jueves, 26 de mayo de 2011

SIN IDENTIDAD (2010), de Jaume Collet-Serra

Arthur Miller decía en su obra Las brujas de Salem que lo peor que se le puede hacer a un hombre es quitarle su identidad. Sin ella, ningún ser humano es nada porque pierde el elemento oficial de diferenciación que se ha establecido para saber quién es quién, para conocer su vida y sus costumbres, para tener una idea de dónde viene y hacia dónde va. Y el terror se apodera del propietario de ese nombre inexistente cuando no tiene respuestas para ninguno de esos interrogantes.
Jaume Collet-Serra parece que ha querido introducir el miedo que produce la pérdida de la identidad en esta película recordando qué se es y qué se ha sido pero sin nada que corrobore esa versión. Ante todo porque vivimos en un mundo en el que cualquier hijo de vecino miente y finge para parecer algo más de lo que realmente es. Y es absolutamente cierto que ese pequeño detalle como es la pérdida de cualquier pista sobre la identidad es un proceso de evidentes connotaciones kafkianas en las que podemos perdernos por culpa del capricho inherente a cualquier sistema burocrático.
Y no cabe duda de que el público sale encantado de la película. Se ha pasado bien, se ha asistido a unas cuantas escenas de acción hechas con destreza, hay un actor creíble como Liam Neeson y resulta un auténtico encanto volver a ver a Bruno Ganz en plena forma y dibujando en su rostro todo un hechizo de tiempos peores de grato recuerdo.
Pero pronto a Collet-Serra se le va de las manos el enredo y comenzamos a ver algunos vacíos en la historia que no cuadran demasiado con lo que se nos quiere contar. Y lo que es aún peor. Todo tiene un aroma a El caso Bourne que parece que no estamos viendo más que una segunda mirada sobre el mismo asunto.
Berlín, qué duda cabe, es un maravilloso escenario, lleno de frialdad y grandeza, para cualquier historia de espías que se precie y la verdad, si no se piensa mucho en ello, hasta se puede romper en tímidos aplausos al final de la proyección. Lástima que siempre hay algún desaprensivo dispuesto a analizar los resquicios y jirones que va dejando atrás el entramado y se huelen las trampas al igual que se van recordando detalles que van dejando todo en un mero ensayo de cierto ritmo con secuencias bien rodadas.
Vídeos indiscretos, maletines extraviados, bombas dispuestas, la improbable donación al mundo de un príncipe árabe bienintencionado y hasta arriba de petrodólares y de un científico que es una auténtica hermanita de la caridad, suplantaciones de personalidad, dudas perversas sobre la autenticidad de alguien que dice ser biotecnólogo aunque en ningún momento demuestre ni el más mínimo conocimiento de la materia, la chica inocente que ayuda tanto que parece nacida para una persecución... Son tantos tópicos hilvanados que, poco a poco, la misma película parece que va perdiendo su propia identidad para ser una simpleza comercial que procura pasar bien rápido por los posibles errores para que el más avezado no caiga demasiado en la cuenta. Así, de una forma tan fácil como inocente, el título sólo es uno más, un estreno por ahí perdido que se olvida a los cinco minutos de salir de la sala, se han pasado dos horas en un suspiro y vamos a cenar, cariño, que tanto frío en la pantalla me ha dado hambre.
Ah, si, además hay un engaño que resulta espectacular y es ni más ni menos que la memoria, esa gran traidora, rellena los espacios en blanco y damos por hecha una verdad porque en ella se mueven los recuerdos con ganas de ser ciertos y, de paso, se evita esa incómoda afirmación de Alfred Hitchcock en la que decía que “una película no es demasiado buena si se basa en un flashback que es mentira” como a él le pasó en Pánico en la escena y cuya honrosa excepción podría ser Sospechosos habituales. Y voy a poner un punto final a todo esto porque, ahora mismo, no sé si he ido al cine o he estado haciendo una oreja a la plancha mientras planeaba lo bien que me iba a quedar un artículo que yo no debería haber escrito.

6 comentarios:

dexter dijo...

No nos líes, Bardés, que yo creo que sí has estado en el cine, vaya puedo dar fe y todo, que a mí también me parece una delicia ver a Bruno Ganz actuar, de lo poco que se puede rescatar de esta película tan poco memorable y que hace honor a su propio título. Y sí luego está Dianne Kruger que aparece muy guapa y Berlín que sale muy bella. Pero mucho me temo que esto no es mérito de Collet Serra, sino de Diane Kruger por ser tan guapa y de Berlín por ser tan bella.
Vamos, que si de la película de Woody salías con ganas de ir corriendo a la agencia de viajes para coger un billete para el fin de semana, en esta sales diciendo "Ayss que bonita es Berlín", tendré que ir un día de estos."

Por lo demás, la peli es un refrito de muchas pelis. A ti te recordó a Bourne pero porque eres un modelno. A mí me retrotrajo a "Cortina rasgada", "El fugitivo" y "Frenético" (si hasta cuando se meten en la disco me creía que iba a salir la Grace Jones cantando el Libertango). Qué manía con ver tanto cine y que luego todas te parezcan iguales, tú.

Carpet dijo...

Nada de Bond, ni de Powers, mucho menos de English o Maxwel Smart, aun qeu cuando hago el rídículo y no son pocas veces recuerdo vagamente a estos dos úñtimos. Tampoco Bourne o Liam Neeson, que no soy tan moderno ni tan acelerado.
Yo soy más bien Selmo, An Selmo, que diría aquel, una versión cañi del gran James Coburn en Flint, con la particularidad de que yo no lucho contra una sociedad secreta de mujeres que quieren gobernar el mundo, sino que obedezco ciegamente cualquiera de sus deseos incluso intento adivinar alguno antes de que lo formulen, no sé si dominarán el mundo de los demás, pero el mio lo tienen entregado desde hace mucho.

En cuanto a esta peli me apetece menos que comerme un cuscus en un puesto ambulante de la plaza de Marrakech, creo que mis gustos se hiperoccidentalizado despues de esta visita a un interesante lugar al que probablemente no volveré si está en mi mano.
Hitch, Polansky, Bourne, Harrison Ford, Tommy Lee Jones, caramba, cuantos referentes para una película que os parecido tan poco....ya puesto hablando de Berlin os podrías haber acordado del tio Billy y su puerta de Brandemburgo al ritmo de "1,2,3", no me diréis que no os tomasteis ni una coca-cola.

Abrazos.

César Bardés dijo...

Es cierto, Dex, llega un momento en que todas las películas te parecen iguales. En cuanto a lo de modelno...eso no me lo había dicho nadie, mira por dónde. Y sí, Berlín es muy bonita, con mucho encanto y muy fría, la cabrona.
Es posible que el hecho de que Berlín salga tan bien y Dianne Kruger tan guapa sea culpa de ellos y no de Collet-Serra, eso es muy posible. De todas formas yo me olí un poco el temita cuando resulta que el biotecnólogo maneja un coche en plena persecución como si fuera la leche en verso. Curioso, por culpa de una escena de acción que es lo que a la gente le priva, resulta que adivino el temita.
Oye, oye, Carpet. Que yo sólo he metido la referencia de "Bourne" y, si acaso, la de Hitch pero en plan negativo, y no referencial. En cuanto a Berlín, chico...a mí es que me pierde el "melange"...

dexter dijo...

A mí el que me alucina es el Neeson, lo espabilao que es pa algunas cosas, y lo tonto que es en otras. Y por cierto, a quién se le ocurre guardar el Dni en una maleta cerrada con combinación antes de facturar en el hotel?

Carpet dijo...

Bueno, bueno tu hablaste de Hitch en negativo y el maño se trajo la "Cortina rasgada", no te digo más. Berlín bien pudera ser un nuevo destino de este agente no secreto que me habéis adjudicado , pero la señora Merkel se empeña en reducirnos las vacaciones, supongo que también estará dispuesta a que nos equiparemos los salarios.

Hay un viejo dicho español, del uqe renegaba yo hasta hace no mucho..."nos engañarán en el sueldo, pero no en el trabajo"...Será cosa de pensar que no les faltaba razón a quienes lo decían.

Abrazos.

César Bardés dijo...

Y llena de dinero, que hay que ver el fajo de billetes que le da a la Kruger... Aquí hay un ejemplo de lo que se ha dado en llamar "truco del maletín" que es esa caja mágica que soluciona todos los problemas así como de repente.
Y en cuanto a la Merkel, Carpet, no sólo eso, sino que supongo que igualará las ventajas sociales, como, por ejemplo, y sin ir más lejos, el permiso de maternidad cobrando un 70 % del sueldo...durante los tres primeros años del bebé. Envidia cochina, se llama, que no soportan nuestro estilo de vida.