martes, 10 de marzo de 2020

INTRIGA EN EL GRAN HOTEL (1967), de Richard Quine



Peter McDermott es el director de un hotel en Nueva Orleans. Es un ejecutivo ambicioso,  pero también muy leal. Y desde la atalaya de su puesto otea todos los problemas de los huéspedes de su establecimiento. Por allí, sí, cree que ha localizado a un ladrón. Por aquí, se ha atascado un ascensor y el peligro asoma por los cables. Los pasillos del poder se transforman en los lujosos pasajes alfombrados en donde se cierran acuerdos de millones. Y eso ocurre todos los días. El compromiso, el auténtico contrato, es con el rancio abolengo del hotel y con la integridad de todos sus empleados. Y ostentar un título de nobleza no es garantía suficiente como para que la policía pase de largo. A Peter McDermott le gusta mucho su trabajo. No sólo por las labores propias que desarrolla, sino también por el fascinante estudio de la naturaleza humana que proporciona trabajar, precisamente, en ese hotel.
Por supuesto, cuando se tiene un nombre y una reputación, no faltan quienes intentan comprar el negocio incluyendo su fondo de comercio. Y, a veces, uno llega a pensar que, quizá, esa casa que se ha defendido con uñas y dientes y que, casi, casi, tiene vida propia, no merece pasar a las manos de un advenedizo con ideas nuevas y, tal vez, no muy éticas. Mientras tanto, la mirada se pasea por las paredes forradas de madera y las atenciones que, es muy posible, ya sean de otro tiempo. El cuento agridulce de las historias cruzadas en un lugar tan cosmopolita resulta más apasionante de lo que parece a primera vista, por mucho que ya hayan pasado cincuenta años.
Los más viejos del lugar aún recuerdan aquella serie titulada Hotel, con James Brolin en el papel de Peter McDermott secundado por una eficiente adjunta a la dirección bajo el rostro de Connie Selleca. Muchos ignoran que, anteriormente, ya se había hecho una película basándose, a su vez, en el best seller de Arthur Hailey y que, en esta ocasión, los rasgos del director eran asumidos por Rod Taylor, secundado por un auténtico ejército de actores excepcionales como Catherine Spaak, Karl Malden, Melvyn Douglas, Merle Oberon, Richard Conte, Michael Rennie, Kevin McCarthy y Carmen McRae bajo la siempre elegante dirección de Richard Quine. Y el resultado es agradable, una película que se deja ver con interés, con tramas más absorbentes que las de la propia serie (en el fondo, un culebrón más) y con un acabado formal mucho más atractivo. No en vano, estamos en un hotel de lujo. No podía ser de otra manera.
Así que no duden en hacer uso del servicio de habitaciones y pidan una buena oportunidad para ver esta película. Los personajes merecen la pena, las tramas entrecruzadas poseen su interés, hay momentos tensos, con suspense, y también otros con unas buenas dosis de humor. En el fondo, como cualquier viaje que podamos emprender, con sus imprevistos, sus planificaciones acertadas y su cómodo hotel de acogedoras sábanas. Y no olviden, antes de irse a dormir, de echar la llave a la puerta y a sus maletas. Nunca se sabe quién puede merodear en sitios tan grandes.

2 comentarios:

dexterzgz dijo...

No conozco esta película, pero sí por supuesto la serie de televisión que veía y en donde conocí todo sobre Eva, Eva Harrington naturalmente, la gran Anne Baxter. Tomo nota.

No obstante, el motivo que me pase por aquí es felicitarte por el premio que te dan hoy y desearte que pases un buen día. Yo la verdad no me había enterado de nada, leí que algo comentaba Carpet el otro día, pero lo dejé pasar y luego ya se me olvidó preguntar.

Enhorabuena, es un orgullo ser tu ¿amigo? sí, yo te tengo como tal. Pásalo bien, recuerdos a mi paisano García Abril y a Pumares Pregúntale por el monolito, por favor, que nunca me quedó muy claro cuando lo explicaba, o mejor, un día quedamos y me lo cuentas tú.

Es una pena que haya habido recortes en CORTOGRAMAS para no ir allí a cubrir el evento.

Lo dicho, ENHORABUENA.

Abrazos con guarnición de patatas y pimientos de padrón

César Bardés dijo...

Pues es una excelente película, hecha con elegancia y con un título que no es baladí, porque tiene su intriga el asunto. Está muy olvidada y merece la pena.
Gracias por tu felicitación. Fue todo muy bien aunque estas cosas siempre te pasan por encima de una forma en la que ni te enteras. Ya sabéis, Pumares dando el show y disfrutando de una buena comida. Unos cuantos detalles por parte de la organización, premio y tren para aburrir.
Gracias por ser mi amigo. Eso, y te lo digo muy de veras, es el mejor premio. Antón García Abril excusó su presencia en el último momento debido a la situación por la que estamos pasando. Lo del monolito alguien lo preguntó y Pumares, a gritos por supuesto, contestó: "¡No!"
Gracias por todo y abrazos con batuta.