jueves, 22 de septiembre de 2016

LOS HOMBRES LIBRES DE JONES (2016), de Gary Ross

La libertad no es gratis. Nunca lo ha sido. Siempre hay que pagar un alto precio por ella que suele venir cifrada en litros de sangre, en toneladas de convicción, en hectáreas de perseverancia y en ríos de dolor. Nadie dijo nunca que la libertad fuera fácil y que no hubiera que trabajar por ella. Y nadie tampoco osó decir que, cuando viene, lo hace para quedarse. Ella es el amor por el que deberíamos luchar en todas nuestras mediocres vidas. Ella es el agua y el sol, la dulzura del viento y el arpa de hierba. Solo hay que mirar hacia dentro y ver si merece la pena pagar lo que vale.
Es fácil tomar esa decisión cuando el país está sumido en una guerra que manda a combatir a los pobres simplemente para proteger los intereses de los ricos. El sueño de libertad costará muy caro y será solo un espejismo si no viene acompañado de la igualdad. La injusticia no se cura con otra injusticia. En el fondo, todos sabemos lo que es justo. Basta con mirar en ese lugar donde habita la razón y dejarnos de ideologías, honores, intereses espúreos, política y conveniencias puntuales. Nada es más justo que un hombre libre que vive de lo que trabaja sin atender a su piel, sexo, raza, religión o procedencia. Y eso debería ser ley.
Cuando hay demasiada sangre derramada inútilmente, el ánimo se rebela en su propia decepción. Hay que detener el vandalismo de los que se creen caballeros y sorprenderles por la espalda. Quizá un entierro sea una matanza. Tal vez un expolio se convierta en una humillación para el invasor. Incluso es posible que la bandera por la que tantas veces has luchado te devuelva el favor con la indiferencia. Solo la horca encenderá la hoguera. Solo el vencido podrá espolear a los vencedores.

Loable intento por narrar con objetividad y buen gusto, sin ahorrar truculencias, una parte de la historia de la esclavitud en los Estados Unidos superando incluso a la infame Doce años de esclavitud, la película posee momentos brillantes y algún que otro tijeretazo de más que se debió de quedar en el suelo de la sala de montaje. En el centro de todo, otro espléndido trabajo de Matthew McConaughey que aporta intensidad y sabiduría a un papel que podría haber descendido al infierno de los tópicos pero que salva con entusiasmo. Hay irregularidades en la trama, cabos sueltos, falta de desarrollo en algún momento pero se nota la sobriedad de Gary Ross que sorprendió en sus dos primeras películas con Pleasantville y la azucarada pero notable Seabiscuit abandonando el estilo juvenil e impetuoso que dominó la primera de las entregas de Los juegos del hambre. Más allá de todo eso, estupenda la fotografía de Benoit Delhomme que pone de manifiesto el doble gatillo de los rifles en un paisaje de ensueño mientras la moral de los hombres se desdobla entre pantanos, bosques, praderas, campos de batalla y heridas incurables. Tanto es así que esa libertad soñada no encuentra solución ochenta y cinco años después y la intolerancia vuelve a poblar las miserias morales de los de siempre, los que oprimen, los que mienten, los que dejan de lado los derechos para introducir la obligación de odiar. Mientras tanto, en algún lugar, siempre habrá un puñado de hombres y mujeres dispuestos a luchar, a amar y a apretar ese doble gatillo para decir bien alta la palabra libertad. 

4 comentarios:

CARPET_WALLY dijo...

No me decidí por esta el domingo, aunque preveía que ibas a hablar de ella. Me pareció demasiado previsible (a su trailer le falta poco para contarnos todo) y solo Mathew no bastaba, también mis amigos optaron por otra falta de enjundia y me dejé llevar. Así que me metí en "Juego de armas".

Y bueno, digamos que pasas el rato más que entretenido, que no es una comedía gamberra ni nada que se le parezca, que está bastante mejor de lo que se podía prever, pero que tiene muy poco de cine debajo. Es una fábula (con historia real detrás) sobre el sistema americano y sus defectos que aprovechan los listos de turno (a modo de picaresca española) para enriquecerse de forma brutal en poquísimo tiempo. En la linea de "El lobo de Wall Street" sin más paralelismo que la temática y Jonah Hill, y formalmente con ciertos parecidos con "La gran apuesta" pero precindiendo de cameos para explicarnos esta trama que es mucho más sencilla.

En el camino la historia parece un documental (docudrama) con algún momento pretendidamente cómico sobre el vertiginoso ascenso de un par de jóvenes buscavidas hasta convertirse en uno de los mayores contratistas de armas de los USA y de su descenso a los infiernos cuando lo tenían todo debido a ambiciones y rivalidades absurdas. escenas de cierto nivel no dan para decir que una película es cine, se deja ver, no es mala, pero el cine es otra cosa.


Abrazos sudistas

César Bardés dijo...

La verdad es que "Juego de armas" no me atraía nada, en parte por lo previsible del material de partida y porque me temía la derivación hacia el exceso que me has desmentido. En cualquier caso, aposté por esta, que no está mal, que el trabajo de Matt es bastante bueno (casi en solitario entre un reparto en el que nadie destaca salvo él), que está claro que les quedó una película demasiado larga y que hay cosas que se han quedado descaradamente en la sala de montaje haciendo que, una película que arranca muy bien y que parece muy bien sujeta por los bordes, se desfleque por los bordes, dejando cabos sueltos, historias que no tienen cierre y, en algún momento, hasta poniendo énfasis en algo que, después, no se sabe lo que ocurre.
Un aprobado justito por la buena ambientación y por algunos momentos de Matt, muy intenso y, repito, el actor más "brandiano" que existe hoy en día.
Abrazos sin esclavos.

Unknown dijo...

Buenas,
No he visto la peli y la verdad es que de momento no creo vaya a verla, la verdad. Sólo quería comentar que sí que pude ver el trailer de la misma cuando fui a ver precisamente "Tarde para la ira" y más que un trailer parecía un resumen corto de la peli, incluso escenas que parecen diseñadas más o menos para la sorpresa eran vilmente destrozadas por el mismo. Recuerdo unos trailers mucho más ambiguos en el pasado, con esa voz en "off" (que además siempre era el mismo :-D) y que te entraban unas ganas terribles de ir a ver tal o cual peli (en especial en mi caso, las de género). Lo mismo se cuela algo de añoranza y no soy nada objetivo, puede ser, aunque es el recuerdo que guardo. Hasta hace relativamente poco hasta "coleccionaba" estos trailers. Sólo eso.
Saludos.

César Bardés dijo...

Yo también vi el trailer cuando fui a ver "Tarde para la ira" y no, debo decir que hay bastantes cosas más de las que enseña el trailer. La razón, creo, es muy simple. Es una película muy larga para lo que se lleva (dos horas y veinte) y hay material más que suficiente. Ya he dicho que hay cosas que se quedan desflecadas porque está claro que han tenido que cortar bastante para que la exhibición se diera por contenta. En cualquier caso, estoy de acuerdo contigo en la falta de gracia de la mayoría de los "trailers" y de cómo han evolucionado desde aquellos años en los que te entraban unas ganas incontenibles aquello que te estaban anunciando.
Saludeñes.