viernes, 26 de abril de 2013

TESIS (1996), de Alejandro Amenábar

El cine es el ojo que todo lo ve, incluso aquello que no se quiere mirar. Es un instrumento de ocio que, como todo invento, puede llegar a ser perverso. El asesinato en directo es una consecuencia del morbo que nos invade y que nos hace ser más perros que espectadores. Y la brutalidad del hombre se puede intuir sin ninguna dificultad porque no hace falta que la tengamos ahí, delante de nosotros, a través del rostro que sufre lo indecible hasta que llega la muerte consoladora. Ya sabemos que el hombre es un animal que disfruta con la sangre, que es el mayor depredador de todos y que no tiene piedad porque hace tiempo que se le heló el corazón. Basta con que unos cuantos hombres sin alma decidan hacer dinero grabando la muerte en directo, el asesinato inmediato, la tortura instantánea. Así, y solo así, se logra saciar esa ansia que nos reconcome y que insiste, una y otra vez, en ver lo prohibido, lo que se cuece en otras casas, las personalidades de los extraños y, por supuesto, la bestialidad inherente a todo ser humano.
No siempre el tipo más atractivo que se sienta en el pupitre de al lado es precisamente quien posee más talento. Puede que, detrás de esa fachada bonita, de ese encanto natural, se halle una bestia feroz, deseosa de devorar todo cuanto toca. O, tal vez no, puede que ese fulano sea realmente un tipo con el estilo suficiente como para encandilar a todo el que se le acerca. Más bien, es preferible creer que aquel desarrapado, aquel desgraciado que va con camisetas negras de algún grupo heavy de moda sea el autor de lo más pornográfico que se pueda grabar en celuloide y que no es otra cosa que el asesinato lento, sádico y brutal. Aunque ese chico, de melenas y ademanes descuidados, puede ser solo un infeliz que trata de llamar la atención por una vez en su vida, uno de esos compañeros que todos los que, por una razón u otra, llegamos a pisar una facultad hemos tenido. ¿Quién sabe? Quizá detrás de cada director hay muchos mundos que se pueden llegar a descubrir o no, depende del genio que atesoren.
Sin apenas presupuesto, con una historia original y mucho entusiasmo, Alejandro Amenábar dio su primer golpe en el Festival de Berlín con esta película. Rabia propia de la envidia española aquella que reniega de su intento tan solo porque se encuadra dentro del cine de género. Tal vez fuera demasiado joven, demasiado arrogante, demasiado ambicioso. Eso es para los que les gusta devanarse los sesos con razones que exceden lo cinematográfico. Lo cierto es que supo crear un suspense que parecía más propio de Chicho Ibáñez Serrador en sus dos magníficas incursiones en el cine como fueron ¿Quién puede matar a un niño? y La residencia que de un joven estudiante de la facultad de Ciencias de la Información. Es verdad que no se puede hacer cine con cualquier cosa y eso es algo que Amenábar ha tenido que aprender con el paso del tiempo pero nadie puede dudar de que su rotura de cascarón fue algo más que una simple tesis estudiantil sin más interés que el de la mera curiosidad.

4 comentarios:

Carpet dijo...

Esverdad que en "Tesis" se adivina algo más que el talento que luego ha llegado a demostrar Amenabar. Es una de esas óperas primas tan interesantes que de vez en cuando nos regala el cine, de esas que son grandes películas en si mismas (esta me lo parece con algún defectillo de juventud) y que se prolongan en el tiempo tanto como la carrera del director. Salvando las distancias no son muchos los que consiguieron tanta cosa en sus inicios (Huston, Scott, Kane,...)

Creo que no sólo es un buen ejercicio de cine de género, sino que consigue algún punti de reflexión más que interesante, sobre el morbo de la atrocidad, sobre lo atractivo del mal, y quizá dada nuestra edad y nuestar experiencia universitaria sobre esos laberintos no sólo materiales en los que se convertía la vida en la facultad.

Abrazos bien mirados.

César Bardés dijo...

Estoy totalmente de acuerdo en que, siendo una película de interés, tiene defectillos de juventud propios del entusiasmo de un director novel que apenas sabía cómo poner en pie el castillo de naipes que es cualquier película. Se nota precipitación en algunas secuencias y también hay un cierto intento de alargar la historia cuando el espectador ya sabe más que de sobra todas las claves del misterio que se plantea.
También es cierto que no sólo es un buen ejercicio de cine de género y que ese morbo de la atrocidad (al cual nos acercamos como algo comúnmente aceptado a pasos agigantados) es algo que resulta atractivo en sí mismo. Lo de la vida en la facultad, quizá, me parece la parte más floja o, tal vez, la parte que menos le interesa pero aún así, incluso tomada como parábola de esos laberintos universitarios que comentas, llega a ser interesante.
Abrazos licenciados.

Anónimo dijo...

"Tesis" no es una película, es un "milagro", en efecto puede que Amenábar no contase con muchos medios para hacer esta película, pero los que tiene los usa tan bien... (y fíjate que esos mismos elementos hubiesen servido también para hacer la típica bazofia de terror adolescente). El otro día pillé en la tele un pase de "Los otros" y me pareció admirable también el uso de todos los elementos (ya con una mayor producción lógicamente). Superior a "El sexto sentido" en donde la trampa incluso está menos oculta. Admirable como ese otro ejercicio de estilo que es "Abre los ojos", quizá la peli más "olvidada" de Alejandro.

Abrazos cum laude

César Bardés dijo...

Tienes toda la razón en que con esos mismos elementos cualquier otro le hubiese salido un "terror teen" de vergüenza ajena y que el tipo sabe manejar lo que tiene con maestría. Yo creo que "Los otros" y "Abre los ojos" son excelentes películas, muy bien llevadas, con una mano más firme incluso que en "Tesis". Ahora bien, también creo que "Mar adentro" y "Ágora" son películas que están muy bien, lejanas quizá a ese género que él domina tan bien y en el que se muestra claramente superior (tal vez es uno de esos directores que, cuando tiene exceso de medios, pierde creatividad) y yo creo que hay muchos territorios del cine de suspense y de terror que están inexplorados y que Amenábar debería intentar tocar. Es una opinión personal pero, dando por sentado que es un director de valía, creo que dio el salto a otros géneros demasiado pronto.
Por cierto, pido disculpas a los ingenieros porque sé que aborrecen "Ágora" por las chapuzas históricas que se atribuyen a Hipatia de Alejandría pero, cinematográficamente y para un lego en tales materias, funciona con eficacia. Yo creo que, incluso, es una película que hubiera merecido mejor suerte.
Abrazos reivindicativos.