Y es que el ser humano, por naturaleza, debería de ser algo más conformista con aquello que parece escrito para hacernos comprender el sentido de nuestra existencia. Quizá alguien pierda un hijo y sienta que aún tiene mucho cariño para dar y, al mismo tiempo, no se dé cuenta de que todo ese amor puede verterlo en el hogar que aún posee y que desea recibir ese regalo inapreciable. Buscar salidas sólo para vencer los traumas propios es un acto de egoísmo aunque siempre hay alguien que puede proporcionar algo tan simple como es la ayuda.
Lo que debería haber sido un apasionante tratado psicológico sobre todas estas cuestiones se convierte en una película que se esfuerza en andar por el borde mismo de la crueldad más terrible. Y así, en lugar de convencernos de los errores que se cometen intentando tapar las pérdidas, pasamos al puro espectáculo de resolución absurda que, además, destapa un agujero en la historia más grande que el ojo siempre abierto de una invitadora copa de vino. Justo en ese sitio donde se describe la pólvora explosiva que hace saltar la armonía por los aires, nos encontramos en el vacío de la inocencia infantil y de la vileza exaltada de la edad adulta.
Por eso, tal vez, podemos tener la certeza de que quien posee el auténtico equilibrio, quien atesora la valentía, quien se enfrenta con el problema en el momento adecuado es aquel que guarda silencio y que vive rodeado de ruidos lejanos y apenas inasibles. Puede que sea porque tiene la asombrosa capacidad de observar. Y es que los adultos, con tanta nieve extendida por el paso de los años, hemos perdido esa virtud. Sentimos, pero no conocemos. Amamos, pero no sentimos. Damos vida, pero no amamos.
Así pues, atrapados por los típicos tópicos del cine de terror de toda la vida y zarandeados por un sentido de los planos de inserción que parecen los de un niño recién adoptado, Jaume Collet-Serra dirige una cinta mucho más sobria y acertada que su anterior intento, La casa de cera, en la que, eso sí, nos hizo el inmenso favor de matar a Paris Hilton. Aquí no duda en hacer referencia a Hitchcock y a Adivina quién viene esta noche (hay que ganar un poquito, perder un poquito, tener un poquito de tristeza pero esa es la historia y la gloria de amar) y acudir en busca de Carrie, de Brian de Palma; de El buen hijo, de Joseph Ruben y de La mano que mece la cuna, de Curtis Hanson. El resultado es irregular, con ideas brillantes ensuciadas por el ansia de dejar demasiado evidente lo que ya está claro y con la infame colaboración de un Peter Saarsgard que parece estar en permanente estado de somnolencia.
En cualquier caso, se da lo que se promete. Una visita ardiente al horror que se agarrota en los sueños de cualquier adulto. Un viaje por el frío que recorre la crueldad que es espontánea en un niño. Una diferencia empapada en alcohol entre los dos mundos, separados por un abismo que nadie sabe dónde y cuándo se rompió. El juego de la música estridente, del atronador disparo, de la turbación en la mirada, del grito inesperado que, simplemente, pasa por allí. Es una mas de muchas. Y ahí, en algún lugar del camino, se queda la reflexión asesinada de una rebelión contra un destino que la vida se ha encargado de volver injusto.
5 comentarios:
¿El tratado psicológico llega a emanar del guión (aunque no esté bien desarrollado) o es un apunte tuyo, una idea de por dónde debería haber discurrido la historia?
Y la niña (jajajaja, la odiosa Esther, que yo tengo una hermana que se llama Esther y no paramos de decirle eso)... Y la niña, por supuesto, imagino que será adoptada, ¿no?. Leí en un foro que, despues de ver la peli, la gente iba a dejar de adoptar niños. Yo les contesté que algunos (yo) hemos crecido con el miedo metido en el cuerpo desde que vimos LA PROFECÍA y que, sin embargo, sí que tenemos hijos adoptivos.
En fin.... una niña, por su condición de adoptada, no llega a conectar con la nueva familia (culpa adulta) y se rebela contra su destino... y asesina.
Si es ése el argumento, vaya mierda de premisa...
Dime, dime, por fa...
Es un apunte sobre por dónde debería haber discurrido la historia, entre otras cosas porque el terror psicológico a mí me asusta bastante más que el que me enseñan con la explicación que dan en esta película.
Ya quisiera ser esta película "La profecía", una extraordinaria película todo sea dicho (y me refiero, naturalmente, a la versión de Richard Donner acompañada del "Ave Satani", de Jerry Goldsmith).
Y por lo que se ve, debe ser una crítica bastante mediocre porque la que se rebela contra su destino, sin duda es la niña, pero sobre todo es la madre, que pierde a un niño en un parto e intenta tapar ese vacío con una adopción...teniendo ya otros dos hijos y uno con problemas. Y con esto no destripo nada. Es el principio principísimo de la película.
¿Pierde a un niño en un parto y adopta a una niña tan mayor?....
¿La adopta pequeñita y causa problemas de mayor?
....................
Sin comentarios....
Y no, no es una crítica mediocre, es que camuflas muy bien para no destripar, jajajaja.
No, en serio, no calificaría ninguna de tus críticas de "mediocre". Y, la verdad de la verdad, es que tengo mucho trabajo y que estoy haciendo un esfuerzo tremendo para poder seguirte.
Desde luego, yo no sé dónde han estudiado algunos periodismo. Ni te imaginas la leyenda que te pone Miguel Angel a pie de foto.....
Jajajajaja.
"Al parecer, la película no es ninguna maravilla, pero la cara de la niña protagonista da un poco de susto".
A mí, a priori y sin haber visto la película, lo que me da grima es que utilicen a niños adoptados como elementos de terror, como si fueran momias, hombres lobos o casas encantadas. Como si fueran seres de otro planeta, de ultratumba, amenazas externas que atentan contra la familia.... De verdad que son inadmisibles estos tipos de planteamientos.
Bueno, gracias por el elogio. Y no, no te preocupes, no es en absoluta una crítica contra la adopción. Es que no te puedo decir más porque hay una explicación para todo. No la adopta de pequeñita, simplemente se queda impresionada por ser una chica muy madura y tener talento para pintar. Bordeo ya lo inadmisible. Yo creo que la crítica es hacia el intento de superar los traumas a través de una experiencia tan difícil como es la de adoptar, no en cuanto al hecho de la adopción en sí.
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