viernes, 4 de diciembre de 2015

¡AY, CARMELA! (1990), de Carlos Saura

El blog, debido al puente de diciembre, volverá el miércoles día 9, mientras tanto aquí está una mirada sobre la película que se comentará el martes 8 en "La gran evasión" y si queréis escuchar lo que hablamos sobre "Blade Runner", de Ridley Scott podéis hacerlo aquí. Feliz puente a todos.

España sangra y por sus heridas supuran los inocentes que solo quieren un pedazo de pan y ganarse la vida con honestidad. La brutalidad ejercida por el mero hecho de sentirse superiores no es más que la despreciable cantinela de los que no saben vivir en paz, de los que no saben vivir juntos, de los que no quieren, en el fondo de sus corazones fríos e inermes, que España sea de la gente buena. De esa gente que es capaz de hacer un chiste sobre las cosas más serias y que sufren cuando ven que otros sufren. Tal vez si todos fuéramos un poco más cómicos y algo menos fascistas veríamos con ojos de verdad esa España que siempre ha sido separada por colores, por imposiciones, por verdades a medias y mentiras enteras. Vivir en el filo de la bayoneta es muy peligroso y hay que hacer muchas reverencias y demasiadas concesiones. Ay, Carmela. Ay, España.
Entre dos fuegos sobrevivir es tarea para unos cuantos héroes sin mención. Solo llegar al día siguiente es un triunfo que puede estar regado de un poco de vino, de una copla o de un buen plato de judías. Al final, todo será un vagar sin rumbo, un mero parche a la rutina quebrada por tanto dolor y por tantas lágrimas. Ni unos eran ángeles, ni otros salvadores porque todos quisieron repartirse el botín. Y abusar. Y matar. Y vengarse. Y eso nunca es la solución porque los que más pagan siempre son los que están en medio. Aquellos que no quieren pasar frío, que quieren una cena decente, que desean que los aviones no den miedo y la risa salga con naturalidad. Sin fingimientos. Sin tener que decir que se es de uno u otro bando. Ni siquiera los extranjeros tienen que venir a decirnos el qué o el cómo. Basta con aplicar el sentido común y creer que lo justo está ahí, al alcance de la mano, que la gente sufre y llora y que hay que hacer todo lo posible para que la vida no sea una incógnita que se plantea todos los días.

Ay, Carmela, de Carlos Saura, puso todo eso encima de un escenario a través de la rebelión que lucha por salir por una cuestión de justicia y la contraposición de la misma supervivencia. Andrés Pajares y Carmen Maura hicieron un trabajo extraordinario como esa pareja de cómicos que, como todos los cómicos de la legua, nunca tienen un lugar hacia dónde ir y, cuando lo tienen, generalmente es el lugar equivocado. Detrás de ellos un tierno Gabino Diego que expresa sus angustias con miradas de desesperación y cariño. Hay algún que otro momento que rechina dentro del contexto histórico pero nunca se debería acallar la voz del otro porque todos tienen derecho a gritar, a decir, a vivir, a sentir y a luchar. Es una lección que aún no hemos aprendido porque España, siempre España, nos sigue hiriendo y doliendo. Ay, Carmela, de qué poco sirvió tu muerte. Fue tan inútil que dejaste a dos hombres vagando por carreteras perdidas en la niebla y el frío y dicen que aún están intentando encontrar su destino.

2 comentarios:

CARPET_WALLY dijo...

Esta película es verdaderamente estimable, pero yo recuerdo ver la obra de teatro antes con la Forqué y Jose Luis Gomez y eso me pareció insuperable. Saura descubrió a los españoles que Pajares era actor y lo de Gabino es para nota, ¡¡que chaval!!, (siempre será para mi el zagal de "El viaje a ninguna parte), que capacidad para transmitir y qué desaprovechado últimamente.

No me gusta en exceso la Maura en esta película, pero la historia es tan autentica y tan española que me gana desde el minuto uno. Y fijate lo que voy a decir, una barbaridad de las mias, desde que la vi le encontré un paralelismo local, paleto y forzado a las aventuras de Caine y Connery en "El hombre que pudo reinar". avanzan por su aventura sin poder dominar la situación, van saliendo como peuden de los problemas, llegan al momento del climax, pero donde a uno le ganó la ambición a la otra le puede la compasión, el resultado es el mismo de poder salir triunfantes a morir por una decisión que su pareja intenta evitar a toda costa. En fin, absurdos que yo me monto sólo.

Abrazos sin banderas

César Bardés dijo...

Pues me parece interesante y, desde luego, muy original ese paralelismo que trazas con "El hombre que pudo reinar". Te doy absolutamente toda la razón en cuanto a su diferencia con el original teatral (yo lo vi con la Forqué y con Manuel Galiana) y creo que, sinceramente, Gabino hace su mejor papel junto con el chaval de "El viaje a ninguna parte" (vista recientemente por el Centro Dramático Nacional con Miguel Rellán haciendo el papel de Fernando Fernán-Gómez y estando simplemente maravilloso y con Tamar Novas en el papel de Gabino, haciéndolo muy, muy bien). Ahora no creas que está tan desaprovechado. Gabino hace lo que quiere y como quiere y sigue con su show recorriéndose media España y está feliz de la vida porque eso es lo que realmente quiere hacer.
Yo creo, y que se me perdone en toda caso, que hay algo que me rechina muchísimo en la película es el tema del show que se montan para entretener a las fuerzas nacionales. Primero no me pega nada que lleven a los prisioneros de las Brigadas Internacionales para ver el show (¿?) por mucha carga de humillación que lleve la historia y segundo...ese show final que provoca el desenlace con Pajares haciendo de sarasa y con un montón de chistes fuera de tono y demás, siendo todo muy gracioso...vamos, eso delante de los mandos y de los oficiales sublevados me da a mí que se cortaba al minuto uno y a los artistas se les llevaba al paredón y al italiano se le deportaba a Córcega como mínimo pero, bien, si no hay show no hay desenlace y no hay historia aunque ese último número se podría haber hecho de otra manera perfectamente.
En cualquier caso, es una buena película, sostenida principalmente por los actores que intervienen en ella. Y te doy la razón, Pajares y Diego están un peldaño por encima de Maura, demasiado "Lola Flores" para ser del todo cercana.
Abrazos desde el frente.