miércoles, 21 de enero de 2009

MEDIANOCHE EN EL JARDÍN DEL BIEN Y DEL MAL (1997), de Clint Eastwood


Un hombre pasea una correa sin perro simplemente porque alguien dejó dicho en una herencia que cobraría algún dinero mientras paseara al podenco. El problema es que el perro murió pero el hombre sigue paseándolo porque, al fin y al cabo, le pagan por ello. Otro hombre lleva dos moscas atadas a la cabeza porque piensa que los insectos son los primeros en detectar si el agua corriente está envenenada. Mientras tanto, en una vieja mansión llena de obras de arte y de descargas de buen gusto, se comete un asesinato. Un periodista de Nueva York decide investigar lo que pasó realmente y se ofrece como testigo a favor del presunto culpable. Así es Savannah, Georgia. Un hervidero de excentricidades que pasean libremente por el parque mientras la reputación de alguien realmente turbio está siendo pisoteada por las maledicencias de un crimen pasional de corte homosexual. No importa que un hombre pasee a una correa sin perro o que otro lleve dos moscas atadas a la cabeza. Importa que nadie piense que alguien es de una opción sexual diferente. De ahí la divertida provocación escandalosa que ejerce un transexual que se hace llamar Lady Chablis intentando sacar el lado femenino de todos los hombres. La locura es normal pero no la homosexualidad exhibida. Dos caras de una moneda tan falsa que, cuando cae, comienza a marcar el compás de cualquiera de las melodías que compuso ese maravilloso músico que era Johnny Mercer, autor de canciones tan extraordinarias como “That old black magic”, “Ac-cent-chuate the positive”, “Skylark”, “Blues in the night” y tantas otras.
El caso es que, en la medianoche de un cementerio, las viejas brujerías criollas son conjuradas para que el autor del crimen sea castigado y lo que es incapaz de ser ejecutado por los hombres, sea hecho por los espíritus y, de alguna manera, algo se apodera del ambiente porque el asesino mirará a los ojos de su víctima una vez más mientras ésta esboza una sonrisa que se antoja una imposible mezcla de venganza y de justicia.
Las contradicciones del alma convertidas en estilo de vida son el santo y seña de esta película deliciosamente dirigida por Clint Eastwood, que se empeñó en hacerla por contener un retrato lleno de acidez del profundo Sur de Estados Unidos en base a una sociedad de hipocresía salvaje, de raídas costumbres de convivencia y de viejas creencias sobre muertos y vivos y que, sumida en la penumbra de la medianoche, tiene dificultades para discernir con claridad la raíz del bien y el cinismo del mal. Y es que, en muchas ocasiones, el encanto personificado esconde la pura turbiedad del alma corrompida, y el silencio de la estatua que simboliza el equilibrio de lo que es bueno y es malo será el único cómplice de la verdad. Matar está permitido. Ser de una opción sexual diferente está prohibido. Ser incorrecto es intolerable.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya comenté en otra entrada tuya que no me gustó esta película. Seguramente si la hubiera visto después de leer todo lo que comentas sobre ella, la habría comprendido mejor. De todas formas me gusta mucho más el Eastwood de Los puentes de Madison, de Mystic river, de Million dolar... de Cartas desde Iwo Jima o de El intercambio. Así que me quedo con esta película pero vista a través de tus ojos, una vez más. También me quedo con esa canción que comentas, That old blak magic. Tal vez esa vieja magia negra es lo que le faltaron a mis ojos para saber apreciarla.
Gema

César Bardés dijo...

Quizá no tenga ese elemento de emoción que comentas en el resto de títulos (todas ellas son películas emocionantes) pero a mí me parece una fascinante recreación de un asesinato que ocurrió realmente y que pone de manifiesto las evidentes contradicciones de un estilo de vida bastante anclado en el pasado. No hay que perderse la versión que Kevin Spacey hace de la canción "That old black magic" y recomiendo fervientemente una visita a youtube y que pongáis su nombre en el buscador y que pinchéis en "Kevin Spacey impersonations", contiene una serie de imitaciones absolutamente geniales de Marlon Brando, Al Pacino, Christopher Walken, Jack Lemmon, James Stewart y Clint Eastwood y apenas le cuesta meterse en un par de segundos en cada uno de esas personalidades. Si se sabe inglés, mejor, así se pillan los chistes, pero si no, fijaos en el rostro de un gran actor.
That old black magic.
Gracias, Gema.

Anónimo dijo...

Curiosamente vengo de opinar en otro blog sobre El intercambio y acabo de decir que ya les gustaría a muchos tener en su filmografía títulos menores como los que tiene Eastwood. Pese a que tradicionalmente esta peli es considerada como uno de las obras menores de Clint - nunca entenderé esa distinción entre obras menores y mayores- yo la situaría entre mis favoritas poniéndola incluso un peldañito por encima de Million Dollar Baby que estimo pelín sobrevalorada y que creo que envejecerá mal. Menuda la que se organizó en el foro de Cinéfilos a propósito del post que colgué sobre esta peli y a propósito del caracter moralista o moralizante o yo qué me sé que de las películas de Clint. Medianoche es una peli que hay que ver sin ningun tipo de inhibición. Me sorprendió gratamente que Clint se atreviera con una historia así. Hay que ver Medianoche para disfrutar de un inmenso Kevin Spacey y para comprobar una vez más lo bueno que es - y que está- John Cusack, una de mis debilidades. Es mucha la magia que desprende esta película, y no es precisamente negra. Si John Ford nos enseñó Insfree y García Márquez nos llevó hasta Macondo, Eastwood nos mostró la magia de Sabanah.

César Bardés dijo...

Yo no creo ni que "Million dolar baby", ni que "Medianoche en el jardín del bien y del mal", ni que "El intercambio" sean obras menores. En esa clasificación podríamos poner, por ejemplo, "Deuda de sangre" que, sin embargo, es una película correctísima. Lo cierto es que me hace mucha gracia que haya gente que diga que Eastwood no arriesga con sus películas cuando "Medianoche en el jardín del bien y del mal" es una apuesta arriesgadísima, o "Bird" (no olvidemos la biografía de Charlie Parker en tres horas), o que "Million Dolar Baby" (una historia sobre la eutanasia y el boxeo...femenino). A mi me parece un cineasta único en este momento y espero que, desde estas páginas, también pueda comentar tanto "Gran Torino" como su biografía sobre Nelson Mandela. Estoy seguro de que no me va a decepcionar.
Gracias, Dex, interesante comentario sobre obras menores y mayores.