martes, 25 de marzo de 2014

A SANGRE FRÍA (1967), de Richard Brooks

Las lágrimas de muerte se reflejan en un rostro lleno de dolor por la lluvia que cae, incesante e implacable, al otro lado de la ventana. El lamento es por una vida que jamás se vivió y por una muerte que acompaña desde siempre. La rabia tiene que ahogarse con la soga de una horca y el crimen, perpetrado por el pueblo, es tan execrable como el que cometieron los dos reos. Es un asesinato a sangre fría por parte de todos. Es una demostración de cómo se puede matar a los dos lados de la ley.
Vagabundear por carreteras perdidas es algo desolador. Pasar cheques falsos proporciona unos minutos de risa cómplice y ya está. Luego vuelve esa sensación de decepción, de que toda la vida es una farsa que no se ha sabido vivir sencillamente porque nadie se ha ocupado de enseñar cómo se hace. Los asesinos somos todos y siempre pagan los más inocentes. Se ejecutaron a seis personas. Dos culpables y cuatro inocentes.
Late la sangre con fuerza después de ver esa imagen que lleva al mismo infierno. La oscuridad se cierne sobre el ánimo porque la película ha llegado a rasgar el pellejo y las motivaciones son tan crueles y tan inútiles que solo se quieren cerrar los ojos ante unos hechos admirablemente narrados por Truman Capote y versionados con extraordinaria profesionalidad por Richard Brooks. Viendo en imágenes esa novela de no-ficción, uno puede oler el cuero de la chaqueta de Perry, a medias un aroma cansado y animal. Se puede intuir el retorcimiento cobarde de Dick que lleva por bandera la raíz familiar y no duda en abandonar los lugares en los que debe estar. Se puede compartir la tensión del Inspector Dewey, ansioso por comprender por qué y sin hallar, de ninguna manera, todas las respuestas. Se puede sentir el calor del hogar de los Clutter corrompido por la sangre que ha sido derramada sin razón, solo porque unas cuantas frustraciones y una buena cantidad de rabia se agolpa en las sienes de unos asesinos. Y palpas el tacto de la madera vieja, algo enmohecida por la humedad, de ese almacén donde se consuma la venganza, la vergüenza de hacer lo mismo que ellos hicieron y del sentimiento de muerte que domina algo que merece, sin duda, un castigo pero no ponerse a la misma altura de los que cometieron un error tan terriblemente reprochable.

Dejo de ver la película. Apago el televisor y me quedo durante unos segundos a oscuras en el salón. Mi mirada es baja, hacia la mesa, herida por una tenue luz callejera. Musito algo pero ni yo mismo alcanzo a entenderme. Es la cuarta o la quinta vez que veo esta película y aún así estoy arrasado. Tengo que recoger el ánimo del suelo y volvérmelo a poner. Enciendo la luz. He visto cine. He visto literatura. Y he visto cuán bajo podemos caer. Sin perdón posible. Sin otras consideraciones. Tengo que apoyarme en el respaldo de una silla para volver a coger aire. Yo también he muerto un poco, una vez más, con los Clutter. Yo también he muerto un poco, una vez más, con Perry y Dick. Y dos muertes en una sola noche son demasiado para mí. Me voy a la cama con la seguridad de que mañana volveré a ver la luz del día.

4 comentarios:

Máximo dijo...

Sin duda la muerte es el hilo argumental de la película y el libro. Tiene tanta intensidad, tanta carga el tema que fíjate Truman Capote no pudo terminar nunca más un libro, imagino que él también se quedaría en muchas ocasiones como tú ,perdido con la mente puesta en no se sabe donde, desmontado.
Conversamos esta noche.

César Bardés dijo...

Desmontado, sí, esa es la palabra. Es difícil hablar de un libro y de una película como éstos porque te pide, sobre todo, introspección, llegar a rincones de ti mismo donde nunca llegas con otras películas o con otros libros. Tarea difícil vamos a tener.
Estoy deseándolo, no lo dudes.

Alí Reyes dijo...

No he visto esa película. Pero con lo que ví en el biotic CAPOTE tengo suficiente sangre para espeluscarme

César Bardés dijo...

Es la mejor película en contra de la pena de muerte. Te das cuenta de muchas cosas y aunque en "Capote" se toca tangencialmente..."A sangre fría" es una auténtica maravilla en cuanto a fotografía, argumento, interpretación, música...Richard Brooks hizo algo muy cercano a la obra maestra. Si tienes reparos, eso sí, los comprendo porque es una película que deja arrasado aunque no es que salga sangre, precisamente, sino el sentimiento de la sangre fría tanto en el asesinato de los criminales como en el asesinato que comete el Estado.