miércoles, 4 de julio de 2018

LA FUERZA DEL DESTINO (Force of Evil) (1947), de Abraham Polonsky

Ser honrado en un mundo de ladrones resulta bastante complicado. Los negocios de apuestas clandestinas estorban porque actúan como bancos para pagar a los ganadores. Y, en realidad, es un negocio como otro cualquiera. Los más grandes desean acabar con los más pequeños y, desde luego, el monopolio es el sueño de cualquier empresa. El elemento imprevisto se halla en que el abogado de esos potentados que quieren acaparar todo el pastel es hermano de uno de los banqueros clandestinos. Todo se precipita. ¿Quién no avisaría a su hermano de una posible ruina sabiendo que va a ocurrir lo impensable? Y más aún cuando el hermano hace lo que puede para mantenerse dentro de los márgenes de la honestidad aunque su trabajo esté fuera de la ley. Todo es un entramado de intereses que atrapan al más débil. Mientras tanto, el abogado se ve tentado de abandonar todo rastro de honor, de sucumbir a los cánticos de sirena del billete más verde, de dejar su rastro de conquista en las mujeres fáciles que le salen al paso. Un camino empedrado en oro que sólo exige el precio de su propio hermano.
Sin embargo, algo inesperado ocurre. Se llama amor. Alguien le hace ver al abogado dónde está el camino correcto. Ni siquiera le habla de ello aunque es parte integrante del complot. La policía está comprada y manejada, las delaciones se suceden. El rico debe aliarse con otro rico si quiere llevar adelante sus planes. Y, de repente, un corazón llora y muere y el abogado deja de ser imprescindible, pasa a ser un peón tan sacrificable como cualquier otro. El dinero cambia de manos. Nueva York parece que duerme entre las sombras, esperando la víctima propiciatoria. Es la hora de actuar y de destapar todo cuanto huele a podrido. El negocio de las apuestas clandestinas está condenado y ha sido necesaria una vida para echar el cierre. No importa pasar una temporada en la cárcel. Incluso se puede dejar de lado al mismo amor si se trata de decir la verdad, de dejar correr la sangre de los injustos para que toda esa Mafia montada alrededor de la ilusión de la gente pueda acabar. Habrá que desandar lo andado, volver a subir la cuesta, renunciar a la abogacía, vivir como uno más…pero, tal vez, haya merecido la pena.

Película de ambientes, con una fotografía de enormes claroscuros y vocación expresionista, que apela a la moral más que a la violencia física y que define dónde se halla la raíz de muchos de los males de la sociedad, Abraham Polonsky, uno de los perseguidos por el mccarthysmo, dirige con especial énfasis en la interpretación de los actores, sobre todo John Garfield y Thomas Gómez, para transmitir el agobio de una ciudad que, impasible y corrupta, asiste a la defenestración de todos los valores que permiten la convivencia. Al fin y al cabo, todos estamos a un paso de pasarnos al lado de la sombra.

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