jueves, 9 de noviembre de 2017

LA BATALLA DE LOS SEXOS (2017), de Valerie Faris y Jonathan Dayton

Servicio. Nadie a estas alturas puede dudar de que la mujer es superior al hombre en muchos aspectos. Son más fuertes mentalmente, más constantes en los sentimientos y en el esfuerzo, tienen una capacidad admirable para soportar el dolor y son infinitamente más luchadoras. Pero no siempre fue así. Hubo un tiempo en que se creyó que el hombre era superior con el único argumento de la posesión de la fuerza. Y también hubo una mujer que trató de demostrar que las mujeres no eran superiores, pero que merecían tanto respeto como el hombre.
Quince a nada. Era una época en la que ni siquiera se podía proclamar a los cuatro vientos la condición sexual de unos y de otras. Se quería revestir todo de negocio basado en la supuesta rapidez física masculina, su pretendida agudeza mental. Y ellas son más serias, más profesionales. Desde luego, tienen sus defectos, pero cuentan con un aliado natural y es que nadie puede discutir que son más bellas que el hombre y, por eso, se les perdona con mayor facilidad. Tampoco ayuda demasiado el hecho de que el hombre se exhibe, fanfarronea, intenta exaltar a base de falsos encantos personales y de habilidades que, en el fondo, no son más que elementos de igualdad. Es casi imposible llegar a esa bola y se perderá más allá de la línea. Por mucho ojo de halcón que el hombre solicite.
Treinta a nada. El espectáculo se monta. Lo que para unos es una fiesta que debe de acabar de una vez por todas con la guerra de sexos, para otras es un duelo en la cumbre que exige preparación, entrenamiento, electricidad en las piernas, reflejos impecables. No es de recibo que, aún hoy, haya trabajos en los que las mujeres sean despreciables en base a su potencial maternidad, cuando debería ser algo natural y profundamente admirable. Ellas suben a la red con decisión. Nosotros, casi, debemos pedir permiso.
Cuarenta a nada. Valerie Faris y Jonathan Dayton dirigen con convicción las secuencias de tenis, pero se muestran manifiestamente torpes en todo lo que exige intimidad. Hay como una especie de estúpida obsesión por acercar la cámara exageradamente, quizá para captar lo que esconde el corazón de una mujer cuando ellas son capaces de expresarlo todo con tanta naturalidad que la distancia resulta ser algo rematadamente superficial. Emma Stone resulta eminente como esa tenista llamada Billie Jean King que cambió la forma de ver las cosas cuando el mundo del tenis aún no era ese festival mercantil que es hoy en día aunque empezaba a serlo. Mención especial merece el espléndido trabajo que realiza Elizabeth Shue en un papel que no da excesivas cuerdas de lucimiento, pero que sabe exprimir con veteranía e intensidad. Aceptable resulta Steve Carell en su histrión porque, al fin y al cabo, así era Bobby Riggs, un incorregible jugador y apostador profesional que sólo deseaba convertir su vida en un show. El resultado es una película a la que le falta algo de mordiente en sus diálogos, pero que se deja ver sin demasiado esfuerzo, con una buena ambientación de los primerizos setenta, una época en la que las raquetas aún eran de madera y los prejuicios se tomaban como algo normal.

Juego, set y partido. Ustedes deciden quién gana.

5 comentarios:

dexterzgz dijo...

Algo así he oído. Que es una crítica bastante amable y a la que no hay que buscarle más cáscaras porque no las tiene y que la Stone está inmensa. Pues, a ver si vamos el finde y desengrasamos un poco de tanta "gafapastada" que llevo últimamente. Además creo que tanto Emma como Steve están muy bien caracterizados para interpretar a sus respectivos personajes y apuesto a que habrá buena química entre ellos. No en vano, la química entre los protagonistas era esencial en aquellas comedias clásicas de la guerra de sexos, tipo Tracy-Hepburn (por cierto que había una de tenis, "La impetuosa", con estos dos si mal no recuerdo).

Juego set y partido. Has ganado, Bardés, siempre me acabas ganando.

Abrazos al resto

César Bardés dijo...

Pues mira, no hay mucha química porque no comparten muchas escenas juntos. Carell realiza su show particular, lo hace bien, es un histrión, el tipo en cuestión, Bobby Riggs también lo era y es competente haciendo su papel. Emma Stone es que se parece físicamente a Billie Jean King y asume sus rasgos, su personalidad y hasta su forma de andar. Hay bastante sabiduría al mezclar los primeros planos y los planos medios del partido con las imágenes reales por televisión y ya digo, el partido de tenis no está mal realizado. Lo que irrita bastante es ese acercamiento innecesario de la cámara para los momentos íntimos. Poco que ver con aquellas comedias tipo Tracy-Hepburn en las que había momentos realmente hilarantes y en las que competían en cuanto a agudeza. Riggs no es más que un bufón, un tipo sin ninguna seriedad y King era toda una campeona que intentó cambiar las cosas, especialmente en el mundo del tenis y en la consideración que se tenía a las mujeres. No es una comedia de agudezas, ni de competiciones sino, más bien, de reivindicaciones. Una reivindicación suave y nada traumática, bastante elegante diría yo pero, eso sí, fatalmente dirigida en los momentos clave de la intimidad de los personajes. Y ojo a lo espléndida que está Elisabeth Shue en la poquita cancha que tiene su papel.
Abrazos con "ace".

CARPET_WALLY dijo...

Como ya os dije, mi hija puedo asistir al preestreno en la facultad. está teniendo bastante suerte con eso, pues además dela película suele haber algún coloquio posterior. ya os comenté que también vio "El secreto de Marrowbone" y el coloquio con el director, la semana pasado vio "Musa" aunque esta vez no pudo quedarse a la charla posterior y hace poco tiempo también "disfrutó" de la de Hazanavicius sobre Godard, de la que salió odiando a Jean Luc y eso que no había visto aun ninguna de sus películas. Pero también pudo ver esta que en principio no le atraía demasiado pues le sonaba a típica comedia sobre guerra de sexos, con chistes que no le iban a hacer ninguna gracia (ella está muy reivindicativa con este tema).

Sin embargo, se llevó una grata sorpresa. Alabó mucho a Emma Stone y también, aunque en menor medida, a Carell. Le gustó que el tono y el asunto de la película fuese en otros términos de los que ella había previsto. Y le había agradado especialmente la acogida mayoritaria del auditorio a la resolución del partido, aunque eso no tuviera nada que ver con la película, pero ya os he dicho que anda muy reivindicativa.

Bueno el caso es que merecerá la pena echarle un vistazo. Ella también señaló que estaba muy bien rodado el partido. Lejos de como rodó Woody Allen en "Match Point".

Abrazos sin peloteo.

dexterzgz dijo...

Yo la vi ayer y la verdad que salí bastante decepcionado. Es verdad que lo mejor es cómo está rodado el partido final y la interpretación salvaje una vez más de la Stone (al igual que en la mirada final de "La la land", aquí se reserva para el final una escena brutal sola con su soledad en el vestuario). Del resto, mejor no hablar.

Da rabia, porque el tema daba para mucho más, para hacer una buena o incluso muy buena película. El enfoque no puede estar peor hecho, lo que convierte el guión en una cosa insustancial y bastante frívola. Y no me refiero a la parte solo de Biggs, que ya queda claro, que el hombre era así. El retrato que se hace por ejemplo de las chicas es bastante superficial. Y yo esperaba de esto algo amable, pero nunca superficial.

Abrazos desde la red

César Bardés dijo...

Pues estoy bastante de acuerdo con Dex. Ya dije que la dirección de la película me parece de una mediocridad bastante evidente. El guión a mí me parece correcto, pero es verdad que se queda en lo banal de la historia, con un montón de estereotipos y con algún que otro retrato que invalida la tesis general de la película (por ejemplo, si yo fuera Margaret Court quedaría bastante ofendida con lo que dicen de mí). En cualquier caso, la convicción en las escenas de tenis es, en parte, porque ha habido mucha sabiduría en el montaje, mezclando escenas de la película con la imagen del partido real. Aún así, hay que reconocer que la Stone debe de haber aprendido bien las técnicas del saque, porque tiene mucho estilo.
Quizá me arriesgue mucho al decir que a Stone le puede caer una nominación, pero es posible. La película sería injusto decir que merece algo más.
Abrazos en passing shot.