miércoles, 19 de noviembre de 2008

LA COLINA DEL ADIÓS (1955), de Henry King


Hay precios que merecen la pena pagarse por vivir lo que muy pocos mortales han sido capaces de ver. Cuando el amor se adentra en todos y cada uno de los latidos de nuestro corazón es cuando realmente estamos expuestos al dolor más desgarrado, a la pena más incomprensible, a la soledad más inextinguible. Vivir con el roce de unos labios que sabes que son de tu propiedad es el tacto de un jardín secreto al que sólo tienes acceso desde el pedestal de la vida…porque amar es vivir, es sentir, es probar el verdadero significado de la emoción. Y puede que sólo se experimente durante un instante, un imperecedero momento que queda grabado con la caligrafía de un beso acentuado con el alma en la orilla de nuestros sentimientos. El recuerdo de ese beso, de ese preciso segundo en el que vencimos al tiempo y quedamos suspendidos en alguna parte al ritmo de un corazón que ya no latirá nunca igual, es el auténtico tesoro que guardamos en esa parte de nuestro interior que nadie, jamás, podrá atisbar por mucho que se acerque.
Y ahí, en esa despedida que nunca quisimos que fuera, en esa mirada que nunca asimilamos como última es cuando hay una especie de misterioso despertar espiritual que no nos dejará cerrar los ojos, que no permitirá que dejemos de sentir lo que con tanta fuerza pudo invadirnos. El viento mece la hierba al tiempo que la tempestad de nuestra experiencia acaricia con la lluvia a un corazón que, una vez, en lo alto de una colina, amó tanto que ya nada consiguió acercarse a ese rincón donde reside el hombre o mujer que realmente somos. Y es que el amor, además de vivir, sentir…también es verdad…
No caben sorpresas si viendo esta película nos descubrimos con un surco de lágrimas en mejillas que se esfuerzan en mantener la serenidad. No se preocupen, son sólo un signo de que alguna vez, quizá en otra vida, todos hemos dicho adiós y hemos sentido el aplastante peso de una soledad inmerecida cuando hemos dado tanto por quien amamos. Y es que el cine, maldito traidor, a veces tiene estas cosas. De repente, sin avisar, nos lanza un dardo en pleno centro de nuestra emoción y hace que demostramos la sensibilidad que siempre nos hemos permitido esconder.
Para ello hay un gran actor, algo infravalorado, que aquí destila elegancia y saber estar como es William Holden. Detrás de él, convincente medio asiática, está una Jennifer Jones en el que fue, quizá, el último de sus grandes papeles. Tras las cámaras, un artesano que hizo cosas bien y cosas mal como fue Henry King pero con un guión escrito con la poesía que compuso John Patrick era difícil errar el tiro. Y la música que, una y otra vez, se repite en la película y, en mi caso, siempre perdura en la estrecha sala de audición de mi mente porque tal vez me hace pensar que todos hemos tenido una banda sonora adornando los momentos de nuestra vida que nunca queremos olvidar.
El consejo es que preparen los pañuelos y alguna que otra bebida exótica para sentir el calor de una playa que inicia un amor eterno; y que preparen las piernas para subir, a velocidad de pasión, esa colina que dejó a un hombre y a una mujer allí para toda la eternidad mientras nuestro maltrecho corazón queda arrasado por una historia que, lo crean o no, fue real…Fue amor…


13 comentarios:

Anónimo dijo...

Me alegro de que te decidieras por escribir sobre esta película. Creo que sí has conseguido escribir un trocito de sentimiento, como dijiste. Cuando he leído tu entrada me ha pasado como tantas otras veces, me quedo un poco bloqueada. De tanto que me gusta esta película y lo que has escrito sobre ella, pues no sé muy bien que decir. Esta película forma parte de ese grupo mío de pelis que nunca me canso de ver. Que por más veces que las vea, siempre consiguen emocionarme. Simpre les encuentro algún detalle nuevo que me hace disfrutarla y amarla.
"Adiós", que palabra tan fea, verdad?. Nunca me gustó. Creo además que esta palabra encierra dentro de ella otros significados. Depende del momento en que se pronuncie, o incluso de quién lo pronuncie. Está el adiós impuesto, como es el caso de la peli. Un adiós con el dolor añadido de que no es elegido. Está el adiós cobarde. Creo que este es de los peores porque deja un poso de decepción. Y así podría seguir enumerando adioses. Todos ellos feos. Por cierto, en una de mis pelis preferidas, los protas bailan un vals que se llama así, "El Vals de los adioses". Otro adiós impuesto el de esa peli.
Me ha llamado la atención el cartel que has puesto, en francés. En cualquier caso es precioso.
Y como ya dije una vez, todos deberíamos tener una colina a la que poder subir. Y a ser posible, con mariposas que sólo auguren buenos presagios.
Gema

César Bardés dijo...

Quizá todas las películas románticas parten de "Breve encuentro". Todas las historias de amor son breves y su final, casi siempre, es un final impuesto, un adiós obligatorio pero que, sin embargo, también es un adiós de eternidad, es una despedida nunca consumada, es un finalizar lo que jamás podrá estar acabado. Creo que "La colina del adiós" tiene algo de eso. Un aroma de eternidad en un lugar donde el amor nunca podrá desaparecer.
Me alegro de que te haya gustado y de que este texto haya tenido un poco de alma. Gracias.

Anónimo dijo...

No todas las historias de amor son breves. Estoy segura que dentro del cine hay pelis en las que los protas han envejecido juntos y amándose. Seguro que si te paras a pensar encuentras. Lo mismo que en la vida real.
Por cierto, qué bonita Breve Encuentro." Si tu murieras, me olvidarías, y yo quiero que me recuerdes". Esta frase es de esa peli.
De verdad crees que Holden está algo infravalorado?. POrque si es así, pues qué pena. A mi me parece uno de los mejores actores que ha habido.
El único adiós impuesto, es el que impone la misma muerte. Los demás son elegidos.
Gema

César Bardés dijo...

Por supuesto, no todas las historias de amor son breves y, por supuesto, ha habido historias de amor en el cine que los protagonistas han acabado envejeciendo juntos. Pero, curiosamente, casi nunca recordamos esas historias de amor. La mayoría de las veces nos vamos a aquellas que fueron imposibles, que nos desgarran, tal vez porque los cineastas saben que eso es lo que mueve el mecanismo de la emoción y por ello siempre hay un adiós que nos conmueve y nos deja con el alma pegada a esos fotogramas con los que hemos llorado, aunque sea, un poquito.
Sí que creo que Holden no es un actor muy recordado teniendo en cuenta que era un tipo que actuaba de manera excelente. Scott Eyman lo describe así de simple y de mal en la biografía de John Ford "Print the legend": "William Holden no era más que un pobre hombre agarrado a una botella". Y se queda tan tranquilo. Creo que es un actor que merece más estudios y más comentarios que los que se le han dedicado.
Y sí, hay adioses impuestos. Conozco a alguien que dejó a su novia porque él sufría de tuberculosis y no quería ni que le cuidara, ni que sufriera la enfermedad. Hay adioses que se hacen necesarios para enderezar rumbos. Hay adioses que son necesarios porque, tal vez, el precio de una vida es superior al precio del amor. Lamento estar en desacuerdo en eso.
Gracias de nuevo.

Anónimo dijo...

Bueno, dejemos el tema de los adioses que este blog va sobre cine. Sólo decirte que hasta ese adiós de tu amigo es elegido y hasta un poco egoista. Confiaba en que pondrías algunos títulos de pelis en los que los protas envejecen juntos. Me da rabia no recordar en este momento ninguno. Es que recuerdo una peli que me encanta, pero para variar no recuerdo el título. Tyrone Power, Mauren O´Hara... Son matrimonio en esta peli y si no recuerdo mal, envejecen juntos.
En cuanto a lo del Sr Eyman, pues anda que no hay actores que vivian colgados a una botella y no por eso eran malos actores sino todo lo contrario.

César Bardés dijo...

Te refieres a "Cuna de héroes", de John Ford. Lo que pasa es que yo no considero que esa película sea una historia de amor, sino la historia de un instructor de West Point que plantó la semilla de muchos buenos soldados y sufrió por la muerte de muchos otros. En ese plan, podríamos decir "Adiós, Mister Chips", primera y segunda versiones, o "La buena tierra", o, incluso, si me apuras, "El fantasma y la señora Muir", al fin y al cabo, están juntos hasta más allá de la muerte. Ésa sí es una historia de amor.

Anónimo dijo...

Cuna de héroes.. gracias. Es que siempre confundo este título con Forja de hombres. Ya sé que no es una peli de amor, pero ella siempre estuvo a su lado. Así la recuerdo yo. Y los recuerdo a los dos , ya mayores, con el pelo cano. Juntos. También pensé en La Buena Tierra y hasta en el Fantasma y la Sra Muir. Aunque es verdad que en la primera es ella quién más da. Adiós Mr Chips, me encanta la versión de Petula Clark y Peter O´toole. No me acordaba de esta preciosa historia de amor.
Gracias por este artículo tan especial.
Gema

César Bardés dijo...

No olvidemos tampoco las fantásticas historias de amor de Hitchcock, como aquellas que nos dibuja en "Encadenados" o en "Marnie" (¡qué tormento!, ¡con violación incluida!) o en "Recuerda", o en "La ventana indiscreta", donde se pone de manifiesto la inteligencia femenina; o la maravillosa "Anastasia", de Anatole Litvak, donde ambos deciden irse y renunciar al oropel; o Billy Wilder en "Ariane" cuando, en el último momento, Gary Cooper apuesta por Audrey Hepburn; o la historia de amor nunca correspondida que Wilder nos enseña en la obra maestra que es "El apartamento"; o la insuperable "El bazar de las sorpresas", de Ernst Lubitsch; o "Mi mujer favorita", de Garson Kanin, con Grant intentando reconquistar a Dunne. En fin, yo creo que el cine sobre todo es amor, sea de la clase que sea. Gracias a ti por tu lectura y por tu interés.

Anónimo dijo...

Bueno.... si nos ponemos a hablar de pelis de amor puedo ponerme muy pesadita y pedirte que sigas.. y sigas... Lo que pasa es que yo me refería más a pelis en que el amor es para siempre. Todas estas que nombras son preciosas, pero nos quedamos sin saber si son amores eternos. Vamos que en la peli no salen los protas de viejitos sintiendo el mismo amor.
Gema

Anónimo dijo...

Gigante.. ves? aquí también hay un amor de los de para siempre. Y con mucho mérito, porque anda que no son distintos caracteres los de los protas. Me encanta esta peli que también es de las que he visto un montón de veces. Hay una escena, creo que es en la boda del hermano de la Taylor, que hay un cruce de miradas entre Hudson y ella...pues de eso que no hacen falta las palabras. Nombras también Arianne, peli también infravalorada que me encanta. Esa escena final del tren... preciosa. Y esa música que suena tantas veces.. "Fascinación".
Te advertí que podía ponerme muy pesadita.
Gema

César Bardés dijo...

Está bien, señora Pedekaris, ya hablaremos sobre ello cuando ambos seamos nubes doradas en el cielo. Hay unos cuantos títulos que me harían llover...

Anónimo dijo...

Siento entrar cual elefante en una cacharreria en este preioso dialogo, pero como acabo de descubrir este blog y como siempre ando dandomelas de listo, me atrevo a pronunciar un par de titulos : "Cimarrón" de Anthony Mann y más recientemente "El diario de Noah"...Incluso creo que se podría incluir La conquista del Oeste por cuanto aunque no vemos envejecer juntos a las parejas, las mujeres nos cuentan cuan feliz fue su vida junto a sus maridos.

Un placer releerte señor Wolf

Carpet

César Bardés dijo...

Para mí, "Cimarrón" es una película totalmente fallida por parte de Mann. Valoro mucho más "El diario de Noah" y "La conquista del Oeste" nunca fue una de mis cintas preferidas a ningún nivel. Tal vez prefiera el inmenso amor y la increíble fortaleza de aquellas mujeres que aguardan en el fuerte el regreso de sus maridos que van hacia una muerte segura en "Fort Apache" con aquella frase que decía: "Ya no les veo. Sólo veo las banderas", no puedo evitar llorar ante tanta mirada sabia, ante tanta vejez construida en común, ante tanto amor en una vida que fue, cuando menos, una condena. De todas formas, creo que tu aportación de títulos es, cuando menos, original. Enhorabuena.