Quisiera pedir disculpas por no haber podido subir el artículo de ayer a todos los que entráis habitualmente pero, a mi regreso de Sevilla, me encontré con que no tenía línea. Ahora funciona con normalidad así que, en principio, volvemos a retomar el ritmo normal. Vamos a por ellos.
A
menudo es necesario agitar la tierra por debajo de la fiera para que cometa un
error. Solo hace falta atacar sus puntos más débiles. Quizá algún compañero, un
hermano, la familia…todo vale si, al final, se consigue que el animal salvaje
dé pasos en falso. Solo hay que seguir las pocas pistas que se poseen, poner la
trampa, menear el cebo, hacer que mire hacia otro lado y golpear donde más
duele. Es fácil. El único defecto es que, en determinado momento, no se sabe
quién es más brutal. ¿La presa o el cazador?
Y a lo mejor, por ahí en medio,
hay una mujer a punto de derrumbarse que acepta una misión que no es lo que más
conviene a su ánimo. Tal vez haya intervenido en demasiadas misiones de rescate
de rehenes y no todas han salido demasiado bien. O se está dando cuenta de que
los lobos son auténticos asesinos que matan sin piedad, recreándose en una
crueldad súbita y expeditiva. Y la acción dentro de su unidad no está dando los
resultados apetecidos. Hace falta subir un escalón más. Igualarse un poco con
la brutalidad del objetivo. Hasta que se da cuenta de que todo está
violentamente corrompido porque las fuerzas que, en teoría, tienen que
proteger, se atienen a métodos que podrían parecerse a los de cualquier mafia
de polvo blanco y justicia roja.
Es entonces cuando llega la
desorientación. No se sabe qué es lo que se está haciendo porque la violencia
genera más brutalidad. Utilizar los mismos métodos para empatar el partido no
debe ser la solución. Y, sin embargo, allí, en la tierra de los lobos, donde
solo impera la ley del más fuerte y los disparos son los ruidos de la rutina,
no puede haber otra. O puede que no haya ninguna. O puede que, al final, nos
matemos todos unos a otros sin siquiera pestañear. Todo por unos cuantos millones
de dólares. Todo por hacer que la gente sea más pobre, esté más desesperada y
se lance a consumir estupefacientes de muerte y sudor.
Impresionante película,
dirigida con admirable contención por Denis Villeneuve e interpretada con vigor
y convicción por dos grandes actores como Benicio del Toro y Emily Blunt. Ella
aporta profundidad y miradas de desesperación. Él pone encima de la mesa
misterio e impasibilidad inquietante, al igual que la climática y agobiante
banda sonora de Johan Johansson. Todo se une para conformar un sobrecogedor
rompecabezas sobre el mundo de la droga y la lucha contra el narcotráfico,
podrida de balas injustas, de dineros traidores, de forasteros oscuros, de
operaciones secretas, de ciudades inseguras, de lujo insultante. Y todo tiene
que ser realizado con la apariencia de legalidad porque si no, ni siquiera se
puede hacer cosquillas a los millonarios de moral exterminada. Sí, porque hay
que aniquilar la moral para luchar en una guerra que nunca tendrá vencedores ni
vencidos y las víctimas siempre serán las mismas. Cada vez estamos más sitiados
por los lobos y nosotros seguiremos jugando al fútbol para olvidar que un día
tuvimos una ilusión y que ahora solo un juego nos consuela. Mientras los que
tienen su moral intacta intentan luchar para no pasarse al otro lado, como
sicarios de los estados, como silenciosos consentidores de las operaciones más
sucias. En la tierra de lobos, el que más muerde es el que tiene la impresión de vencer.
2 comentarios:
César, un placer leerte de nuevo. Villeneuve me parece uno de los directores más interesantes del panorama actual. Me gustó muchísimo "Prisoners" y, aunque me quedé un poco descolocado con "Enemy", reconozco que el tío tiene talento para rato. Deseandito estoy de ver lo que hace con "Blade Runner". Que larga va a ser la espera...
Un abrazo
Un placer tenerte de nuevo por aquí, Nacho. Sin duda, Villeneuve es un director interesante. "Prisioneros" está bien aunque sí que le saqué algún pero en su momento. "Enemy" sí me gustó mucho porque tenía la referencia tanto de "El hombre duplicado" de Saramago como de "William Wilson" de Poe y entronca muchísimo con estos relatos (sobre todo, claro, con el primero, en el que se basa). En otro sitio, en otras latitudes yo ya decía que me parece una elección bastante acertada para la segunda parte de "Blade Runner". El problema, creo yo, no va a ser ese. Va a ser el guión. Y que sea un guión convincente. Y eso es lo que me preocupa. Tengamos fe y esperanza y veamos si Villeneuve le puede dar una vuelta y sorprendernos.
Un abrazo.
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