viernes, 10 de junio de 2011

TRAIDOR EN EL INFIERNO (1953), de Billy Wilder

Siempre me gustó esta película de Billy Wilder, Traidor en el infierno. Es como una sonrisa en medio del barro. Es William Holden encarnando un personaje que no tiene nada de amable y todo de cínico. Sé también que es una película con muchos detractores por los trazos de humor un tanto grueso que destilan algunos personajes pero que, en mi opinión, Wilder dibuja como una amarga evasión de la cruel realidad. En ocasiones, en manos de los verdugos, sólo queda el sueño de intentar hacer el payaso en un mundo que no sirve para reír. Con el personaje de Sefton, contrabandista, jugador de ventaja, despreciable cínico que no cree más que en servirse a sí mismo en un lugar donde el individualismo es pura traición, Holden compone un carácter de mirada descreída al que Wilder no dio ni una sola pincelada de patriotismo o de idealismo o de nada terminado en “ismo” salvo “yo mismo”. A nadie caería bien una persona como Sefton, siempre sería un candidato para el odio en un lugar donde los carceleros alimentan la humillación sutil, la tortura refinada y el duro taconazo de unas botas lustrosas calzadas por Otto Preminger.
Y es que, tal vez, no se pueden poner alambradas al sonido de una ocarina soplada por un trastornado, y tampoco se pueden poner en un barracón los terribles deseos que se deben sentir de coger a alguien como culpable para hacer que la frustración sea un arma menos afilada. A veces, sólo unas piernas bonitas consiguen hacerte soñar, o un poco de sentido del humor, o una canción que recuerda quién eres, o una búsqueda a lomos de la paciencia puede demostrar la luz de una cerilla encendiendo un cigarro puro que no merece ser apagado a golpes de rabia.
La esperanza es el peor enemigo en un campo de concentración porque es la espita que enciende la sospecha caída del lado de la antipatía. Wilder era así. Mucha acidez para contar la historia de unos héroes encerrados.

12 comentarios:

dexter dijo...

Bueno, Bardés, antes que nada me gustaría aclararte con respecto al post anterior – no frunzas el entrecejo que te veo- que te entendí el matiz de que “Infernal affairs” era buena, pero que “Infiltrados” era mejor. Yo también estoy de acuerdo con eso, a pesar de que la peli tienda a menospreciarse, sencillamente creo yo que Marty tenía que haber ganado el Oscar por otras películas antes que por ésta. Pero esto es como la lotería oye, cuando toca, toca.

Y ahora, hablemos de tío Billy. A mí también me gusta esta película mucho, y creo que ya hemos hablado alguna vez de que no entendemos cómo William Holden no está entre la Primera División de los grandes actores junto a los Newman, Brando, Grant, Douglas y cia. Trazos gruesos dices. Bien, yo es que creo que la obra de Wilder no se entiende sin esos trazos gruesos. Wilder era un hombre que se adelantó a su tiempo en criticar el puritanismo y lo pacato de su sociedad. El que lo critica por ello se pone en evidencia. El que se pica, ajos come, dicen. A mí me encanta el tipo enamorado de Betty Grable que la ve en todas partes o la escena en el barracón de las chicas.

Y por último, me gustaría destacar que hace falta tenerlos muy bien puestos para ironizar sobre un tema tan grave como éste máxime cuando Wilder sufrió el conflicto en sus propias carnes.

César Bardés dijo...

Sin duda, Marty hubiera merecido el Oscar por otras cosas anteriores. En eso estoy plenamente de acuerdo. Y también creo que tiene cosas mejores que "Infiltrados". Esa es una de las causas por las cuales se menosprecia esta película. Pero, como bien dices, cuando toca, toca y en otros años quizá ha sido la competencia aunque yo creo que con "Toro salvaje" ya tendría que haber ganado.
En cuanto al tío Billy...bueno, ya sabes, William Holden era exactamente cómo a él le gustaría ser, Walter Matthau era cómo no le gustaría ser y Jack Lemmon era exactamente como él era. En cuanto a meterle en el Olimpo de los grandes actores, yo también creo que lo merece por mucho que haya estado en cosas por debajo del nivel de su talento pero, para mí, era un excelente actor. Elegante, socarrón (¿alguien ha reparado en sus maravillosas expresiones irónicas en "Misión de audaces"?) y, posiblemente, una de las sonrisas más bonitas de la historia del cine. Con los años se le fue agriando mucho la cara y, aún así, supo afianzarse como un actor de muchísimos recursos que nos regaló joyas tan preciadas como "Grupo salvaje" o "Network" que a mí siempre me pasa una cosa con esta película y es que, diablos, Holden está mejor que Finch y mira que Finch está bien.
No cabe duda de lo bien puestos que los tenía el tío Billy al abordar algo así. Ya dije en otro post que estaba basada en hechos reales y que, de hecho, hay una placa en cierto campo de concentración que lo recuerda y que, por fortuna o por tristeza, tuve la oportunidad de leerla. De lo que no cabe duda y que me parece el punto central de esta película es que esos tipos que están bromeando continuamente lo hacen por evadirse de lo que están viviendo. Es una evasión interior. De hecho, el personaje de "Chimpancé" está al borde de la locura cuando cree ver en su compañero a la mismísima Betty Grable con pelo de paja porque está a punto de llegar al límite.

Carpet dijo...

Bueno, bueno, creo que fui yo el que metió hace poco tiempo el tema del humor de trazo grueso de esta película y que me hizo bajarla del pedestal en que mi memoria la tenía. Bien es verdad que el sitio era muy alto y aunque haya mermado sigue estando a un nivel inalcanzable para mucha otras.

Puede ser cierto lo que comentáis sobre la crítica al puritanismo o sobre la capacidad evasiva del humor, no lo niego, sólo que a mí me parece algo anticuado. Así como encuentro que la mayoría de la producción de Wilder es atemporal y en ello reside su grandeza. Esta película también lo es en cuanto a su eje central, ese personaje descreído, de un cinismo terrible, que no es antipatriota porque no entiende de patrias, cuyos valores empiezan y terminan en su propia persona (su único interés por descubrir el traidor es cuando sufre en sus propias carnes la sospecha). Ese tema y la traición en un reducto de hombres que se necesitan los unos a los otros y donde la confianza ciega en los compañeros es uno de los pocos soportes que le quedan a los prisioneros, es de una vigencia total, vale para cualquier lugar y cualquier época, sin embargo ese humor a mi me parece pasado de moda, fruto de su tiempo ( y en ello quizá apreciable como hacéis vosotros) pero ahora demasiado cargado de histrionismo y poco elaborado.
Yo no digo que la película no sea magistral, que creo que lo es, sólo digo que ese humor ha envejecido demasiado. Un humor que no lo ha hecho en “Con faldas y a lo loco” pese a la exagerada impostura de Lemmon y Curtis o sus correrías casi de cine mudo huyendo de “El botines” y sus secuaces. No ha envejecido porque la película es una comedia ( “Stalag 17” dista de serlo), porque no ridiculiza a los personajes, porque el humor no es grueso pese a su propuesta inicial con la posibilidad del desliz escabroso a la vuelta de la esquina. El humor de Wilder es fino, hilado con seda y pespuntes de organdí. El humor de “Stalag 17” parece venir de la obra de teatro original tener menos Wilder de lo que me gustaría.

Ahora, si la preguntes es ¿recomendarías esta película?, la respuesta es un si tan grande como depósito de agua del campo de prisioneros.

Sobre Holden abundar en lo que comentáis, a mí también me parece un actor excelente, Por cierto, como probablemente sabréis, rechazó este papel porque no le veía ningún rasgo positivo a Sefton y fue el propio estudio quien le obligó a trabajar en la peli. Además de todas esas películas que destacáis a mi me parece impresionante en “El puente sobre el rio Kwai” a pesar de que Alec Guinnes pueda eclipsar cualquier otra cosa.

Abrazos y mirad antes de salir si alguien le hizo un nudo a la cuerda de la lámpara.

César Bardés dijo...

No dejo de estar de acuerdo contigo en que su humor es poco elaborado. Yo creo que sabiendo de la extraordinaria inteligencia de Wilder no deja de ser algo intencionado puesto que no creo que las bromas que se puedan hacer en un campo de concentración sean demasiado elaboradas. Lo que concuerdo contigo es que hay que ponerse en la época y en la situación para que ese humor te llegue. Es un humor que, además de ser grueso, es falto de pegada aunque, como bien dice Dex, tiene un par de momentos buenos. Y yo no creo que ridiculice demasiado a los personajes. A mí más que ridículos me parecen patéticos y eso hace también que mi sonrisa sea congelada. Creo, sinceramente, que el único personaje ridiculizado en su apostura es Von Scherbach, ese excelente Otto Preminger como comandante del campo. De lo que no cabe duda tampoco es que, cuando la esperanza está tan herida, el histrionismo hace su aparición porque todo empieza a importar un pimiento, con lo cual también me parece adecuado (no brillante) el histrionismo de "Chimpancé" y del otro.
Por cierto, una última recomendación y un ejercicio para ti, Carpet. La memoria a veces también suele ser traidora y no sé cuándo te apetecerá volverla a ver pero esta es una película que hay que verla en versión original. A poco que se entienda el inglés, la gracia se multiplica por dos por culpa de uno de los peores doblajes en su traducción que he podido apreciar. A mí se me ocurrió verla en versión original simplemente porque quería saber las voces que ponía el personaje que acompaña a Don Taylor, el "imitador" y quedé encantado con la experiencia. Hay muchos chistes idiomáticos que en el doblaje se pierden y expresiones mucho más acertadas en su concepción original que pasando el filtro del doblaje.
También estoy de acuerdo en la enorme actuación de Holden en "El puente sobre el río Kwai", como en "El mundo de Suzie Wong", como en "Sabrina", contrapunto ideal de Bogart, en encanto y físico. Hizo cosas realmente buenas. ¿Alguien se acuerda de "Espía por mandato"?

dexter dijo...

Es evidente que el humor que se esconde tras “Con faldas y a lo loco” no es el mismo que el que hay detrás de “Stalag 17”, sencillamente porque la comicidad de la primera es única e irrepetible en la obra de Wilder. En todas sus comedias, tío Billy persigue que tras la carcajada se nos hiele la sonrisa de la boca... en todas menos en la que protagonizan Lemmon y la Monroe que es una carcajada continua y una fiesta de principio a fin. En todas las comedias de tío Billy hay aprovechados y víctimas... en todas menos en esa, y si los hay están tan caricaturizados que ni nos damos cuenta de su presencia.

Yo sí que creo que el histrionismo y la “falta de pegada” son bazas fundamentales en este film. Y la ingenuidad, un recurso que Wilder usa para abordar un tema, como dije tan delicado. A mí esta película me recuerda mucho a la guerra de Gila (“¿Es el enemigo? Qué se ponga) y puede haber algo más elaborado que el surrealismo de ese monólogo absurdo? En concreto, en esta peli, Wilder se ríe de la Ley sobre el derecho de los prisioneros de guerra surgidos en la conferencia de Ginebra... Un momento ¿derechos? ¿prisioneros? ¿ pueden aparecer juntos estos dos conceptos en una oración no negativa? ¿en un marco en el cual es evidente bajo mano la existencia de torturas y vejaciones de todo tipo? De todo eso se burla aquí Billy Wilder con mucha ingenuidad consciente. Es la misma fórmula que usa Benigni en “La vida es bella” para reflexionar sobre la inutilidad de la guerra (solo que a mí la metáfora del italiano no me llega a convencer). Lo que es ridículo aquí no son los personajes, es la situación. La relación entre el personaje de Preminger y los demás prisioneros es mucho más que un mero síndrome de Estocolmo, roza el compadreo, lo dicho, la guerra de Gila.

El cabo Dexter pide permiso para retirarse. Tch.

César Bardés dijo...

No se retire, cabo Dexter que se nota que ha analizado con detenemiento las intenciones del general Wilder y que las ha captado con precisión. La verdad es que tus apreciaciones están básicamente de acuerdo con las mías y que expresas a la perfección lo que subyace bajo una trama que Wilder da la apariencia de ligera. Yo no he leído ni he visto la obra original en la que se basa la película pero sí tengo noticia a través del fantástico libro de Ed Sikov (que os recomiendo muy, muy por encima del tan mentado de Cameron Crowe) "Billy Wilder: Vida y obra de un cineasta" que Wilder introdujo muchos cambios con respecto a la obra original lo cual se acerca a la idea de que ese humor poco elaborado, en realidad, es totalmente intencionado y que las relaciones entre personajes era lo que verdaderamente importaba en esta historia sobre un egoísta incrustado en un barracón y en medio de hombres que vivían en una situación extrema.
No imaginaba yo que al colgar el comentario de esta película iba a aportar tanto en la mirada con vuestros comentarios. Gracias verdaderas.

Carpet dijo...

Puede que tengáis razón (el "puede" no es más que una excusa para justificar que no veo lo que veis y mi más que probable error), pero me gustaría seguir debatiendo con vosotros porque aprendo mucho.
Hay una cuestión que me estaba planteando y que no he terminado de resolver, así que os pido ayuda, ¿Stalag 17 es la primera peli sobre campos de concentración o prisioneros?. No recuerdo, ni he encontrado, ninguna anterior y eso también tendría cierta incidencia en la concepción de la peli (los autores teatrales si fueron prisioneros precisamente en el Stalag 17 en Alemania). Hemos de entender que la crueldad brutal que ha abordado el tema de los campos nazis en épocas más cercanas no era posible en aquellos años 1953, en pleno Plan Marshall y reconstrucción europea, principalmente alemana, más aun cuando la guerra fría estaba comenzando a congelarse.
Por ese motivo, esa guerra surrealista, que comenta Dexter, es una forma de presentar los momentos terribles de forma que el espectador de la época los aceptara. Y hay algo más, el sargento Otto, con el que comparten cierta camaradería y cierto compadreo, es sin embargo el enlace del traidor, aquel que les lanza la sonrisa socarrona y se deja burlar como un buen amigote, mientras avisa a sus superiores del último proyecto de huida y colabora a que fusilen a aquellos con los que antes compartía gracietas. Eso y, por supuesto, la taimada treta de colar un alemán entre los prisioneros para ir conociendo cada uno de los planes, es la única licencia para sugerir lo crueles que pudieron ser aquellos nazis (aquí poco nazis, dicho sea de paso, no hay referencias apenas a la Gestapo o las SS, ni a los judíos que yo recuerde).

Y por último, pensemos en “La gran evasión”, la película de Sturges . También es una combinación de drama, comedia y aventuras ambientada en un campo de prisioneros alemán, aquí la tensión no se basa en la posible traición sino en la búsqueda de una fuga masiva y la posibilidad de ser descubiertos. No sólo cuenta eso y de hecho, también utiliza ciertos recursos cómicos de algunos personajes bastante caricaturescos que promueven la broma, la gracieta y la juerga, uno de ellos es el propio Mcqueen (el personaje principal, si alguno lo es), siempre intentando evasiones imposibles junto a su compañero bajito (intentar hacer un túnel como los topos) , siempre inventando bromas y divertimentos (el licor de patata destilado para conmemorar el día de la Independencia), etc. Y la tensión terrible de los prisioneros a los que a veces vence el desanimo hasta llevarles a la locura, como en el caso del compañero de correrías de Mcqueen que desesperado se lanza contra las alambradas y es tiroteado incapaz de soportar un nuevo fracaso. Los personajes y las bromas son creíbles, no son esperpénticos, no son burdos, son personas que puedes encontrar en situaciones límites. Los de Wilder son irreales, de comicidad pueril, de payasos de la tele. Tal vez, como decís eso fuera a propósito y buscara mensajes subliminales, pero a mi no me terminan de llegar.

Perdón por la insistencia, abrazos.

dexter dijo...

Anterior se me ocurre "La gran ilusión". La de McQueen yo la metería casi en otro saco, como "peli de fugas" en la que aunque también hay un desarrollo psicológico de los personajes prima más el espectáculo del "cómo c... saldrán" que el drama de los que están metidos ahí. Y creo que los mensajes que manda aquí Wilder están muy en la línea Wilder, al menos a mí sí que me llega así.

Carpet dijo...

Mmmm...vale, si "La gran evasión" es una peli de fugas y no de campos de prisioneros, "Stalag 17" es una peli de traiciones...

Y si "La gran Ilusión" es una peli de campos de concentración , pero de la 1ª Guerra Mundial, de hecho es anterior a que comenzara la segunda...que era a la que me referia, pero vale...acepto el dato.

César Bardés dijo...

Tiene razón Dexter. Anterior y primitiva película de fugas lo tenemos en "La gran ilusión" sólo que, evidentemente, está ambientada en la PRimera Guerra Mundial y no en la Segunda con un enfoque clarísimo de guerra entre caballeros que cumplen con sus obligaciones y que se comprenden aunque son enemigos. En cuanto a lo que comentas de "La gran evasión", Carpet, tengamos en cuenta que es una película realizada justo diez años después y que ahí no hay ningún personaje cínico salvo el del propio McQueen que enarbola un cinismo resistente a los nazis para minar, al mismo tiempo, la propia moral de los nazis en lo que es un claro mensaje de heroísmo. Si nos fijamos en la película de Wilder, el personaje del héroe es absolutamente secundario (Don Taylor) y hasta cierto punto es presentado como un petimetre. Cierto es también que creo que a Wilder le interesa más la traición que la fuga y que a Sturges le interese, sobre y ante todo, la fuga como excusa para una aventura que, por momentos, se vuelve dramática.
En cuanto a películas anteriores ambientadas en sí mismas en la Segunda Guerra Mundial, habría que tener en cuenta que no se sabe exactamente cómo eran los campos de concentración alemanes hasta que George Stevens, perteneciente a la mítica Unidad Fotográfica del Ejército junto a Huston, Capra y Joris Ivens, más John Ford en el Pacífico, no realiza el documental "Campos de concentración naxis", en el año 1945 y recién terminada la contienda. "Traidor en el infierno" es del 53. Habría que decir que existe una película maravillosa y que también os recomiendo tanto en forma de novela como de película que es "La séptima cruz", de Fred Zinnemann, con Spencer Tracy de protagonista en la que se habla de cómo se puede destruir el alma de los hombres en un campo de concentración pero, en este caso, es un campo destinado a los prisioneros políticos del régimen nazi. Es del 44, creo recordar y se podría decir sin caer en la tontería que describe cómo serían esos mismos hombres que buscan en la risa facilona su evasión cuando ya han ido mucho, mucho más allá del límite.
Ojo, Carpet, no eres, ni mucho menos, la primera persona que destaca la comicidad pueril de los personajes de "Traidor en el infierno" como algo que se les presenta de forma chusca e, incluso, irreal.

Carpet dijo...

Mal de muchos, consuelo de necios, Wolf.
Si no veo lo que hay que ver es mi defecto, que asumo con humildad...me voy a la celda de castigo una semanita, pasadme la pelota de baseball...

César Bardés dijo...

No, nno, no, en absoluto quería decir eso. Todo lo contrario. No quería más que aclarar que no es nada descabellado lo que dices y que tal vez, y con mucha razón, puede que los que no vean lo que hay que ver somos nosotros. Quiero decir que una cosa es cuando se propone algo que está fuera de un razonamiento lógico y otra es cuando tú, con una argumentación impecable, nos dice unas razones que podrían ser perfectamente el camino cierto. Eso es lo que hace, precisamente, que todos ensanchemos miradas. Así que de humildad, nada. Todo esto está impecable y, es más, lo que hace es que quien esté interesado realmente en saber más sobre intenciones de la película y distintos puntos de vista sobre ella, le den ganas de leer los comentarios y encontrar enfoques distintos igualmente de respetables. Lo que no sería serio es que, apelando a la libertad de pensamiento etcétera, etcétera, alguien viniese por aquí y dijera algo así como que "en realidad, lo que Wilder quiere mostrar es a un puñado de homosexuales encerrados en un barracón y Sefton, de hecho, dirige sus iras precisamente al más agraciado de todos ellos mientras él ha sido sistemáticamente marginado". Ahí sí que ni humildad ni nada.
Un abrazo, Carpet, y no dejes de exponer lo que piensas, es el pequeño regalo que nos haces cada día. Al igual que Dex.