martes, 11 de mayo de 2021

HARRY BROWN (2009), de Daniel Barber

 

Los años de soledad, con una simple partida de ajedrez de vez en cuando con su mejor amigo, han hecho que Harry Brown ya no tenga demasiada fe en nada. La felicidad se esfumó cuando murió su mujer y ahora ya sólo puede ver, desde la ventana de su casa, cómo el barrio se está degradando con drogas y delincuencia, con abusos y gritos de auxilio por la noche. En realidad, el grito de Harry es un alarido sordo, clamando por una solución para que todos puedan vivir en paz. Sin embargo, ese león que habitó una vez en él se va a despertar. Y lo va a hacer porque ya no tiene nada que perder. Y va a ir hasta el fondo de la cuestión. Sin espectaculares tiroteos, sin persecuciones increíbles. No, Harry no es un justiciero. Es sólo un hombre que decide hacer algo y lo hace sin énfasis, sin vanagloria, sin demasiada esperanza. Sólo porque esos estúpidos que pasan el día drogándose y creyéndose los amos del mundo le han arrebatado lo poquísimo que tenía.

El frío cala en los huesos y la edad hace que se muevan con dificultad. Tampoco hace falta mucha fuerza para apretar un gatillo y acabar de una vez con la mugre. La policía anda por ahí, pero es difícil convencer a nadie de que un anciano está tomándose la justicia por su mano y está acabando con unos indeseables. Al fin y al cabo, está haciendo un favor a la policía y nadie va a echar de menos a esos asesinos que toman cuanto quieren porque nunca están contentos con nada. Harry Brown ha sabido vivir. Y debió ser un tipo de cuidado que se regeneró al encontrar a la mujer de sus sueños. Si los sueños se acaban, también se termina la regeneración. Es fácil ser malo. Lo difícil, el verdadero equilibrio en el alambre, es ser bueno.

Michael Caine realiza una grandísima interpretación en la piel de ese viejo que asiste impotente a la erosión de su barrio y reacciona ante un asesinato con lo más cercano que posee el ser humano, que es su propia maldad. Sin embargo, su trabajo contiene tanta sabiduría que su personaje es capaz de bajar a los infiernos, comprobar de primera mano el mundo de basura en el que se mueven los individuos marginales que pueblan sus calles y, al mismo tiempo que dicta sentencia, sentir compasión. Así, se aleja del consabido justiciero que se ha visto en tantas historias y ofrece el retrato de un hombre que camina, con piernas de avanzada edad, por el mismo borde del abismo sin caer en él.

Y es que Harry Brown, en el fondo, somos todos. Sólo que él tiene más redaños. Se mueve entre las paredes con papel roto como pez en el agua. Camina entre esos edificios que un día fueron proyecto de futuro y hoy son ruinas de presente. Tal vez, a cada paso, no deja de espetar al mundo que puede que no sea mucho, pero eso es lo que él buscó en esa barriada de gritos en la noche, de cristales rotos y de agujas hipodérmicas.

4 comentarios:

Alí Reyes dijo...

Por lo que dices se trata de un justiciero extraño, para los cánones literarios que siempre vemos

César Bardés dijo...

No es un justiciero propiamente. Es un hombre cansado, harto, que ha sido veterano en la Guerra de Corea y que ve cómo el barrio se degrada. Actúa con realismo. Aquí no hay persecuciones, ni tiroteos espectaculares, ni heroicidades imposibles. Sólo es un tipo que actúa, que quiere actuar y hace lo que debe hacer. Es muy interesante.

dexterzgz dijo...

Sí, creo que es un justiciero más en la línea Eastwood que en la línea Bronson. Es como si a Stephen Frears o a Ken Loach le hubiesen ofrecido hacer "Harry el sucio". Recuerdo que a la película le dieron más palos que a una estera en su estreno pero a mí me pareció muy entretenida. La última escena se te clava en la retina y el Sr. Caine está espectacular, lo cual por otra parte no es noticia.

Abrazos desde el pub

César Bardés dijo...

Ni siquiera lo veo en la línea Eastwood. No es ese héroe justiciero que sabes que no va a salir herido. La sombra de que algo malo va a pasar está presente en toda la película. Sin duda, es muy interesante esa apreciación de que "es como si a Stephen Frears o a Ken Loach le hubiesen ofrecido hacer "Harry el sucio". Aunque creo que es más Frears que Loach (éste no se hubiese resistido a deslizar el mensajito de turno) es un comentario de lo más atinado.
Lo de Michael Caine es de otra galaxia. En "La otra vida" dice que es la película que más le ha gustado interpretar de cuantas ha hecho en el siglo XXI, que Harry, de alguna manera, también es él. Y que, además, el barrio que sale retratado en la película es el mismo barrio en el que él pasó sus años de juventud.
Abrazos con la mirada inquisitiva.