Estupendo el debate que sostuvimos en "La gran evasión" a propósito de "No toquéis la pasta", de Jacques Becker. Si queréis compartir una noche de champagne, chicas y balas, está aquí.
Sí, querido Peter. El periodismo
es viajar muchas noches de autobús y coger las noticias al vuelo. Y, de vez en
cuando, por supuesto, derribar unas murallas de Jericó de alguna forma mágica
que aún no acabas de dominar por mucho que te hagas el machote y el decidido y
el arregla problemas. En una época en que los periodistas son ratas de
alcantarilla (recordemos a un tal Howard Hawks que nos habló de una Luna nueva o a otro tipo llamado Lewis
Milestone con su primera versión, Un gran
reportaje) resulta que tú, en pleno viaje al lado del notición del año, te
descubres como un tipo encantador, ético, genial y sensible. Peter, eres una
cajita de sorpresas al otro lado de esas murallas.
Sí, querida Ellie. La aventura es
atractiva cuando todo está tan solucionado que da verdadero asco. De ahí tus
arranques de niña mimada, tus mimos de persona desvalida aunque, claro, te las
quieres dar de hija rebelde…cuando con una sola llamada telefónica tienes todo
arreglado, sin necesidad de sentirte a la sombra de ese individuo de sombrero
de ala ancha y físico imponente y que dice ser periodista. Así solo serás pasto
de las habladurías. Pero es que en el fondo te encanta, reconócelo. Te gusta
horrores que construya las murallas de Jericó, débil defensa para tu honra, y
que las respete. Te vuelve loca que el tipo te coja como un saco para atravesar
un riachuelo que a ti te hubiese costado cruzar como si fuera el río
Mississipi. Ellie, tú eres la cara corrupta de Peter porque, al fin y al cabo,
eres la tentación.
Frank Capra consiguió juntar en
una misma película toda la gracia de la comedia romántica, toda la locura de
unos tiempos en los que el mundo deseaba reír, toda la agudeza de un buen
montón de diálogos de doble sentido y todo el arte de dos intérpretes como
Clark Gable y Claudette Colbert que se convirtieron en personajes inolvidables
y nos brindó la que, posiblemente, es la segunda de sus grandes comedias,
preludio del new deal que tanto alabó
y que comenzó con El secreto de vivir
al año siguiente de ésta. En cualquier caso, después de una frase tan larga
debería poner una mantita para separar las ideas. No sea que la tentación me
haga caer en el pecado.
Claro que Capra no deja de meter
al millonario de buen corazón, sobrecogido porque, a pesar de que Peter es un
granuja en apariencia, es el hombre más honrado que ha conocido nunca. Porque
todos vienen al olor del dinero, todos acuden como ratas…y este individuo es
una rata pero qué forma de sonreír, qué forma de mantener la dignidad, qué
forma de querer demostrando que la honestidad es parte de sí mismo. Sí, señor.
El caso es que no solo sucedió una noche pero qué más da. Lo que hace falta es
más tipos como Peter, capaces de ser hombres en medio de una jungla de
aprovechados. Mientras haya gente como él, siempre habrá una luz de esperanza.
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