La vida es apostar a un número en
la ruleta y procurar que salga. Y cuando se pierde lo que hay que hacer es
hacer todo lo posible para que ese número vuelva a salir. Lo único que hace
falta es imaginación, un equipo leal que sea capaz de hacer todo lo necesario y
un poco de suerte. Los asuntos personales tienen que quedarse en el manque, y
la venganza en el pase. Es fácil. Solo hay que embaucar al primo con una serie
de maniobras de distracción como unas cuantas esmeraldas del tamaño de un puño,
dejar bien claro que el tipo es un cerdo con pintas y salir por la puerta
escoltado por la policía. Y hacerlo con tanta clase que la ruleta siga girando
cuando se sale de la cárcel. Algo al alcance de muy pocos. Solo de once
hombres.
Y es fácil juntarlos. Basta con
tener a un artista de la electrónica, a un farsante de primera, a un carterista
con futuro, a un hombre de goma, a unos pendencieros con algo de cerebro, a un
experto en planificaciones y recursos, a un miedoso que sepa qué es lo que hay que
hacer con un ordenador, a un tipo con dinero que quiera vengarse con ganas de
un competidor, a un veterano del timo con tanta clase que solo despierta
envidia y a un negro que ponga un anzuelo con gracia, tino y un punto de
indignación. Con esas fichas, apostar es fácil. Solo hay que coger las apuestas
y ponerlas en el número indicado. Las maniobras de distracción de suceden y el
primo mirará en todas las direcciones menos en la más lógica. Todo acabará con
un puñado de amigos diciéndose adiós ante un espectáculo de luz y agua delante
de un hotel de lujo bajo los acordes del Claro
de luna, de Claude Debussy. Muy romántico para unos cuantos fulanos que no
son más que ladrones.
No, no, no. No hay que quedarse
con cartas debajo de la manga. Esto no es lo mismo de siempre y no es lo que se
ha visto mil veces. Entre otras cosas porque son una pandilla de adictos al
dinamismo, que tienen estilo para aburrir, que, cuando la mano viene mal dada,
tienen siempre un plan B. Y casi siempre ese plan es mejor que el primero. La
inteligencia al servicio de una historia que trae un traje de etiqueta, un buen
cóctel y alguna que otra trampa para que, de nuevo, piquemos con la vanidad.
Las Vegas es el escenario y Frank Sinatra y sus otros once también se mueven
con mucha clase pero con más zapatos.
Y es que no hay nada que mueva
más el mundo que un hombre que ha perdido lo que más quiere a favor de otro
hombre que no aprecia lo que tiene. El resquicio que se deja para que el atraco
tome forma es más grande que un salón de juego y por ahí tienen que colarse los
que saben barajar. Tanto es así que nada queda colgando. Solo, quizá, esa
envidia que desborda la comisura de los labios cuando vemos que la suavidad de
la elegancia está ahí, enfrente de nosotros, y aunque alarguemos la mano para
hacer nuestra apuesta el premio será siempre un par de horas con camisa de seda
y traje de Armani. Ahí es nada. Ahí está todo.
6 comentarios:
Ya lo hemos comentado aquí muchas veces, una película muy, muy entretenida que supera bastante a la original, concebida como una juerga de amiguetes. Esta también lo es, pero de otra manera. Lo curioso es que la twelve era un truño absoluto que no había por dónde cogerla y la tercera estaba bastante curiosa. O sea que es un film y una saga que contradice un poco todo lo que se afirma de los remakes y las secuelas.
En este eleven coinciden bastantes atractivos. No sé en qué orden, pero uno es el argumento, esas historias de timos y estafas a gran escala siempre suelen enganchar, y más si están dirigidas como aquí con solvencias por Soderbergh. La otra, claro, el reparto. Guapos y con clase, se nota que hay buen rollo entre ellos. Siempre acabamos hablando de George o Brad, que parecen haber cogido muy bien el relevo a Paul y a Robert en lo de guapos y con clase. Pero, ojo a Matt, que parece estar cogiendo carrerilla y creciendo como actor día a día. Quizá Leo hubiese encajado bien en el equipo. Nombremos también a Don Cheadle, un magnífico actor que aparece tapado entre tanto guapo.
Abrazos al negro
Es muy curioso cómo cuando se estrenó la película hubo comentarios que decían que era una de esas películas que parecía que ya habías visto mil veces. Y no dejaban de tener razón pero yo creo que tiene el ingrediente de la presencia de todos los protagonistas. No solo los que tú nombras sino también Carl Reiner, padre de Rob Reiner y un director a tener en cuenta para algunas cosas como aquella paliza que se dio para montar "Cliente muerto no paga". En cuanto a clase, se derrocha a raudales y, efectivamente, a punto están de mandarlo todo al garete con "Ocean´s twelve" aunque Clooney lo explicó diciendo que cogieron un argumento ajeno y lo adaptaron para que aparecieran los once y la cosa quedó como un refrito bastante impresentable. También estoy de acuerdo en que "Ocean´s thirteen" es mucho más recomendable aunque me parece inferior a ésta. Entre otras cosas, un malvado como Pacino da para mucho. Muy interesante me parece la idea de introducir a Leo en el meollo, casi daría como para escribir una carta a George y a Steven y decirles que qué tal la idea conservando, por supuesto a todos los demás menos a Bernie Mac, el negro gordo "croupier" que le dio un ataque al corazón y se quedó en el sitio.
Abrazos al rojo.
Cierto, cierto, cierto...Y tiene algo más esta película y es que no te cansas de verla. Yo no sé ya cuantas reposiciones ha tenido en este desfase de cadenas que de una y media en los ochenta hemos pasado a las ochenta en el veintiuno y medio, pero cada vez que la pillas (al menos que la pillo) y tienes un rato dejas de darle al dedo zapeador y te quedas enganchado al historia que tanto conoces y tanto te divierte. A mi me sobra un poco la Roberts porque no termina de pillarle el punto a esta comedia con trampa y poco cartón, pero tampoco tanto como para que me moleste, al fin y al cabo es un poco florero (sin machismos) en el sentido en que no es más que una parte del mcguffin de la historia.
Pero efectivamente te engancha, a las chicas (y algunos chicos) lo de la guapura que comenta Dex, a los chicos el buen rollo de panda de amigotes haciendo travesuras y lanzandose guiños de complicidad, a todos un guión que dosifioca tanto el tiempo de la cción como el sentido del humor que se requiere. Que da igual el botín, que lo que mola es reirse del chulito emgolado y pagado de si mismo y entre medias metemos alguna broma al novato que eso también hace mucha gracia.
Y es precisamente el tono de la película (algo que no consiguió la original, pese a que sin duda esa fue a idea) repleta de gracietas interconectadas para que veamos lo bien que se conocen e incluso se llevan entre esta cuadrilla de once, te meto una pulla pero confio en ti. Y así entre bromas describo a los personajes y les hago identificables, a los 11 cada uno caracterizado y perfectamente reconocible, desde Danny y Rusty hasta los hermanos mormones y sus peleas sin freno, once tipos dibujados a la perfección (eso tampoco estaba muy logrado en el caso de Frankie y cia) y con su punto de protagonismo.
Y Soderbergh, efectivamente que también sabe dar elegancia al conjunto, con algún hallazgo interesante para contar la historia que demuestran que es un tipo muy capaz (esos flashback congelados mientras se cuentan anteriores intentos frustrados de atracos en Las Vegas).
Y si, la segunda es bastante mala, salvo algun que otro chiste meritorio: Las bromas a costa del bisoño Matt, o sobre los 50 años de Clooney o cuando George intentando hacerse valer pregunta a todos a quien acuden cuando tienen un problema y todos le sorprenden señalando a Brad, vale Danny Ocean es muy listo y capaz, pero el verdaderamente fiable es Rusty.
La tercera tiene su punto de gracia, sin alcanzar las cotas de la primera, pero tanto Pacino como Ellen Barkin aportan muchísimo al conjunto y aunque sea una revisión actualizada de la saga, el conjunto da la talla.
Pues eso, un placer encontrar por aquí esta película que gana con el tiempo y que dejó de convertirse en un puro divertimento para convertirse en una de esas películas que tienen el suficiente alngel para ser eternamente recordada.
Abrazos no va mas
Por cierto, yo no veo a Di Caprio, lo siento...no le veo yo con suficiente sentido del humor como para reirse de si mismo (lo mismo me equivoco), algo que es fundamental en esta saga. Yo se lo diría a Benicio y así metemos al latino que no está representado.
Abrazos al par
Es que las imágenes destilan elegancia. Incluso cuando deconstruye el guión y pone esas secuencias de los atracos frustrados, hay mucha elegancia y mucha retranca en todo. La presentación de los personajes es perfecta, el desarrollo de la trama revista mucha inteligencia. De hecho, como bien dices en tu comparación con la de Sinatra, casi solo se toma como referencia el punto de partida. Lo demás está totalmente cambiado y, de hecho, es una revisión que es nueva, no se parece en nada a la original salvo en el supuesto buenrollismo que destilan todos. Cierto es lo de la Roberts que casi, casi, hace la función de pegote para que haya una sombra de temor sobre la figura de Danny Ocean ya que si no lo hace por negocio, lo hace por venganza y la venganza suele perder a los ganadores.
No menos cierto es la apreciación sobre Rusty Ryan y Danny Ocean. Danny pone la idea y el liderazgo para que todos estén juntos pero si nos fijamos un poco, el que organiza todo, el auténtico cerebro es Rusty. Se complementan a la perfección. Y luego los demás personajes son soportes de esos personajes (incluido Damon, el advenedizo) y, como bien decís, están tan bien trazados que casi, casi, cada uno merecería una película por separado.
El placer es que el carterista, el cerebro y el jefe se hayan juntado aquí para decir cada uno lo que piensa. Ahora que vengan los ocho restantes.
Abrazos manque pierda.
Yo sí creo que di Caprio podría reírse de sí mismo y, es más, daría un poco para rivalizar en encanto con Clooney lo cual podría dar lugar a una rutina de guión que podría ser, cuando menos, bastante jugosa. Benicio...está bien haga lo que haga. Le veo más como víctima pero también estaría bien. Creo que debemos escribir a George y a Steven ya. No sé cómo andarán de presupuesto.
Abrazos sin pase.
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