viernes, 19 de diciembre de 2008

DOS CABALGAN JUNTOS (1961), de John Ford


Allí, donde el sol besa al horizonte, la figura de dos jinetes recortados en la cartulina del cielo se antoja un desafío a la amargura de dos pueblos que están destinados a odiarse. Allí, donde resuenan los cascos del patear de unos caballos que no son más que la prolongación de quien los lleva, hay dos hombres cuya amistad les lleva a tomar el camino de la desesperanza y a separarse por la crueldad de un cinismo más que inoportuno. Allí, donde las leyendas ya dejan de tener su música, sólo hay territorio para traer de vuelta lo que ya ni siquiera nos pertenece. Y dos hombres que cabalgan juntos están dispuestos a hacerlo. Uno, por llevar una gota de ilusión a quien perdió todo hace muchos años. El otro, por llenar una gota de oro en su propio taleguillo justo en el momento en que se da cuenta de que hay razones mucho más importantes por las que espolear el lento y cansino cabalgar de una vida que puede ser el último recodo antes de recibir el peor de los balazos: el desprecio, el racismo, la injusticia, el odio sin atenuantes…y todo parte del hombre blanco, del inmaculado, exquisito, heroico y orgulloso hombre blanco.
En esta historia de John Ford ya no hay sitio para las bromas, para las peleas a puñetazos multitudinarias, para la leyenda que se tiene que imprimir por encima de la verdad. Ford, en esta ocasión, agarró un guión que no le gustaba (la película se hizo por hacer un favor a Harry Cohn, jefe de la Columbia, que había comprado la historia y ya tenía a James Stewart y a Richard Widmark contratados para hacerla) y lo transformó en una savia de amargura lenta, que va quemando según se va viendo. Es una especie de revisión de Centauros del desierto pero bañada en un cinismo que no tiene nada de heroico. Dos cabalgan juntos no es una odisea en busca de algo que se ha perdido. Es una pérdida que se quiere transformar en una odisea. En los latidos de los corazones que se han quedado vacíos, se desea rellenar con lo extraviado lo que nunca debió perderse. Pero la frontera puede arrebatarlo todo. Incluso el recuerdo. Incluso la vida.
Por supuesto, a partir de un material ajeno, ésta es la demostración de que Ford podía rodar una obra maestra, adaptarla a su propia personalidad, imprimir su propio sello y hacer de ella uno de los mejores westerns que se hayan hecho nunca. Bien es cierto que si él leyera estas líneas me llamaría entre dientes y mordisqueando su pañuelo algo parecido a “maldito hijo de perra” pues él odiaba esta película. No soportaba tener que rodar un material que le había sido dado como un encargo. El problema más grande residía en que era capaz de hacer que nosotros no sólo lo soportáramos, sino que también lo adoráramos.
Así que, en el momento de sentarse a ver esta película, sus miradas tienen que ser atravesadas por las nubes del cinismo e intentar ver todo con una cierta distancia. El tiempo de canallas se ha adueñado de la mítica del western y comenzamos a tener la impresión, el agrio presentimiento, que quien fue valiente, también fue alguien a quien no miraríamos ni aunque nos lo pidieran. Y miren a su alrededor y sepan cuánta suerte, cuánta normalidad feliz les rodea si tienen a toda su familia al calor de las viejas historias, de las buenas historias, de las únicas historias. Y, tal vez, comiencen una conversación entre dos viejos amigos a la orilla de un río…pedazo de cine ininterrumpido hecho por un cineasta de eternidad.


14 comentarios:

Anónimo dijo...

La de veces que he visto esta peli. Me encanta el tema de la amistad entre ellos dos. Una amistad a prueba de muchos obstáculos. Me recuerda un poco a la amistad entre las protas de "Julia". POr cierto, qué película tan bonita. Me encanta la historia de amor entre Stewart y Linda Crsital. Me gusta esa transformación que va dando el personaje de Stewart. Muy bonita. Me ha encantado que la recordaras.
Gema

César Bardés dijo...

Es cierto que Ford centra mucho la película en la relación entre ellos dos, hombres amigos que llegan a tener un atisbo de separación por su diferente forma de pensar. Mientras Stewart hace gala de un cinismo que llega a asustar, Widmark es el hombre bueno, que sólo quiere servir a los demás, enamorarse y vivir tranquilo con su existencia de soldado. Precisamente el personaje de Linda Cristal es clave en la transformación de Guth McCabe (James Stewart), le hace ver cuánto hay de cruel en los secuestros de niños y qué despreciable es la misma sociedad que murmura cómo ha sido esa mujer capaz de acostarse con un indio brutal y salvaje. Aunque yo siempre me quedo y me quedaré con la conversación a la orilla del río entre Widmark y Stewart. Es increíble cómo se puede sostener un plano tantos minutos con el diálogo como único apoyo, pero qué diálogo, madre mía.
Sí, a mí también me ha encantado recordar "Dos cabalgan juntos".

Anónimo dijo...

Esto no tiene nada que ver con tu artículo, quería pedir tu ayuda o la de alguien que me lea. Anoche volví a ver la película "Bobby". La pillé empezada y en versión original, pero me enganché y la vi hasta el final. Precisamente al final de la peli, cuando ya han asesinado a Kennedy, van saliendo imágenes de ese momento mientras se escucha una voz en off diciendo lo que yo creo debe ser un discurso. Me gustaría saber quien se supone que dijo ese discurso. Yo imagino que debe ser de el propio Kennedy, pero no lo sé seguro. Me pareció maravilloso y me hubiera gustado poder anotarme algunas de las frases que se dijeron en él. Yo ya había visto esta peli, pero no sé, cuando la vi ayer por segunda vez me gustó aún más.
Gracias
Gema

Anónimo dijo...

No se si es el discurso de la peli, lo que si he encontrado es que los discursos son reales, son de Bob Kennedy ...he encontrado este...aunque el más famoso es el que pronunció tras el asesinato de Luther King y que puedes encontrar en wikipedia.

“Hoy no es un día para política, aprovecharé mi único acto de hoy, para hablarles brevemente, de la insensata violencia en América, que de nuevo salpica a nuestro país y la vida de todos nosotros. No incumbe a una sola raza, las víctimas de la violencia son negras y blancas, ricas y pobres, jóvenes y viejas, famosas y desconocidas; son sobre todas las cosas, seres humanos a los que otros seres humanos querían y necesitaban. Nadie, viva donde viva, haga lo que haga, puede estar seguro quien va a sufrir, por un acto insensato de derramamiento de sangre. Sin embargo, sigue, sigue y sigue en este país nuestro. ¿Por qué? ¿Qué ha conseguido siempre la violencia?, ¿Qué ha creado siempre? Siempre que un americano pone fin a la vida de otro americano, innecesariamente, ya sea en nombre de la ley, o desafiando la ley, ya sea un hombre o de una banda que mata a sangre fría o con rabia, en una ataque de violencia, o respondiendo a la violencia, siempre que se rasgue el viento de una vida, que otro hombre a tejido, torpe y penosamente, para el y sus hijos, siempre que hagamos eso, la nación entera será degradada. Y sin embargo parecemos tolerar un nivel creciente de violencia, que ignora nuestra común humanidad, y nuestras demandas a la civilización. Demasiadas veces celebramos la arrogancia y la chulería, y a los bravucones, demasiadas veces excusamos, a los que quieres construir su vida sobre los sueños destrozados de otros seres humanos. Pero hay una cosa clara, la violencia engendra violencia, la represión engendra venganza, y solo una limpieza de toda nuestra sociedad, puede arrancar este mal de nuestros corazones. Pues cuando enseñas a un hombre a odiar y temer a su hermano, cuando le enseñas que es un ser inferior, por su color, o sus creencias, o las normas que siguen, cuando le enseñas que los que son distintos a ti, amenazan su libertad, o tu trabajo, o tu hogar, o tu familia, entonces aprende también a enfrentarse a los otros, no como conciudadano, si no como enemigos, recibiéndolos no como cooperantes, si no como invasores que subyugan y someten. Y al final aprendemos a mirar a nuestros hermanos como extraños, extraños con los que compartimos una ciudad pero no una comunidad, hombres ligados a nosotros en una viviendo común, pero no en un esfuerzo común. Tan solo aprendemos a compartir un miedo común, solo un deseo común, de alejarse del otro, solo un impulso común, de superar el desacuerdo con la fuerza. Nuestra vida en este planeta es demasiado corta, el trabajo por hacer es demasiado grande para dejar que ese espíritu prospere por más tiempo en esta tierra nuestra. Desde luego, no podemos prohibirlo con militares, ni con una resolución, pero quizás podamos recordar, aunque se por un momento, que aquellos que viven con nosotros son nuestros hermanos, que comparten con nosotros el mismo corto momento de vida, que solo buscan, como nosotros, la oportunidad de vivir la vida con bienestar y felicidad, disfrutando lo que la satisfacción y el logro les proporciona. Seguramente este vínculo de sentido común, seguramente este vínculo de objetivos comunes, puede empezar a enseñarnos algo. Seguramente podremos aprender, por lo menos, a mirar alrededor a aquellos de nosotros que son nuestros semejantes, y seguramente podremos empezar a trabajar con algo más de entusiasmo y a curarnos mutuamente las heridas, y convertirnos otra vez, en hermanos y compatriotas de corazón.“

Un saludo, Carpet

Anónimo dijo...

Muchas gracias, Sr. Kinkaid. Este es el discurso. Y lo sé porque hay dos frases que me gustaron especialmente:" Demasiadas veces excusamos a los que quieren construir su vida sobre los sueños destrozados de otros seres humanos", y esta otra:"... quizá podamos recordar,aunque sea por un momento,que aquellos que viven con nosotros son nuestros hermanos,que comparten con nosotros el mismo corto momento de vida", esto último me parece precioso.
Un beso
Gema

César Bardés dijo...

Efectivamente, ése es el discurso de "Bobby". Gracias a Carpet por la búsqueda que en eso siempre es un hacha. "Bobby" es una estupenda película llena de humanidad que a mí también me dejó con la plena seguridad de que los Kennedy eran gente que sabían conectar, que ilusionaban, que hacían creer. Hay una escena en "Nixon", de Oliver Stone, que a pesar de que la pusieron a caldo me parece una espléndida película, en la que el Presidente Nixon quiere beber un vaso de leche en plena noche y baja hasta la cocina. Allí hay un cocinero que le prepara el vaso y Nixon le pregunta. "¿Qué es lo que tenía de especial John Kennedy?" y el cocinero, con una cara nostálgica y pefecta, responde tan sólo:
- Él nos hizo soñar.
Hay otra escena magnífica de esa película en la que Nixon (soberbiamente interpretado por Anthony Hopkins) se acerca al fantástico retrato que hay de John Kennedy en la Casa Blanca y, con lágrimas en los ojos, dice:
- Cuando me ven a mí, ven lo que son. Cuando te ven a ti, ven lo que quieren ser.
Por eso siempre declaro mi admiración por los Kennedy, tanto John como Bobby. Y, por supuesto, cometieron errores y posiblemente estuvieron alguna vez del lado equivocado pero fueron políticos, hombres de Estado, que quisieron dar una oportunidad para que, al menos, la ilusión no formara parte de una élite.
Muy bonitos ambos comentarios, tanto los tuyos, Gema, como los tuyos, Carpet. Este blog, hoy, es un poco más grande.

Anónimo dijo...

Gracias a ti también, César. Despues de escribir mi comentario pensé que lo mismo no debía haberlo hecho porque no tiene nada que ver con tu entrada. Pero bueno, ya era tarde. Estaba escrito y no podía borrarlo. Muy bonitas las dos anécdotas que cuentas de "Nixon". Y tienes razón, estos Kennedy sabían conectar y llegaban a la gente. Cuando terminé de ver " Bobby", me quedé un rato en el sofá de mi casa pensando en ese discurso. Yo sé que los discursos de los políticos se los escribe otra persona, pero en éste se nota la mano de Kennedy. Te hace pensar, y mientras lo escuchaba no dejaba de sentir un escalofrío por mi cuerpo. Como una caricia en el alma.
Así que, una vez más, gracias a los dos. Es bonito compartir con vosotros el mismo corto momento de vida.
Gema

César Bardés dijo...

No hay ningún problema en pedir consulta a mí o a quien te lea en ese momento tenga o no que ver con la entrada. Me honra que lo hagas. Los Kennedy para mí representan una época de horizontes abiertos, quizá ellos serían unos golfos y demás pero, diablos, lo que daría por conocer a alguien capaz de crear una época así. Así que no tienes nada que agradecerme, en todo caso vaya por delante mi admiración porque aún hay gente como tu capaz de reflexionar por unas palabras que clavan sus flechas de ánimo en una gente que cada vez están más y más decepcionadas por la clase dirigente.
Gracias a ambos, una vez más

Anónimo dijo...

Tal vez Obama sea el nuevo Kennedy, o tal vez un bluff. Es probable que haya habido otros Kennedy en otros países, sin tanto vuelo y sin tanta difusión, no olvidemos que estamos ante los EEUU donde todo se magnifica, como en la casa de Gran Hermano de Mercedes Milá.
También el hecho de morir jóvenes, en plena actividad y asesinados los acerca más al mito, tal vez si hubieran cumplido sus mandatos y dejado tras de si inflación, crisis económica, alguna invasión a algún país poco defendible éticamente, etc. Tal vez, sólo tal vez si no se hubieran dado las circunstancias que se dieron en el caso de los Kennedy, estos no hubieran pasado de ser unos Clinton, unos Tony Blair o salvando las distancias unos Felipe González. Gente que generaron ilusión, que prometían un cambio y que efectivamente realizaron, pero no como la gente esperaba.
Obama vende esa ilusión también, la gente cree que cambiará el mundo, pero el mundo pesa mucho y los cambios no son radicales, nos conformamos con modificaciones suaves que lo hagan más habitable, más confortable, más próspero…Clinton, Blair, o González consiguieron eso para sus ciudadanos respecto del periodo anterior, sin embargo, el tiempo los alejó del mito de los Kennedy y serán más recordados por Monica Levinsky, por la foto de las Azores o por la corrupción y el GAL, que por las mejoras del bienestar que procuraron.
En este orden de cosas, y por hablar de cine en un blog de cine, es muy interesante la reflexión de “Ciudadano Bob Roberts” esa figura genera-ilusión tras la que se puede esconder algo más peligroso. Otra película que convendría revisar es “El candidato” con Robert Redford ofreciéndonos la imagen de hombre honesto preocupado por el bienestar de los más desfavorecidos que va perdiendo idealismo y va aceptando corromper sus principios según se va a cercando a la posibilidad de ser elegido.
Es curiosa la forma en que los Estados Unidos presumen de “su” democracia cuando revelan una y otra vez la trastienda tan poco democrática que se esconde tras sus instituciones más importantes.
Sobre “Dos cabalgan juntos” sólo puedo decir que me costó acostumbrarme a que Jimmy Stewart personificase al cínico, descreído y un punto cruel tanto como ver en Widmark al tipo honesto, honrado y bondadoso, pero una vez que entré en el juego de Ford que seguro que cambió los personajes tipo a propósito, no se me ocurre un casting más acertado. Y sobre el dialogo del río, cuenta en ese “enorme” libro sobre Ford de Joseph McBride que esa escena era determinante en la película y que mantuvo a los actores en la misma posición durante horas para captar lo mejor de ellos, de la luz, de sus rostros, de su dialogo. No recuerdo bien la anécdota (esta pérfida memoria) pero si el sentido.
Abrazos. Carpet

Anónimo dijo...

Acabo de enterarme de la muerte de Robert Mulligan coincidente casi en el tiempo con tu post sobre "Amores con un extraño". De Mulligan. no recuerdo haber visto "El otro", que me apetece mucho, y si claro disfruto como un enano cada vez que reveo "Matar a un ruiseñor", y es bastante divertida y conmovedora, "El proximo año, a la misma hora"...pero puestos a pedir un post especifico, casi que " La noche de los gigantes" me apetece mucho.
Western, trhiller, casi terror...es una película atípica dentro del genero, no tanto por su historia, lo que cuenta y sus personajes sino por la forma de narrarse, esa angustia que trasmite la presencia casi fantasmal del apache asesino que busca sin descanso lo que le han arrebatado.
En fin, es una idea a modo de homenaje.

Saludos. Carpet.

César Bardés dijo...

Evidentemente, tienes toda la razón, Carpet. Está claro que la muerte ayudó a construir el mito. Y que si hubieran cumplido sus mandatos, tal vez, la realidad hubiera sido otra. Sin embargo, y siempre con la distancia que otorga el no haber vivido en aquella época, yo sí que percibo una capacidad de transmisión que no tenían ninguno de los líderes que nombras, apenas cuento con el testimonio de mis padres que cuentan siempre, muy apenados, cómo se enteraron de la muerte de John Kennedy mientras estaban esperando para entrar en el cine en la Cafetería Manila de la Gran Vía de Madrid y cómo incluso llegaron a llorar porque percibían que ese hombre era distinto a los demás, y eso que era una época en la que España no era precisamente el paradigma de la mejor información. Ojalá Obama sea capaz de cambiar un poco las cosas, aunque sólo sea un poco y tengamos una esperanza en alguien que sepa llegar, llegar a todos.
Sin duda, por cierto, "Ciudadano Bob Roberts" es una excelente película, un serio aviso sobre el marketing político que esconde la amenaza de un fascismo terrible. Y "El candidato" es otra película que siempre me ha gustado y que quizá pueda verse como el reverso de "El mejor hombre", que ya he comentado en este mismo blog.
En cuanto a la anécdota que refieres del libro de Joe McBride es cierto que obligó a mantener a los actores en la misma posición durante horas, pero también obligó al equipo a meterse hasta la cintura en el agua (un agua bastante fría, por cierto) y, en concreto, el cámara salió empapado en barro. Ford hizo una toma espectacular y sólo hubo que repetirla dos veces pero, en ocasiones, era cruel con ganas en aras de su perfeccionismo y de sus encuadres de ensueño.
Muy buen comentario, Carpet.

César Bardés dijo...

Acabo de ver tu comentario sobre la muerte de Mulligan. Entre el artículo de hoy y eso no me había fijado. Por supuesto, anoto la idea y me quedo con "La noche de los gigantes" que es una de las mejores películas de Mulligan y quizá una de las más poco valoradas. Me pongo en ello. Dame un par de horas.
Y una vez más, gracias por la información.

Anónimo dijo...

Bueno, Kennedy durante su corto mandato tuvo tiempo de hacer alguna que otra pifia como lo de Bahia de Cochinos, pero aún así la gran mayoria lo adoraba. No sé, yo recuerdo que hace mucho tiempo me leí un libro, " Los mil días de Kennedy", que me acercó más a este personaje.
En cuanto a lo de Mulligan, yo también me enteré ayer de su muerte. Ya sabeis que yo por directores no suelo relacionar a las películas, pero empezaron a nombrar títulos dirigidos por él y claro, así ya lo situé mejor. Recuerdo que fuiste tu Car, quién me habló una vez de " El próximo año a la misma hora", La vi y me gustó. La he vuelto a ver alguna otra vez. pero yo me quedo con " La noche de los gigantes". me encanta esta peli. Peli de muchos silencios contrastados con miradas que dicen mucho. Muy bonita.
Gema

César Bardés dijo...

De Mulligan me quedo, desde luego, con "Matar a un ruiseñor" pero he de reconocer que si tuviera que elegir una segunda película de este director, me quedaría con "La noche de los gigantes". No hizo muchas películas, es un hombre de filmografía bastante corta, tan sólo 19 películas pero con títulos muy interesantes. Otro grande que se nos va. Y como dirían en "Matar a un ruiseñor": "Levántese, señorita, el señor Mulligan va a abandonar la sala".