Una tormenta en la cabeza. Unos pájaros enloquecidos. Unas alucinaciones torturantes. La locura hace su aparición. Destructiva. Corruptora. El equilibrio familiar se resiente. La mirada se vuelve furtiva. Los ojos buscan respuestas en la genética, en un pasado que no fue feliz. En el razonamiento, lo absurdo está lleno de lógica y la lógica es una prolongación del absurdo. Las amistades se rompen. La enfermedad no se ve, no es evidente pero está ahí. El amor es el único asidero y se está resquebrajando ante el pánico. El miedo no es más que un delirio fabricado. Como un refugio para tornados.
Los supuestos problemas son enfrentados con la huida. Si hay algo que no va bien, mejor que se quite de en medio. El perro. El amigo. La mujer. El tornado. No, el tornado no se va a quitar solo por desearlo. El tornado vendrá. Con una fuerza llena de ira. La naturaleza se manifiesta, amigo. Igual que la locura.
Con mimbres inquietantes, bordeados por la normalidad agrietada, Jeff Nichols dirige una película que nos adentra en los más oscuros sótanos del raciocinio. Es difícil discernir qué es pasado, qué es presente y cuánto de ellos hay en el futuro. Una alucinación puede ser una evidencia de la enfermedad mental pero también puede ser una premonición. La bolsa o la vida es un dilema al que hay que enfrentarse con sangre fría. Algo de normal tiene que haber en toda esta anormalidad. El empleo se pierde. El callejón sin salida es un largo y tortuoso sendero hacia la cerrazón, hacia la nada. Quizá la nada sea tener todo. La vida es dura pero amable y solo se necesita tocar uno de sus bordes para que se vuelva con toda su furia y desprecio.
Una vez más, hay que alabar el trabajo de Michael Shannon en ese personaje que lucha sin descanso contra los fantasmas que le acechan, que camina por una delgada línea apenas perceptible que le hace inclinarse a uno y otro lado de la razón. En su mirada hay signos del abismo abriéndose paso con pico y pala y en él parece que se dibujan los preparativos para aquel memorable esquizofrénico de opiniones certeras que exhibió en Revolutionary Road, de Sam Mendes. A su lado, la fragilidad de Jessica Chastain es el contrapunto más indicado para un hombre de fuerza y brío que está demasiado confundido como para encontrar la llave de la felicidad. La tierra se abre por propia voluntad. El refugio es la obsesión porque la vida es el objetivo. No importan los cheques que se acumulan, las decepciones que se agolpan, las miradas escépticas de todos los que rodean a una familia que, poco a poco, se va quedando sorda ante las sensaciones del mundo exterior. Todo ello da como resultado una obra de susurros, de silencios enormes, de futuros inciertos, de grandes virtudes y de algunos defectos incluidos en el terreno de la paranoia. No todo sueño es verdadero. No toda verdad es ineludible. No todo el destino está escrito.
Así pues, el drama psicológico y doméstico está servido. Las luces calientes parece que reconfortan al que asiste al proceso de enterramiento en vida de un hombre que ama pero que no siente y que lo único que siente es un terror apenas disimulado. Y eso es algo que hay que controlar en todos y cada uno de nosotros. El enemigo está aquí dentro, en las entrañas, en el duelo diario con la cordura. Hagámonos a la idea de que la persecución de la felicidad no está en el más y en el mejor sino en la consecución de la armonía más equilibrada. Si no, estaremos dando un paso inevitable hacia el desquiciamiento, hacia las desgracias más miserables. Una de ellas es ser incapaces de ver todo lo que nos quieren los demás, las muestras de afecto, los detalles de complicidad, la paz del orden dentro de casa, la seguridad de que, sin necesidad de construir refugios, estamos a salvo mientras estemos rodeados de las personas más importantes de nuestra vida.
10 comentarios:
Oye, pues yo diría que esta te ha parecido, cuando menos, interesante.
Lo cierto es que cuando lei sobre esta película parecia prometedora, lo que pasa es que la peli podría dar de si una cosa interesante o un truño de cuidado....
Veremos a ver si gusta.
Abrazos sonados
Es interesante, sí. No es una gran película porque además no quiere serlo. Tiene vocación modesta y eso es una virtud. Juega mucho con las razones de la locura y los delirios de la razón, hasta dónde llega uno y otro. Michael Shannon me ha gustado mucho, la verdad. Y el ritmo, eso sí, es muy lento para hacer más evidente el retorcimiento mental al que llega el protagonista a pesar de sus denodados esfuerzos por mantenerse en el filo.
Abrazos con valium.
A mí me apetece mucho. Michael Shannon me gustó mucho en "Revolutionary road" - en realidad hay muy pocas cosas que no me gustaran de esa peli. Y Jessica Chastain es una chica a la que hay que seguir muy de cerca. Esta parece tener todos los ingredientes del nuevo cine indie USA y la lentitud - no en un sentido peyorativo ni mucho menos- es uno de ellos.
Abrazos pausados
Fíjate que a mí Jessica Chastain no me convencía pero aquí me ha gustado también. Se mueve en un papel muy difícil y lo que hace es no caer para nada en lo típico y tópico que pueden ser las tribulaciones de un ama de casa que ve cómo todo se va resquebrajando por culpa de la locura de su marido, un buen hombre y un buen padre, que comienza a tener verdaderos problemas.
Sin duda, lo de la lentitud no es para nada peyorativo. Todo lo contrario, me parece una elección muy atrevida en los tiempos que corren y hay algún momento en que la lentitud exasperante va dando paso, de forma terrible, al miedo. No hay efectos, no hay efectismos, solo efectividad.
Abrazos sin defectos.
Por la forma en que comentais me suena a un cierto parecido con "Áflicción", si no en temática (aunque quizá en una vuelta de tuerca también), en forma de abordar el tema de la deriva de un personaje.
Ritmo deliveradamente relajado, pequeña ciudad o pueblo de la America profunda, personajes en un entorno cerrado y casi opresivo, bastante de pueblerinos a la manera USA, y un personaje que se va decantando hacia el lado oscuro (si entendemos este como incomprensible) perdiendo a sus amigos/amores según va avanzando hacia la nada, auunque su intención sea siempre retenerlos...
No se si voy muy desencaminado es es una reflexiónde 10 minutos...
Abrazos sin camisa de fuerza.
BUeno, a medias. No es tan rural la ciudad en la que viven (aunque sí es la zona de tornados del medio-oeste tan mentada en otras películas. En ningún momento se dice el sitio pero se da a entender que es en Ohio). El entorno no es nada cerrado, él va cerrando el entorno. Todo lo contrario. La descripción del ambiente se centra en la típica casa con jardín que todos desearíamos y la película comienza con un aparente equilibrio que resulta envidiable a pesar de la modestia del trabajo del protagonista (es un obrero). Hay algo de pueblerino en el ambiente pero tampoco demasiado, eso sí. El personaje se va decantando hacia el lado oscuro y va perdiéndolo todo a pesar de que su única intención es protegerse de lo que cree ver.
No puedo decir más porque ya quitaría la gracia a la película.
Abrazos con sombrerito de barco en la cabeza.
Ya vi "Los juegos del hambre", no sé si habrá que esperar al jueves para hablar de ella...hasta entonces seran "Los jueves del hambre".
Abrazos espectantes...¿Habréis visto lo mismo que yo?
Seguramente no, no hemos visto lo mismo. Otra cosa será que podamos tener opiniones coincidentes sobre lo que hemos visto pero la visión de una película es tan particular y tan íntimamenete hermosa que yo creo que siempre es diferente.
Bueno, te adelante el título del artículo tal y como saldrá, que por eso no me comen: "Tiro al pavo".
Abrazos con flechas.
Pavo=euro=dolar?
ó
Pavo= edad del idem?
O tal vez ambas dos...
Pavo=adolescente en edad del ídem. Por ahí van los tiros. Y nunca mejor dicho, a no ser que tengas una pomadita.
Abrazos con espinillas. O sin, que todos son mu guapos.
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