas. Cada vez más renovadas, más ambiciosas, más imperfectas. Tal vez por eso fue tan odiado por la gente. No soportaban que alguien con tanto dinero pudiera demostrar su inteligencia y su atrevimiento. Por mucho que el tipo fuera un raro, incapaz de compartir un vaso de leche con nadie, o con el deseo irrefrenable de encerrarse en una sala de proyección donde sólo podía convivir con sus propios fluidos. El mundo, para él, podía ser perfectamente una pista de aterrizaje. Podía ser una larga e interminable, compuesta por cientos de miles de metros de celuloide fotografiado a la velocidad de 24 imágenes por segundo o, también, podía ser un aeródromo de pruebas situado en medio del desierto. Podían ser las largas piernas de una estrella de cine o también las obsesivas manías por el espionaje, por la limpieza, por el orden o por la perfección. Daba igual. Él quería llegar un poco más allá en todo. Incluso en aquello que estaba prohibido.
Sin embargo, cuando superaba sus miedos y paranoias, Howard Hughes podía llegar a ser brillante, oportuno, adecuado. Sin pelos en la lengua, podía dirigirse a un puñado de nuevos ricos bastante presuntuosos y decirles que no les preocupaba el dinero por la sencilla razón de que lo tenían. O podía imaginar que una especie de autobús gigante de transporte era capaz de volar. O regalar algunas imágenes excepcionales de combate aéreo para demostrar al mundo que pilotar un avión no es un juego de niños. Con su ceño fruncido, su batalla diaria contra el fracaso y su soledad intermitente, Howard Hughes supo ser más siendo mucho, mucho menos.
Aunque fue un proyecto ideado y construido por Michael Mann, no cabe duda de que se deja sentir el cariño en la dirección que puso Martin Scorsese en una película que le daba la oportunidad de poner en escena una época de fascinada sofisticación en la que cualquiera se podía encontrar a Errol Flynn en un restaurante, a Ava Gardner posando para la posteridad, o a Katharine Hepburn a bordo de un velero junto a Spencer Tracy. O en la que la competencia por el espacio aéreo era feroz. O en la que la censura no dudaba en tratar de imponer sus infantiles reglas. O en el que los coches rugían con sus neumáticos blancos y los aviones trataban de llegar un poco más alto. Para ello, Scorsese cuenta con un espectacular trabajo de Leonardo di Caprio, magistralmente secundado por un reparto maravilloso con nombres como los de Cate Blanchett, Kate Beckinsale, John C. Reilly, Danny Huston, Ian Holm, Jude Law, Alec Baldwin o Alan Alda. Y así, con una puesta en escena espléndidamente fotografiada y mimada hasta el más mínimo detalle, nos percatamos de cuánto cuesta ser un millonario de ensueño.

5 comentarios:

carpet_wally@gmail.com dijo...

Esta película, en su momento, fue bastante maltratada por mucha gente. Algunos lo hicieron con la excusa de que la Beckinsale no le llegaba a la altura de los zapatos a Ava (¿alguna hubiera podido?), otros dijeron que solo Cate recordaba a Kate, la mayoría que al film le faltaba ritmo. Creo que estaban más al detalle que al todo. No se trata de imitar al original, ni conseguir copias perfectas de los mitos. Se trata de contar la historia de un tipo capaz de enfrentarse a lo más grande y hundirse por motivos que para la mayoría serían ridículos. En este sentido, el trabajo de Leo es impecable y como Hughes no tiene la dimensión publica que Hepburn o Gardner, no se puede minusvalorar por comparación.

Y luego lo de Marty es que es de otra dimensión, ambientación, cuidado por el detalle, planificación, montaje...Es una película magnífica, te sientes dentro de ese Hollywood dorado, comprendes y admiras al personaje, es sensible en algunas escenas y grandiosa en otras. Pocos la ponen entre las grandes de Scorsese, pero a mi me parece incluso por encima de otras muy alabadas, y aunque me lluevan piedras yo la prefiero a "Casino"(que me chifla), por ejemplo.

Abrazos con guantes

dexterzgz dijo...

No la veo desde su estreno, pero creo que por encima del casting de actores, que nos podrá parecer más o menos discutible, el problema que le vi es principalmente lo otro que apunta Carpet, un ritmo bastante desigual. Tendré que revisarla, no sé. Como carta de amor al cine de Marty me quedo de momento con "Hugo".

Leo empezó a callar bocas con esa interpretación, eso sí.

Abrazos voladores

César Bardés dijo...

Es verdad que la Beckinsale no llega a la suela de los zapatos de Ava, pero como bien dice Carpet...¿quién sí? (más allá de Charo López en sus mejores tiempos). Sin embargo, revisada no hace mucho, creo que el resto del reparto está bastante atinado. No creo que Martin Scorsese sea un cineasta al que haya que reprocharle elegir actores inadecuados, no suele ser así, ni mucho menos. Además de su virtuosismo formal (siempre impecable) es un excelentísimo director de actores y aquí coloca todo el peso en Leo, que lo hace realmente bien, y que copia expresiones clavadas a Howard Hughes.
Yo creo que es una muy buena película, que va mucho más allá de esa carta de amor al cine de la que hablas, Dex. Creo que Carpet la define muy bien. Se trata de contar la historia de un tipo que se enfrentaba con decisión a lo más grande y que se hundía por razones nimias que a nosotros, los mortales, se nos escapan entre los dedos. Incluso creo que el hecho de que, entre sus múltiples actividades, se dedicara al cine Scorsese lo trata como algo no accidental, pero sí subyacente. Era un hombre que valía para todo. Para hacer una película, para producirla, para diseñar el "wonderbra", mejorar cualquier avance en materia de aeronáutica y fabricar el avión más grande del mundo. Y, por supuesto, también era un neurótico de tomo y lomo. No la pondría por encima de "Casino"...pero sí a su misma altura.
Abrazos desde el tejado.

Alí Reyes dijo...

La vi en la sala de cine...Muy buena...Pero creo que lo que dicen tus colegas es cierto. Hay algo con respecto al ritmo...No spé. De todas formas la película me permitió conocer a ese personaje tan enigmático y fascinante, digno de cualquier película

César Bardés dijo...

Pues obsérvese que yo también he dicho "muy buena película", no es una obra maestra y yo no la pondría en el podio de las películas de Martin Scorsese. Cierto, tienes mucha razón, los interludios referidos a las obsesiones del personaje hacen que la historia se ralentice porque, como espectador, lo que quieres es saber más y más de las relaciones de Hughes, sobre todo, con el cine.