martes, 17 de noviembre de 2009

ENVIADO ESPECIAL (1940), de Alfred Hitchcock


Josef Goebbels llegó a considerar esta película como su favorita aunque no dudó en prohibirla para no menoscabar el concepto de su régimen en plena guerra mundial. Decía que era la muestra más representativa de lo que él quiso que fuera el cine de propaganda nazi. Y, por supuesto, se le puede colgar cualquier etiqueta salvo la de comulgar con el nefasto gobierno de horror y alienación que preconizaba el nacionalsocialismo.
Siendo una película de encargo, Alfred Hitchcock se atrevió a dirigirla con la condición de que le dejaran realizar primero Rebeca. De hecho, tal vez no se puede encontrar un intérprete más alejado de las pretensiones del maestro como el muy limitado (aunque en un par de ocasiones estuviera excepcional, sobre todo bajo las órdenes de Preston Sturges y Sam Peckinpah) Joel McCrea.
Por otro lado, Hitchcock era capaz de sacar petróleo de un argumento un tanto disparatado y lo que crea es una película endiabladamente trepidante, que no deja respiro, que te agarra de las solapas desde el valle de lo absurdo y lo eleva hasta las impensables cumbres del entretenimiento. Por el camino de ascensión, tendremos las necesarias cornisas de suspense, humor, amor e incluso algún risco de propaganda probritánica.
Así pues podríamos considerar, en base al ritmo que no a la rima, que Enviado especial puede ser un aceptable precedente de Con la muerte en los talones, tomando el suspense como parte de la acción y no como parte de la situación, algo recurrente en el cine de Hitchcock, maestro del adelantamiento de datos al espectador para hacerle sudar suspendido del hilo del aviso imposible.
Enviado especial no deja de ser una mera película de entretenimiento eficaz pero tratándose de un hombre de inspiración genial no cabe duda de que esta misma película, dirigida por cualquier otro, estaría destacada con letras de oro en las mediocres carreras de tantos y tantos nombres del montón que no sabían ni dónde colocar una cámara.
Agarren el cuaderno de notas y apunten. Los titulares de prensa quedan anticuados a la mañana siguiente. La corresponsalía delante del televisor es dura y deben coger al vuelo las declaraciones de la muerte.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

El hombre corriente heroe a su pesar. Constante en Hitch, dices que precursora de "Con la muerte en los talones" como también los son "39 escalones" o "Sabotaje"...y postcursora podría ser "Cortina rasgada". Los heroes no son superhombres son personas normales con las que el público puede identificarse pero que por circunstancias diversas o por azar están obligados a sus hazañas.
El motivo no importa, siempre mcguffin. La credibilidad menos, en esta peli tras una impecablemente dirigida persecucion automovilista, Mcgrea escapa cogiendo un camino hacía un molino mientras sus perseguidores continuan por una carretera recta con una visibilidad de kilometros. Los verosimiles, que decía Hitch, tienen muchos motivos para alzar la voz en esta peli. Los amantes del cine también.
Hitch mantiene la tensión, te inmiscuye en la intriga, te sumerge en el suspense, te bloquea la razon y te aguza los sentidos.

Sientes la aventura, los que no se dejaron atrapar que nos cuenten lo que no cuadra.

Abrazos, Carpet.

César Bardés dijo...

Y no sabes cuántos hay que no se dejan atrapar y consideran que las películas de Hitchcock son una tontería porque no siguen los caminos de la lógica. Truffaut decía que "Hitchcock te atrapa con su desarrollo, no puedes evitarlo" y tenía razón. Para él era mucho más importante el cómo que el qué. Como bien dices, los motivos no importan, importa el camino.
Buen comentario, Carpet

Anónimo dijo...

El final de esta película es fantástico y a mí me parece muy entretenida.

César Bardés dijo...

Lo es, estimado anónimo. Creo que el fin de la película está más que conseguido y es el de pasar un gran rato con un final que te mantiene en vilo. Es una de esas pequeñas joyas no muy conocidas de Hitchcock pero que deberían redescubrirse una y otra vez.