jueves, 6 de marzo de 2014

PHILOMENA (2013), de Stephen Frears

Una madre nunca deja de amar por mucho que el destinatario de su cariño sea un extraño. Más aún si ese niño que un día tuvo le fue arrebatado en medio de un falso olor a santidad, creyendo estar al servicio de Dios cuando solo se está al servicio de las más rancias creencias. Una de ellas es creer que Dios exige al pecador un pago en kilos de sufrimiento. A Dios no hay que temerlo, hay que amarlo, porque su perdón es el que hay que poner en práctica y en Él no existe el odio como tampoco debería existir entre nosotros.

Estar al margen de los problemas de la gente normal no es más que un signo de pereza mental, de deseos de pertenecer a una élite que, en el fondo, no sirve para nada. Ser útil en el trabajo de periodista es informar de las injusticias con objetividad, sin cobrarse venganzas, sin falsos sensacionalismos que solo llevan a la adulteración de la profesión. La responsabilidad de hacer algo por alguien mientras se informa es tan grande que lo único que hace es fabricar profesionales de la huida disfrazados de valientes. Eso no es periodismo. Es oportunismo. Y eso es lo que ahora mismo sobra en el mundo.
En el fondo de los ojos de una anciana yace tanto dolor que la invitación a perderse entre ellos es demasiado tentadora como para rechazarla. A esas arrugas de experiencia y de serenidad, hay que acompañarlas. A ese entusiasmo por encontrar una parte de sí misma en el eterno viaje del encuentro, hay que dar apoyo. A la tremenda bondad de sus gestos y afabilidad en sus ademanes, hay que darle respeto. Hoy, sencillamente, hay muy pocas personas dispuestas a dar compañía, apoyo y respeto. Son valores en fuga en un mundo donde sólo vale llegar primero, llegar mejor y llamar mucho la atención. Y la respuesta a todo quizá esté ahí al lado, en la siguiente esquina, en el parque más cercano, en la certeza más próxima.
Y es que es difícil dar la espalda a las raíces porque, tal vez, en unos ojos se encuentra toda la ternura de un niño que se fue mirando por la ventana de atrás de un coche. En gestos diferidos se aprecia la verdad de un presente que nunca fue propiedad de una madre porque se perdió los mejores momentos de un hijo de diferente destino. Sus primeras notas, sus primeros juegos, su primer amor, su primer título, su primer trabajo, su primer fracaso, su primer éxito...Momentos que pueden pasar desapercibidos para el resto pero que construyen toda una vida dedicada al amor, al pecado de amar, al mejor y más agradable de los pecados.
Bajo una elegantísima dirección de Stephen Frears, que cuenta las cosas pausadamente y con unos movimientos de cámara llenos de clase y paciencia, Judi Dench impresiona en sus hechuras, en sus gestos, en sus miradas que desarman, demostrando cómo se llega a ser una gran actriz y cómo eso que ella hace en la pantalla no tiene nada que ver con lo que hacen esa oleada de jóvenes actrices que aún no aguantan un primer plano. Todas sus arrugas, todas sus sonrisas, todo su sufrimiento es compartido con el espectador porque ella traspasa toda apreciación inteligente y lo único que se puede hacer contemplando su arte es guardar silencio en una señal inmortal de respeto y de cariño hacia una mujer que hace olvidar durante un rato los problemas para estar junto a ella. Única e inigualable. Actriz con mayúsculas.

Por lo demás, hay que tener la certeza de que la gente sencilla, la que ve el programa de televisión que todos ven, la que compra el periódico de titulares más grandes, la que lee libros de complejidad más simple que este artículo, merece todos los respetos de aquellos que se creen que pertenecen a otra clase porque se han movido en otros ambientes o se han codeado con políticos de medio pelo que no han dudado en vender a los más allegados para prolongar, unos meses más, su carrera de engaños. Más que nada porque, como dijo el poeta, el que sabe de dolor, todo lo sabe y ellos han sufrido mucho, mucho más.

11 comentarios:

dexterzgz dijo...

En efecto, habría que empezar destacando la SOBERBIA actuación de Judi Dench, sería injusto no empezar por otra cosa. Qué pedazo de actriz, qué clase y qué elegancia, sin muecas, sin tics, le da al personaje toda la humanidad que requiere. yo me quito el sombrero. Y sí, la Blanchett está estupenda y es lo mejor de "Blue Jasmine" pero así como te dije que el Oscar de actor se lo daba este año a Leo, te digo que el de actriz era de Mrs Dench (madre e hijo en "J.Edgar" por cierto). Judi es más de media película, una película que tiene además muchos otros valores. Frears lo sabe y abusa del primer plano y de sus benditas arrugas, sin que llegue a molestar ni lo uno ni lo otro.

Y hablando de Frears, pues sí, también habria que destacar una dirección modélica. Su forma de presentar a los personajes en la iglesia, el acertado uso de los flasbacks (que aprenda el de "Mr Banks) y el apoyo en fin en un guión magnífico de Steve Coogan, que mira como actor lo había visto en un par de cosas y me había parecido algo cargante, pero aquí está estupendo. Los diálogos entre él y Dench en el coche no tienen desperdicio.

Es de agradecer que alguien nos haya contado de esta forma esta historia que quizá estaba condenada a ser carne de telefilm. En manos de Frears esto es un canto a la gente sencilla, un ensayo magistral sobre la fe y el perdon.

Abrazos con té y pastas

César Bardés dijo...

Yo es que a Judi Dench le daría todos los Oscars del mundo. Incluso le daría un Oscar por cada vez que hace de M en las películas bondianas. Frears, de algún modo, se enamora de ella en la película y acerca la cámara para que podamos disfrutar de sus arrugas y de su belleza madura, tremendamente acogedora (sin renunciar a la dureza que puede desprender ese rostro) que siempre delata la existencia de un corazón grande. Es difícil creer que la señora Dench sea muy distinta a cómo la intuyes debajo de esas arrugas.
Frears lo hace muy bien. Incluso cuando va al plano general o, sobre todo, cuando abre el plano. Ahí tienes el hermoso final o la escena del aeropuerto que acompaña el vehículo en el que ella y Coogan se transportan para luego pararse y, de alguna manera, despedirse de ellos.
Frears, además, no duda en recurrir a la violencia moral cuando es necesario y tiene la valentía (que estoy seguro de que, en España, ningún cineasta la tendría) de mostrar los dos lados de la fe. Uno absolutamente rechazable, condenable y anticuado, digno de perecer en la hoguera que predican y el otro, amable y esperanzado, asidero de muchas, muchas personas buenas que nos podrían dar lecciones de vida a muchos de nosotros y que muchos, en su ignorancia, pretenden presentar como fanáticos por el mero hecho de que creen en algo.
Es cierto, estaba condenada a ser carne de telefilm pero cuando el material cae en las manos de gente que sabe y que sabe mucho, la sensibilidad está ahí, el arte está ahí y, sin ser ninguna obra maestra, te das cuenta de cómo se cuenta una historia de tal manera que el corazón se sienta a tu lado y también sonríe.
Abrazos con zumo de naranja.

dexterzgz dijo...

Bueno, para mí es que hay otro tema que plantea la película. Al principio de la misma, el periodista rechaza contar la historia de Filomena por inscribirse dentro de ese tipo de historias de "interés humano" por prestarse a más o menos cierta sensiblería. Yo msimo he prejuzgado ese tipo de historias cuando he hablado de que parecen reservadas a los telefilms melodramáticos de la sobremesa. Hasta qué punto estamos llegando que confundimos sensiblidad por sensiblería y sentimos cierto pudor a que nos cuentes este tipo de historias, por mucha clase con la que estén narradas. No se si me explico. Ahí dejo la reflexión.

Abrazos en primera clase (con gente de primera clase además)

César Bardés dijo...

Por supuesto que ese tema también se toca en la película. Esa confusión entre sensibilidad y sensiblería está muy arraigada en la profesión más que nada porque la sensiblería está muy relacionada con el sensacionalismo y el protagonista de la película cree que él es el titular de un periodismo serio y riguroso y que eso que va a hacer con Philomena Lee no es periodismo serio. Todo está en función de cómo se cuente la historia y si decidimos tirar por el camino fácil o por el difícil. El fácil, obviamente, es hacer que esa historia no sea más que un cotilleo, eso que gusta tanto a las masas. El difícil es el de informar, de la forma más objetiva posible, sobre una injusticia que puso a la iglesia, desde luego, en muy mal lugar.
Abrazos tan grandes que ni un millón de años.

CARPET_WALLY dijo...

El sábado estuve viendo esta peli, y os tengo que dar la razón en varias cosas, en manos de otro habría sido intragable, pero Frears le da un toque de elegancia y buen gusto muy alejado de lo que el tema parece estar propenso. También reconozco lo de Judi dench, en general dura ( a mi me lo parece) y aquí entrañable y encantadora...
Una de las cosas que Frears utiliza con bastante maestria es el humor y la diferencia entre clases tomada como ejemplo de lo que la historia puede ser cuando está tratada por alguien con cultura y buen hacer y lo que sería en manos de otro (tal vez un autoaplauso del propio Frears). Me quedo con esa sonrisa de Dench cuando se da cuenta de que no tiene que pagar las cosas...un momento feliz tan sutil que sólo una gran actriz puede hacernos llegar.

En cuanto al tema sensibleria, sensibilidad, tenemos ahí a Coogan vendido al espectáculo contal de salir del pozo, pero finalmente arrolado por la propia historia y los sentimientos de esa pobre mujer, tan reales que le cuesta jugar con ellos. No obstante tenemos a su directora que le pide una y otra vez que hurgue, que sea más sensacionalista, más carnaza...

Lo que si creo, es que de todo lo que he visto, me parece sorprendente que estuviera oscarizable. Puede ser una película bien hecha, agradable, bien dirigirda y mejro interpretada, pero es una peli muy menor...a mi al menos me lo parece. Fijaos que diría yo que está muchos puntos por debajo de "La gran estafa americana", aun sabiendo lo impopular que es esta afirmación.

Un saludo.

dexterzgz dijo...

Impopular, no, lo siguiente. Amos hombre, lo que ha dicho.

Yo tengo una teoría al respecto y es que quizá aún hoy tiende a pensarse que este tipo de películas más pequeñitas no tienen "perfil de Oscar" que parezca reservado a superproducciones de época o películas de género. Recuerdo cuando "Rain man" ganó el Oscar hace un porrón de años - joer, qué viejos somos ya- y todo el mundo se echó las manos a la cabeza porque decían que el Oscar lo había ganado un telefilm. Incluso yo puede que me las echara porque ese año creo que fue también, fíjate qué casualidad, el de "Las amistades peligrosas" de aquí el amigo. Lo mismo pasó años antes cuando "Gente corriente" le ganó a "Toro salvaje" o "Kramer vs Kramer" a "Apocalypse Now". Yo estoy con que este tipo de pelis digamos menores tengan su cuota en los Oscar. Máxime cuando ahora hay nueve nominadas, que dicho de paso, también es una tontá que haya tantas si al final el pastel se lo reparten todo entre tres o cuatro.

Abrazos menores

César Bardés dijo...

Desde luego que es una película que cuenta una historia pequeña y que, quizá, ha llegado a meterse en cuatro nominaciones porque está Judi Dench dándole altura y Stephen Frears confiriendo elegancia.
El problema no es si está a muchos o pocos puntos de "La gran estafa americana". El problema está en que "Philomena" es una película pequeña, que se siente pequeña y que no aspira a ser más que una historia "de interés humano" que demuestra que se puede contar sin el morbo habitual de las situaciones que describe. "La gran estafa americana" de pequeña no tiene nada, está pensada para ser rodada con gran profusión de medios, con un reparto de campanillas y, sin embargo, no llega a ninguna de las expectativas que levanta. Ése es el auténtico problema porque "Philomena" es en todo momento consciente de la dimensión de su historia y "La gran estafa americana" quiere ser más de lo que realmente es, por mucho que lo que sea esté (por tema, por afinidad o por dimensión de la misma producción) por encima de "Philomena".
En cuanto a lo que comentas, Dex, pues desde luego, tienes razón. Siempre hay alguna película de este corte que se cuela entre las nominadas. Lo que pasa es que esta película es deliberadamente pequeña (es más, te diré algo, a mí no me cuesta nada imaginar que esta película fuera rodada por John Ford cuando le daba por irse a rodar a su Irlanda a hacer alguna de sus películas "pequeñas"). La sabiduría de Frears la aleja del formato de telefilm aunque, desde luego, pudiera haberlo sido. Y su entrada está favorecida por ese límite absurdo de la Academia que ha decidido poner un máximo de diez nominaciones a la mejor película del año, y eso propicia, inevitablemente, que se nos cuelen cosas que, de otro modo, jamás hubieran estado nominadas a mejor película del año. Desde luego, "Philomena" no hubiera entrado, como tampoco lo hubiera hecho "Capitán Philips" o "Her" (me gustó pero tanto como ser nominada a la mejor película del año...no, no soy tan "friki") y, desde luego, "La gran estafa americana" tal vez sí hubiera estado nominado porque su formato es de película a priori atractiva, de innegable encanto (al fin y al cabo, no hay tantas películas que puedan presumir de tener a Bale, Cooper, Lawrence, Adams, Renner y hasta un cameo de de Niro) pero sospecho que su resultado hubiera sido exactamente el mismo: ningún premio.
Son maravillosos estos comentaristas. Tengo que confesarlo: es un gusto intercambiar opiniones con vosotros. Enriquecéis no sabéis cuánto.
Abrazos muy, muy mayores.

CARPET_WALLY dijo...

Yo no digo que las películas pequeñas no tengan su posibilidad de aparecer en los grandes premios. Efectiavamente con una selección tan amplia... Lo que digo es que no me parezca una película que tenga tanto nivel como para estar ahí, independientemente de que cumpla con lo pretendido como dice Wolf.

Sinceramente es que no me parece una película especialmente reseñable, ni que ofrezca nada especial salvo una gran actuación, que merecería por supuesto la nominación de Dench, pero no el resto. Como no lo estaba Frears por una dirección cuidada, elegante y con vurtudes pero sin más.

"La gran estafa americana" puede parecer una estafa, muchos lo veis así, pero a mi me parece que es uan película mucho más estimable aunque no alcance lo que quiere conseguir y se quede más en la gran prsentación que en el gran contenido (aunque para mi hay bastante chicha dentro). También "Gravity" por mucho que a mi no me gustase entiendo que es una película oscarizable, porque es una película que va más allá de contarnos una historia y lo hace con suficiencia, con aportaciones imporantantes, con mucho sentido y nos da mucho por los 9 euros de la entrada.
Películas pequeñas puede que sea "Nebraska", aun no la he visto, y que merezcan la nominación. Película no muy grande es "Agosto" y se quedó fuera.
Películas pequeñas o menores que merecen estar me parecieron en su momento "Winter´s bones" o "Los descendientes", pero en ningún modo me parece que, por ejemplo, "The Queen" lo mereciera, porque noe s una película que tenga más virtudes que la interpretación de la Mirren y un cierto grado de elegancia en la forma de contar, lo mismo que esta.

Abrazos grandes y sin estafas

César Bardés dijo...

Por supuesto que, en una terna de cinco, esta película no hubiese entrado, en eso te tengo que dar la razón. Con la tontería de hacer que la nominación a mejor película se amplíe hasta un máximo de diez es cuando se da la oportunidad de que estas películas entren y, la verdad, que desmerezcan mucho de lo que hasta ahora hemos entendido como una película "oscarizable". Yo valoro su conciencia a la hora de narrarla. Es pequeña, la narración es pequeña, no creo que pretenda mucho más que ofrecer una interpretación antológica con el mejor gusto posible aparte de un homenaje a la gente sencilla que no se plantea, para nada, las cosas que sí rodean al periodista.
En cuanto a "La gran estafa americana", ya lo comenté en su momento, sé perfectamente que no hay que verla como una película que hable de una "estafa", de una película de "listos" que tratan de timar con un golpe inteligente. "La gran estafa americana", en realidad, es el modo de vida en el que se sumergen muchos ciudadanos que no tienen por qué ser delincuentes, como éstos, sino que también aspiran a vivir cómodamente, a vivir, incluso, por encima de sus posibilidades, a vivir con un sentido de la justicia que, en última instancia, también saca su provecho de la estafa en sí misma. El problema es cómo está contado todo y cómo se queda en nada algo que podría haber sido bastante bueno. Sin ir más lejos, me remito a Dex, que vio la influencia de Marty en la película y que, a buen seguro, en sus manos hubiera tenido un resultado muy diferente, mucho más efectivo, mucho más agresivo y mucho más cine.
Película pequeña que mereciera, en sí misma, la nominación a mejor película, sin duda, sí, es "Nebraska". "Agosto" no sé si incluirla en la categoría debido al reparto que es muy bueno y no muy encajado ni muy normal dentro de lo que llamaríamos "película pequeña".
"The queen", sin embargo, no me parece tan pequeña como ésta en formato, fíjate. Creo que tiene una cierta vocación de ser más grande, más "oscarizable" a pesar de que, ahí sí, la película no nos ofrezca más de lo que dices, la interpretación y la consabida elegancia de Frears. "Winter´s bones", desde luego, sí entraría en la categoría y "Los descendientes"...pues ahí, ahí, aunque sí es verdad un cierto planteamiento intimista que la hace más cercana y más pequeña. Muy Payne en todo caso.
Abrazos modestos.

dexterzgz dijo...

Es que también veo yo que hay una tendencia a (con esto de la tontería de meter diez pelis en la categoria reina) reservar cierta cuota de cine indie entre las finalistas. Así se explica que estos últimos años hayan estado películas como "Los chicos están bien" o cosas por el estilo que hoy ya nadie se acuerda de eso. Otra cosa es lo de Payne o lo de "Winter´s bone" que en su pequeñez me parecen grandes películas.

Y "Philomena" pues sí es una película maja, agradable con una interpretación espectacular, una historia sencilla pero bien contada y atractiva y una dirección sobria y elegante. Es lo que dijo mucha gente hace unos años de "El discurso del rey" y se llevó 4 calvos. Cada vez hay menos reglas escritas para decidir si una peli es oscarizable o no. Bueno detrás de "Philomena" estaba el gordo Weinstein y eso quizá sí es una regla. Y además, qué leñe ¿es que los Oscars son el oráculo de Delfos? ¿se premia lo mejor en los Oscars? La respuesta es NO. Pues eso, que los seguimos para entreternernos un rato y estamos atentos a la gala para ver lo guapos y lo guapas que van todos y na mas. Pues eso.

Abrazos pasotas

César Bardés dijo...

Hombre, no solo por eso. Además del toque frívolo que tanto atrae también queremos ver cómo son de naturales, las caras que ponen cuando pierden, sus reacciones ante tal o cual chiste y si podemos atisbar algo más allá de la fachada de "glamour" que pretenden transmitir.
No, no se premia lo mejor, ni siquiera ya se nomina a lo mejor aunque quizá sí hubo un tiempo no tan lejano en que las nominaciones, en ese sentido, sí eran algo fiables.
No te decepciones, que el cine es muy grande y el universo de los premios, con tantos grupos de presión y con tantas fachadas, son solo eso, escaparates.
Abrazos esperanzados.