jueves, 26 de septiembre de 2019

AD ASTRA (2019), de James Gray



Puede que llegue un momento en que el hombre necesite poseer la certeza de que no está solo en el universo para permitirse el lujo de seguir adelante. Y, sin embargo, las respuestas no están allí, en el espacio exterior, sino en el mismo interior del ser humano. La frialdad, la impasibilidad y la calma absoluta, no son sino máscaras con las que disfrazar las emociones, viejos trucos para mantener al corazón quieto. Y, tal vez, haya que ir a buscar el principio de todo al confín más apartado del sistema solar para comenzar a sentir que es necesaria la convivencia, la paz y la vida misma.
Y, para ello, es posible que haya que mirar hacia donde no hay nada y ver lo que se tiene delante. Somos todo lo que tenemos y las soluciones deben venir de nuestra condición de seres falibles, volubles y necesitados. Tratar de hallar vida más allá del corazón de las estrellas también puede ser una fábula que lleve demasiado tiempo, algo de lo que no andamos muy sobrados. El terror está ahí, al otro lado de cualquier compuerta, porque el ser humano camina peligrosamente hacia la distopía, hacia la propia conciencia de que se está llegando al límite y al fatal dibujo de nuestra tristeza en los rostros.
A medias entre Ray Bradbury y Joseph Conrad, habrá que encaminarse allí donde no hay fronteras, donde no podremos manchar con nuestras actitudes el noble deseo de ir más allá, sin necesidad de tontas ambiciones, sin parálisis provocadas por el miedo, sin trampas para acudir a la presencia de la perfección. El espacio, como el océano, es un medio hostil, abrumadoramente silencioso, terroríficamente tentador, tremendamente poderoso y, a la vez, escalofriantemente vulnerable. Sólo hay que comprobar que permite que minúsculas motas de polvo viajen por sus rincones estelares, hasta llegar a la locura, a la búsqueda sin recompensa, al deseo de sonreír mientras formulamos el convencimiento de que no estamos solos en este inmenso desierto de cielo y luz.
James Gray dirige con cierto pulso, alejado de la acción, a un Brad Pitt que, de nuevo, se halla en estado de arte. Por su rostro caminan nuestros pensamientos y sabemos y probamos su sangre fría, su dolor encerrado, su descubrimiento decepcionante, su terror de asimilación. Él es la razón principal por la que hay que ver esta película, añadiendo una espléndida música adicional de Lorne Balfe que pone el clima a escenas en las que arqueamos las cejas intentando navegar por el espacio de nuestro raciocinio sin llegar al acoplamiento total. El inteligente guión sabe colocar las escenas más interesantes a lo largo de la historia para no caer en lo contemplativo y, de vez en cuando, hay que pasar una evaluación psicológica para no perder el rumbo en medio del manto oscuro del cosmos. Sí, es hora de soltarnos y tener conciencia de todo lo bueno que podemos aportar.
Es el momento de alunizar con toallitas gratis mientras se paga una fortuna por una almohada y una manta, de comprender que no importa cuán lejos llegue la colonización porque será un fracaso, de llorar cuando nos encontramos cara a cara con el principio, de flotar sin control cuando ya se ha perdido todo y de volver a levantarse para encontrar todos los sentidos, todas las luchas y todas las esperanzas.

2 comentarios:

dexterzgz dijo...

He disfrutado mucho con esta película que creo podría haber sido mejor de lo que es ya que encuentro que junto a cosas muy brillantes hay otras más superficiales. Aún con todo es una película que podía haber pecado de soberbia (¿un cruce imposible entre "Interstellar" y "Apocalypse now" ) y de sensiblera, y no lo hace ni por una cosa ni por otra. Lo cual te demuestra una vez más que no hace falta recurrir a la épica para contar una historia de ciencia ficción (Kubrick y Tarkovsky ya lo sabían, y mucho después lo aprendería Cuarón). Yo creo que Brad Pitt está perfecto desplegando toda una gama de matices en su personaje que corrobora su madurez como actor y el momento dulce que está viviendo (ojo que se está hablando incluso de una posible doble nominación este año por las películas de Gray y Tarantino). La voz en off que en principio pensé que sería un lastre al final resulta ser un recurso necesario. Pitt está además muy bien secundado por esos dos veteranos como Tommy Lee Jones y el reciente Donostia Donald Sutherland que por cierto curiosamente ya habían compartido aventura interplanetaria en "Space cowboys".

Abrazos de polizón

César Bardés dijo...

Creo que es verdad todo lo que dices. Cierto es que hay momentos muy superficiales (la concesión a la comercialidad es evidente. Y aún así hay gente que sale decepcionada del cine). Creo que está muy contenida siempre y que el trabajo de Brad Pitt es sencillamente espectacular. Y que, sí, está muy lejos de Kubrick y de Tarkovsky (digamos que siendo una película también filosófica como las de estos maestros, es de una "filosofía algo más blanda"). El empleo de la voz en off me parece muy acertado (hay alguno que se las da de crítico que dice que todo el rato no hace más que quejarse y decir lo mucho que quiere a su padre y que le llega a cargar). Quizá un poco más de peros al personaje de Sutherland (aunque cuando está pantalla la película crece) porque no tiene mucho más sentido que poner sobreaviso al protagonista (y, digo yo, si ése es el objeto del personaje...¿no tiene más sentido ahorrarse el viaje a la Luna?). Más sentido tiene, por supuesto, el personaje de Tommy Lee Jones. La producción es buena y, también es verdad, la película es algo irregular en alguno de sus pasajes. En cualquier caso, sí, me gustó y merece la pena.
Abrazos buscando a alguien ahí fuera.