En algún lugar alejado, allá por las fronteras de Oriente,
existe un hotel en medio de las montañas que cuenta sus habitaciones por
historias y que exhibe, orgulloso, unas cuantas paredes, convenientemente remozadas
por el devenir de los tiempos, que se yerguen como testigos impávidos de una
aventura, de un crimen, de un robo, de una leyenda y de una prosa poética que
nunca termina. Allí se dan cita muchísimas ancianitas, deseosas de un rato de
compañía en manos del mejor hostelero de la región: un engominado individuo de
palabra acertada y carrera fácil. Y es que no hay nada como sentirse seguro en
un hotel al que se llega por un funicular.
Desde esas ventanas de lujo y tranquilidad se puede
apreciar cómo el hotel, de alguna manera, se empequeñece hasta formar coquetas
maquetas de lo insólito, del caos aparentemente más ordenado y con el testigo
de una cámara que parece estar en un permanente estado de perplejidad. Más que
nada porque en el libro de registro del hotel hay firmas de lo más variopinto.
Desde el más estúpido de los nuevos ricos hasta el menos rico de los más
inteligentes. Mientras nos sirven una cena que contendrá unos pastelitos
míticos, podremos observar con delectación cómo se produce un relevo
generacional, cómo puede surgir el amor entre los brillantes botones de un
chico portero, cómo lo inexplicable tiene cabida en un mundo en el cada vez
todo es más absurdo y cómo podemos pasar de una sonrisa amable, complacidos por
lo que estamos viendo, a una mirada algo congelada por no haber podido vivir en
una época en la que la opulencia era toda una virtud.
Wes Anderson pone en juego todo
su repertorio de simetrías para ofrecernos la sombra distorsionada de un
escritor como Stefan Zweig con un valioso reparto guiándonos por esos
interminables pasillos de alfombra roja y taconeo sordo que llevan a las
mejores habitaciones. Por el camino, Anderson hará oportunas paradas en La evasión, de Jacques Becker y en Cortina rasgada, de Alfred Hitchcock
pero sin perder ni un ápice de ese estilo tan personal que convierte lo absurdo
en algo cotidiano, el chascarrillo en una explicación interminable, el poema en
una piedra fuera de lugar y el argumento en un simple cuadro al servicio de una
estética que hace sonreír con muchos puntos de ironía.
Y es que no hay nada como
alojarse en un lugar y ser bien atendido por un estupendo Ralph Fiennes, que
lleva el peso de la función con aplomo, distinción y algún ramalazo de finura
exagerada, tal vez, por aquello de que es el hombre mejor perfumado de Europa.
O tampoco podemos olvidar la breve pero divertida intervención de Harvey
Keitel, mapa de símbolos en la carne tatuada, que destaca por ser un cerebro en
el difícil arte del dibujo. ¿O era de la fuga? El caso es que todo adquiere el
tamaño de una casa de muñecas en la que se introducen figuritas de papel
simulando a los personajes protagonistas, acentuando que lo grotesco también
tiene su parte hermosa. Más que nada porque las simples pasiones humanas no
pueden ser demasiado grotescas cuando ahí fuera se está gestando una guerra,
paradigma de lo grotesco. Basta con que llamen al Gran Hotel Budapest, reserven
una habitación situada en el ala del año 1932 y tendrán un inmejorable
servicio, una sensación de vivir entre nubes de alfombra y paredes de crema
pastelera, un personal atento y amable hasta que llegue usted al clímax y,
sobre todo, una serie de pintorescas viñetas que le harán preguntarse si
aquello tiene alguna lógica o, por el contrario, los ilógicos somos nosotros, animales
que se destruyen por una fortuna, por una oportunidad baldía o por unos cuantos
dulces que dan un sello muy personal al establecimiento. Toque la campanilla y
verá.
17 comentarios:
De largo me parece la mejor película de Wes Anderson, un tipo que más bien suele irritarme con sus moderneces. Y eso que "Viaje a Dajeerling" por ejemplo tenía un pase, pero es que hay que ser muy lerdo para desaprovechar un reparto encabezado por Gene Hackman y Anjelica Huston. Bueno, pues eso es lo que hizo el fulanito en "Los Teneenbauns".
Pero aquí me ha sorprendido. Quizá se ha imbuido del espíritu de Stephan Zweig o del clasicismo de la historia. Tú has visto más cine y tienes seguro mejor memoria visual, pero hay cosas que las ves, y dices, esto ya lo he visto, ya lo he visto, ya lo he visto, pero dónde. Se ven mogollón de influencias de toda suerte de estilos y de cine. Yo vi por ejemplo mucho influjo del mudo (genial la escena de la persecución en la nieve y el teleférico). Yo le pediria al amigo Carpet que si puede y no lo ha hecho ya, esto lo vea en el cine y no se espere al Dvd o al Plus. Genial Ralph Fiennes, llamativos cameos y absolutamente magistral Alexandre Desplat, este hombre además de que yo no sé cómo puede estar en tantas partes a la vez, cada día compone mejor. Yo no diría que "El gran hotel Budapest" es una obra maestra, pero en muchos pasajes parece una obra hecha por un maestro.
Abrazos desde la recepción
Yo creo que, efectivamente, es su mejor película. "Los Tennenbaums" es que, reconozcámoslo, era un poco tontería aunque su cámara "perpleja" me llamó la atención. De la invasión de "Andersons" que padece el cine actual éste me parece el mejor, sinceramente.
La referencia a Stefan Zweig, más que en lo que cuenta, está en cómo lo cuenta. Es decir, esa estructura de un escritor que recuerda cómo en un hotel (no destripo nada) conoce a un hombre que le cuenta una historia e influye en su propia vida es muy típica de Zweig, al tiempo que dice adiós a la "belle epoque" de una Europa acomodada, que sabe exactamente por dónde moverse porque tienen conciencia de lo que está prohibido y de lo que no. Me gusta muchísimo ese paso del tiempo que indica que lo que antes era lujo, ahora nos parecería algo de escaso gusto, sobre todo por culpa de la propia modernidad.
Los homenajes a "La evasión" están, por supuesto, en la cárcel con ese registro de comidas y el de "Cortina rasgada" está en ese seguimiento que hace el asesino Willem Dafoe a Jeff Goldblum en el que se oyen sus pasos, análogamente a lo que hacía Paul Newman con el infausto Gromek en un museo de Berlín Este.
Grande la música, muy climática, muy imbuida del estilo lujoso que pretende retratar, los cameos tienen una virtud y es que ninguno es porque sí. También hay, claro, lo que comentas del cine mudo. Está llena de detalles muy buenos y convierte a Zweig en un autor de comedia cuando no lo es. Creo que tiene muchas virtudes y algunos pasajes que, tienes razón, parecen casi maestros.
Abrazos con llave.
Pues está en cartera, Dex...lo malo es mi indisponibilidad de tiempo y las pocas perspectivas de que dure mucho en cartel, este finde tengo una boda fuera de Madrid que me impedirá ir al cine y veremos si aguanta hasta la semana que viene....ya veremos.
De lo que decís de Anderson estoy bastante de acuerdo en general, no me gusta demasiado su cine, sus rari-comedias me aburren un poco aunque efectivamente tenga alguna sorpresa casi accidental, "Life aquatic" con todo me parece la más inaguantable. No obstante veremos a ver si esta nos reconduce a la sensa del modernismo que todos los snob-fans le reconocen.
Podríamos abrir transversal de hoteles que no sé si ya tocamos en algún momento, pero casi sigo con el de los aviones.
Abrazos sin equipaje
Ahhh, las bodas, esas celebraciones que, aunque puedas estimar a alguno o a los dos contrayentes, nunca vienen bien para ir. La comida (no siempre buena), la charla con los habitualmente conocidos (o no, depende), la sempiterna putada de que te sienten en una mesa en la que no conoces absolutamente nadie o que conoces muy, muy de lejos porque es familia hiperlejana de tu mujer...El bailecito, la música ensordecedora, la copita para llenar aún más la andorga que ya te pesa cual bola de preso...Qué suerte tienes, Carpet.
"Life aquatic"...recuerdo que, cuando se estrenó, hubo un crítico de cierto relumbrón que dijo un comentario tal que: "¿Quién ha dicho que Bill Murray no tendría más oportunidades de ser nominado al Oscar? Aquí está el primer desmentido". Y, efectivamente, te doy la razón, Carpet, la película es bastante inaguantable. Aún así hay legiones de admiradores que tienen esta película en un pedestal.
Hoteles, hoteles...donde esté el de "El próximo año a la misma hora"...¿verdad, Dex?
Abrazos con dulces.
Ese desde luego estaba muy bien, aunque era más bien en plan bungalow, al menos en la versión de Mulligan. Para hoteles, el de los líos con los Marx, y para líos los de "California Suite", o los del "Gran Hotel" con más estrellas que el Budapest, la única película, corrígeme, galardonada con el Oscar gordo and no more.
A un hotel de millonarios iban a parar Josephine y Geraldine al final de "Con faldas y a lo loco", allí escribía su guión un atormentado John Turturro en "Barton Fink". Los hoteles son los lugares idóneos para las convenciones como las de "Un pez gordo" o "A puerta fría", dos pelis que alguien debería encargarse de reinvindicar alguna vez. Don Cheadle regentaba con mano firme el hotel Ruanda y también memorables los esfuerzos que tenía que hacer Carole Lombard para infiltrarse en el hotel en el que se alojaba el Fhürer para seducirle en "Ser o no ser".
Eso por no olvidar el motel más famoso de la historia, el que llevaba un tal Norman Bates
Abrazos desde la ducha
Cierto lo de "Gran Hotel", esa película que Jack Lemmon intentaba ver en "El apartamento" y que la publicidad le hastiaba tanto que optó por apagar la televisión. Wilder, genial.
No hay que olvidar el hotel para tortolitos al que iban Joseph Cotten y Marilyn Monroe en "Niágara", bien bonito. O el tenebroso y ridículo que dirigió Neil Jordan con unas cuantas copas de más con Peter O´Toole y Daryl Hannah en "El hotel de los fantasmas". Recientemente hemos tenido "Hotel Transilvania" y no nos olvidemos del buen sabor de boca que nos dejó "El exótico hotel Marigold" con unas cuantas lecciones de interpretación. Maravilloso y coqueto fue el hotel donde se alojó Hercules Poirot en "Muerte bajo el sol" y caro debió de ser el hotel del atribulado protagonista de "Medianoche en París" habida cuenta de los precios que se gastan en la capital francesa. En Berlín estaba el Hotel Am Zoo donde Michael Caine se alojaba para celebrar un "Funeral en Berlín" y, por hacer algo de patria, os recomiendo, si no la habéis visto, esa delicia española que se llamó "Huella de luz" donde Antonio Casal se veía inmerso en una comedia al mejor estilo Lubitsch.
Abrazos desde el servicio de habitaciones.
Jajaja, pues he de decirte, que a mi las bodas me suelen gustar bastante ( soy un tipo raro, raro..q.ue diría papi Iglesias). Si, si, todas esas cosas que dices, la comida regulera, los que te colocan en la mesa que apenas conoces (aunque en esta ocasion no hay riesgo), y por supuesto el bailecito y las copas que me permiten empezar como un fred astaire y terminar como Chiquito de la Calzada con gran éxito y mayor resaca. En definitiva soy el impresentable que se lo está pasando pipa mientras todos los invitados piensan: "¿pero que estoy haciendo yo aqui?" y sonrien de manera hipocrita. Lo único que viene mal, como dices es la pasta que te cuesta la gracia, que somos 4 y a poco son medias vacaciones.
En cuanto a los hoteles, el que mencionas es una delicia, muy lejos del de Jack-redrum-redrum en "El resplandor" y tambien muy distante en kilometros de otro muy interesante en "El éxotico hotel Marigold". Lejos en temática y en distancia pilla también la angustia de "Hotel Ruanda" y hace poco escuché que hay una iniciativa ciudadana en USa para impedir que se derribe el mítico Bates Motel de "Psicosis".
Abrazos alojados
Tardo tanto en terminar de escribir tres frases que me coéis todos los títulos, pero como no os he leído el Hotel del Lido de "Muerte en venecia", no está de más recordarlo.
Y si coquetos eran algunos de los hoteles que comentáis, también era muy curioso el que regentaba en una isla griega Meryl Streep en "Mamma mia" y terrorifica era también la habitación "2046" donde John Cusack escribía para una guia de sitios misteriosos. Y gracias a un hotel pudimos contemplar la belleza desnuda de Elena Anaya y sus juegos lesbícos en "Habitación en Roma" gracias a Julio Menem, los que aguantasen la peli,c laro, que a mi ni el morbo me dio para verla entera.
Abrazos con botones
Comprendo, no obstante, que las bodas si son de amigos de toda la vida y tal, bueno...vaya que vaya. Pero, de verdad. Lo de bailar ya pasó a mejor vida porque uno que baila con cierta gracia acaba dando el espectáculo y eso no puede ser. En cuanto a la pasta...hay veces que no cuesta darla porque estimas a la gente implicada y tal pero, chico, cuando la gente te da más igual, o pertenece a la familia política, o incluso a la tuya misma y no se han acordado de ti más que para invitarte a la boda...duele más que una patada en los...
Y ya, para remate, musiquita ensordecedora y ponen el "Bomba" o el "Aserejé" o el "Gangsta Style" o cualquiera de esas cosas con tanta clase que uno tiene que irse en ese momento al servicio. Y lo peor de todo es que no me dejan esconderme tras una cortina de humo porque no dejan fumar. Estos políticos han ido a pocas bodas, creo yo.
El de "El resplandor", sí, buen hotel el Overlook, sin duda. En cuanto al Motel de "Psicosis", caramba, si es un calco al de "Sed de mal". De todas formas, qué desolados me parecen todos esos moteles de carretera americanos. "No es país para viejos", donde Brolin alcanzaba el Nirvana, el hotel despacho que utilizaba McConaughey en "Dallas Buyers Club", el motel de la novia de Matiu en "Mud", el motel donde se refugian Maria de Medeiros y Bruce Willis en "Pulp fiction"...y el hotel de tercera de las dos versiones de "La huida", allí, al ladito de la frontera con Méjico.
Ah, y en las bodas hay una cosa aún peor. Tener que ir de traje. Si aún se pudiera ir en chándal, cómodo, sin restricciones, vaya que vaya, pero lo del traje con corbata...ya sé que tú estás acostumbrado pero yo no he conseguido jamás acostumbrarme a mi Armani (lo juro, lo tengo).
Abrazos de moda.
Pues aún hay gente que considera que Medem es la releche en bote. No niego que el tipo tiene ideas visuales interesantes pero todavía estoy esperando a que me cuente una historia que me llegue y que no sea dando la vuelta por el círculo polar.
El hotel donde se iba Tim Robbins a tomar baños de barro en "El juego de Hollywood" tampoco estaba tan mal. No olvidemos tampoco el hotel que regentaba el señor Kellogg de "El balneario de Battle Creek" (¡lavativa!) o el hotel, decadente y maravilloso, de "Ojos negros" con Mastroianni encontrando razones para seguir adelante. El hotel de "Portero de noche" destaca porque, poco a poco, llega a ser sórdido. Igual que el hotel donde se flipa el Capitán Willard de "Apocalypse now" en pleno Saigón. Lujoso y un punto hortera era el hotel de La Habana donde Michael Corleone dudaba en cerrar sus negocios con Hyman Roth en la segunda parte de "El padrino". Y el hotelito vacaciones de la familia de Richard Dreyfuss llevándose en la chepa a Bill Murray en "¿Qué pasa con Bob?" era un sitio ideal si no fuera por el plomazo de turno que te termina hartando de las vacaciones. Incluso el hotel con sabor colonial de "Identidad" está solo en la mente de Pruitt Taylor Vince...tanto es así que el fulano se cree que es John Cusack y juega a "Diez negritos", hotel también en la versión de René Clair reconvertido en mansión en la versión de Peter Collinson.
Abrazos intrigantes.
El hotel al que llegan Enma Penella y Arturo de Córdova al comienzo de la excelente "Los peces rojos", el hotel donde Jack Lemmon y Mathau se encuentran en "Aquí un amigo", el hotel en el que se aloja Jack Nicholson en "El resplandor" con ¡¡¡ Joan Gaspart¡¡¡ de recepcionista, el hotel surrealista de Rodríguez, Tarantino y cia en "Four Rooms"...
Abrazos desde la suite nupcial
Ah, y un hotel muy cinematográfico, el Watergate.
Abrazos conspiratorios
Por cierto que hablando de hoteles y habitaciones he cruzado la "2046" que ocupaban los extraños requioebros de Wong Kar Wai, con la "1408" en las que las pasaba canutas Cusack, sorry.
Tampoco lo pasaba muy bien Bogart en el hotel de "Cayo largo" por culpa del grandisimo ( no de tamaño) Edward G.
Todo lo contrario qyue la Roberts que era llegar al hotel y cambiarle la vida en "Pretty Woman", lo que son las cosas. Y en las antipodas de tan buena suerta estaba harrison Ford al llegar a Paris en "Frenético" que nuca se sabe si despues de una ducha pasas de puta a millonaria o de marido a casi viudo. Aunque para cambio de estado civil lo mejor es montarse una juerga loca en un hotel, a lo bestia en "Despedida de soltero" o a lo muy bestia en "Very bad Things".
Abrazos colocadisimos
Pues hay que mencionar entonces el hotel en el que un tal Roger Thornhill fue secuestrado en Nueva York en "Con la muerte en los talones" o el maravilloso hotel en el que John Robie "El Gato" conquista a Grace Kelly en Cannes en "Atrapa a un ladrón" con un beso en la puerta de la habitación que dejaría estremecido a cualquiera. O el hotel en el que Paul Vitti desahoga sus frustraciones a tiros con un almohadón en "Una terapia peligrosa", o el hotel en el que un guardaespaldas caído en desgracia tiene un último enfrentamiento con un asesino profesional en "En la línea de fuego", de Petersen (y no de Eastwood como creen algunos). Ah ¿y qué me decís de esos hoteles lujosos de Las Vegas donde un grupo de facinerosos se juntan para perpetrar un golpe de época en "Ocean´s eleven" y "Ocean´s thirteen"?.
Es que hay hoteles muy sugerentes, hay que reconocerlo.
Abrazos con almohadón.
Y en un hotel se quedan atrapados Richard Gere y Diane Lane en la horrorosa "Noches de tormenta". Y en un hotel se produce la algarabia final de "Sin identidad" del propio Collet Serra que ha dado punto de partida para el transversal aereo.
Abrazos identificables.
Y en un hotel de ensueño, irreal y todo "art deco" se hospedan Astaire, Rogers, Broderich y Everett Horton en "Sombrero de copa". En un hotel también de la Costa Azul es donde la dulce señora sin nombre Joan Fontaine conoce a Max de Winter en "Rebeca". En un hotel es donde Robert Donat duerme esposado junto a Madeleine Carroll en "39 escalones" y es donde Margaret Sullavan consigue una habitación justo antes de salir en tren en "Alarma en el expreso". También es el lugar donde transcurre la acción de "Rojo atardecer" con Yul Brynner y Deborah Kerr atrapados por la política y el amor. En un hotel es donde Cary Grant conquista a Ingrid Bergman en "Charada" y en un encantador hotelito de París es donde Cary Grant juega a ser mil tíos diferentes teniendo como vecina a Audrey Hepburn en "Charada". En un hotel es donde Piper Laurie se suicida en "El buscavidas" y en un hotel, por poner alguna más reciente, es donde Colin Firth está a punto de ser pillado en calzoncillos por una señora con una conclusión tronchante en "Un plan perfecto".
Abrazos con reserva.
Uys...y en un motel de esos de carretera chungo, que sabes que si paras te matan, se alojan como si tal cosa Luke Wilson y Kate Beckinshale, lo malo es que se ponen la tele y ven una peli en la que los anteriores ocupantes de la habitación son asesinados, "Habitación sin salida" se llamaba y aunque bastante tópica, no estaba demasiado mal.
Y en otro motel similar van a consumar su aventura Melanie Griffit y Jack Daniels en "Algo salvaje".
Y en otro parecido se alojan un par de hermanos poco recomendables y también un cura con problemas de conciencia y sus dos hijos camino a la teta enroscada que está "Abierto hasta el amanecer".
Abrazos en carretera.
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