jueves, 21 de octubre de 2010

LA RED SOCIAL (2010), de David Fincher

Vale, lo confieso, no pertenezco a ninguna red social. Y es más: he rechazado cuanta invitación me ha llegado en ese sentido. Tal vez es que soy un sociópata consumado, o un tipo más raro que un cerdo a cuadros. Tengo mujer, hijo, amigos de carne y hueso, no busco plan y me llena mucho más ponerme una buena película o escuchar a Mozart que estar delante de un ordenador. Por eso siempre he creído que soy capaz de saber valorar los sentimientos de los demás y no trato a todo el mundo como si fuera un nombre en una pantalla.
Lo curioso es que viendo esta película, sabemos que la invención de la red social es lo de menos y que lo que Aarón Sorkin, el guionista, nos quiere relatar es el terrible deseo de todos los internautas de ser conocidos por una u otra causa. Aquél porque hace críticas on-line, éste porque se inventa unas oraciones que elevan el misticismo hasta el arte, el de más allá porque se liga a todas las chicas que encuentra, aquel otro porque le hace mucha ilusión conectarse a la red y comprobar que tiene ochenta y cuatro mensajes dirigidos a él, y así hasta el infinito. Y creemos que los que inventaron el asunto están al margen de las debilidades inevitables que surgen en ese universo de bits mareados, de posturas forzadas para parecer más fascinantes y de cotilleos malsanos para perjudicar gratuitamente a quien se haya puesto por delante. Pues no, señores. El que ideó todo esto era un tipo altamente asocial, consciente de su genialidad y, lo que es peor aún, deseoso de ser reconocido. La soledad era su meta y la consiguió rodeado de billetes verdes con los que debe entablar unas charlas agudas, brillantes y llenas de sarcasmo.
Por el camino, se dejó a su único amigo de verdad, cambió ambiciones por estrategias, no supo nunca el significado del cortejo y le traía sin cuidado utilizar a la gente para satisfacer sus necesidades y ser, sencillamente, el mejor en su campo. Y así estamos en una paradoja cibernética en la que buscamos desesperadamente compañía que no nos hable, pero que nos escriba; que no exista, pero que ponga en común sus sentimientos; que signifique conversación, pero que sea dirigida hacia donde nosotros queremos. De este modo, creamos expertos lingüistas de la mentira y consumados autistas en las relaciones personales. Por supuesto, todo ello es un negocio redondo, que enriquece a unos cuantos y proporciona un bonito chute de droga tecnológica a todos los demás.
Hay que reconocer que el guión de Sorkin es ágil y que Fincher, ese director cuyo primer nombre es embuste, vuelve a esa obsesión suya por la dualidad del individuo. Además, el trabajo de los actores es bueno, sobre todo el de Jesse Eisenberg y el de Andrew Garfield, siendo muy errático el de Justin Timberlake y terrible el de Max Minghella. Pero el caso es que no deja de ser otra historia de arribismos cruzados, de soberbias inducidas y de un monomaníaco con un ego del tamaño de la cúpula de San Pedro. Además de todo ello, frente a notables aciertos, Fincher se equivoca en algunas escenas hasta la saciedad (baste recordar el largo y pesado encuentro entre Eisenberg y Timberlake en la discoteca para sellar un pacto a gritos) consiguiendo, eso sí, que los fanáticos de las redes sociales se queden embelesados y exclamando con entusiasmo que han visto poco menos que la mejor película de la historia.
Más vale cuidar de esos tipos que protegen tu intimidad como si fuera suya, que te cogen de las solapas si te encuentran bebido y te llevan a casa. Alcoholizarse con una computadora puede ser una fiesta hormonal que alimenta la presunción hasta la obesidad pero en ningún caso es un consuelo para el solitario claqué de los dedos sobre un teclado. Uno de mis pecados desde pequeño fue que me sentía diferente y, perdónenme, no quiero compartir esa diferencia a través de un anuncio que dice lo que me gusta, lo que no y si abro las chapas de las botellas con los dientes.

21 comentarios:

dexter dijo...

Pues me ha sorprendido muy gratamente esta película de la que francamente no esperaba gran cosa en parte porque el tema que trataba me resulta en principio bastante ajeno. No soy un experto en informática ni mucho menos y es más, considero que los informáticos conforman una especie al margen de la raza humana y hay que echarlos de comer aparte. Por eso, aunque la película comienza con un diálogo bastante estimulante entre el protagonista y su novia, yo cuando empezaron a hablarme de bites, megabites, drivers y megadrivers, me dije, madreeee, dónde me he metido.
El gran mérito de Fincher en esta película – no, si al final va a ser buen director y todo ya verás tú- es convertir una historia en principio cerrada y sólo apta para minorías y expertos en la materia en una leyenda universal sobre temas como la ambición o la amistad traicionada. Yo creo que a la película le cuesta un poco arrancar en parte porque a Fincher le cuesta que nos enganchemos a sus personajes que son la esencia de la historia. Es muy difícil llegar a identificarse con el universo frikie que rodea el mundo de Internet y que retrata magistralmente la película. Pero llega un momento en que esa barrera se traspasa y la película comienza a fluir y a verse con interés y agrado. Y para mí eso se debe a una impecable labor de montaje y manejo de los tiempos. Sin él, quizá la película se me hubiera hecho bastante más espesa (hombre de ahí a comparar la película con Rashomon como he leído por ahí…)
Otra de las cosas que me gusta de esta película es que es de esas que generan debate después de la proyección, al margen de sus valores cinematográficos. Más que nada, porque, estemos o no estemos suscritos a red social alguna, nadie podemos abstraernos de este fenómeno. Sin ir más lejos tú y yo nos conocimos en un chat que no deja de ser una red social. Y yo ahora mismo, le estoy escribiendo estas líneas a una máquina con la esperanza de que esa misma máquina me devuelva otras tantas. Suerte que te he oído en el conversacines y pareces buen chaval, que si no a lo mejor seguía dudando de si eras un psicópata asesino. Suerte que uno de nuestros primeros contactos fue a través de una cosa que se llamaba “la imagen en el alma” y uno no está dispuesto a desnudar su alma en este medio así como así. Paradójicamente creo que quienes más van a sentirse defraudados con esta peli serán aquellos que se pasan la vida delante de un ordenador.

Carpet dijo...

Primero os diré una cosa realmente impactante. No he visto la película. Y así, como estáis ahora, completamente alucinados ante mi confesión y antes de que os lleguéis a preguntar: "entonces que chorrada vienes a decir aquí" comenzaré mi comentario que no va de cine, obviamente.

Leía el otro día a Javier Marias comentando algo que yo llevaba pensando hacía tiempo sobre todo respecto a Facebook, Twitter, twenti y similares...La absurda necesidad actual de no tener intimidad. Porque pese al paralelismo que comenta Dexter, sobre los chat, este blog y otras cibercomunicaciones, las redes sociales se basan en comentar tus chorradas cotidianas.
En aquel mítico chat, el punto común de las conversaciones era el cine aunque el humor siempre nos dirigiera finalmente al sexo. En este tristemente ni siquiera llegamos a tan interesante destino. Pero al fin y al cabo, es una forma de relacionarse, de comunicar, de discutir y aprender sobre un tema de nuestro interés.
Las redes sociales sin embargo se basan precisamente en cosas sin ningún interés real. Lo poco que he entrado o he visto o aun he escuchado (hay programas de radio que entre sus secciones está el comentar las novedades de los Facebook de famosos y músicos) los comentarios son del tipo : "Me estoy haciendo un sándwich de queso y luego veré la peli de Telecinco" ó "Me he comprado unas medías verdes en Calcedonia y ahora veo que no me pegan con la falda vaquera, no sé si cambiarlas"...Esto es, la mayoría son fruslerías que no tienen ningún interés y que los más allegados, aquellos con los que convives físicamente, escuchan con el piloto automático mientras te responden a su vez otra de sus sandeces vitales.
¿En qué se basa entonces el éxito de estas redes?. Obviamente una parte se debe a que la intimidad ha dejado de ser un valor. La tele lo demuestra día a día. Incluso los realities, y lo digo como verdadero aficionado a ellos, se basan en mostrar lo más posible de cada uno, su carácter, su comportamiento, su valor, su cobardía, su lealtad, su egoísmo,…incluso imponiendo les tareas que pongan a pruebas su personalidad.
Por tanto, quizá lo que nos llegue, lo que llegue a la sociedad, es que lo importante es mostrarse, contarlo todo, que se nos vea, cuanto más nos conocen más importantes somos. No tenemos que ganarnos los afectos con nuestros comportamientos sino abriendo las puertas de nuestro váter.
Pero…y dejo ahí mi pregunta, ¿No será una moda pasajera?, ¿Tendrá realmente recorrido?...No termino de ver que sea algo realmente con futuro, pero vamos, lo digo yo que acierto una primitiva un mes si y otro también…

Bueno, como veis yo siempre descentrando el tema…es un gusto que aun no haya puesto el lobo a uno de seguridad en el blog y pueda seguir entrando a incordiar.
Un abrazo y perdón por mis desvarios.

César Bardés dijo...

Pues aún siendo muy interesante tu comentario, Dex, me hallo más cerca de Carpet en cuanto a puntos de vista. El gran acierto de la película es que coge un tema para expertos y lo convierte en un tema universal porque las rarezas de la raza humana son comunes a todos, incluso a los frikis de la informática y de las redes sociales. ¿Que nos conocimos en un chat? Sí, es verdad. Un chat de una gente en la que coincidimos una serie de personas de bastante alto nivel humano y cinematográfico, lo cual hacía enormemente atractivo entrar, no sólo para darse a conocer (que, la verdad, darse a conocer entre una serie de desconocidos me atrae bastante poco) sino para aprender de los comentarios de otros, "ensanchar miradas" y demás. Cuando el tema empezó a degenerar es cuando dejé de entrar, ya no me interesaba. Había más frikis que se pasan todo el día delante del ordenador como modo de ocio (yo me paso el día delante del ordenador pero es que en algún sitio tengo que escribir lo que se me ordena) que frikis amantes del cine, de sus cosas, de sus discusiones, de sus aberturas y de sus resquicios.
Por otro lado, y cinematográficamente hablando, yo no considero a Fincher un gran director, no en vano digo en el artículo que su primer nombre es "embuste". No olvidemos que el guión de esta película lo firma un primera línea como Aaron Sorkin del que podemos recordar, por ejemplo, "Algunos hombres buenos" tanto en obra teatral como en su traslación a guión o las estupendas "El presidente y Miss Wade" y la muy poco valorada pero excelente "La guerra de Charlie Wilson". La mejor película de Fincher, creo yo, es "Seven" y ahí también atribuyo el resultado al guión de Andrew Kevin Walker (un tipo que escribió el guión en las pausas de quince minutos para tomar el bocadillo de su trabajo de oficinista). Y si repasamos un poquito más vemos que "The game" sí que es más una obra suya que de guión y, ni mucho menos, es una película redonda, como tampoco lo es la hipersobrevalorada "El club de la lucha" y que, quizá, la mejor película suya en cuanto a dirección es "Zodiac" porque sabe sortear los peligros de caer en el falso documental y dejar la resolución demasiado abierta. De "La habitación del pánico", mejor no hablar, y de "El curioso caso de Benjamin Button" ya hemos hablado sobradamente.
En cuanto a blogs y demás, cada uno persigue su objetivo y, como bien dice Carpet, hay una profusión enorme de blogs de una instrascendencia tal que dan ganas de vomitar porque, sinceramente, yo seré raro nº 1, pero es que no me interesa nada la obsesión por la horticultura ecológica a través del abono extraído del ganado vacuno de la Pampa o que un señor me diga que hoy ha tenido un día horrible y que se ha cortado las uñas en forma de estrella. Lo siento, sé que debe ser de un gran interés humano, pero lo mismo es que yo tengo muy poquito de humano.
Bien es verdad que Javier Marías es un declarado enemigo de cualquier cosa que tenga que ver con el mundo cibernético y lo ha dicho varias veces. E indudablemente, las redes sociales no os preocupéis, serán superadas en breve por cualquier otro invento surgido de la diabólica mente de cualquier otro geniecillo de Harvard, Yale, Cambridge, Oxford o Salamanca.
Y evidentemente, sí, este blog, además de para poner puntos de vista en común, también es para mostrarse porque internet ha dado la oportunidad de poder venderse a los que nos interesa prostituirnos por unas cuantas líneas de reconocimiento a cambio de unas pobres letras.
Dex, Carpet, ¿sabéis? Hoy he ido a la piscina para hacerme unos largos y la puta guarra de la tipa que estaba en la calle de al lado me ha pegado un arañazo en la tripa que me ha hecho sangrar como un cerdo en remojo. ¿Qué os parece?

dexter dijo...

Pido perdón por haber mezclado churras con merinas que es por lo que quizá no se me haya entendido del todo bien. Lo que yo quería decir es que me parece interesante el debate que suscita la película después de verla o incluso antes de hacerlo (ya ves que incluso Carpet ha opinado del tema aunque sorprendentemente no haya visto todavía la película). Evidentemente yo he metido todo lo referente a Internet en el mismo saco, pues las redes sociales, tal y como las planteáis me interesan más bien poco (hombre, Bardés si es muy grande la hemorragia entonces sí que me preocupa que yo te aprecio y tal, espero que no seanada) Y partiendo de ahí, si que se puede reflexionar sobre la incidencia que tienen las nuevas tecnologías en las relaciones humanas. Que es de lo que en definitiva estáis hablando. Ah, y otro tema interesante que trata la película y que no se ha apuntado aún es de la propiedad intelectual y sus límites que está tan de modaa ahora, y que también tela.
En cuanto a Fincher yo no lo considero un buen director todavía pero el rumbo que ha tomado de Zodiac hasta acá me hace albergar ciertas esperanzas. Incluyo ahí a Benjamin Button, aunque me dejó algo a medias, pero el hecho de que aceptase el reto de dirigirla me parece ya una declaración de intenciones. El club de la lucha es una patochada y tan hueca y vacía como las cabezas de algunos de quienes la ponen en el altar mayor. The game y La habitación del pánico no las he visto ni pena que paso. Seven me parece un trhiller algo más que estimable. Pues eso, quién sabe si el muchacho sigue así... Para mí, al menos ya se ha desmarcado de los Nolans, Arafnoskis y otros pirotécnicos varios de la edad modelna.

César Bardés dijo...

De eso no cabe duda. Oportuna la aclaración y, desde luego, hay que reconocer que el tema es de tremenda actualidad (muy, muy cerca del oportunismo, cosa que no va en absoluto a su favor). Cierto también es el tema de la propiedad intelectual que las nuevas tecnologías se han encargado de convertir en fronteras difusas del copieteo, la poligénesis o de Dios sabe qué, porque eso sí, justificaciones a millones que para eso hay que saber tocar los cojones (con perdón) y hay algunos que los tocan con maestría cual interpretación del Concierto nº 5 para cojón y orquesta de Beethoven. Cierto es también que Benjamin Button se queda un poco a medias siendo una historia mucho más prometedora aunque quizá hubo un cierto miedo a parecerse demasiado a "Forrest Gump". En cuanto a Nolan, es un tipo que me hace concebir ciertas esperanzas, como si, al menos, intentara algo nuevo, que no siempre le sale. Aronofsky ya sí que desde "Pi" me parece un frikicine hecho especialmente para frikis y desde una mentalidad friki.
Pues la verdad, se me ha desinfectado el arañazo (que son tres) al momento por el cloro y eso, que es como si te echaran lejía en una herida. Lo que pasa es que me ha escocido. Es que hay algunas que deberían cortarse un poco las uñas ¿no? Amos, no me joas. Perdonad, pero de tanto estar delante del ordenata, al final me vuelvo un malhablado.

dexter dijo...

Bueno, precisamente, aún sin negar que se trata de oportunismo, en este aspecto para mí Fincher se apunta un tanto. Vamos a ver el tío coge una historia que sucedió hace 4 días con personajes vivos y todavía en activo, y por tanto susceptible de polémicas por cuestiones de derechos, imagen, ... (así pasa que al hombre lo están friendo vivo). El tío lo lleva a su terreno, y nos habla de lo difícil y lo absurdo que es ponerle puertas al campo en materias como esta (ya has visto sin ir más lejos el capón que le ha dado la UE a la Sinde por lo del canon digital). Eso es oportunismo, sí, pero personalmente también creo que es un síntoma de personalidad por parte de Fincher.
Yo creo que lo que hace el Zuckenberg este es a partir de una idea global que le dan otros ir picando de un lado y otro para reconvertirla en algo diferente (como les dice a los litigantes en un momento del juicio no cree que ellos tuvieran ni los conocimientos ni la CREATIVIDAD necesaria para montar lo que el montó). Ahí esta la madre del cordero y el problema expuesto el problema en toda su magnitud. El resto, el hombre que triunfa y por el camino se va dejando amigos y trocitos de si mismo es tan viejo como el mismo mundo.
Por cierto, que esta tarde me acercaré al centro comercial a comprarmme la nueva versión del Street Warriors 5 que me han dicho que mola mazo. Luego igual llamo al Yoni y le digo de ir por ahí a tomar unas birras ¿te apuntas?

César Bardés dijo...

Sí, pero una creatividad que ansía reconocimiento desde una posición en la que él, realmente, cree que es superior a los demás. Ya te digo que tu visión es muy interesante y, digamos, que podemos abrir un interrogante sobre Fincher que, ojo, puede cerrarse en cualquier dirección.
Jo, qué suerte con lo de las birras, mira no voy porque sé que al Yoni no le va la cerveza negra que a mí me pone más que la Zeta Jones en bikini, si no, sí que iba. Por cierto, qué puntazo lo de Street Warriors ¿no? Aunque yo prefiero comprarme el último modelo de Reebok con rebote en el talón, ya te contaré, tío.

Carpet dijo...

Jo machos,porque sois machos, ¿no?.
Que interesante es vuestro debate sobre todo lo de las birras y eso.
A mi Fincher me da cosa, porque me encantó "Seven" cuando la vi por primera vez, aunque bastante menos cuando la vi por segunda o incluso tercera. Porque era una película diferente, porque la atmosfera era especial (esa lluvia continua), por unos títulos de credito de Kyle Cooper tan espectaculares y porque Spacey, Pitt y sobre todo Freeman estaban especialmente afortunados.
Sin embargo, me defraudó a partir de ahí, muchisimo en "The Game", una enorme tomadura de pelo que además partía de una buena idea pero se estropeó por caer en lo excesivo y porque creo que está hasta mal filmada, además en ningún momento te sientes personaje sino que eres un mirón de lo que le pasa a alguien (y eso para mi es terrible en una película). Algo parecido a "La habitación del pánico" cuyo único interés es Forest Whitaker, enorme actor no sólo en tamaño.
En cuanto a "El club de la lucha" me parece una memez digna de ser adorada por la pregeneración Nini como el no va más de lo interesante. No sólo es una peli tramposa, que juega peligrosamente con la inmadurez de aquellos que creen que han visto algo realmente bueno y para mi, es la peor actuación de Edward Norton y eso, voy a decir algo impopular, que las tiene malas, malas.
No he visto "Zodiac" salvo en episodios de un pase en el plus en el que el cansancio me venció y tengo pendiente "Benjamin Button" de la que mi mujer y mi hija cuentan maravillas, pero que aun no he tenido oportunidad de ponermela, que siempre encuentro un clásico que me apetece más.

Otro problema es la necesidad actual de encumbrar cualquier cosa minimamente llamativa, y así se consideran obras maestras por niñatos que apenas miran un peli de Ford porque es en blanco y negro cosas como la mencionada "El club de la lucha", el "Memento" de Nolan, película a la que no niego ciertas virtudes pero no hasta considerarla supermegaultra de la hostia o el "Pi" de Aranofski, incluso podríamos incluir alguna más, caso de Guy Ritchie o similares.

Bueno os dejo, que voy a firmar pagarés para que los proveedores cobren...ya, ya se que no tiene el mismo interés que vuestros arañazos piscineros o las cogorzas del Yoni, pero si desnudamos nuestra alma, la desnudamos y ya está.

Abrazos.

César Bardés dijo...

Básicamente, estamos de acuerdo en todo lo que dices, Carpet. A mí también me gusta "Memento" pero tampoco es que sea la ultraleche en rayos gamma. Además, siento dármelas de listo, pero adiviné el final sobre la mitad del metraje. Guy Ritchie también es verdad que está considerada por la generación Nini (qué buen nombre, y yo ofendido porque nos llamaban "Generación X"), como un tío megadivertido guay del paraguay con paraguas y enaguas y no tiene nada, nada. Me quedé, de hecho, bastante espantado cuando, atraído por los comentarios estratosféricos que le dedicaban los apóstoles de la nueva cultura, fui a ver "Snatch" y...sinceramente, es una de esas películas que me dejaron sin palabras porque la encontré tan mediocre, tan del montón chiribiribirón que empecé a pensar seriamente si yo tenía la cabeza bien amueblada o era un producto de la intoxicación de mi betún para zapatos.
Jo, tío, tu vida sí que es apasionante. Firmando pagarés para proveedores. Que digo yo que si no puedes firmar unos cuantos para que tú, el Dexter y yo nos vayamos a tomar unos gin-tonic al Arturo Soria Plaza que hay unas pibitas con pinta de maniquí de escaparate que parece que dan miedo tocarlas por si acaso se les va la pintura.

dexter dijo...

Bueno, si como dice Carpet los Ninis elevan a la categoría de obra maestra pelis como Memento o El club de la lucha pero en cambio son incapaces de enchufarse una de Ford o de Lubistch, en el pecado llevan la penitencia. Allá ellos, no saben lo que se pierden.
Yo vengo observando una tendencia a elevar a categoria de obras maestras y pelis chupimegaguays películas cortadas por un mismo patrón: argumentos enrevesados, intrincados giros de guión y sorpresa final con la única intención de epatar y a dejar con la boca abierta al respetable. Y lo que hace que directores de Nolan, paradigma de este tipo de directores, sean tan sobrevalorados. Claro, que este tipo de películas también tienen un riesgo, el efecto sorpresa se desvanece en un segundo vision y puede que si faltos de sorpresa en este segundo visionado te dediques a rascar en la superficie y te lleves el chasco. Es lo que le pasó a Shyalaman, aunque al indio al menos se le podía aplaudir dignidad en su forma de rodar (con excpeción de La joven del agua que me parece una gilipollez así con todas las letras). Yo en parte por eso destaco tanto este timonazo que parece haberle dado a su carrera de un tiempo a esta parte.

Dejémonos de Yonis, de Reebocks, de Street Warriors y demás y admitámoslo de una maldita vez: estamos hechos unos carrozones.

César Bardés dijo...

Oye, carrozón serás tú, so mugroso. Que yo estoy de toma pan y moja. En cuanto a que en el pecado llevan la penitencia, tienes razón. Lo que ya es una carga adicional de cilicio espinoso con puntas de pólvora es que, encima, te vengan dando lecciones (que me ha pasado) y si contestas con Ford o Lubitsch, te dicen que esas películas ya no interesan a nadie. Es la cultura de la relativización. Ya nada importa. Todo es relativo. Si Ritchie es bueno...¿para qué ver a Ford?. Si una película me sorprende ahora con esos colorines y esos efectos especiales megaguays del chupete, para qué voy a ver algo como "El golpe" (curioso, ésta tenía sorpresa y uno no se cansa de verla...¿por qué será?).
Yo en cuanto a Nolan, ya os digo que estoy a la expectativo sin atreverme demasiado a decantarme por un lado ni por otro. En cuanto a Shyamalan, voy a ser sincero. Me gusta mucho tanto "El sexto sentido", como "El protegido", como "Señales". El resto me parece muy mediocre. Y, desde luego, ya el último giro al cine más descaradamente comercial con el fin de obtener algo de comprensión con el temita de "Airbender", ya es de juzgado de guardia. Yo creo que es un tipo que ha rodado muy bien, que ha tenido buenas ideas y que se le ha machacado tanto que, al final, ha claudicado para obtener algo de aprobación y poder seguir haciendo cine. En el fondo, es un caso un tanto patético que cae por el sumidero estrepitosamente. Lo peor de todo es que, últimamente, al argumento enrevesado se le considera bueno y a los que ya hemos visto unas cuantas miles de cosas, les encontramos unos agujeros del tamaño de mis tomates del calcetín que nos parece de juzgado de guardia. Es lo que pasa por valorar a la ligera sin tener suficiente información. Ojo, eso no es obligación del espectador, eso es de los Ninis que me vienen diciendo que Aronosfky es el nuevo chupidire de la reostia.

Carpet dijo...

Aisss...y eso que cuando nosotros (digo los de mi generación a los que la X les quedaba aun lejos) ibamos al cine, lso supermegadirectoreschuopi eran gentecilla como Spielberg, Coppola, Lucas o Ridley Scott ( o el que dirigía con su seudonimo ). Y si estos nos parecían supermegas, pero como habíamos crecido viendo en la tele cosas de Hitch, Wilder, Ford o Huston, no era cosa de decir que eso no interesaba a nadie.
Hemos de reconocer que la culpa de la generación Nini no la tienen los ninis. Nosotros no hubieramos hecho el menor esfuerzo ( en aquellos entonces ) por conocer cine clásico si no lo hubieramos empapado desde enanos (la bondad de la tele única). De la misma forma que no leíamos poesia salvo que fuera para un trabajo escolar.

Es triste que Aranofski o Nolan, Fincher, Ritchie o incluso Shya les parezca hipermega, pero seamos realistas, aspiremos a poco...mientras les guste ir al cine, tal vez puedan llegar a apreciar otras cosas.

Es época de PS3 y Xbox, y he de decir, con conocimiento de causa que hay juegos que me parecen geniales y que contra eso el cine no puede competir. Sentirte protagonista de las aventuras de un émulo de Indiana Jones en "Uncharted 2" o respirar la atmosfera de puro cine negro en "Heavy Rain" es mucho más de lo que consiguen muchos consagrados en las salas de cine. (Comprobaréis que de carroza, nada)

Y, las cosa como son, llevo oyendo la calificación de peliculón a filmes que, para mi, son mediocres desde que tengo uso de razón. Ejemplos hay muchos pero no quiero molestar que se "Carros de fuego" tiene algún defensor en este blog o algún Allen u otras que ya califiqué como intragables en contra de la opinión histórica, lease Antonioni.

Abrazos.

César Bardés dijo...

Estoy totalmente de acuerdo en que ha habido una dejación tremenda a la hora de transmitir el entusiasmo a la generación Nini por el cine clásico, o, simplemente, por el cine bueno. Y quien dice cine, dice libros, dice poesía, dice música o dice cualquier otra cosa más propia de generaciones pasadas que presentes.
También estoy de acuerdo en que nosotros no nos hubiéramos preocupado por Huston, Ford, Hitch o Welles de no ser por la televisión, que entonces era un servicio público y servía para algo, y que se preocupó de programar ciclos y divulgar una obra tan importante como la de cualquier otro artista. En mi caso, tuve el suplemento de que mis padres me hablaban del cine como si fuera la mayor de las juergas, como si el ciclo de Marlon Brando fuera el sumun de la interpretación y yo lo veía me quedaba ensimismado. Varias veces he contado la anécdota de que la primera película que recuerdo haber visto en la tele es "La diligencia" y que me la recomendó mi padre, diciendo:
- Hoy echan "La diligencia". Es buenísima.
- ¿Sí? ¿Y quién la hace?
- John Wayne.
Y yo me quedé con ese nombre como si fuera, simplemente por su sonoridad, algo de resonancias míticas. Así, poco a poco, mi padre me fue descubriendo a Capra, a Burt Lancaster, a James Stewart, a Alfred Hitchcock (es de Hitchcock-decía- seguro que es buena), a John Ford, a Billy Wilder y su "Uno, dos, tres" que me hizo reír aunque no entendiera todo el trasfondo del asunto...
Cierto es que, mientras vayan al cine, estupendo. Lo que pasa es que la formación del espíritu crítico no debería descuidarse y más cuando unos carrozas como nosotros decimos lo buena que puede ser una película en blanco y negro y lo raro que nos miran. Que vayan, no quiere decir que no tengan que mejorar. Deberían mejorar. Otra cosa es que lo hagan.
En cuanto a los juegos...ahí sí me pillas. Confieso que los rechazo y que no estoy en la onda. Soy un carroza, snif, Dex tiene razón.
Y puntualicemos, a mí "Carros de fuego" me parece una buena película, tampoco me parece una obra maestra, aunque desde luego me parece mucho mejor que otra que salió aquel año y que tenía muchas más ínfulas de obra maestra como "Rojos", coñazo soberano a mayor gloria de Warren Beatty. En cuanto a Antonioni, sabes que te apoyaré siempre. Anda y que se vaya a aburrir a su tía.

dexter dijo...

Bueno,básicamente estoy de acuerdo contigo aunque si se me permiteme gustaría introducir un concepto en esta coyuntura que diría Danny Rose. Es verdad que por desgracia ya no contamos con aquella tele maravillosa de nuestra infancia y adolescencia, aquellas Sesiones de tarde, Sábado cine, La clave (madre mía, eso es la prehistoria ¿no?) aquellos ciclos excepcionales de Kate Hepburn o de Paul Newman. Pero bueno, también hoy se disponen de otros medios que antes no teníamos y no me refiero a los estrictamente ilegales que también hacen su papel. Y conviene no olvidar que aunque nademos contracorriente, tambien contamos con el suplemento del que habla Wolf y el papel que ejercieron nuestros mayores con nosotros también lo podemos ejercer nosotros, es responsabilida nuestra, creo que alguna vez he hablado de ello por aquí.
También me parece algo peligroso el argumento de Carpet, el de "bueno, mientras vean cine..". Y es que no se trata de cantidad sino de calidad, que yo creo que los ninis quizá vean más cine que nosotros el problema es que en vez de ver a tío Billy o a Kubrick ven Street Fighter o Colega, donde está mi coche. Y es la pescadilla que se muerde la cola; siempre se dice que nos da lo que pedimos, luego si consumimos mierda, lo más probable es que se nos devuelva más mierda todavía.

César Bardés dijo...

Pues también estoy de acuerdo contigo. Es muy peligroso tanto que no vean como que lo que vean sea de una calidad tan ínfima que a cualquier cosa se llama obra maestra. Y a eso tiende cualquier empresa, si se exige poco, se da muy poco, si se exige nada, no se da. Muy bien expresado, Dex. Te has ganado unas Reebok con suspensión lateral cruzada y rebote de puntilla en encaje de bolillos.

Carpet dijo...

Pues yo no estoy de acuerdo con vosotros y si conmigo (cualquier otra cosa hubiera resultado extraña y hasta bipolar). Y no sólo eso, sino que voy a tratar de explicarme encima.

La diferencia entre el consumo de mierda y el consumo de nada es la diferencia entre vivir y morir, y eso que es algo absurdo ilustra muy bien lo que quiero decir. La ausencia de alimento provoca falta de energía, imposibilidad de moverse, abotargamiento y finalmente la muerte. Los alimentos de baja calidad, provocan problemas secundarios, enfermedades, malos hábitos, falta de habilidades o incluso deterioros físicos, pero permiten vivir y si uno vive puede generar posibilidades de mejorar, probar nuevos hábitos alimentarios e incluso llegar a Ferrán Adríá al cabo del suficiente tiempo (esto es un enorme paso para el hombre pero sólo un saltito de la humanidad).

El mal cine siempre es mejor que ningún cine, porque en su esencia el cine es un espectáculo que puede llegar a ser arte. Como tal, el espectáculo debe entretener, divertir y alejar al observador de sus rutinas cotidianas. Si es muy buen cine, además conseguirá un montón de cosas más, tan positivas todas ellas, que las que las apreciamos nos gustaría que se produjeran de continuo. Pero al espectador al que le educas a ver, independientemente de que lo que vea inicialmente sea de calidad baja o dudosa, poco a poco irá percibiendo las bondades de aquello que supere las expectativas iníciales e irá mejorando y aun exigiendo mayor calidad en la oferta.

Sigo pensando es que es mejor el cine malo quenada. Otra cosa es que obviamente si la educación es mala, el criterio no puede ser el mejor, y así, aunque atufe nuestro olfato, tengamos que oler cosas como que Nolan o Aranofski son “la creme de la creme”, pero esto amigos míos, no lo pronuncia el joven indolente o la moza superficial. El principal mal de lo que comentamos es que ese tipo de calificaciones las hace el listillo de turno, el que va de cultural, el que se tiene por entendido, el intelectual, el que de manera inoportuna presume de erudición y conocimientos (el verdadero pedante), y el problema no es que lo haga sino que los demás den por bueno su criterio. Porque ese si que es el problema actual generacional, la vagancia intelectual, la pereza para pensar, la necesidad de que me lo den todo mascado, que me digan lo que es bueno y lo que no, evitar el esfuerzo de razonar, de elegir, de mojarse, de decidir.

Ale y aquí lo dejo, que me falta el tiempo. No sabía el tal Fincher que su peli iba a impulsar tan bizantino debate.
Abrazos.

César Bardés dijo...

Yo no creo que la diferencia entre el consumo de mierda y el consumo de nada sea la diferencia entre el vivir y el morir. El consumo de mierda, con perdón, te lleva inevitablemente a la muerte. Ahí está ese documental que, con grandes dosis de humor y con el título de "Super Size me" planteaba el hecho de que el tipo en cuestión se fuera a comer todos los días al McDonald´s con el límite de un mes. Aguantó hasta el día dieciocho porque comenzó a tener unos problemas coronarios de la ostia que exigieron su inmediata hospitalización o corría riesgo de un infarto inminente. Y ahí has dado con el clavo, Carpet. Hay una frase que me ha llamado poderosamente la atención: "Si uno vive, puede generar posibilidades de mejorar" y eso es algo que parece una condición inherente al hombre pero no...yo creo que eso se está perdiendo peligrosamente. La posibilidad y el ímpetu de mejorar no es algo que destaque sobre alguien que te dice con dos cojones que "el cine de Ford y de Lubitsch no interesa a nadie". Si alguien te dice eso (como si dice lo contrario, ojo) habría que preguntarle primero cuántas películas de Ford ha visto y cuántas de Lubitsch y cuántas piensa ver. Por otro lado, si alguien te dice eso, también está negando la misma esencia del cine (o de la música) que es la misma posibilidad intrínseca de ambas artes (que lo son) de descubrir siempre algo nuevo. De ahí, precisamente, nace el falso intelectual, el que tú llamas verdadero pedante (con mi permiso, claro), el que se ha visto la filmografía completa de Michael Bay pero ha sido incapaz de saber primero que John Frankenheimer ha sido su padre, y segundo que John Frankenheimer, si se ponía, te hacía una película de acción del copón bendito o una película dramática que te atrapaba las entrañas. Esa falta de criterio (que además está insultantemente disfrazada de sabiduría, con lo cual ya tenemos un signo evidente de que no se piensa mejorar) es la que hace el terrible daño de no exigir más al cine y de contentarse con cositas que, hace muchos años, hubieran provocado las carcajadas lacrimosas de un Howard Hawks o de un Alfred Hitchcock o de un Joe Mankiewicz. Al fin y al cabo, jóvenes indolentes y mozas superficiales ha habido siempre y siempre las habrá y el caso es que el "enteradillo" ve sustentadas sus teorías por esos jóvenes indolentes y esas mozas superficiales porque todo tiene que estar mascadito y respaldado y todo el mundo sabe que cuando tres dicen sí, no hay un no posible por muy cargado de razón que esté. Vivimos épocas de fascismo moral vestido de pantalones caídos y ni siquiera nos damos cuenta. Poco a poco, se nos imponen gustos porque es mejor, es más barato y vende más. Bizancio tuvo mucho más arte para repartir y más criterio para juzgar.

Carpet dijo...

Si en el fondo estamos más de acuerdo que en desacuerdo querido Wolf.
Aclaro antes que nada, que el vivir y morir es válido aunque yo no me refería a una persona habituada aun tipo de alimentación, al que de pronto le das basura o le matas de hambra, es probable que el destino final (por poner algo de cine malo) sea el mismo, esto es, la tumba, perto cabe la posibilidad que el organismo en un afán desesperado de supervivencia logre metabolizar alimentos para los que no estaba preparado y consiga finalmente sobrevivir aunque con ciertos efectos secundarios ( admitamos el mal menor)...tanto más si la mala alimentación se alarga en el tiempo y la evolución nos convierte (convierte a los que nos sobrevivan) en coprofagos. Es el nafda y morir o la mierda y la posibilidad de vivir.

Y si, reafirmo a pies juntillas todo lo que dices, el peligro del lsitillo es gravisimo porque forma opinión y porque en su egocentrismo no se permite dudar o aun darse posibilidades de una mejora que el cree máxima.

Pero, aun soy optimista, y podría rasgarme las vestiduras pensando en que lo mejor del cine se ha hecho ya y que todo lo que venga a partir de ahora no merecera nunca la pena, recluirme con nuestros clásicos preferidos y obviar la avalancha de tontadas que nos invaden. Sería una postura, en realidad juiciosa, pero me costaria, (nos y os incluyo porque aun tenéis esperanza). Y nos costaría porque aun creemos que cada vez que vamos al cine nos encontraremos con una nueva emoción, con una imagen que nos embelese, con una historia que nos atrape. Tal vez, lo sconsiga muy parcialmente pero con eso quedaremos recompensados.

Y además no sólo estamos nosotros, la esperanza es tal que pienso que vale la pena la lucha si logramos salvar la vida a alguno, y así si de doce mil millones de abotagardaos, listillos o pedantes, hay uno sólo que se plantea cosas y llega a buscar más...habrá merecido la pena el esfuerzo.

Abrazos positivos.

César Bardés dijo...

Eso es verdad, la esperanza es lo último que podemos permitirnos perder. Sí, en el fondo, yo también he estado reflexionando sobre nuestras palabras mutuas y he visto que estamos más de acuerdo de lo que parece. Seguimos esperando esas pequeñas dosis de sorpresa o de emoción que el cine puede brindarnos y muy bien puede ser algo cíclico, como también ocurre en otras artes, que ahora vienen una avalancha de tontadas y que, el azar o el destino, pueden juntar en años venideros otra generación de directores llenos de inteligencia y brillantez que vuelvan a llenarnos de ilusión y de cine de verdad. No tenemos por qué pensar que esto es el final. Puede que sea el principio, quién sabe. Mantengamos la esperanza. Mantengamos todo ese amor que guardamos para el cine, para el buen cine y sigamos intentando que,al menos uno, piense que merece la pena revisar lo que verdaderamente es arte para poder diferenciar lo que verdaderamente es basura.
Muy bien visto, Carpet, de nuevo.

Unknown dijo...

En primer lugar, antes de manifestarme... decir que me parecen muy interesantes vuestras experiencias piscineras y "birriles". Y es mas, si me arranco igual cuento yo alguna bastante interesante con la vecinita del quinto.. pero prefiero pasar al grano.

Ayer vi "la red social" y para mi ha pasado como algo intrascendente y de poco peso.

Tantas críticas buenas como he leido no han servido para que mi mirada viese algo mas interesante que un relato de lo que (en teoría) allí sucedió.

El debate sobre la red social es interesantísimo, pero lo es en si mismo y en eso creo que poco tiene que ver o afecta el visionado de esta película.

Los personajes me parecen descafenaidísimos en una parte y sobreactuadísimos en otra (Justin Timberlake me puso de los nervios con su "quiero destacar"). ¿Alguien me explica que carajo pinta la china?

Hay momentos de metraje aburridos, momentos que sobran, y momentos excesivamente topicazos (como el incluir una estructura de peli de juicios, con cara de antipatía de fiscal incluida) que no creo precisamente que sea "algo original" y creativo de estos directores de pirotecnia (como alguien los definió por aquí).

Sobre el debate de si son buenos o malos directores... pues mira, yo no soy amigo de generalizaciones.

Snatch a mi me gustó, claro que quizá me cogió muy joven y sin tanto poso cinéfilo en esa época, pero oye... me divirtió y me pareció original.

Seven me encantó en su momento. Y pelis como "The Game" (que estoy de acuerdo que es flooooja floooja) pues me dieron mas de una conversación entretenida con amigos, cosa que otras ni han propiciado.

Eso si, estoy de acuerdo en que el patrón de estos directores parece ser hacer una peli enrevesada, de ritmo videoclipero y con extravagancias para los Ni-ni, y solo algunos son capaces de salirse de eso y hacer algo diferente con un poco de sentido narrativo. (Rescato a Aronofsky por "El luchador" que me encantó. Eso si, soy consciente de que era una peli de encargo y a ver cuanto tarda en volver a sus paranoias).

Por cierto.. acabo de ver Anticristo de Von Tríer... mejor ni hablamos.

Saludos.

César Bardés dijo...

Estoy básicamente de acuerdo con lo que dices en todo, Chus. El tema es de actualidad (y muchísimo me temo que va a haber nominaciones para los Oscars) y hay mucha pirotecnia y demás historias. No es para tanto. Es más el tema que la película. De ahí también que yo diga en el artículo que Fincher se llama realmente "embuste", porque lo es. Es un embustero. Te disfraza de cine lo que es actualidad y, me temo, un tanto efímera y eso tiene muy poco que ver con el cine.
En cuanto a Von Trier, desde luego, en "Anticristo" está absolutamente provocador pero te hago dos recomendaciones de altura. A este tipo no se le puede negar su intento de innovar, lo que pasa es que no mide bien sus fuerzas y sus medios y a veces va demasiado a lo que va. Te digo las dos, que me parecen excepcionales: Una es "Europa", si no la has visto, cógela y véla en V.O. Maravillosa y sobrecogedora la voz de Max Von Sydow. La otra, es un experimento fílmico-documental no exento de crueldad titulado "Las cinco condiciones". Von Trier coge a un director danés que hizo un cortometraje de cierto éxito en los sesenta y le pide que rehaga con las mismas intenciones el mismo cortometraje cinco veces (creo) pero imponiendo cinco condiciones en cada ocasión. Durísimas, claro. Es todo un tratado sobre la búsqueda del ingenio sobre el mismo material que a mí, personalmente, me pareció interesantísimo.
Y es cierto, lo de Timberlake es de juzgado de guardia. Lo de la china es para darle una dimensión un poquito mayor que el grosor de una hoja de papel a Andrew Garfield. Creo que tiene muchas trampas la película, sinceramente.