Ser honrado en un mundo
de ladrones resulta bastante complicado. Los negocios de apuestas clandestinas
estorban porque actúan como bancos para pagar a los ganadores. Y, en realidad,
es un negocio como otro cualquiera. Los más grandes desean acabar con los más
pequeños y, desde luego, el monopolio es el sueño de cualquier empresa. El
elemento imprevisto se halla en que el abogado de esos potentados que quieren
acaparar todo el pastel es hermano de uno de los banqueros clandestinos. Todo
se precipita. ¿Quién no avisaría a su hermano de una posible ruina sabiendo que
va a ocurrir lo impensable? Y más aún cuando el hermano hace lo que puede para mantenerse
dentro de los márgenes de la honestidad aunque su trabajo esté fuera de la ley.
Todo es un entramado de intereses que atrapan al más débil. Mientras tanto, el
abogado se ve tentado de abandonar todo rastro de honor, de sucumbir a los
cánticos de sirena del billete más verde, de dejar su rastro de conquista en
las mujeres fáciles que le salen al paso. Un camino empedrado en oro que sólo
exige el precio de su propio hermano.
Sin embargo, algo
inesperado ocurre. Se llama amor. Alguien le hace ver al abogado dónde está el
camino correcto. Ni siquiera le habla de ello aunque es parte integrante del
complot. La policía está comprada y manejada, las delaciones se suceden. El
rico debe aliarse con otro rico si quiere llevar adelante sus planes. Y, de
repente, un corazón llora y muere y el abogado deja de ser imprescindible, pasa
a ser un peón tan sacrificable como cualquier otro. El dinero cambia de manos.
Nueva York parece que duerme entre las sombras, esperando la víctima
propiciatoria. Es la hora de actuar y de destapar todo cuanto huele a podrido.
El negocio de las apuestas clandestinas está condenado y ha sido necesaria una
vida para echar el cierre. No importa pasar una temporada en la cárcel. Incluso
se puede dejar de lado al mismo amor si se trata de decir la verdad, de dejar
correr la sangre de los injustos para que toda esa Mafia montada alrededor de
la ilusión de la gente pueda acabar. Habrá que desandar lo andado, volver a
subir la cuesta, renunciar a la abogacía, vivir como uno más…pero, tal vez,
haya merecido la pena.
Película de ambientes,
con una fotografía de enormes claroscuros y vocación expresionista, que apela a
la moral más que a la violencia física y que define dónde se halla la raíz de
muchos de los males de la sociedad, Abraham Polonsky, uno de los perseguidos
por el mccarthysmo, dirige con especial énfasis en la interpretación de los
actores, sobre todo John Garfield y Thomas Gómez, para transmitir el agobio de
una ciudad que, impasible y corrupta, asiste a la defenestración de todos los
valores que permiten la convivencia. Al fin y al cabo, todos estamos a un paso
de pasarnos al lado de la sombra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario