jueves, 6 de septiembre de 2012

ABRAHAM LINCOLN: CAZADOR DE VAMPIROS (2012), de Timur Bekmamentov

A algunos nos gustaría saber cuál hubiese sido la reacción de John Ford, genial autor de El joven Lincoln, al asistir a una proyección de esta cosa. Con toda seguridad, el viejo maestro se hubiese mordido el amarillento pañuelo que solía llevar atado en la muñeca, se hubiera colocado el parche en el ojo y, después de emitir un gruñido hubiese dicho: “Hay días en los uno desearía llevar un parche en los dos ojos...”
Lo cierto es que engendrar algo como Abraham Lincoln: Cazador de vampiros debe ser consecuencia del uso continuado de psicotrópicos peligrosísimos combinados con alcohol de noventa y seis grados porque si no, no se puede explicar que a alguien se le haya ocurrido con tal premisa escribir una novela, a otro se le haya pasado por la cabeza comprar sus derechos para adaptarla al cine y aún a otro más haya querido dirigirla e intentar hacer tragar al público con una diversión que ni existe, ni se la espera.
Sería estúpido hablar, en una película así, de interpretaciones y de aproximaciones históricas con un fondo tenebroso de colmillos largos y manejos de hacha que hacen palidecer al mismo Gimli de El señor de los anillos, de Peter Jackson. Y es que, parece ser, que no contentos con intentar encumbrar a mitos que ni de lejos lo son, de lo que se trata es de magnificar a mitos que siempre lo han sido. Y luego añadir la genial idea de mezclar la lucha por la abolición de la esclavitud y la guerra de secesión americana con la existencia de unos vampiros que viven mejor que mueren que, por supuesto, deciden apoyar al Sur porque, vamos a ver, ¿qué son unos vampiros sin nación? Nada, todo el mundo lo sabe. Un vampiro sin nación es como una guinda sin pastel, un espejo sin reflejo o un tenedor de plata sin trozo de carne pinchado.
Todo este batiburrillo sin más sentido que el de fabricar espectacularidad a troche y moche está dirigida por Timur Bekmamentov, un tipo que se ha asociado con Tim Burton para llevar a cabo sus desatinos (y eso, señores, es lo que hace que algunos hayan apreciado tanto una película tan penosamente efectista como Wanted) y que adora y profesa culto a la cámara lenta. Tanto es así que cuando se sale del cine uno tiene la impresión de que sus pasos son pura épica, que sus movimientos son más chulos que Cristiano Ronaldo cuando marca un gol y que hasta un simple pestañear sea una caída de ojos espectacular. Tanto como ver a Abraham Lincoln, presidente de los Estados Unidos, manejar un hacha de plata con mango calibre 45 con tanto malabarismo y fuerza que parece una majorette en pleno desfile. ¿Se imaginan ustedes a Barack Obama matando seres de las tinieblas con su cortauñas plateado para salvar al mundo de la más injusta de las crisis económicas que ha padecido nunca? Eso sí que son vampiros chupasangres y lo demás son verdaderas tontadas.
El caso es que lo de intentar que los hechos históricos cuadren con esa profesión oculta del leñador-abogado-político-presidente es un encaje de bolillos que haría sonreír al más pesimista a poco que tenga un poco de idea. La reducción llega a ser simplista, con una sangre inusualmente oscura que hace palidecer la que fue derramada con terrible crueldad en la legendaria batalla de Gettysburgh. Y es que el fregado fue difícil porque, increíblemente, estaban de por medio los afamados hijos de la muerte vestidos de sudistas y, claro, es muy complicado matar a quien ya está muerto. Pero ahí está el presidente para tener brillantes ideas, para erradicar de los Estados Unidos cualquier rastro de bestia infernal, para ser figura central de escenas tan efectistas que el aburrimiento no tarda en aparecer, la sorpresa ni siquiera viene y la calidad emprende una fuga de éxito. Aunque quizá el objetivo de esta maravilla sea poner los dientes largos a los que desean ver buen cine, quién sabe. 

10 comentarios:

Carpet dijo...

La verdad es que cuando conocí la existencia de esta película pensé en cual podía ser el objetivo de algo tan extraño. En un primer momento creí que en un intento de ganar gancho comercial utilizaban a un personaje con peso histórico y casi legendario. Algo similar a lo de Poe y "El enigma del cuervo", contar una película comercial sin demasiado fondo pero con un protagonista que dé altura a la trama.

Eso creí inicialmente, y probablemente sea así, pero luego mi maléfica mente empezó a decirme otras cosas. ¿Qué pasaría si los iconos históricos, las vacas sagradas, los modelos de integridad se convirtieran en personajes de tebeo?
¿No es mejor que nuestros jóvenes no tengan referencias ejemplarizantes?

¿Qué diferencia a Lincoln con Son Goku?, el primero es, probablemente con su manipulación correspondiente, uno de los pilares de la bonhomía e integridad que han tratado de imitar los estadounidenses (no sólo ellos) a lo largo del tiempo. Por el contrario, el protagonista de los dibujos animados de Bola de Dragón Z no tiene ideología, ni actitud vital, ni reflexiones, sólo combate a los guerreros del espacio aunque para ello tenga que recurrir a ser entrenado por el mismísimo Dios, ¿cabe mayor irreverencia que convertir al Ser Supremo en un emulo del señor Miyagi?

Pues eso es lo que consiguen estas películas dejar sin referentes a la juventud. ¿Alguien puede tomar en serio a Lincoln si su imagen para ti es la de un tipo con un hacha matando vampiros?
Ya son varios los que han ido sucumbiendo a este continuo gota a gota desmitificador por obra y gracia del comic y de su gran altavoz, el cine (yo creo que en menor medida, también la televisión). Primero fueron los personajes literarios: Quatermain, Nemo, Jeckyll y Hyde, Tom Sawyer devenidos casi en superhéroes en “La liga de hombres extraordinarios”; el concienzudo y perseverante cazavampiros y archienemigo de Dracula reconvertido en un James Bond del siglo XIX en “Van Hellsing”; los míticos personajes de Conan Doyle dejan el sillón de orejas, la pipa y la charla inteligente junto a la chimenea para dedicar las dotes deductivas en un conjunto de acrobacias físicas a ritmo frenético (tanto que para verlas hay que recurrir a la cámara lenta)…Ese es otro tema, las luchas cinematográficas actuales son tan irreales que la única forma de grabarlas es hacerlo en un batiburrillo desquiciado a velocidad de vértigo y para impactar al espectador, cogemos un par de buenos golpes a cámara lenta y así se nos hace creer que está todo rodado de forma magistral.

En fin que me desviaba, parece que como se nos van agotando los personajes literarios tenemos que acudir a los reales para darles unos superpoderes que nada tienen que ver con su verdad histórica, a ser posible, con un grado alto de anacronismo y así hacer desaparecer la aureola de intocable.
Todo se reduce a convertirlo todo en chiste, en intrascendente, en superficial. Si conseguimos que nuestros muchachos sean así, serán más fácilmente manipulables que si les hacemos pensar que hubo grandes hombres capaces de enfrentarse a lo que consideraban injusto y lucharon por construir un mundo mejor para todos. Eso es algo extremadamente peligroso.

Cinematográficamente la película no tiene ninguna importancia, estoy seguro de ello y no la he visto. Lo de “Wanted” y las balas curvas ya me pareció lo suficientemente absurdo como para dedicarle más tiempo a este tipo.

carpet dijo...

Abrazos ejemplares. (que se em olvidó)

César Bardés dijo...

No dejas de tener razón en todo lo que expones, Carpet. Es muy posible que la intención última de todo el proceso es ésa, idiotizar, dejar sin ejemplos y desorientar aún más. No en vano, la novela se ha editado y ha sido un éxito en el mercado editorial juvenil. Luego pasarla al cine ha sido la guinda en el pastel (con la jugosa colaboración del mismo autor de la novela a las riendas del guión). Ellos lo justifican dándole una vuelta de tuerca más a todo ese razonamiento. Con películas como ésta se consigue que los jóvenes se acerquen a la figura de Lincoln porque los logros reales que pudiera tener la figura del Presidente no son nada atractivos para la juventud. Toma ya. Es decir, te presente a Lincoln como un avezado cazador de vampiros, la figura te fascina tanto que empiezas a investigar quién era realmente este señor y, finalmente, cual nacimiento hacia la luz, llegas al conocimiento y a la verdad. Y te lo digo así mismo porque así me lo han contado.
Americanos...os recibimos con alegría...
Abrazos ejemplarizantes (muy castos).

dexter dijo...

Vaya, con lo bien que estaba esta entrada con el epígrafe "Sin comentarios" y ya van tres. El cuarto es para reflejar mi estupor de que hoy día se puedan cometer este tipo de delirios (y que la cosa te haya dado para 71 líneas que las he contado y todo). Y nos quejábamos de Harrison Ford en "Air Force One" y de Bill Pullman en "Independence day" delegando sus respectivas obligaciones presidenciales. Me aterra pensar que este modelo del que habla Carpet (mezclar churras con merinas, cowboys con aliens...) se esté standarizando de la manera en lo que la está haciendo. Será que nos volvemos mayores. Hablando de Linconln, este verano le hinqué por fin el diente (nunca mejor dicho) a "La conspiración" de Redford, y me pareció bastante interesante, aunque de realización algo plana, con un par de interpretaciones y secundarios potentes (Wilkisnon y Kline)y un final algo precipitado.

Abrazos con ajos.

César Bardés dijo...

Je, así te das cuenta de lo duro que a veces es escribir sobre cine. Las 71 líneas son las que me piden que haga y, amigo, hay que ingeniárselas para llegar porque, si te quedas corto, reclaman, y si te quedas largo, te cortan sin piedad, así que intento hacerlas niqueladas, al tamaño que se pide porque si no, lo mismito que un director de cine, me mutilan el trabajo o tengo que modificarlo por "necesidades de maquetación".
En cuanto a lo que dices de los delirios...pues sí, parece que ese es el triste camino que ha tomado el cine más comercial. Estoy esperando como agua de mayo el "Lincoln", de Steven Spielberg, candidata segura a los Oscars y que, desde luego, pinta más realista aunque el prota sea tu no muy querido Daniel Day Lewis. (Ojo al plantel de secundarios, puro lujo). En cuanto a "La conspiración" es una película que está bien, sin más. No cabe duda de que Lincoln fue el artífice de la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos (también ojo, eso no quiere decir que permitiera que negros y blancos fueran iguales) y que fue un paso muy importante para la consecución, más de cien años después, de los derechos civiles para la gente de color. Redford, es evidente, hace un guiño también al "Washington Post" al final y es una película que se me queda pelín corta para sus aspiraciones pero bien. Por cierto, parece que me lees la mente porque este verano me he leído la biografía de Redford y estoy de un puesto en el genuino rubio americano...
Abrazos con espejos.

dexter dijo...

Deduzco en ese "aunque sea con tu no muy querido..." Daniel tampoco está en tus altares. Ojo, a mí me gusta en "Mi pie izquierdo" en "En el nombre del padre" creo que está sencillamente espectacular como lo está igualmente en esta otra pequeña obra maestra de Sheridan que yo creo que es "The boxer". Ahora en "Pozos de ambición" está para matarlo. De todas formas no creo que esté mejor que Henry Fonda.Sí, tanto el reparto como la peli en general pintan bastante bien. Será uno de los platos fuertes de la temporada, esperemos que haya muchos más.

Abrazos sin cadenas.

César Bardés dijo...

Pues realmente coincidimos en los gustos que expones. Le odio profundamente en "Pozos de ambición" y también me carga con intensidad en "Gangs of New York" pero me encanta en las tres que nombras. Sin duda, Henry Fonda está a años-luz de sus métodos y sus resultados.
Esperemos que sí. He visto también el trailer de la versión en musical de "Los miserables" con Russell Crowe y Hugh Jackman y, desde luego, la pinta es curiosa.
Abrazos desde África

carpet dijo...

A ver, lo que ocurre no es que la peli de para muchos comentarios, sino que hay muchas ganas de hablar...os echaba de menos.
También me podía haber dado por jugarme un transversal de presidentes, pero la indignación del engendro y sus posibles consecuencias desculturalizadoras me pudieron.

Yo no he visto aun la de Redford, de hecho está disponible en el videoclub de Imagenio y nunca termino de decidirme, por cierto tuve la mala fortuna de elegir el otro día "Infierno blanco" con un trailer muy potente pero que cuenta demasiado, si te pones todo. A mi modo de ver es una película muy desaprovechada, pese al buen trabajo de Liam Neeson.

A lo que iba y redundando en mi argumentación ampliada por esa explicacion sui-generis de los autores que comentas, Wolf. La excusa es el acercamiento de las grandes figuras a las masas a base del aborregamiento y la idiocia, el objetivo es convertir en adocenar e idiotizar a las masas, como si a estas alturas fuera necesario.

Se me ocurren unos cuantos personajes que podrían no tardar en reconvertirse en superagentes, trasladado incluso de época para dar menor realismo aun. ¿Churchill?, ¿El Che?, ¿El Cid?, ¿Kafka?, ¿Cervantes?, ¿Rommel?, ¿Confucio?, ¿Carlomagno?, ¿Napoleón?, ¿Ramses?, ¿Darwin?, ¿Garibaldi?, ¿Verdi?, ¿Platón?...

Veremos, tiempo al tiempo. Y otra cosa, que se me ocurrió otro personaje al que ya habían fdado un tratamiento distinto...El rey Arturo.

El otro día hablaba de que me interesó el tratamiento que en la peli de Clive Owen y la Knigthley se le había dado. Este verano he descubierto leyendo un libro sobre lso enigmas de la historia que una de las posibilidades que se barajan como origen del legendario rey era un comandante romano que luchó contra los barbaros escoceses (los pictos) defendiendo el Muro de Adriano. si hubiera conocido esta historia, quizá la película no me hubiera parecido nada interesante, pero la ignorancia es lo que tiene.


Saludos sin luz solar

dexter dijo...

Pues sí, hay ganas de hablar, yo también echaba de menos este lugar. Bueno, creo que lo de elucubrar con la Historia si se elucubra bien no tiene porqué dar resultados tan nefastos. El caso que nombraba antes Carpet de "El enigma del cuervo" que es una película pasable y entretenida. Ahí tenemos el caso reciente de "Malditos bastardos" de don Quetin (el "Django encadenado" es otro de los títulos a seguir esta temporada). Ahora así de pronto se me ocurre "Shakespeare in love" o de cómo pudo fraguarse una de las obras más famosas del Bardo. Y tenemos ya a puntito las aventuras de Sherlock y de Watson (y Ruiz Gallardón) en el Madrid galdosiano, que sospecho tiene buenas intenciones pero que ya he oído por ahí que es un truño de cuidado.

Abrazos elucubradores

César Bardés dijo...

Hombre, de todos esos que nombras...a mí me pone un "Churchill cazafantasmas" o un "Rommel medium". Hay que decir que ya se han hecho historias de ficción con algunos de los que nombras (y no tan de ficción). Apasionante y es y además recién revisitada por obra y gracia de un canal televisivo "El joven Winston", apasionante en tanto en cuanto Winston Churchill sí que tuvo de joven una vida realmente aventurera y digna de ser contada sin ambages, circunloquios e inventos.
Decía, pues, que algunos de los que nombras sí han sido ficcionados como el "Kafka", de Steven Soderbergh (y que creo recordar fue la última aparición cinematográfica del gran Alec Guinness), apasionante en su primera mitad y en la atinada interpretación de Jeremy Irons y fallida en la segunda. Lo de "El Cid" es bastante famoso en España puesto que el famoso historiados y mayor experto mundial en la figura del Cid, don Ramón Ménendez Pidal, renegó ostensiblemente de la fábula que estaban contando y quería salirse de la producción hasta que alguien le dijo: "Don Ramón, si usted se va, imagínense lo que van a hacer los americanos con nuestra historia" y accedió a quedarse a regañadientes.
Con Cervantes recientemente se hizo la fábula "Miguel y William", lamentablemente fallida y que ni añade, ni emociona nada a la figura del insigne literato.
Con Rommel se ha hecho de todo, desde ponerlo de implacable aristócrata prusiano (absolutamente falso) en la interpretación de Erich Von Stroheim, muy alejado de su físico, en "Cinco tumbas al Cairo" hasta acercarlo bastante a la realidad en la interpretación de James Mason en "Rommel, zorro del desierto".
Lo cierto es que todos estos ejemplos que estoy nombrando son lícitos y posibles, ninguno cercano a la idiocia, ninguno ido al extremo del disparate aunque pueda ser falso. El cine, creo yo, tiene licencia como para modificar la historia a su conveniencia, lo que no tiene es licencia para modificarse a si mismo para que la historia sea falsa y falsamente atractiva, además.
De ahí los ejemplos brillantes que nombras, Dex. A mí no me molesta en absoluto que Tarantino modifique la historia y asesine a Hitler en un cine o que William Shakespeare me sea presentado como un enamorado acérrimo que basa su inspiración en el amor de su vida representado por una mujer cuando hay indicios de que sus famosos sonetos estuvieran inspirados por un hombre. Lo de Sherlock y Watson ya es algo diferente porque nunca existieron en realidad, aunque algunos piensen que sí y, de hecho, debo confesar que la idea de Garci, a priori, es atractiva. Pero la película tiene dos fallos que tiene que remontar antes de ser vista. Uno es el enorme riesgo de coger a dos actores españoles para interpretar a dos personajes tan eminentemente británicos (es como si cogiéramos a Anthony Hopkins para hacer de Roberto Alcázar y a Ben Affleck para hacer de Pedrín) y otra es un guión que, de partida, se va a centrar más en las diferencias costumbristas (propias del madrid galdosiano) que en el misterio que plantea. Aún así, intentaré ir a verla sin prejuicios.
Sí había ganas de hablar, sí. Tenemos que organizar un meeting de maratón-charla de cine...
Un abrazo con la cruz.