viernes, 25 de marzo de 2011

EL RITO (2010), de Mikael Hafstrom

Toda película que tenga la osadía de tratar el tema de los exorcismos corre la enorme desventaja de ser comparada con El exorcista, de William Friedkin y, aunque en esta ocasión hay inevitables elementos en común, no cabe duda de que también existen algunas novedades que indagan en el escepticismo y en el siempre resbaladizo terreno en el que se mueven aquellos que se sitúan en el mismo umbral de la incredulidad.
Y es que la ausencia de valores suele ser el caldo de cultivo ideal para que la maldad siembre su cosecha de confusión y descreimiento. Es perfectamente lícito que la película plantee el problema desde la óptica religiosa y de esos inexplicables fenómenos de posesiones demoníacas que los mortales de a pie nos apresuramos a calificar de sugestiones, locuras o desgastes psíquicos provocados por el desequilibrio. Es más, me atrevería a decir que en ningún momento se huye de esas mismas excusas porque los dos casos que se plantean surgen a raíz de sendos traumas dolorosos para la mente. Es más fácil dejarse seducir por el Diablo que por Dios y los dos son igualmente difíciles de identificar.
Sin embargo, a pesar de que no es una película para la historia, sí que contiene algunos aciertos que comienzan y terminan por los múltiples registros que exhibe un actor como Anthony Hopkins, cuya maestría se eleva muy por encima del relato. Él consigue que la escena parezca poseída por un halo divino del signo más conveniente y que todo muera un poco cuando no está. Él es lógico y es expeditivo. Él es fe y también agnosticismo. Él es actor y admiración. En una sola de sus miradas están contenidos los dos lados de la cruz. Y es que, dentro de su arte, el Diablo camina con paso decidido porque está claro que para creer en el Maligno, primero hace falta creer en Dios y que si no hay una fe inquebrantable no se puede vencer a ese supuesto enemigo que habita en todos nosotros y que sólo se desarrolla en unos cuantos.
En otro acierto de guión, también se sugiere que, igual que el Diablo entra en las personas, Dios también puede hacerlo sutilmente diciendo una frase que, en algún momento, ha podido ser importante en las vidas de cada uno. Los exorcismos pueden ser los últimos recursos psicológicos ante una medicina que se ve impotente para adecuar sus tratamientos a una exageración perversa del dolor y del rechazo a cualquier acontecimiento que nos debilita y nos hace falibles. Sólo la verdad puede salvar. Y no hace falta que sea gritada en el interior de una iglesia que, cada vez, se halla más lejos de sus fieles y se niega a una renovación en la mirada y en las actitudes.
El cine, en su inmensa grandeza que algunos se empeñan en reducir, ha indagado con frecuencia en el lado más oscuro del rito católico y ahí delante tenemos cuál es el procedimiento para realizar un exorcismo en el que muy pocos creen. Si Dios existe, su sabiduría es de tal magnitud que incluso nos ofrece la opción de no creer en Él y no por eso el Diablo campa a sus anchas por los cuerpos y almas derrengados de una creencia que jamás se hace visible. Dios existe si ayudamos. El Diablo existe si respiramos.
No es una película de terror por mucho que los que ponen el dinero hayan querido venderla como tal. Es sólo un cuento religioso, presidido por la carencia de fe ante la presencia constante de la muerte. Aunque, en algún instante, uno puede llegar a pensar que el Diablo si que anda por las calles, en la crueldad moral que nos invade, en la falta absoluta de ganas de echar una mano a los demás. Yo creo que conocí a alguien así una vez. Vendía lotería, se creía muy guapa, se juntó con un macho cabrío y disfrutaron de los pecados de la carne mientras arrastraban por el lodo a personas que dependían de ella. Es la prueba de que el demonio puede estar a la vuelta de la esquina.

9 comentarios:

dexter dijo...

Vaya, yo había elegido esta semana "Never let me go" y de hecho estaba convencido de que te tocaría hablar de ella. A mí me pareció muy interesante, me gustó bastante, aunque, eso sí, salí hecho polvo del cine. Y es que ahí, los demonios sí que están a la vuelta de la esquina.

Es que a mí lo de los exorcismos...

César Bardés dijo...

Pues sí, debería de haber hablado de ella pero, en fin, otras circunstancias lo hicieron imposible. Esa la tendré que ver como simple espectador. Y por supuesto que los demonios están a la vuelta de la esquina, incluso es posible encontrarse dragones.
Pues "El exorcista" no está mal, hombre. Después del tremendo error que supuso "El exorcista II", debo reconocer que "El exorcista III" me acojonó bastante con un George C. Scott dando lecciones sobre diablos. No en vano, el propio escritor de "El exorcista", William Peter Blatty, quiso dirigirla para que no fastidiaran como hicieron en la primera. Y aquí, la película es muy, muy justita pero está Hopkins, que sigo pensando que es un actor muy inteligente porque en lugar de caer en lo facil que hubiera sido seguir el registro de Hannibal Lecter, no lo hace y crea algo no necesariamente mejor, pero sí diferente.
Los exorcismos...transversal del Diablo...

César Bardés dijo...

He querido decir que William Peter Blatty quiso dirigir la tercera para que no la fastidiaran como hicieron con la SEGUNDA. Esto sí que es el Diablo, el Alzheimer.

dexter dijo...

Bueno, yo es que soy muy cagueras, y no te lo vas a creer pero a mis veintitantos aún no me he atrevido con "El exorcista" figúrate tú. A lo más que he llegado en lo que a citas cinematográficas con el maligno ha sido a "La semilla del diablo". He de reconocer que "El diablo sobre ruedas" también me dio bastante yuyu. Y qué decir de "Las diabólicas" magnífico film francés. El remake de los 90 con la Sharon Stone debía ser también bastante terrorífico pero en otro sentido, me temo.

Asi que como soy tan así, te hablaré de diablos cinematográficos más simpáticos. Como ése que le decía no a Don Ameche con el genio Lubitsch como testigo. O ese otro que vestía de Prada y que tenía el rostro y los rasgos de Meryl Streep, incomensurable, que demostraba que ella solita es capaz de levantar por si sola una película por boba que esta pueda parecer en un principio. Había otro diablo, demonio en este caso que vestía de azul en una película muy olvidada y que a mi me encanta. Hay películas que parecen estar hechas desde el infierno con un Johny Deep que también se las tenía que ver con Satán en "La novena puerta". Otras que te dan ganas de decir "al diablo con el diablo". Recuerdo con agrado "Los dientes del diablo" con Anthonny Quinn de esquimal. Y "La burla del diablo", que me pareció mortalmente aburrida, claro que Huston la debió concebir más como una reunión de amiguetes que como una película.
Te paso la bola, Bardés. Responde antes que el diablo sepa que has muerto.

César Bardés dijo...

Perdona la tardanza, pero es que estaba muerto. Ahí tenemos "La profecía", de Richard Donner con el inolvidable "Ave Satani", de Jerry Goldsmith. O al diablo con el rostro de Ray Walston a la caza de almas en la liga de béisbol en la estupenda "Damn yankees". O al comedor de huevos duros con delectación que era Robert de Niro en "El corazón del ángel", de Alan Parker. O a su primo-hermano Al Pacino haciendo de las suyas entre los abogados (¡qué casualidad!) en "Pactar con el diablo". O el angelical rostro de Liz Hurley en la pelicula de Harold Ramis "Al diablo con el diablo" reversionando a Raquel Welch en "Bedazzled", con Donen tras las cámaras.
Diablos, tengo que volver a la tumba...

Carpet dijo...

Juer casi m epierdo esta y quedan 10 minutos para que suene el timbrazo y pueda decir eso de Yabadabaduuuuuu...
Voy rapido.
Lo de Liz Hurtley y angelical rostro en "al diablo con el diablo" no me suena nada, será porque andaba yo perido y duispuesto a pecar una y cien veces por esas mìernas que se mostraban con sus minusculas minifalditas.

Otro diablo notable era Gabriel Byrne en el 6º dia derrotado por Suache, que ese es mucho tio.

Y Harvey Keitel también era Lucifer en esa chorradilla gamberra llamada "Litle Nicky"

Podría seguir pero perdería el brontosaurio...

Abrazos.

César Bardés dijo...

El diablo también tenía el rostro inquietante de Viggo Mortensen en "Ángeles y demonios", de Gregory Widen, con Christopher Walken de arcángel Gabriel, que por cierto, debe de ser un ángel bastante guerrero porque está en todos los "fregaos". Y así, que yo recuerde...
Tengo que volver a la cuarta planta, pierdo el ascensor.

Carpet dijo...

Bueno ya ando algo más repuesto y dispuesto.
Me suena que repetimos transversal o casi, pero no hay que hacer ascos a nada, que es gratis.

Tiremos de memoria, en mi caso corta.

Recuerdo a Rebecca de Nornay defendiendo al diablo, personificado en ¡¡Don Johnson!! (¿que diría Melanie?), en una malisima película de Lumet "El abogado del diablo".
Guillermos del Toro se calzó un western hispano con fantasma en "El espinazo del diablo" y nos trajo a su hijo un par de veces con "Hellboy".
Si hablabamos de estrella infantiles y mencionabamos a Jessica Alba, podríamos recordar una película de comedia-terror adolescente bastante divertida (a mi me lo parece) "El diablo metió la mano".
Preminger no supo si veía un "¿Angel o diablo?", y Harrison Ford tardo en darse cuenta de que el mismisimo Brad Pitt era "La sombra del diablo".

Bueno, en otro orden de cosas, ya vi "El cisne negro", si encuentro otrto rato me paso por su post y dejo mis impresiones.

Abrazos.

César Bardés dijo...

No hay que olvidar ese diablo divertidísimo interpretado por Billy Crystal que guía por el ascensor del pecado de almas a Woody Allen en "Desmontando a Harry". O al diablo de Jack Nicholson diciendo aquello de "¿La mujer es un error o es que Dios nos la jugó a propósito?" en "Las brujas de Eastwick" o a Roseanne Barr dando caña a lo guai en "Vida y amores de una diablesa". Por cierto, estas dos películas no me gustan nada.