viernes, 13 de marzo de 2015

CALVARY (2014), de John Michael McDonagh

La respuesta no está nunca detrás de una sotana. Sobre todo para quien la lleva. Las incomprensiones de un mundo que tiende a generalizar son piedras en el camino de cuesta arriba que exige llevar la cruz de tus errores y la de los demás. Alrededor no hay nada que haga creer en Dios y, sin embargo, Dios está ahí porque el amor existe y si algo tan maravilloso puebla los pensamientos del mundo es porque hay algo o alguien que lo puso ahí, en nuestro interior, más allá de nuestros instintos, más allá de nuestras debilidades.
Porque, al fin y al cabo, la Iglesia es una institución tan desprestigiada que todos tendemos a hacer escarnio de ella. Hay que llorar por los escándalos tan reprochables y condenables y execrables a más no poder, y la Iglesia tiene que darse cuenta de que eso, en la supuesta casa de Dios, nunca debió ocurrir. Pero no caigamos en la trampa de creer que todos y cada uno de los que creen en Él y se dedican a llevar su palabra y, lo que es más importante, su acción, son gente que solo busca el sexo prohibido, el acogimiento de las sombras y el más manido de los adoctrinamientos. También hay gente que sufre por los demás. También hay gente que se preocupa de los desórdenes morales, mentales, físicos y sociales de los demás. La Iglesia, sin duda, es una institución imperfecta porque está compuesta de hombres y los hombres, por definición, son imperfectos. Pero caer en ese error es tan grande como la creencia, no mucho tiempo atrás, de que todos los ateos son malas personas, impías, despegadas del mundo, atroces asesinos de la fe que otros si profesan. Eso no es tolerancia. Ni mucho menos es Dios.
La burla hacia quien se preocupa motivada por el mero hecho de llevar sotana es propia de mentes acomplejadas, temerosas y totalitaristas. La burla hacia el pederasta está totalmente justificada, como también lo está la que se hace hacia la institución que, también totalitaria y acomplejada, intenta esconder la verdad de una corrupción tan rechazable como el propio asesinato. Vivimos una época en la que el sentido común parece haberse ido de pesca y nos empeñamos en andar por abismos que condenan la carne, la vida, el espíritu y la huella. Y eso es algo que también nos debería avergonzar como seres humanos que están por encima de los animales. Más allá de cualquier amenaza, incluso la del aburrimiento atroz.

John Michael McDonagh con su particular incisión habitual en una sociedad que necesita un lugar hacia el que mirar, aunque solo sea para odiar, nos brinda una película estremecedora y húmeda, implacable con unos y con otros aunque no faltará quien no sepa ver que los curas también han dejado de serlo para dedicarse a hacer cuentas, captar donaciones y olvidarse del consuelo que tantas y tantas personas necesitan. Y aún así también tantas y tantas personas reciben. Brendan Gleeson en el papel protagonista se siente a gusto, en paz consigo mismo, relajado porque hay sabiduría en sus ojos y verdad en sus movimientos. Y así, nuestras piernas también sufren en el particular calvario de un cura que piensa como un laico (que también los hay) y que no tiene problemas en aceptar que hace cosas mal…porque, de vez en cuando, la Iglesia tiene que aceptar que Jesús fue el hijo de Dios hecho hombre y solo mencionar esta palabra conlleva la aceptación de su parte más imperfecta, más incompleta y más rechazable aunque no debería de ser así y eso también está muy claro.

11 comentarios:

CARPET_WALLY dijo...

Bueno avisado por Dex de este nuevp post, vengo, lo leo y hallo el camino hacia la verdad. esa verdad que nos hará libres, el día que la encontremos, claro.

La defensa de la tolerancia no se le ha dado muy bien a la iglesia (a ninguna), al menos como institución, y la católica en particular tiene terribles ejemplos, algunos de hace bastante poco tiempo, para confirmarlo. Pero a mi me parece correcto emplearla con muchas de las personas que la forman. Igual que entiendo que el hecho de ser poítico no supone ser un sinvergüenza, ladrón y deshonesto (probablemnte todo lo contrario), aunque haya muchos que son esas cosas de antemano y entran en política para conseguir cumplir sus nefastas metas, pienso que tampoco todos los curas son pederastas o inquisidores o vividores, aunque está claro que a nada que rebusquemos encontramos unos cuantos de esos en las parroquias mundiales.

Pero no, evidentemente como en todas las profesiones hay gente buena, gente que aporta, gente que ayuda y que, equivocados o no, intentan difundir unos valores en los que creen firmemente, valores que piensan que son un bien absoluto para todos los seres humanos.

Y como también dice Dex, no es mal tema para un tranversal si no lo tocamos ya en alguna ocasión. Porque de curas está el cine lleno, por haber los hay hasta dudosos.

Podemos empezar por el que encarna Seymour Hoffman en "La duda", cercano a la duda que se nos presenta a proposito del post. O en el seguro que suponía el Obsipo asesinado por Edward Norton en "Las dos caras de la verdad". O en el ambicioso y peligrosisimo camarlengo del Vaticano que nos ofreció Ewan Mcgregor en "El código da Vinci 2", perdón en "Angeles y demonios".
Pero donde había maldad, se podía contraponer el bien absoluto y asi podemos recordar a Spencer Tracy tanto en "Forja de hombres" intentado crear la ciudad de los muchachos. Y luego repetiría en "El diablo a las cuatro" logrando casi hasta convertir al "bueno" de Frank Sinatra. Otro cura con corazón y valiente era Karl Malden en "La ley del silencio" dispuesto a lavra las heridas de Brando por enfrentarse a los malos. O misioneros que se enfrentan a la decisión brutal de los poderes eclesiasticos por defender a sus feligreses como De Niro y Irons en "La misión". Y De Niro repitió de nuevo como cura comprensivo pero jugando con el pecado en "Sleepers".

En fin, estos son algunos, pero hay muchos más...incluso cómin¡cos como "El padrecito" de Cantinflas o el "Don Camilo" de Fernandel.

Abrazos en cruz

dexterzgz dijo...

Mira que yo le tenía ganas a esta película e incluso a punto estuve de acercarme a verla. Al final me tuve que conformar con ver al Chelsea y al Paris St Germain. No soy muy futbolero, pero ver la carita que se le quedo a Mou después de la prorroga no se paga ni con una sesión doble con "Forajidos" y "El halcón maltés".

Y estaba yo confundido porque creía que este era el director de "Escondidos en Brujas", una de las comedias -negras - más estimulantes de los últimos tiempos también con Brendan de prota. Pero resulta que este es el hermano, John Michael. El otro era Martin que de todas formas luego me defraudó y bastante con "Siete psicópatas".

Me uno al transversal de religiosos buenos y justos. Y digo bien religiosos porque así de entrada me salen solo monjas, la María de "Sonrisas y lágrimas", la Whoopi de "Sister act", la Audrey de "Historia de una monja". Robert De Niro fue también un cura con conciencia en "Confesiones verdaderas". O el cura rural de Bresson. Y Monty Clift, claro, en "Yo confieso" o Gregory Peck en "Escarlata y negro". Y si de cardenales pasamos a Papas ahí tenemos a Anthony Quin en "Las sandalias del pescador". Uno de los últimos curas del cine que me han emocionado ha sido el gran Ricardo Darín en una peli más que interesante llamada "Elefante blanco". Y sin salir de Argentina, otra monja así muy progre y muy yeyé- con permiso de Sor Citroën- era la que hacía Leonor Benedetto en la imprescindible "Un lugar en el mundo".

Abrazos con hábitos

César Bardés dijo...

Desde luego que la iglesia católica no ha sido la mejor defensora de la tolerancia. Es más, creo firmemente en que igual que hay fundamentalismo islámico, también hay fundamentalismo católico y ello está muy bien amparado por alguna de las más altas instancias de la Iglesia. El más reciente ejemplo lo podríamos encontrar en el papa Ratzinger, un hombre bastante retrógrado y muy celoso de la intimidad eclesiástica y principal valedor de ese silencio culpable que la iglesia emite desde hace mucho con los terribles casos de pederastia.
Pero hay que ser objetivos (y eso, en España, es muy difícil de encontrar) y darnos cuenta de que hay curas que no son pederastas, que creen en lo que hacen (luego están los buenos comunicadores y los que no lo son), y que, incluso, como yo he encontrado alguno, no intentan adoctrinar ni nada de eso, lo hacen con las acciones. Y eso para mí es digno de una admiración poco común, De hecho, no es raro encontrar que muchos de los resquicios que han dejado los recortes, ahí ha estado la Iglesia para, al menos paliarlos parcialmente a través de Cáritas o de algunas otras asociaciones. Ahora bien, somos tan lerdos, tan estúpidos y tan dogmáticos que el mero hecho de ver a alguien con alzacuello hace que ya se le condene de antemano sin haber abierto la boca. O es un pederasta, o es un lavacerebros, o es una mala persona "per se". Y eso es injusto aquí y en lima.
Hay una película que dejó bien claro que puede haber ateos con una ética mucho más alta que muchos creyentes como es "Las llaves del reino". Hacer lo contrario era propio de retrógrados, atrasados, carcas y demás. Michael McDonagh ha dicho bien claro y bien alto que puede haber curas con la ética mucho más alta que muchos creyentes. Tanto es así que pone al personaje dispuesto a morir por los pecados ajenos. Y me parece también que es de admirar (aparte de que me gustó mucho "El irlandés").
En cuanto al transversal...ufff, curas. Muchísimos y de muchísimas clases. Tenemos al Padre Logan interpretado por Montgomery Clift en "Yo confieso", o en parecida tesitura al cura que interpreta Donald Sutherland en "Los crímenes del rosario". Tenemos a Robert de Niro haciendo una vez más de cura y olvidándose de lo más elemental en una película que toma vigencia en la postura de muchos curas actuales como es "Confesiones verdaderas", de Ulu Grosbard, con Robert Duvall ganándole por la mano. Tenemos al cura Gregory Peck en "Las llaves del reino" creyendo que no ha hecho suficiente y mereciendo el infierno cuando ha dado la vida por los demás. Tenemos a los curas perseguidos por razones políticas interpretados por William Holden y Clifton Webb en "Satanás nunca duerme". Tenemos al falso cura que se comporta mejor que un cura de verdad en "La mano izquierda de Dios". Tenemos al curita cañón Fernando Esteso. Tenemos a "El sacerdote" Simón Andreu teniendo sueños húmedos con sus feligresas. Tenemos al padre Brown, personaje de G.K. Chesterton interpretado en serie por Kenneth More y en cine por Alec Guinness, por ejemplo. Tenemos a la Iglesia más rácana y terrible en "Veredicto final" intentando esconder el error médico en una de sus clínicas. Tenemos a fray Guillermo de Baskerville creyendo que la razón y la fe tienen que ir de la mano en "El nombre de la rosa". Tenemos a Bing Crosby y el buenismo hecho cura en "Siguiendo mi camino" y "Las campanas de Santa María", tenemos al cura como poder fáctico y cómico en "Bienvenido Míster Marshall", tenemos, en fin, hasta a Max Von Sydow y Jason Miller intentando sacar al demonio a través de sus propias vidas en "El exorcista" y al inolvidable Alex Angulo intentando atraer hacia sí al demonio en "El día de la bestia".
Abrazos con comunión.

César Bardés dijo...

Este es el de "El irlandés", Dex. Estupenda, por otra parte. Parece que éste tiene algo más que decir que su hermano.
En cuanto a monjas...te olvidas de la inolvidable Anne Bancroft dándole al réplica a la psicóloga Jane Fonda en "Agnes de Dios". O a las terribles y absolutamente condenables monjas de "Las hermanas de la Magdalena".
Abrazos sin hábito.

CARPET_WALLY dijo...

Si señor, Peck en "escarlata y negro" pero también en "Las llaves del reino", si es que este tio actuaba como los angeles.
Y otro cura que llegaba al sacrificio personal por su afan de salvar a los demás era Gene Hackman en "La aventura del Poseidón".
Y luego están los cuas especializados, como "Max Von Dydow en "El exorcista", como Banderas en "The body" o Ed Harris en "El tercer milagro" o el mismismo Hopquins en "El rito", profesionales en destapar (o a veces ocultar) fraudes o en limpiar del maldad el alma de los humanos.
Algunos tienen el alma hecha unos zorros y excusandose en hacer el bien esconden un calentón del 15, como Raul Arevalo en "Los girasoles ciegos" y otros lo que tienen es una mente privilegiada como un Sherlock Holmes de la Edad Media como Sean Connery en "El nombre de la rosa" y si has mencionado a Audrey, habría que recordar que monja era también en "Robin y Marian", que quedarse sin chico y meterse en el convento era todo uno.

Abrazos y amén

CARPET_WALLY dijo...

Juer, nos hemos cruzado los poses y hemos repetido unos cuantos...prueba de que algunos curas nos han dejado huella.

Abrazos abrazos

César Bardés dijo...

Y no solo esos. Tenemos al ladino papa, un poco falto de personalidad que interpreta Paolo Stoppa en "Becket", o al cura perseguido por razones políticas en "El fugitivo", de John Ford basándose en una novela de Graham Greene; o al cura que John Ford también pone en juego y que no consigue conectar con sus fieles hasta que utiliza su habilidad adquirida en el pasado en "Un crimen por hora"; o al terrible nuncio papal para asuntos económicos de "El padrino III", una negación de Dios en toda regla; o al cura que se preocupa en vano en "Gran Torino"...
Huellas por doquier, sí.
Abrazos desde el altar.

CARPET_WALLY dijo...

Otro que también se juega la vida, se la jugó, por defender a los demas era Raul Juliá dando vida a Monseñor Roemro, asesinadoe n la propia iglesia donde daba su misa en "Romero", lo mismo que Richard Burton-Becket fue asesinado en el atrio de la Catedral de Canterbury.

Abrazos martires

dexterzgz dijo...

Pues fíjate que ayer para celebrar San Patricio no se me ocurrió otra cosa que acercarme, no a una taberna, sino al cine a ver esta película. Curiosa e inquietante. Se podría subtitular "La parábola de un hombre bueno" o algo así. La naturaleza de parábola nos la da ese potente arranque con el primer plano de Gleason recibiendo la noticia que lo va a desencadenar todo - aguantando ese plano nos demuestra qué gran actor es. Y luego la pasarela de personajes - a cual más friki- que van desfilando por ahí. Y conforme pasa el metraje te vas dando cuenta que no, que quizá frikis somos un poco todos, por ahí quien desfila es el Ser Humano, con sus debilidades, frustraciones y desvaríos. Hay algo casi buñueliano en esa imagen, hay una huella del padre Brown y sus casos y sus intrigas, e incluso de Clint Eastwood con ese aroma a western en la taberna y esa relación con la hija. Y luego está Irlanda, con sus verdes y sus acantilados. Una peli más que interesante.

Abrazos patricios

dexterzgz dijo...

Se me olvidó comentar que a pesar de que es una película que trata muchos temas y abarca mucho, nos habla fundamentalmente del perdón, de lo difícil que se nos ha puesto perdonar hoy en día. Al respecto, excepcional el plano/contraplano que cierra la peli.

Abrazos redentores

César Bardés dijo...

Estoy totalmente de acuerdo en la valoración que haces sobre Brendan Gleeson, un actor al que no se le ha hecho demasiada justicia en muchos de sus papeles más relevantes (recordemos tanto "The general", de Boorman como la propia "El irlandés"). Ese primer plano que dices es maravilloso (y su primera réplica es para enmarcar). Y, desde luego, como bien dices, habla de lo difícil que es perdonar hoy en día y de cómo un hombre tiene que pagar por la culpa de otros pasando su propio y personal calvario a través de las burlas y regocijos estúpidos de una serie de gente que solo emite su juicio en base a que ese señor lleva sotana sin entrar a valorar nada más de lo que hace. Estamos en un mundo lleno de prejuicios. Si no eres comunista, eres fascista. Si crees en Dios, eres un cabrón. Si llevas sotana, eres un pederasta. Si fallas una vez, fallas siempre...sin entrar en disquisiciones, consideraciones o, incluso, objetividades propias acerca de valorar al ser humano por lo que realmente tiene en su interior. Todos pedimos comprensión para nuestros actos...pero estamos dispuestos a comprender muy poco de los actos de los demás. Y emitimos juicios con la ligereza propia de auténticos verdugos.
Abrazos en plano-contraplano.