En las frías marismas de un rincón apartado de Inglaterra vaga un espíritu
que aún tiene que ajustar cuentas con su pasado. Puede que sea uno de nosotros
porque todos tenemos que saldar esa deuda. Hicimos algo que no debimos.
Propiciamos la mala suerte de alguien. Conspiramos para que una vida se acabase
antes de tiempo porque no fuimos lo suficientemente valientes, o lo
suficientemente sinceros, o lo suficientemente honestos. Y en esas marismas de
nuestros pensamientos es donde surgen los espíritus que nos acosan y que se
niegan tercamente a abandonarnos.
No hay demasiados consuelos para nuestros errores. Nada ni nadie hará que
no existan y en las largas y frías noches vendrán a visitarnos esos mismos
errores para recordarnos que no somos tan buenos como pensamos, que dimos la
espalda a lo correcto, que no luchamos lo bastante. Y eso es lo que nos pierde.
Eso, precisamente, es lo que nos hace tener miedo porque si hemos fallado una
vez, podemos hacerlo otra. Y otra. Y otra. Somos seres inseguros que pagamos
con intereses cada paso en falso que hemos dado y, muy a menudo, cuando nos
miramos en el espejo vemos en él un rostro que no nos pertenece porque hemos
corrompido toda la inocencia que podíamos guardar.
Ni siquiera podrá salvarnos el amor porque siempre pierde cuando se
enfrenta a la muerte. En las situaciones más desesperadas, esos fantasmas
persistentes también se presentarán para ayudar al caos del espíritu, para
hundirnos cada vez más en el pozo de los terrores que significan todas nuestras
actitudes. La marea crece en las marismas y, a menudo, cuando estamos solos,
cuando nadie comparte nuestras inquietudes, sentimos que nos ahogamos, víctimas
de una decisión que no debimos tomar.
Con esta película, estamos muy lejos de aquella La mujer de negro que
James Watkins dirigió con cierta eficacia con Daniel Radcliffe de protagonista.
Donde allí había un uso hábil de la mecánica del pánico, aquí hay una sucesión
de sustos previsibles, mal administrados, peor ejecutados, sin orden y sin
concierto. El cine de terror tiene que tener una lógica para asustar y en la
primera parte de esta historia, la había. Ahora estamos ante una premisa que,
en principio, parece interesante pero que resulta débil en todo momento, con un
diseño de personajes muy esquemático. Tanto es así que los protagonistas
cambian de opinión de un momento a otro sin transición ninguna, perdiendo su
misterio, extraviando su intriga, olvidando su posibilidad y faltando a la tensión.
No habría que olvidar que, en cambio, es una película que está muy bien
ambientada en la época de la Segunda Guerra Mundial, que posee un diseño de
producción muy convincente y que el escenario de esa casa aislada porque la
marea cubre la carretera será siempre estremecedor pero no es suficiente como
para hacer que la historia vuelva a impresionar como lo hizo Watkins adaptando
la historia de Susan Hill con sentido del ritmo e, incluso consiguiendo
escalofríos juntando con precisión un buen puñado de tópicos que, a pesar de
los pesares, siguen funcionando con eficacia. Y es que no siempre lo que es
terrible causa terror pero una película mala siempre hace que salgas
despavorido del
cine.
4 comentarios:
Tengo pendiente la primera parte más que nada porque te he leído un par de veces que merece la pena. Y eso que Harry Potter me tira un poco para atrás.
De todas formas ¿esto de comentar las pelis que ves supongo en pases de prensa antes de que se estrenen en salas es una nueva línea editorial? Vas a acabar sacando mi vena pirata, que lo sepas.
Abrazos con parche en el ojo
No, no, no es una nueva línea editorial. Solo es una semana de regulación con respecto a los Oscars porque la semana pasada, como ya comentamos, solo había dos estrenos y el interesante era "El francotirador" que ya lo había hecho anteriormente por necesidades evidentes de que todas las películas nominadas al Oscar estuviesen reseñadas antes de la ceremonia. Solo es esta semana. De todas formas, mañana pondré un estreno un poco atrasado.
La gran virtud de la primera parte es que, utilizando un buen montón de tópicos, sabía mantener la tensión con cierta maestría. Está bien, no es ninguna obra maestra pero hay que reconocer que el material original de Susan Hill está más volcado en la primera que en la segunda (en la segunda es guión original, solo se basa en la premisa de la primera) y funciona muchísimo mejor. La versión teatral de la primera con Emilio Gutiérrez Caba y Jorge de Juan fue una auténtica gozada de ver, de verdad.
Abrazos legales.
Pues, no sé, pero conociendo la afición terrérifica de mi santa lo mismo me toca ir a "disfrutar" de este pavor. Aunque mi argumento de que llevamos tanto tiempo sin ver una buena peli de miedo en el cine que no merece la pena arriesgarse y que mejor la vemos en la tele via imagenio (yo de pirata nada) suele funcionar.
¿Un estreno atrasado?, fijo que no la he visto, salvo que sea del año pasado.
Abrazos asustados
El caso es que la película empieza bien,con una ambientación realmente buena y la actriz principal no me disgusta pero luego todo entra en un torbellino de sinsentidos e incoherencias (renunciando hasta al propio escenario) que hace que todo se vaya por el desagüe. Una pérdida de tiempo lamentablr teniendo los mimbres para dar realmente miedo.
Abrazos escalofriantes
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