Teniente MacGregor. Escocés. Lo
cual no dice mucho en su favor. Es uno de esos que no duda en pelearse si la
ocasión lo requiere. Valiente, de eso no se duda. Leal. Un caballero cuando lo
tiene a bien. Algo indisciplinado. Pero es el hombre que todo coronel querría
en su regimiento. Calla mucho para lo que ve. Con recursos. Bromista hasta la
médula. Un poco maniático con aquello de las flautas indias y las serpientes.
Muy amigo de sus amigos. El mejor cómplice posible. Si hay alguien arrojado,
ése es él. No es fácil encontrar hombres así. Es ese tipo con el que uno
querría estar si se halla en dificultades. Resistente a la tortura. Aseado. No
es un matón de taberna. Es un oficial que no entiende mucho de ordenanzas, que
prefiere actuar antes que someterse a estúpidas reglas del ejército colonial
inglés. Además se parece lejanamente a Gary Cooper. Jinete de valor, apuesto,
elegante. Habla pashtun con soltura. Se camufla entre el gentío con verdadera
maestría. Perfecto como espía. Cruz Victoria. Un honor servir junto a él.
Teniente Forsythe. De los azules.
Sí, ese regimiento de señoritos elegantes que lucen uniforme allá por donde
pasan. Es cauto pero inteligente. Muy observador de la disciplina y del respeto
militar. Todo un caballero, siempre. Muy amigo de sus amigos. Le gusta bajar
los humos a quien los tiene demasiado altos. Otro gran cómplice. Siempre estará
allí donde se le necesita y dispuesto a dejarse la piel con el cuchillo entre
los dientes. Valiente hasta la médula. El perfecto apoyo para cualquiera que
desee hacerse el héroe. Es elegante hasta cuando va de paisano. Tiene los
rasgos de Franchot Tone pero es solo una impresión. Solo habla inglés y además
de la mejor escuela. Si se tiene que infiltrar entre las líneas enemigas tendrá
que hacerse pasar por sordomudo. Perfecto como amigo. Cruz de Servicios
Distinguidos. Un honor sentirse su amigo.
Teniente Stone. Recién salido de
la Academia Militar de Sandhurst. Niño de mamá. Muy verde para vérselas con
todas las tribus rebeldes de la frontera india. Deseoso de ser el orgullo de su
padre, el coronel del regimiento. Tal vez porque nunca ha tenido su cariño
cerca y lo desea más que nada en el mundo. Se derrumba con el dolor porque, en
el fondo, ya está destrozado por dentro. Es guapo e impulsivo. No demasiado
inteligente pero tiene valor. En su cara aún hay rasgos de niño. Aún tiene que
bregar mucho para llegar a ser un auténtico oficial. Pero tiene una rara
cualidad: sabe hacerse querer. Siempre va con MacGregor y Forsythe y, si está en
un apuro, los otros dos irán a ayudarle sin pensárselo dos veces. Cruz de
Servicios Distinguidos. Un honor asistir a la reparación de un daño dejando el
miedo a un lado. Sus compañeros no se lo echarán en cara nunca. Tiene un aquél
a Richard Cromwell, que luego salió como secundario en la estupenda Jezabel, de William Wyler. Pero eso,
como diría Kipling, es otra historia.
Henry Hathaway. Director de
legendario malhumor. Versátil como pocos. Capaz de rodar historias de amor, de
guerra, de aventura, de heroísmo, comedias y cine negro. Artesano de los que ya
no quedan. Hábil con la cámara. Feroz con los actores. Muy amigo de sus amigos.
Gordo y malencarado. Magistral cuando quiso y pudo. Él hizo historias.
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