martes, 11 de febrero de 2020

JOSÉ LUIS CUERDA: AMANECE...Y ES MUCHO



Pues mire usted que ahora resulta que se nos ha muerto José Luis Cuerda. A quién se le ocurre. Con el fervor que tenemos en este pueblo por José Luis Cuerda. Ya podría usted haber muerto a otro. Ahora, eso sí, se ha muerto divinamente. Yo no he visto a nadie morirse tan bien. Porque, al fin y al cabo, un hombre es un hombre y la inteligencia se demuestra en un examen de ingles. O, tal vez, dando algo de visión a unos girasoles. O, puede que, incluso, a un bosque lleno de almas. Por eso era animado, no porque hubiera dibujos. Que parece que hay que explicarlo todo.
La verdad es que José Luis Cuerda se nos ha ido porque ganó las elecciones a muerto. Se presentó y mira. A la gente le dio por votar. Y como siempre fue muy cumplidor, no como estos politicuchos que pueblan la flora y la fauna, pues fue y se murió. Lástima que nos dejara huérfanos de inteligencia y de esos estudios de carácter hispano que nos dejaba en forma de joyas del humor absurdo. Porque, en el fondo, eso es lo que somos. Una banda de patéticos contingentes que no somos necesarios en ninguna parte y que damos más la tabarra que la lección. No fuera a ser que la lengua de las mariposas se desatara y siguiéramos, como niños, a la masa. La verdad es que Cuerda nos ha dejado un sindiós en el cine, porque el sol no sale por donde debe y más vale ir pegando tiros a diestro y siniestro que jugarse el prestigio a pares y nones. Como él mismo decía “los tontos de antes no gritaban tanto como los de ahora” y anda que no sabía el señor. Más que las amapolas. Porque los hombres, los de verdad, no crecen en un bancal. Y las fechas más vale darlas siglo arriba o siglo abajo. Y no juegue usted con las armas que al final me voy a enfadar.
La educación de las hadas no deja de ser algo bastante difícil de conseguir en un país como el nuestro, que lo mismo se bebe un orujo que una naranjada, que lo mismo olvida a los que más necesitan y recuerda a los que quieren ser olvidados. El futuro puede ser un pasillo patrullado por una pareja de guardias civiles y, la verdad, no, oiga no. Hasta ahí podíamos llegar.
José Luis, amigo, perdona todas estas sandeces que no llegan ni a la suela del zapato que calzas. Sabes muy bien que, yéndote, nos has dejado con un poco menos de inteligencia y ésta es una buena muestra de ello, por mucho que esté llena de buenas intenciones, pero las cajas fuertes están llenas de buenas intenciones. Así que no olvides de irte al cielo con esa seriedad para decir las cosas en broma y con esa enorme sonrisa que, estoy seguro, guardabas en alguna parte. Allí, podrás rodar todas las películas que quieras, reírte de nosotros, decirle a Dios cuatro frescas y darte el gustazo de reunirte con un buen reparto para que los ángeles se den cuenta de su propia ridiculez. Espero que me sepas perdonar por estas humildes líneas que sólo quieren rendirte homenaje a través de lo que más amabas, aparte de tu familia. Mientras tanto, hoy he contemplado el amanecer y me he dado cuenta de que, sin ti, no es mucho. Así que prepáranos una buena filmografía para cuando vayamos a tu cine. Seguro que disfrutaremos de forma total y algún tiempo después. Mientras tanto, nos pondremos tus películas por aquí abajo. Te prometo que seguiremos disfrutando de todo el surrealismo y de toda la poesía que nos dejaste.                            

No hay comentarios: