jueves, 11 de diciembre de 2008

APPALOOSA (2008), de Ed Harris

 Antes que nada, tengo que pedir disculpas por no dedicar este artículo al estreno de Crepúsculo pero ¿saben qué? Yo soy de aquella generación de adolescentes que se quedó boquiabierta con Jóvenes ocultos, de Joel Schumacher y, sobre todo, con esa antigualla que es Noche de miedo, de Tom Holland y, la verdad, uno ya está mayorcito para hacer peroratas sobre un vampiro y una chica y su improbable historia de amor…anda, pero si es como Drácula…
El caso es que Appaloosa no es una buena película del Oeste pero tampoco es mala. Ed Harris, detrás de la cámara, ya demostró un par de buenas ideas con Pollock, su alucinada biografía del pintor abstracto más importante del arte americano y aquí retoma unos cuantos clichés para dar un aire de ambigüedad a todo el conjunto. Así tenemos que la chica decente, puede que no sea tan decente. O que la prostituta puede que sea una sabia. O que el malo esté tan bien conectado que siempre se salga con la suya. O que los poderes fácticos del pueblo, tan bienintencionados ellos, resulta que se junten con el primero que pasa en cuanto asoma la cabeza el dinero. O que un pistolero ya no lo sea por el hecho de llevar una estrella de latón en el pecho. El caso es que Ed Harris dirige con cierta originalidad algunos pasajes de esta historia y con un excelente trazado de los personajes principales haciendo que, sin ningún género de dudas, el punto fuerte resida en el trabajo de todos los intérpretes masculinos empezando por el propio Harris y siguiendo por Viggo Mortensen y Jeremy Irons. Tanto es así, que no cuesta nada imaginar esta misma trama siendo dirigida hace unos cuarenta años por John Sturges e interpretada por Burt Lancaster y Kirk Douglas en los principales papeles.
Por el contrario, el error reside en el horrible y exasperante casting femenino. Lo de Reneé Zellwegger es de juzgado de guardia. Con el físico ya cambiado e intentando dar un gesto de irresistible a su personaje de pianista que llega a un pueblo perdido en medio del polvo y hace perder la cabeza a todo el mundo mientras ella busca de rincón en rincón al macho dominante al que regalar sus encantos. Desierto de sentimientos que no es más que un reflejo del miedo de una mujer a la que le aterroriza la soledad, uno se pregunta lo que hubiera sido de este personaje si lo llega a interpretar una actriz de mayor entidad y de más calado dramático como, por ejemplo, Laura Linney. Y lo de emparejar a Ariadna Gil con Mortensen es un despropósito de aquí te espero. Eso podía funcionar en Alatriste pero no en Appaloosa, falta química entre estos dos personajes, falta un rayo de poesía y quizá un tanto así de trazado en esa relación.
Ahora bien, no nos equivoquemos que las apariencias pueden engañar. Appaloosa no es un western y no creo que esas sean las intenciones de Harris tras la cámara. Es una película en la que, aunque hay tiros y malos malísimos y cabalgadas e indios y demás tópicos, de lo que habla realmente es de una amistad, de un hombre que, por su amigo, es capaz de hacer cualquier cosa, de cabalgar hacia el horizonte en una irremediable soledad, de quitar de en medio los obstáculos para que su amigo, aquél con el que se entiende con apenas una mirada, tenga una oportunidad para ser feliz. Sobrar es siempre una situación incómoda y, a veces, aunque otro hombre sea la prolongación de uno mismo, hay que recurrir a la amputación.
Por otro lado, muy original la música compuesta por Jeff Beal para la ocasión, sin renunciar a los ritmos propios del far west pero con toques de modernidad muy certeros. El caso es que la película de Harris, con un buen montón de defectos a cuestas, me parece muy superior al despropósito proverbial que fue El tren de las 3,10, de James Mangold hace apenas un par de meses. Y digo esto sin olvidar que Appaloosa recorre todo el arco que va de Río Bravo a Río Conchos sin detenerse para tomar agua.
Hoy en día, quizá la sombra de Clint Eastwood sea demasiado alargada a la hora de abordar cualquier historia del Oeste. El mérito de este intento (que no está ni bien, ni mal, sino todo lo contrario) es que trata de alejarse del estilo de Sin perdón y acercarse un poco a la humanidad de unos hombres que no eran ni buenos, ni malos, sino todo lo contrario. Y eso, a finales del siglo XIX en el medio Oeste americano, era muy peligroso porque tan sólo bastaba con pisar la madera equivocada para decantarse hacia lo bueno, o lo malo…o quedarse en el medio y ser todo lo contrario.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Uff, Kirk Douglas y Burt Lancaster... y Jean Simmons en el papel de la pianista. Eso sí que hubiese sido un señor películón. Creo que uno de los principales problemas a los que se enfrenta esta suerte de resurrección del western es que a todos nos cuesta ponernos un poquito en situación. Y cuando hablo de todos, hablo de todos, de actores, directores y espectadores. Hemos pasado tanto tiempo de sequía que luego pasan estas cosas. A mí por ejemplo se me hizo muy dificil creerme a Jeremy Irons dando esos pasos garrianchos por escena. Me lo creo sin duda en el papel de lord o ejecutivo atormentado y hasta poniéndoselas al cuarto a Bruce Willis en el metro de Nueva York. Pero en el papel este de ranchero malo, malísimo y perdonavidas que hace aquí,.. no sé, no sé (la sombra de Jack Palance es alargada) A Harris le beneficia sin duda su físico gastado, de tipo curtido en mil batallas y de vuelta de todo. Con todo, creo que el gran triunfador de la función es Viggo que reivindica con este papel su perfil de actor a la manera clásica. Lo de Renée, sin comentarios, el que avisa no es traidor. Y un último defecto de la cinta, si se trata como bien dices de una película de personajes, ¿cómo es que sólo dos semanas después de haberla visto, apenas recuerde un par de detalles de cómo eran?

César Bardés dijo...

Con Douglas y Lancaster lo más seguro es que el personaje de Lancaster sería menos permisivo y el de Douglas mucho más atormentado. Lo de Irons no me parece mal, se hace realmente odioso y el matiz que le da él es que es un tipo malo, malísimo pero que está muy bien conectado, conectadísimo por eso tiene que tener un ligero toque de distinción. Los pasos arrastrados que da (yo también me fijé) creo que es una manera de decir que a este personaje le da igual matar que dejar vivir, es la caracterización que Irons hace del personaje. Yo, por ejemplo, si nos ponemos en tiempos clásicos no me cuesta nada imaginar en ese malo malísimo a Jack Palance, de acuerdo, mucho más explosivo y con una cara de malo que tira para atrás, pero si me ponen a Henry Fonda, tampoco me parece nada mal. Y lo de la Simmons...bueno, ahí sí entendería que tantos perdieran la cabeza.
Totalmente coincido contigo en lo de Harris y también creo que el trabajo de Mortensen es el mejor bombón pues sabe dotar de profundidad a un personaje que, en principio, está diseñado para ser una sombra (que luego se convierte en incómoda) de su compañero. Sigo diciendo que es una película más de personajes que de situaciones...pero ¿sabes por qué no la recuerdas? Yo te lo digo. Por dos razones: Una, que no estás viendo en la pantalla a Lancaster, a Douglas, a Simmons o a Fonda. Dos, que no es una buena película y hay muchas películas de personajes que no se recuerdan por la sencilla razón de que no son buenas películas. El problema de ésta es que tampoco la calificaría de mala. Es una más de tantas y por eso se olvida con rapidez. ¿O es que se puede olvidar la galería de personajes que John Ford presenta en "Fort Apache"? Claro, ahí está Fonda, está Wayne, está Ward Bond como ese entrañable padre, está Pedro Armendáriz, está Victor McLaglen, está Anna Lee, está Shirley Temple en su mejor papel de adulta, está John Agar y está George O´Brien. Quitando a los dos primeros que eran auténticas estrellas, el resto eran actores de perfil secundario pero...la madre que les parió, qué buenos eran.
En cuanto a un ejemplo de una película de personajes fácilmente olvidable tienes por ejemplo "Escala en Hawai", que aunque está llena de estrellas...me apuesto lo que quieras a que el 99% de los que puedan leer estas líneas ni recuerdan de qué va.
Ya te digo, hace falta elegir a los actores (en este caso, actrices) adecuados para llevar adelante una historia de balas y personajes y una pizca más de brío. Harris ha tenido buenas intenciones pero se ha quedado en eso.

Anónimo dijo...

No la he visto, y tal como van las cosas creo que cuando la vea la habréis olvidado ya ( así están las cosas entre mi tardanza y vuestros problemas de memoria ).
En todo caso, haré un par de comentarios al hilo de ella y de lo que leo.
1. Renee. Sinceramente no se donde tiene la gracia esta mujer. No he visto nada destacable en ninguno de sus papeles (obviamente no he disfrutado de todos). No vi nada apreciable en Jerry Mcguire (salvo Cuba Gooding), ni en Chicago (puestos a imaginar castings, pensad en Shirley Maclaine y Jane Russel por ejemplo), en la vacía Cold Mountain supongo que una vez que perdimos el acento original tampoco hay mucho destacable, y de Bridget Jones, Bettys o Irenes...pues eso que poner cara de tonta no le resulta complicado.
No se, tal vez sea un problema mío pero no entiendo el éxito de esta mujer.
2. Westerns del siglo XXI.(o alrededores). A ver yo creo que nos pueden los recuerdos y las nostalgias. Tendemos a ver los western pensando en Ford, en Hawks, en Mann, ...o como poco en Leone o en Eastwood que en el fondo es un clásico...y claro la decepción es fácil.
Las pelis del oeste como las recordamos responden a unos clichés que tenemos muy presentes. El bueno es un personaje integro, con convicciones, que defiende aquello en lo que cree, que se alía con los débiles frente al peligro opresor. El protagonista, hasta en los más dudosos personajes de Ford, representa los valores. Los malos son lo peor, no hay casi resquicio para que nos parezcan salvables, son mezquinos, miserables, violentos y traicioneros. Las relaciones son siempre o casi siempre de la lucha contra el mal, gente pisoteada por un opresor que busca solo su propio beneficio, gente en busca de una nueva vida que es asesinada por una horda de salvajes. Las cuestiones personales se reducen, como mucho, a los personajes principales dando poca importancia al resto, muy poca a la parte negativa, que aparece mas como una amenaza en la sombra a la feliz convivencia, que como un personaje real cuyo comportamiento tenga una motivación concreta. Todo esto, obviamente son generalizaciones y ejemplos que me contradigan se podrían encontrar muchos, pero creo que en general casi todas cumplen ese tipo de esquemas.
En la actualidad, no aceptamos fácilmente ese tipo de simplificación., Bueno, al menos los que buscamos algo más, porque hay miles de películas de gran éxito que responden a ese patrón, desde las derivadas de comic hasta casi todas en las que aparece Vin Diesel o Jason Statham.
“Sin Perdón” responde al nuevo espíritu, ni los malos son tan malos, al fin y al cabo Hackman solo busca la paz de su pueblo y que no se produzca un asesinato por encargo, ni los buenos tan buenos, Eastwood y Freeman no son más que asesinos jubilados que añoran parte de su pasado. Pero Clint nos regaló una joya y puso un campo de minas para los que quisieran seguir su senda porque el listón está insuperable y por comparación todos mueren al poco de comenzar.
Por eso comenté el otro día Open Range que recoge casi lo mejor del genero, humaniza a los personajes y nos regala un duelo final cargado ( tal vez incluso lastrado) de un inmenso realismo, es mucho más probable que en un tiroteo se fallen más disparos de los que se acierten y que acertar a un tipo que esta moviéndose cueste bastante más de lo que nos ofrecían las pelis clásicas con pistoleros casi con superpoderes. Otros inventos, como ese chiste llamado “Rapida y mortal” o ese engendro de “ Cuatro mujeres y un destino” (blasfemo hasta el titulo) no pasan de ser curiosidades absurdas, lo mismo están ambientas en el western como en una de ciencia ficción, no son nada.
Hay mucho western clásico disfrazado de otra cosa, como por ejemplo “ Una historia de violencia”, una maravilla, para mi lo mejor de Cronenberg.
Diría más cosas pero ya me ha quedado muy largo.
Saludos.
Carpet

César Bardés dijo...

De acuerdo en tu comentario sobre Reneé. Quizá su mejor trabajo fue en "Chicago" pero ahí tenía el problema de tener delante a la Zeta-Jones que se la comió cruda.
En cuanto a los westerns, pues naturalmente que tendemos a ver las películas con los nombres de Ford, Mann, Eastwood o Leone en la memoria. Absurdo sería si pensáramos en Lesley Selander. En cuanto a tu consideración de los clichés, efectivamente hay muchos ejemplos que te contradicen y no creo, precisamente, ni que los personajes de Ford fueran unidimensionales, ni que hubiese una ira desbocada contra el salvaje (ahí tienes desde "Fort Apache" hasta "El gran combate"). Tal vez, incluso, haya más estereotipos en Mann que se obsesionaba con el tema del hombre del pasado horrible que buscaba olvidarlo a través de una vida honrada y con un liderazgo que le hacía volver irremediablemente a la bestialidad que tuvo un día. Precisamente creo que en el cine de Ford lo que sobra fundamentalmente es profundidad en los personajes.
Respecto a "Sin perdón", yo creo fundamentalmente en que la novedad estribaba precisamente en que el considerado comúnmente como bueno (Hackman), era un malo como un camión, un tipo que mataba sin piedad y que utilizaba la excusa de la ley arrasando con la mitificación de ciertos personajes enaltecidos por la falsa literatura que convirtió en leyenda a quien no debía. Y el malo (Eastwood) es quien realmente hace justicia. El hombre que fue absolutamente cruel y despiadado, vuelve a serlo para hacer algo que realmente es justo. El granjero que tenía al león dormido. Lo que está claro es que sea como fuere la visión, "Sin perdón" es una obra que va ganando con los años porque Eastwood es un clásico, el último de ellos y, desde "Bird", se ha atenido a las reglas del cine clásico sin importarle el tema (aunque siempre introduce en sus películas la relación padre-hijo).
En cuanto a "Open range", me parece una película excepcional, que humaniza a los hombres duros tal y como nos los han legado otras generaciones. Ese pistolero que busca redimirse con su trabajo de pastor es un personaje nacido directamente del cine de Anthony Mann y muy bien podría encuadrarse en una película de este cineasta si añadiéramos algunos cuantos paisajes abruptos a la tremenda historia que nos cuenta. Es evidente que sí, que el cine clásico nos ha dejado a pistoleros de auténtica admiración en cuanto a su puntería aunque voy a citar dos excepciones. Una, "El tren de las 3,10", de Delmer Daves, verdadera joya del género y una revisión del mito de Fausto y Mefistófeles desde la óptica del revólver. Otra, "Cazador de forajidos", también de Mann, donde el sheriff no daba pie con bola, interpretado por un Anthony Perkins en fase de aprendizaje.
Y por supuesto que hay mucho western clásico como la que citas, excelente "Una historia de violencia" y, como bien dices, lo mejor de Cronenberg. También podríamos citar lo contrario. Sin ir más lejos la propia "Appaloosa", debido a su inmersión en el trazado de personajes podría ser perfectamente y sin casi ningún cambio, la historia de dos policías en una ciudad que está en manos del magnate de turno, lo cual da una idea de que la intención es muy buena aunque los resultados no lleguen a cubrir las expectativas y se quede simplemente en mediocre.
Gracias por introducir varios puntos de interés muy importantes.