martes, 7 de mayo de 2013

MARTY (1955), de Delbert Mann

¿Es que los hombres feos y gordos no pueden tener sueños? Son solo sueños sencillos, sin grandes ambiciones. Quizá ser propietario de una tienda, tener a una buena chica al lado, disfrutar de los domingos y, de vez en cuando, tomarse una cerveza con los amigos. Son sueños estúpidos, insignificantes, pura nada en medio de la ciudad. Pero lo difícil es encontrar a esa buena chica que rellene los enormes huecos vacíos de su vida. El hombre gordo y feo no sabe qué hacer los sábados porque ya ha sido rechazado demasiadas veces, ya ha llorado en silencio más de lo que puede aguantar, ya se ha sentido triste un sábado tras otro. Tal vez lo mejor es quedarse en casa, viendo la televisión, con una cerveza en la mano y una bandeja con la cena. Sin pensar en nada, solo dejando que los segundos transcurran uno tras otro y siendo el siguiente exactamente igual al anterior. Es el destino del hombre feo y gordo.
Y es que no hay nada más triste para un hombre alegre que sentirse triste. Está deseando reír, disfrutar de las aceras en largos paseos al lado de alguien que despierte su corazón aletargado y, lo que es más aún más importante, que él sea capaz de remover algo en otra persona. Querer y sentirse querido. ¿Hay algo más importante que eso? Una historia pequeña para hablar de sentimientos grandes. Con Ernest Borgnine hablando sin parar, sin freno, de su casa, de su ingrato trabajo como carnicero, de su madre, de la muerte de su padre, de su cuñado, de sus hermanos, de Italia que es de donde procede su familia, de sus tiempos en la escuela, de aquella oportunidad que tuvo de entrar en la universidad y que se truncó porque se puso a trabajar para suplir la falta de su padre, luego el ejército y el volver a comenzar con su madre siempre ahí, queriendo lo mejor para él pero también vigilando su propia soledad. La ciudad y los sábados. La tristeza. El hombre feo y gordo.
La chica aparece. No es tan fea pero es tímida. Es buena. Tiene sentimientos claros y limpios. También ha sido rechazada muchas veces porque no se viste a la moda, no puede tener la conversación intrascendente que se estila en la noche de los sábados y no se siente a gusto con nadie. Hasta que aparece el hombre feo y gordo. De repente, después de un rato de charla, se da cuenta de que sí, de que está cómoda, de que ese hombre que tiene delante es tan bueno como ella, de que tiene un corazón más o menos del mismo tamaño y de que, sobre todo, es tierno y algo ingenuo. El mundo cambia. Y la espera ya no tendrá esa mirada suplicante sobre el teléfono. Será un mirar lleno de ilusión. El hombre gordo y feo está hecho para ella.
Los amigos presionan, la madre presiona. Nadie quiere a la chica porque, al fin y al cabo, el hombre feo y gordo no debe dejar nunca de ser feo y gordo. Tiene que seguir siendo el errante vagabundo que se arma de paciencia para tener algo que hacer un sábado y que cuida amorosamente de su madre. Pero esa no es la respuesta. El hombre feo y gordo, pletórico de entusiasmo, como un niño que descubre que hay muchas salidas, golpea con el puño una señal de tráfico y corre, corre hacia la felicidad que muchos hombres guapos y delgados han ansiado antes.

9 comentarios:

Carpet dijo...

La verdad es que esta película es algo más gracias a Borgnine. Aunque habla de muchas cosas de muchisimo interés tiene tanto de tópico que a veces lo da todo demasiado mascado, demasiado facil. Sólo gracias al gran Ernst uno llega a sentir más cosas que las que la trama nos cuenta.

Un merecidisimo Oscar principal para un actor lleno de maravillosos papeles secundarios. Un oscar que se llevo delante de las barbas del propio Spencer Tracy que ese mismo año le había dado una paliza con una sóla mano en "Conspiración de silencio". El oscar de un veterano frente a la juventud explosiva de James Dean en "Al este del eden".

Un gran actor de esos que hacen que una película sea mejor de lo que era. al menos para mi.

Abrazos gordos pero no feos.

César Bardés dijo...

Si, tiene mucho de tópico...pero ahora. En la época no era muy corriente mostrar una historia de amor entre un hombre feo y gordo y una mujer no muy guapa y tímida. Es verdad, por otro lado, que Borgnine otorga una profundidad al personaje que hace que haya muchas lecturas humanas sobre la historia pero, sobre todo y ante todo, su labor es doblemente difícil porque esa profundidad que tiene la coloca con una maravillosa ternura que no abandona en ningún momento.
Habría que recordar, en todo caso, que la versión de "Marty" que se hizo para televisión no fue interpretada por Borgnine sino por Rod Steiger y que esa fue, precisamente, la primera opción de Delbert Mann para interpretar al personaje. Steiger lo rechazó porque no quería encasillarse en papeles de feo y gordo (¿?).
En todo caso, vuelvo a ponerme en el momento en que se hizo y esta película encantaba a todo el mundo porque era muy cercana a los que vivían en aquella época. Por supuesto, me la descubrieron mis padres.
Abrazos tímidos pero verdaderos.

Carpet dijo...

Y salimos ganando porque Steiger no dejo nunca de ser un buen secundario, pero yo creo que a años luz de Ernst. De hecho su oscar a mejor actor principal yo creo que tiene un papel más bien secundario, el principal era el de Potier. Tal vez era un reconocimiento tardio a su mejor papel en "El prestamista" de Lumet.

Cierto lo que dices de la época, probablemente Marty en estos tiempos no tendría mucho sentido,...aunque espera unos años,...Tal y como decía el domingo Javier Marias en su artículo en El Pais Semanal, corren tiempos en los que "Que bello es vivir" vuelve a tener sentido.

Abrazos tiernos

César Bardés dijo...

Yo creo que sí salió ganando la película porque Marty Piletti es un personaje de más carne y menos método. Borgnine le da esa carne, esa espontaneidad precisa para un hombre que no tiene nada para ser feliz y lo es con poquita cosa.
Lo que dices de Steiger con su Oscar y "El prestamista" tienes toda la razón. Yo también creo que fue un reconocimiento tardío a ese papel.
Cada vez es más bello vivir, sí, porque cada vez es más difícil. Y es la época propicia para que haya más sueños, pero también más frustraciones. Esto se hace, a veces, muy cuesta arriba.
Abrazos encallecidos.

Carpet dijo...

Pues mira que tengo trabajo y sin embargo no me despego la idea de la cabeza. Que andaba yo dandole vuieltas al tema de Marty y más concretamente al de los gordos y feos y me decía a mi mismo que es un personaje que aparece muchísimo en la historia del cine...¿Por qué no dedicarle un transversal?.

Que el gordo, feo y simpático es un personaje recurrente, ya sea que lo interprete John Goodman en "Argo", en "Fallen", o en "The artist" o el mismisimo Oliver Hardy, porque no se puede negar que en "El gordo y el flaco" Stan Laurel es el personaje principal.

Hay una opción que nos lleva al vejete entrado en carnes que interpretaría tanto Walter Brenan en, por ejemplo, "Rio Bravo"; o Slim Pickens en su fugaz aparición en "La huida".

Hay otra opción que nos ofrece amigo gordo negro, en este caso entre negro y cachas hay una diferencia muy pequeña puesto que suelen medir el doble que cualquier ser humano normal, pero lo mismo es por constitución. Por ejemplo Ving Rames en "Misión imposible" o Michael Clarke Duncan en "Armageddon".

Pero los gordos entrañables son paisaje habitual en el cine, y no hay niguno mayor que aquel "insoportablemente divertido" que fue Gordie en "Los goonies".

Abrazos con sobrepeso.

César Bardés dijo...

Antes de continuar el transversal propuesto (más que nada porque yo mismo me podría incluir en lo de feos y gordos) quiero puntualizar algo que os pongo en exclusiva, ya que lo cuento en mi próximo libro. Cuando Steiger rechazó el papel de Marty Piletti, Delbert Mann estuvo a punto de tirar la toalla porque creía que ningún otro actor podría encarnar a Marty como él. La solución vino por Burt Lancaster, a la sazón uno de los productores de la película (recordemos su productora, de las mejores de la época, Hecht-Hill-Lancaster) y recomendó a Ernest Borgnine porque había trabajado con él un par de años antes en "De aquí a la eternidad", de Zinnemann. Mann vio de nuevo la película y quedó horrorizado por la brutalidad que emanaba del personaje de Borgnine. Lancaster, aún así, insistió porque dijo que "Borgnine era uno de los hombres más dulces que he conocido". Mann hizo una prueba con Borgnine y cuando la revisó, quedó convencido antes de que pasaran diez segundos. Ernest era Marty.
En cuanto a gordos y feos, bueno, tenemos al propio Michael Clarke Duncan encarnando a un ángel en "La milla verde", innumerables son los ejemplos que se podrían poner con John Goodman, desde "Always" a "Matineé", una sorprendente película de Joe Dante. Borgnine mismo daba la vida por su jefe, Pyke, en "Grupo salvaje". Andy Devine es uno de los gordos más afables del cine desde "La diligencia" a "El hombre que mató a Liberty Valance".Si me apuras, Edmond O´Brien también estaba bastante fuera de carnes y sus interpretaciones siempre me han parecido intensas y creíbles, desde "Con las horas contadas" hasta el propio "Grupo salvaje". Victor McLaglen era gordo, feo y simpático en muchas películas, desde "La legión invencible" hasta "El hombre tranquilo" pasando por "Fort Apache". E incluso se podría decir que James Cagney estaba bastante fuera de línea y era un auténtico terremoto en "Uno, dos, tres". Será por grasas..
Abrazos dietéticos.

Anónimo dijo...

Yo cuando habéis abierto la lata del transversal gordos me ha venido a la cabeza enseguida el tío ese que se pone morado hasta reventar en la escena más famosa de "El sentido de la vida". Pero luego me he acordado de lo desagradable que me resultaba el capitán Quinlan de "Touch of evil" y precisamente creo que su aspecto físico ayudaba mucho a ello. Este Orson era un genio hasta para eso. Y también, claro, de Robert de Niro y la dieta criminal que tuvo que llevar para hacer de Jack Lamotta en "Toro salvaje".

En cuanto a "Marty" a mí me parece una película muy especial, a contracorriente de lo que se hacía en la época. No me parece una casualidad el detalle de que en "Quiz Show" al personaje de Turturro le hagan fallar en el concurso con la pregunta de que película ganó el Óscar de 1955. No era una película al uso. Borgnine está estupendo y lo mismo Betsy Blair, en un personaje no muy alejado del que hacía en "Calle mayor".

Abrazos desde la báscula

César Bardés dijo...

Por no olvidar, en el colmo de la generación, al gordo que cae bajo su propia gula y ante las amenazas del diabólico asesino de "Seven"...Por cierto, Robert de Niro también engordó con su dieta criminal para encarnar a Al Capone en "Los intocables", después de lo cual y debido a los problemas coronarios que tenía dijo que ya no lo iba a hacer nunca, nunca más, palabrita del niño Jesús.
Yo también creo que "Marty", además de especial, es fundamental. Cuando salió no era una película al uso y, de hecho, la forma en la que está realizada parece que puede llegar a ser el pistoletazo de salida para el neorrealismo americano porque tiene mucho, mucho de película europea a pesar de que, a diferencia de los europeos, destila un considerable optimismo.
En cuanto a Betsy Blair, fíjate, aunque está maravillosa en la película dando vida a esa chica paradita, sin gracia que tantas veces nos hemos encontrado y que hemos desechado cuando salíamos de ligue, quizá uno de los problemas con los que tiene que lidiar es que no es tan fea. A mí me parece incluso atractiva. Por cierto, además de ser la señora de Gene Kelly, parece ser que era una mujer de esas de armas tomar. Militante izquierdista, no despegó nunca su carrera porque fue incluida en las listas negras y solo pudo lograr el papel de "Marty" porque el propio Gene Kelly amenazó con dejar de rodar para la MGM, a la sazón productora-distribuidora de la película, si no la dejaban estar por culpa de las listas negras. Lo bueno es que logró el Oscar, se divorció de Gene Kelly, se vino a Europa a rodar cosas como "Calle Mayor" y se volvió a casar, esta vez con Karel Reisz, conspicuo representante del "free cinema" que ahora todo el mundo recuerda por "La mujer del teniente francés".
Joer, qué puesto estoy. Esto de escribir libros ahoga a cualquiera.
Abrazos desde el teclado. Me vuelvo a mi último capítulo.

César Bardés dijo...

Me apuntan, no sin razón, que Betsy Blair no ganó el Oscar por "Marty". Es absolutamente cierto. No lo ganó, aunque sí fue nominada. La ganadora de aquel año en la categoría de mejor actriz secundaria fue Jo Van Fleet por "Al este del Edén" (tampoco era mala esa interpretación, hay que reconocerlo). Gracias por el apunte-soplo que me han hecho y mis disculpas. Eso pasa por tirar de memoria y no contrastar el dato.