miércoles, 26 de noviembre de 2008

HOMBRES INTRÉPIDOS (1940), de John Ford


El gran valor de esta película no es la presencia de John Wayne. Es la exhibición interpretativa que hace ese gran y tan a menudo ignorado actor que era Thomas Mitchell. En esta historia sobre hombres de mar, en su rostro se dibujan las arrugas excavadas en la piel por el salitre, las olas del océano embravecido, el amargo sabor del aire de sal mientras el agua que le rodea se convierte en un hogar del que no quiere salir. Hombres intrépidos, en contra de lo que pueda parecer, no es una película de aventuras. Es un retrato de unos cuantos hombres que sólo saben andar por la oscilante cubierta de un barco y que se sienten incómodos en la quietud de la tierra firme. Sus manos están encallecidas de tanta cuerda deslizada entre ellas, sus hígados están pateados por la visita demasiado continuada del alcohol. Son hombres intrépidos porque sobreviven en el buque de su alma medio sumergida en un mar que no siempre les trata bien.
John Ford adaptó tres entremeses teatrales de Eugene O´Neill con la ayuda de esa eminencia literaria que era Dudley Nichols, para hacer este largo viaje a casa y lo hizo con la colaboración fotográfica de Gregg Toland, uno de los mejores de su profesión, que, por momentos, deriva hacia un expresionismo marinero que hace que destaque aún más ese retrato de personajes cuya riqueza reside en la amistad que se profesan unos a otros, algo que se antoja vital en esta historia de mar, sal y taberna.
Y podemos sentir en ella la textura de sus vestuarios secados al sol, la mirada nostálgica de quien no tiene un hogar esperando, el consuelo de un buen trago, la tristeza apagada por el calor de quien bien te quiere, las ahogadas emociones de unos hombres que hablan de casas cuando no tienen ninguna; de amores que nunca les han esperado; de esperanzas que nunca han aguardado en la orilla, la protección destilada hacia quien aún no ha vivido, la madera invadida por el agua y la sabiduría de un actor que brilló con luz propia incluso en sus habituales papeles secundarios y la de un director que sabía narrar una tragedia existencial sin necesidad de icebergs rajando el costado de un barco.
Tengan buen cuidado al ver esta película en la que los sentimientos son la aventura…quizás haya reservado un papel para ustedes como mascarones de proa y el mar…maldito mar…bendito mar…suele pegar muy duro…

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre he tenido una simpatía especial hacia Thomas Mithel. Rara es la película en la que haya salido él que no me haya gustado. Cuando pienso en "Lo que el viento se llevó", la primera imagen que me viene no es ni la famosa escena de el incendio de Atlanta, ni la escena del beso de los protas junto a la carreta, ni tantas otras escenas famosas. Me viene la imagen de Thomas Mitchel sentado delante de una mesa en la que hay un joyero abierto. El está mirando unos pendientes que pertenecieron a su mujer, ya muerta, mientras Scarlata le rodea por detrás con sus brazos. Me parece una escena preciosa. Esa expresión que refleja su cara, entre tierna, infantil..Me emociona. Me encanta cómo has descrito la vida de los lobos de mar. Una vida que me recuerda a la de los hombres del campo. Vidas llenas de carencias pero que muchas veces son más felices. Seguramente porque saben apreciar mejor las pequeñas cosas.
Sólo pondría un pero a tu artículo de hoy. No entiendo porqué para ensalzar a un director haya que menospreciar a otro. A mí es que esa película del iceberg rajando el costado de un barco, me parece también una gran película.
Gema

César Bardés dijo...

Bien, admito tu crítica aunque mi comentario es un comentario bienintencionado, bien es verdad que James Cameron no es que me parezca la releche en bote pero es muy difícil encontrar en el cine contemporáneo ningún director que sea capaz de narrar un drama humano alrededor de un buque sin meter por en medio alguna catástrofe que sirva de excusa al drama humano. Quizá en "Titanic" es cierto que sea al revés, el drama humano sirve de excusa a la catástrofe. En cualquier caso, el mayor pero que le puedo poner a esa película está en un casting totalmente erróneo, con un di Caprio que se supone que ha llevado una vida bohemia en Europa y que está muy trillado y que es pintor y tal y resulta que tiene la edad de un mequetrefe. Para Winslet no tengo ningún reparo. En fin, yo sólo he querido decir que Ford era capaz de narrar un drama sin necesidad de un "leitmotiv" que arrastre todo, pero desde luego, anoto ese "pero".
En cuanto a Thomas Mitchell, bueno, siempre me ha parecido un actor como la copa de un pino. Recuerdo perfectamente esa escena que dices de "Lo que el viento se llevó" y está inmenso. Lo curioso es que aquel mismo año se le dio el Oscar...por "La diligencia", ese doctor borrachín que huye de sus responsabilidades hasta que no tiene más remedio que afrontarlas...merece un lugar de honor en la historia del cine. Y tantas otras: el policía confundido en "A través del espejo", el periodista de raza de "Mientras Nueva York duerme", el compañero de Cary Grant que está perdiendo la vista en "Sólo los ángeles tienen alas"; el veterano sargento que se las sabe todas en la maravillosa "El sargento inmortal"; el cínico factótum de pueblo que niega la ayuda al sheriff Kane en "Solo ante el peligro" y encima lo quiere disfrazar de amistad; o el tronchante juez caradura y timador que se hace pasar por miembro de la alta sociedad en la estupenda y muy criticada "Un gángster para un milagro". Lo hacia todo y lo hacía bien. Mitchell era de los realmente grandes. Gracias por decirme dónde hay defectos.

Anónimo dijo...

No lo veas como un defecto. Es sólo que, como me dicen mis hijas, suelo ser fiel defensora de las causas perdidas. Y Titanic siempre me pareció una de esas causas perdidas. No sé por qué muy poca gente habla bien de esta peli. Se ha convertido casi en una pose, que no digo que sea tu caso porque a poco que te conozca sé que no eres de los que siguen la manada. En cualquier caso, te aseguro que el "pero" lo puse sin acritud como diría alguien del que todo el mundo habla estos días. Más bien lo puse con una sonrisa.
Nombras "Un gangster para un milagro". Me encanta esta peli. Desde el primero hasta el último de los actores estan geniales.
Gema

César Bardés dijo...

No es que "Titanic" me disguste, aunque tampoco es que me ponga cohetes cada vez que la veo. Está bien y tiene grandes méritos, sobre todo en la espectacularidad de algunas secuencias y, por supuesto, ese "pero" lo he tomado tal y como tú dices que ha sido tu intención pero de vez en cuando reconozco que es muy sano que alguien te diga dónde no funciona algo y eso siempre es de agradecer. Otra película que no tiene muchos seguidores "Un gángster para un milagro" y, sin embargo, me parece una maravilla de película, dirigida con sabiduría e interpretada con convicción aunque parece ser que los problemas que hubo en el rodaje animaron a Capra a dejar el cine (Ford peleado con Capra, Ford peleado con Davis...claro, era el productor). Gracias en cualquier caso.