jueves, 2 de noviembre de 2017

EL SECRETO DE MARROWBONE (2017), de Sergio G. Sánchez

Nada. Es lo que ocurre cuando se deja atrás el pasado y se cruza una línea que significa un nuevo principio. Siempre se tiene la certeza de que las cosas que han acontecido van a volver y lo harán para quedarse. Hay que tener confianza en que no sea así porque si no va a ser imposible vivir. Ha habido demasiado sufrimiento, demasiada pena, demasiada culpabilidad, demasiada tortura. Y es hora de mirar hacia adelante, traspasando esa línea, descargando todas las mochilas, olvidando todas las experiencias.
Sin embargo, la vida es siempre una traidora inconfesa y puede que los planes se desvíen. Incluso para aquellos que merecen un pedazo de felicidad. Así que es hora de cerrar un pacto. De responsabilidad, de compromiso, de aceptación y de fuerza. Algo que puede perdurar más allá de la muerte si todos ponen de su parte. Es el momento en que la nada puede convertirse en algo. Y así se dejan atrás todas las imágenes que recuerdan de dónde se viene. Tal vez, esa nada sea el viaje de vuelta del infierno.
Nadie. No, nadie puede romper ese pacto. Ni siquiera un fantasma que aparece para llevarse lo que es suyo y dejar un rastro de odio y sin razón detrás de una pared tapiada. Nadie podrá descubrir el engaño en el que hay que moverse para que la unión parezca eterna. Ni siquiera el descubrimiento del amor más entregado puede abrir las puertas para que entren todos los intrusos que se creen con derecho al expolio del mismo pasado. Lo imposible ocurre. Lo sobrenatural existe. La lógica se destroza y, sin embargo, todo mantiene un orden en la obsesión, en la misma promesa, en el limbo del mismo fracaso.
Nunca. No habrá tiempo suficiente como para romper lo que nadie podía quebrar. En el refugio de la locura es donde se halla el mejor de los consuelos. Las conversaciones se suceden y los nervios se tensan. Algo se halla vivo entre tanta muerte y los rincones de la casa parecen crujir, intentando que la madera hable y preste testimonio bajo juramento. Solo que será un relato increíble, que no podrá ser retenido en la cabeza de ningún atrevido oyente. A veces, la muerte tarda demasiado en llegar, como si mantener a las víctimas en el abismo fuera su última carcajada de dama corrompida.

Notable dirección de Sergio G. Sánchez, mesurando los tiempos con eficacia y creando una atmósfera de tensión que resulta ser el verdadero pánico de todo el metraje. Maravillosa la banda sonora de Fernando Velázquez, adecuada en su cuerda, climática en su concepción moderada. Buenas interpretaciones juveniles aunque, en algunos casos, un tanto desencajadas. Edgar Allan Poe hace una visita por ese plató interior para tomarse un buen trago a la salud de Norman Bates y, atónitos, el juguete de terror funciona con sus dosis de sorpresa. No queda más que removerse inquietos en el asiento, esperando el susto que no se produce, pero que acecha en los más infectos agujeros del pensamiento. Quizá, en algún momento, la voz se ahogue y haya que recurrir a señales luminosas que expresen la angustia del momento. No se preocupen. Tal vez, en la desgracia, hallen algún motivo por el cual se sientan bien. 

2 comentarios:

CARPET_WALLY dijo...

Veo que estás más en la linea de mi hija (un 7 pelado para ella) que en la de mi señora (por debajo del 5). Yo no fui a verla, ni tampoco al Dios del Trueno (como era mi intención) por causas ajenas que no vienen a cuento. Por cierto, que ya son muchas las voces que comentan que la de Thor está bastante por encima de las últimas producciones de superheores, lo que no la convertirá en una gran película pero valida la propuesta.

Yo creo que, como ya he comentado en alguna ocasión, el problema son los trailers. En este caso, y a tenor por lo comentado por mis chicas, lo anunciado como peli de terror según el trailer, se transforma en algo menos terrorífico, jugando con la inquietud, el misterio, la tensión pero no generando miedo. A partir de esa premisa puede haber decepción en el prejuicio ya acomodado a lo que esperas encontrar con lo que realmente hayas durante la proyección. En algún caso, puede darse la sorpresa positiva pues logras entrar en la historia olvidando la promesa inicial, en otros casos puedes sentirte algo estafado y alejarte del visionado al no encontrar lo esperado.

No es el primer ni el único caso en que algo así ocurre, no pocas comedias sufren el trailerazo al exponer los mejores chistes para atraer a los espectadores que luego comprueban que el nivel de humor decae en el total y que los momentos graciosos ya fueron visionados de antemano.

En fin tendré que verla para ver donde me sitúo con este secreto.

Abrazos aislados

César Bardés dijo...

Sí, estoy más de acuerdo con tu hija que con tu señora. Efectivamente es una película de situaciones de tensión más que otra cosa. Muy, muy deudora de Poe sobre todo, lo cual juega en su favor. No, sustos no tiene. Se pasa inquietud, tensión...esa sensación que tienes que algo va a pasar y se prolonga, se prolonga...hasta que todo tiene una explicación que, bueno, quizá es sencilla pero vale como lógica según se ha desarrollado la película.
Ya te digo que yo solo había visto una vez el trailer y no fui con ninguna idea preconcebida. También tenía el compromiso de verla porque, al acudir a la entrevista del potencial próximo libro, la persona en cuestión me dijo que la fuera a ver y que le enviara el artículo. Me llevé una sorpresa agradable. Es verdad que la cosa se desfleca levemente en algún pasaje y, para mí, hay un cierto error de casting, pero ya digo. La película se deja ver muy bien y es apreciable. Tengo que decir que está hecha con una cierta inteligencia.
Es recomendable y no se queda mal por decirlo.
Abrazos inquietos.