El Inspector Méndez ya se las
sabe todas. Seguro que las suelas de sus zapatos tienen un agujero por el
desgaste. Tanto patear calles, tanto atrapar rateros, tanto mirar cruzado hacia
merodeadores de medio pelo…todo eso solo lleva a la decepción. Él no deja de
hacer su trabajo pero todo lo tamiza con una ironía que no hace sino descargar
esos andares cansinos, hartos, con pasos que siempre son de vuelta, con miradas
que siempre son de ida, con la certeza de que alguien tiene que hacer el
trabajo sucio y él no puede liberarse. Tiene que hacerlo, caiga quien caiga,
por mucho que moleste, por más que ya empiece a aborrecerlo.
Una mujer retratada sin un pecho.
Una pintura misteriosa de un artista que se perdió, como el asfalto, en una
gran urbe que tiene la costumbre de mirar hacia lo más feo. Inspiración para un
crimen. Una forma de llamar la atención como otra cualquiera. Así, quizá, la
policía dirigirá su atención hacia otra parte, hacia ese pecho que falta y no
hacia el motivo o el culpable. Incluso es posible que se avengan a formar parte
del teatro necesario para que todo parezca insultantemente decente. Un plan
maquiavélico. Y una herencia de por medio.
La cárcel no es agradable para
nadie. Ni siquiera para un tipo que aprendió a ganarse la vida a base de
puñetazos desde que era un niño. Conoces a mala gente, y él solo desea salir y
ganarse la vida, quizá unas cuantas peleas en un cuadrilátero, quizá un trabajo
temporal…qué más da. Perder es lo suyo. Y hace tiempo que llegó a la cuenta de
diez. Pero lo importante es que dentro de Richard hay un hombre honesto, por
mucho que haya sido un quinqui de tres al cuarto, un chulo que se jactaba de
fachada por las Ramblas, un tipo que lucía el palmito en los peores tugurios
del Barrio Chino. El Inspector Méndez, el mismo que lo encerró, lo sabe. Y por
eso le dará una nueva oportunidad llena de confianza.
Dirigida por Francisco Rovira
Beleta, responsable de la ya mítica Los
Tarantos, la negrura envuelve Barcelona con la belleza equívoca de Assumpta
Serna, la prescindible actuación, basta y algo inocua, de Lorenzo Santamaría y
la sorpresiva encarnación del Inspector Méndez por parte de José Luis López
Vázquez, auténtico dominador de la película que la sube por encima de un estilo
algo sosegado que preside la trama cuando él no está en escena. No es fácil
meterse en la cabeza de una mujer que pretende protección y que acude a la
policía amparada en su posición social mientras, al fondo, hay un misterioso
cuadro con una mujer sin un pecho. Una prostituta aparece muerta en la playa
con la misma mutilación y entonces Méndez comienza a husmear, como ese perro de
presa que siempre fue y que nos deja con la sonrisa puesta por su ironía
barriobajera y sus ganas de agarrar a los que convierten una ciudad de ensueño
en un contenedor de basura que no entiende de clases sociales.
3 comentarios:
Pufff, sólo recuerdo de esta película que me dije entonces, "pues no está nada mal". Recuerdo la estética ochentera que ya entonces parecía anticuada, la factura algo chapucera del cine español de aquellos años, la cutreactuación de Lorenzo Santamaria supuestamente guapo en aquellos entonces y poco más, Asumpta la teórica bella (a mi nunca me lgustó) y el gran Lopez Vazquez dominandolo todo con un personaje bastante alejado de la españolada habitual aunque con una retranca muy española por otro lado...
En fin, recuerdos muy cagos en todo caso tengo de la peli. Solo la impresión final.
Abrazos en rojo
Cagos no, vagos. Un lumbreras que puso la c y la v juntas en el teclado, demasiado para mis torpes dedos.
Abrazos rectificadores
Pues estamos de acuerdo en todo. Lo cierto es que Fernando González Ledesma,autor de la novela,falleció anteayer y venía muy al pelo porque si bien la estética estaba ya muy anticuada y Serna es discutible y Santamaría està muy fuera de lugar,el inspector Méndez que crea López Vàzquez es para ser muy recordado en una época en la que estàbamos muy huérfanos de cine negro y su actuación nos pone en la piel de un vetetano descreído,muy cansado,conun sentido del humor muy particular,siempre de negro y bastante pegado a la realidad de una España que despertaba. Y ese es el gran valor de la película.
Abrazos con puro
Publicar un comentario