viernes, 25 de noviembre de 2011

LOS GIRASOLES (1970), de Vittorio de Sica

Cuando el corazón de una mujer queda enganchado a un hombre, no hay fuerza capaz de romper ese lazo tejido con las hebras del amor. No hay estepas bañadas en el blanco de la nieve que pueda parar el empuje de una mujer que persigue todo aquello que, un día, la hizo feliz. Media Europa será apenas un terruño que saltar si la recompensa final es la posibilidad, simplemente la posibilidad, de que el hombre que ella ama esté vivo. Los girasoles giran en dirección al sol, las mujeres lo hacen en la dirección del amor. En cambio, el hombre es débil y, por el camino, se olvida de lo que tanto ama para cobijarse con el refugio más cercano, especialmente cuando el hielo arrecia. El amor es un lenguaje universal. No conoce de fronteras, ni de distancias, por muy doloroso que éstas sean. El amor, amor maravilloso, único, amor desgarrado, es lo que hace a la mujer valiente, capaz de sacar lo mejor de dentro de sí misma. Y cuando una mujer hace eso, el hombre ya puede superarse cuanto quiera porque nunca llegará a ponerse a su altura. No hay inviernos fríos para quien camina al lado de una mujer. No hay escarcha en el corazón que se mantiene caliente por los latidos que hacen vivir un gran amor. En el cálido rumor de la piel de una mujer se oyen todos los arroyos, todas las fuentes, todos los cauces, todas las gotas…porque ellas poseen el don de hacer que el amor sea el motor que mueve la vida. El hombre, no. El hombre sólo es capaz de creer en el amor del instante, en los brazos que le rodean en un momento, en unos ojos que enternecieron el congelador que siempre funciona, sobre todo, con Siberia alrededor.
Vittorio de Sica realizó esta soberbia película, Los girasoles, con una extraordinaria y evocadora partitura musical de Henry Mancini y unas impresionantes interpretaciones de Marcello Mastroianni y de, ante todo, una Sophia Loren que nunca estuvo mejor que aquí, demostrando en qué enorme corazón cabe la espera, la dicha, la búsqueda, lo irrenunciable, el no rendirse, la fuerza y el oro de unos sentimientos que pocos, muy pocos, han llegado a conocer de verdad. Esta película es una indagación en el alma de todos los que la ven.

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