viernes, 24 de mayo de 2013

AMADEUS (1984), de Milos Forman

      Yo soy un hombre vulgar, pero os aseguro que mi música no lo es.

Y así comienza a forjarse una leyenda basada en melodías que, de tan solo oírlas, el espíritu humano se engrandece y toma forma. Tal vez en una serie de imágenes fúnebres, con un oscuro coche de caballos tirado por guardianes del infierno, o con una máscara imposible que esconde la risa tras lo adusto y la seriedad tras lo hilarante; o con el éxtasis de un teatro entero, abarrotado, con asistencia real, que aplaude a la genialidad y la olvida en el momento de salir por la puerta. Salieri busca la perfección para alejarse de la mediocridad, ignorante de su propia valía. Mozart es un mediocre dotado de perfección, ignorante de la responsabilidad que emana de su privilegio aunque arrogante hasta la irritación. Y ahí es donde se entabla una batalla entre estos dos hombres. El camino de la genialidad, la absurda creencia de la intervención divina en el reparto de dones, la seguridad de que esa música, inigualable, única, emocionante y anímica, irá a pasar a las futuras generaciones como arte…La envidia como estilete punzante que acabará por estrangular la genialidad. El deseo del plagio convertido en una noche febril de confusión y verdad. La música como placer. La música como dolor. La certeza de no ser nada al lado de los gigantes.
La humillación es un paso más dentro del sendero de la creación. Una melodía arreglada hasta el infinito con solo una escucha. Ser mágico cuando los demás son solo humanos. La insidia llevará a la pobreza. Pero la inspiración es algo que lucha con denuedo por salir a la luz. Solo así se podrá apreciar la limpieza, la sutil y quebrada sucesión de corcheas, el jugueteo travieso de una música que, desde el mismo momento en que sale de la pluma, es eterna. Más allá de envidias que no perduran. Más allá de soberbias que son solo deseos impuestos para recoger el halago y la vanidad. Más allá de la inmediatez del éxito. No hay premios para el segundo. Solo bendiciones bienintencionadas que acaban por minar el espíritu y ahogar el alma.
Milos Forman puso en juego a otro de sus locos admirables y, sin embargo, con un matiz reprochable para decirnos que toda genialidad tiene sus compensaciones pero también sus desprecios. Quizá Wolfgang Amadeus Mozart supo que Dios estaba de su lado pero no quiso hacer música para Él sino para los hombres. Quizá Antonio Salieri fue todo lo contrario. Él supo que Dios estaba del lado de Mozart y no quiso hacer música para los hombres sino para Dios y así se perdió el honor de esta vida, el honrado parecer de la aristocracia musical y también la estima sobre sí mismo. Y cuando un hombre pierde esa estima, solo le queda el camino de la locura, de la absoluta mediocridad, del reconocimiento grisáceo de haber sido un mero comparsa en una época que otro dominó.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Enlazando con el post anterior, os diré que a mí sí me parece definitivamente una obra maestra que suelo revisar de cuando en cuando (me la tiendo a reservar para Navidades que tengo tiempo y parece una época muy ad hoc). El comienzo me parece espectacular, y sublime también el final con ese progresivo descenso a los infiernos del genio. Conceptualmente me parece muy interesante el hecho de que se aborde la figura de Amadeus desde la perspectiva de su rival. En este sentido, la película se convierte en un tratado sobre la imperfección y la envidia. Y visual y técnicamente perfecta, con cada cosa en su lugar y como tiene que ser.

En fin, ojalá a Baz Luhrman no se le tiente nunca adaptar a Schaffner porque el "María Antoieta" de Mari Sofi quedaría a la altura de la obra maestra. ¿Te imaginas ese travelling supersónico por las calles de Salzburgo o los palacios de Viena? quita, quita, la carne de pollo se me pone solo de pensarlo.


Chaplin, Hawks, Forman, chico, estás que lo tiras últimamente.

Abrazos exquisitos

César Bardés dijo...

Y la elección de la banda sonora...jejeje...bueno, no, en serio, creo que Forman hace gala de un estupendo sentido musical, sobre todo en ese principio que comentas a los sones de la Sinfonía 25, inquietante a más no poder, ilustradora perfecta del tormento que sufre Salieri.
Estoy bastante de acuerdo. Me parece una película muy cercana a la obra maestra. Magistral, desde luego, en algunos pasajes. Con una dirección de actores excepcional y todo un tratado, como bien dices, sobre la imperfección y la envidia y muy en consonancia con esa debilidad del ser humano de echar la culpa de las mediocridades propias a Dios.
Hablando de Luhrmann...¿no os parece altamente extraña esa obsesión suya por los carteles publicitarios? ¿Reminiscencias de su paso por el mundo de la publicidad, tal vez?
Uy, Chaplin, Hawks, Forman...y lo que te espera. Ya verás, ya.
Abrazos halagados.

Anónimo dijo...

Conociendo a Baz Lhurman el "Rock me Amadeus" de Falco se antojaría indispensable.

Con respecto al virtuosismo formal de Forman ,valga la cacofonía, me gustaría añadir algo. Cuando se estrenó en el cine "Las amistades peligrosas" todo el mundo alucinó con la excelencia de esta gran película - ¿hace un conversacines? Pero, ojo, que ese mismo año llegó también a la pantalla "Valmont" que a mí al menos me parece un film muy válido.

Obviando la casualidad casualidosa de que ambas películas coincidiesen en el tiempo, creo que el interés del film de Forman radica en aportar el punto de vista de un personaje diferente que para colmo encima si no tengo mal entendido resulta más fiel al texto original. En relación con el reparto, de acuerdo que el de el film de Frears es impresionante, si bien Firth y Benning aguantan más o menos la comparación con Malkovich y la Close; otra cosa es la pobre Meg Tily frente a la Pfeiffer que ahí si que no, claro.

Ays Forman, se puede decir que en paridad es otro clásico, un europeo que termina haciendo su carrera en Hollywood como los grandes de la época dorada. "Alguien voló sobre el nido del cuco" sigue siendo un películón impresionante por la que no pasan los años. Tengo que recuperar pronto esa otra película escondida suya que es "El escándalo de Larry Flint". Eso sí, por lo de "Los fantasmas de Goya" deberían haberle quitado el carné de director de cine.

Abrazos con disparates

César Bardés dijo...

Efectivamente, "Valmont" es un film muy válido pero sigo creyendo que la versión de Stephen Frears, más allá de la excelencia de los intérpretes (mucho, pero mucho más ajustados que en la versión de Forman). De hecho, prefiero a Malkovich antes que a Firth por la lascivia interna que desprenda, lo cual me hace mucho más creíble su personaje en la degenerada aristocracia. Y el plano final de Glenn Close, desmaquillándose y tragándose la humillación, vale más que un montón de carreras. Lo de Meg Tilly y Michelle Pfeiffer no hay comparación. Y me creo también más a Uma Thurman que a Fairuza Balk.
Estoy de acuerdo en que Forman es una gran clásico. Me gustan sus películas, incluso a "Los fantasmas de Goya" le vi sus virtudes porque conseguía captar el universo tenebroso del pintor y me encanta ese plano final que inspira finalmente, como quien no quiere la cosa, uno de los más famosos cuadros de Goya. Eso sí, lo de Bardem no me gustó. Por decirlo bien, no me gustó nada su interpretación porque le dio un aire macarra a su personaje que no le pegaba ni con cola. Muy Luhrmann, por cierto.
Te olvidas de otra gran película de Forman, al menos para mi gusto, que es "Ragtime" con un increíble Howard Rollins y una maravillosa despedida del cine de James Cagney.
Abrazos histéricos.

CARPET_WALLY dijo...

Bueno, quizá tarde y a destiempo, llego para decir que pese a que no comparto vuestra pasión por "Amadeus" estoy de acuerdo en que Forman es un virtusos y que suele dar con la tecla cuando toca...y si habláis de "Valmont" y "Alguien voló sobre el nido del cuco", pero yo que soy un poco a contracorriente prefiero sobre todas sus pelis una, "hair" y no soy capaz de considerar virtudes técnicas o la dirección de actores o los recursos formales...Sólo sé que cuando empiezan a sonar las notas me atrapa del todo y que no puedo ver y escuchar el "Manchester-England-England..." con la cara de Treat Williams sin que se me ponga un nudo en la garganta...siento que el que se embarca para Vietnam soy yo.

Abrazos hippis

César Bardés dijo...

Bueno, es que como recientemente habíamos hablado de "Hair" pues no se me ha ocurrido incluirla, pero, por supuesto, te doy la razón. Es una película, ante todo, emocionante. Sobre todo para aquellos que, alguna vez, hemos pensado que la amistad es lo máximo que nos puede ocurrir.
Embarcamos todos en ese avión. Por cariño, por empatía, por ósmosis o por fotosíntesis pero lo hicimos todos.
Abrazos modernos.