martes, 12 de marzo de 2019

BEAUTIFUL GIRLS (1996), de Ted Demme

Si queréis escuchar lo que hablamos en "La gran evasión" de Radiópolis Sevilla acerca de "El padrino 2ª parte", de Francis Ford Coppola, podéis hacerlo pinchando aquí.

Regresar al origen cuando se está en la encrucijada del amor y de la vida puede ser una terapia de choque, pero también muy aconsejable. Puede que allí te encuentres con tus amigos del instituto y recuerdes viejos tiempos, como si no hubieran pasado los años, entre risas y confidencias. Quizá eso es algo que sólo tienen los verdaderos amigos. Pueden pasar eternidades enteras sin verse y, cuando vuelven a encontrarse, parece que fue ayer cuando se despidieron. Y eso es lo que siente Willie Conway. Está en casa, quizá en ningún lugar del mundo podría haber estado mejor, pero no es su casa, es la casa del pasado. Y entre la nieve y la copa de rigor, entre la música y el recuerdo, comprueba cómo les ha ido a ellos, cómo han cambiado, cómo siguen siendo iguales, cómo la vida es una prueba absurda que te coloca en la soledad a pesar de estar rodeado de gente. Willie lo sabe y espera encontrar respuestas.
Hay que permitirse un cierto tiempo para volver a ver esta película. Quizá porque te hace reflexionar sobre tu trayectoria vital desde los tiempos del colegio y las respuestas no siempre son satisfactorias. También porque hace muchos años que no ves a los que compartieron contigo risas juveniles, ilusiones y primeros amores y no sabes cómo reaccionarías al volverlos a ver. Puede que incluso uno caiga rendidamente enamorado de una niña y la vea como un sueño inalcanzable, algo que debió de ocurrir hace muchos años y, sin embargo, nunca pasó. La imaginación cae presa del corazón y todo se hace encantadoramente doloroso. Es un descenso para conseguir algo de claridad y, también, para seguir aquello que te hace sentir más hombre. El amor espera allí, al otro lado del camino, la vida está a su lado y hay que agarrar con fuerza los sueños porque dentro de muy poco tiempo pasarán de largo y ya no habrá segundas oportunidades. Quizá, por una vez, el cine ha traído la vida hasta delante de nuestros ojos.

Sin importar demasiado la trama, Ted Demme nos regaló una película de situaciones y circunstancias que se detienen en los rostros de Timothy Hutton, de Matt Dillon, de Natalie Portman, de Mira Sorvino, de Uma Thurman, de Michael Rapaport, de Pruitt Taylor Vince, de Noah Emmerich…y en todos ellos nos reconocemos, o reconocemos a alguien, o creemos que reconocemos a alguien…incluso ahora cuando el tiempo ha pasado y ya somos los adultos que han tomado sus propias decisiones dejando atrás a aquellos verdaderos amigos que, en buena medida, hicieron de nosotros lo que somos actualmente. Tal vez, lo único que necesitamos es volver la vista atrás y darnos cuenta de lo importantes que fueron en nuestras vidas.

No hay comentarios: