jueves, 4 de noviembre de 2021

EL ÚLTIMO DUELO (2021), de Ridley Scott

 

La verdad no debe ser señalada. Si se asiste al testimonio de los mismos hechos a través de tres puntos de vista diferentes, más vale elegir, intentar la inteligencia, dar la razón a quien la tiene y quitársela al mentiroso. Y todo resulta tramposo en una película que se limita a decir que se cree a la mujer, porque, al fin y al cabo, ella está mucho más evolucionada, retirando parte de la autoridad al marido en la administración de su tierra, utilizando todo aquello que resulta, a los ojos de hoy, mucho más admisible.

Y ése es uno de los mayores errores de esta película, aparte de muchos otros. No se puede pensar así en medio de un régimen feudal de la Edad Media en el que estaba presente el derecho de pernada y el patriarcado era absolutamente opresor. Y estaba muy mal, sin duda, pero es que no se conocía otra cosa. Todo lo que cuenta esta historia está basado en la posible violación de la mujer de un caballero, acudiendo al efecto que Kurosawa puso en práctica en la insuperable Rashomon y llama la atención que, según se acuda a una versión u otra, la diferencia entre algunos personajes consiste, simplemente, en añadir “mi amor” a algunas frases para, luego, retirárselas y dar a entender que el marido de la dama en cuestión era más rudo que el papel de lija.

Aparte de todo eso, Ben Affleck da un recital de todo lo que no debe hacer un actor, y Matt Damon exhibe su alarmante falta de recursos con la repetición de ese gesto adusto para que el público no olvide en ningún momento que el tipo no es tan amable, que su versión tampoco vale para que, en el duelo donde se dirime la verdad, el espectador no desee el triunfo de ninguno. O, tal vez, el de uno en concreto para que el honor de la dama quede supuestamente intacto.

Ridley Scott se entrega en cuerpo y alma a lo políticamente correcto en una historia que no lo necesita y que podría duplicar su efecto sin señalar la verdad. Así, el espectador sería parte de la historia y sería mucho más eficaz. En vez de eso, nos desmenuza la historia en capítulos y nos dice, bien a las claras, cuál es la verdadera. Quizá sea la más razonable, quizá la más malinterpretada, y, sin duda, la más feminista. A lo mejor, hay partes de verdad en todas las versiones que deberían ser juntadas por el asistente. Y, sin duda, el duelo resulta efectivo si saltamos el pretendido realismo de una historia que hace que los duelistas se levanten sin ningún problema porque la aleación de sus armaduras debe ser de aluminio.

Por supuesto, la película pasará la prueba para el que quiera ver ese mensaje evidente y bastante ingenuo que pretende lanzar. Y alguna virtud habría que destacar como es la cuidada puesta en escena y, en el apartado interpretativo, el ambiguo papel de Adam Driver, pero no es suficiente. Como tampoco lo fue en su día otro intento en el terreno del Medioevo por parte de Scott en El reino de los cielos, donde los muros explotaban cuando se disparaban los cañones unos cuantos años antes de la invención de la pólvora. Y el espectador poco exigente saldrá hablando maravillas de una película que tiene muy poca acción, es bastante repetitiva sin acudir al ingenio y el atrevimiento no va más allá de la violencia que el director pone en juego para acentuar lo difícil de unos tiempos que no estaban hechos para la mujer. 

4 comentarios:

carpet_wally@gmail.com dijo...

Pues llevo 3 de 3 en este regreso a las salas tras la pandemia.

Es cierto que sigo un poco desganado y que voy, más que nada, empujado por gustos ajenos y así me pasa. La otra opción era "Eternals" que sin duda yo prefería pero mi caballerosidad e impuso y no obligué al grupo de amigos a ver una de superheroes aunque yo creo que me lo hubieran agradecido.

La verdad es que esta de Scott tiene poco de salvable, como dices, la puesta en escena y poco más, tampoco le concedo tanto mérito al bueno de Driver porque tampoco me parece que su personaje tal y como está dibujado merezca mucho esfuerzo.

Pero si entramos en "lo malo" si que tenemos mucho para elegir y para mi el gran mal, mucho más que su anacrónico mensaje de feminismo de salón, es el formato elegido para contar la historia. El trio de personajes y su visión a lo "Rashomon" tiene sentido si las versiones son distintas, contradictorias o incluso complementarias, pero carecen de interés y solo se vuelven tediosas y alargadas en exceso si cuentan lo mismo con un par de detalles menores que no contribuyen demasiado a la historia ni a su visión general.

Es cierto, como dices, que hay muy poca aportación MÁS en las distintas visiones que hacer parecer mas rudo, nunca brutal ni maltratador (fuera de la habitual desigualdad social y de género de la época), al personaje de Matt Damon. Y que la ultrajada pierde un zapato en la escalera en una versión y antes de empezar a subir en la otra (según apuntaron las perspicaces miradas femeninas).

Afortunadamente Scott se contuvo a la hora de explicitar "la petit mort" en la escenita de marras, pero se intuía que ganas no le faltaban. Y tiro de corrección política dándole una cabellera rubia al retoño para no abundar en el dramón.

Por lo demás, si la intención de Ridley era grabar el duelo final en toda su crudeza nos podía haber ahorrado la aburrida y larga repetición.

Además empiezo a estar cansado de la moderna manera de contar, esa especie de retazos temporales con las elipsis correspondientes para que el espectador componga el todo. Puede ser válido e interesante en algún caso, pero utilizado hasta la saciedad últimamente no solo no aporta sino que aleja al espectador de la narración, de los personajes y de la intrahistoria.

En este caso, si en vez de contar tres veces lo mismo hubiéramos dedicado más tiempo a la evolución personal de cada personaje y sus interrelaciones tendríamos un relato más coherente, más real y más sincero.

En fin, que me pareció un tostón del 15, muy coherente con la filmografía de Scott en general, que salvo las 3 o 4 impresionantes excepciones ya conocidas, es un vendehumos muy importante.

Abrazos con cicatriz

César Bardés dijo...

Es que las versiones no difieren mucho, especialmente la primera y la segunda. Y, si algo bueno tiene la película, es el duelo final aunque me sigue chirriando esa pretensión de realismo y que los tíos se levanten sin problema ninguno (aunque he visto, lo juro, una crítica en la que, explícitamente, se dice que qué bien porque Scott tiene en cuenta el tema de las armaduras porque les cuesta mucho levantarse. Evidentemente, señal de que el firmante no ha visto la película).
Pero más allá de todos los inconvenientes que enumeras, en los que tienes toda la razón e, incluso, con esa mirada diferente que propones con un relato más lineal para desarrollar a los personajes y demás, a mí hay algo que me mata la película muchísimo:
"Tercera versión: La Dama Marguerite. La verdad".
O sea, la película no te deja ni escoger. La verdad es la que dice la dama porque es la que vale (recuerda, ella hace y deshace a su antojo en la haciendo porque es la que realmente VALE). Es decir...¿qué es lo que sentí después de ver la película?. "Esto es un ´hermana yo sí te creo...pero no me das la libertad de creerte o no". Y eso me jode profundamente por todo lo que tiene de políticamente correcto y de manipulación. No me hagas creer lo que no es. Yo ya sé que en el medioevo no eran precisamente caballerescos, ni caballerosos, y que la mujer contaba menos que un comino...pero ¿qué tal si hago un mix con las tres versiones para poder yo sacar mis propias conclusiones y no las que quiere Scott que saque? Coño, si es que ni siquiera la supuesta violación es tan brutal. Es tan...tibia...tan discutible...que no es de extrañar que el Le Gris en cuestión opine que no hubo fuerza y sí consentimiento y de ahí esa confesión final al borde del cuchillo. Lo increíble de todo es que hay gente que verdaderamente está poniendo por las nubes a la película, precisamente por su mensaje políticamente correcto, que es tremendamente manipulador.
Ya lo del guión es de risa, claro. Que una de las diferencias entre versiones sea que Jean de Carrouages, en la suya, hable con "mi amor" o "mi vida" a su esposa (eso ya chirría...dudo mucho que en la versión de cualquier caballero medieval eso se incluyera ni de coña) y que luego en la versión de Le Gris se quite cualquier mención cariñosa...es de un guión de párvulos. Carrouages no salva la vida a Le Gris, es al revés (pero de eso no se habla de verdad), el artífice de la conciliación es Carrouages...o Le Gris, eso da igual. Porque la dama no se expresa en ese sentido, con lo que su versión, en el fondo, está bastante coartada. Al final, qué...esperas que gane Carrouages...no porque tenga razón, no por honor, ni nada de eso. Sino porque no quieres que ella muera y deje un huerfanito.
Ya si nos metemos con lo de Ben Affleck más vale batirse en duelo porque la espada se me sale sola de la vaina.
Abrazos rubios.

dexterzgz dijo...

Llego con un poco de retraso pero nunca es tarde si la dicha es buena dicen.

Estoy de acuerdo básicamente con lo que decís, aunque me chirría no tanto que Scott te obligue a aceptar la versión de la mujer como que la peli asume con total normalidad que los roles de ahora funcionan igual que los de entonces, y evidentemente no. Además de lo que señalas de que parece imposible que un gañán como Damon se dirigiera a su esposa como "mi vida" o "cariño" hay conversaciones que cantan la Traviatta, como la de la protagonista con su suegra o con su amiga del alma (a la que sólo le falta decirle que Adam Driver está to bueno y que le pone mazo). No sé, son cosas que me sacan de la película (y aún así me pareció medianamente entretenida fíjate). Algo así me pasó con algún best seller de estos archiconocidos (puede ser "Los pilares de la tierra" pero no recuerdo) cuya lectura en clave actual de ciertos usos y costumbres me pareció de ciencia ficción.

Y me acordé de un libro que recomiendo efusivamente y que da cuenta con mucha coña de cómo se las gastaban las gentes de aquella época en temas de amoríos. "El mal amor" se llama de un tal Fernando Fernán Gómez.

Por otra parte, me parece un poco absurdo acudir al efecto Rashomon si al final quieres imponer una única visión.

De Afleck si eso hablamos otro día

Abrazos por triplicado

César Bardés dijo...

Sigo opinando que es una película tremendamente manipuladora. Caramba, si he visto opiniones por ahí diciendo que es totalmente injusto que Ridley Scott no esté en la carrera de los Oscars con esta película...por Dios, si tiene reparos por doquier. Por supuesto, ese fallo que tú señalas es muy evidente. Los roles de entonces no son los de ahora. Y era porque no conocían otra cosa. Ellos eran brutales porque tenían que serlo. Ellas eran sumisas porque tenían que serlo (no es que debieran, es que era lo que había y no se había pensado en otra cosa).
Hay conversaciones que, efectivamente, son de maternales. Y continúo diciendo que imponer la visión de la mujer como la única verdadera es una falta de respeto al espectador. Las diferencias entre la versión de Le Gris y de Carrouages son de traca lenta. Y la película está mortalmente herida en todo momento (entre otras cosas porque sus interpretaciones son, en general, muy mediocres). Lo mejor es el duelo final, con mucho, aún asumiendo que se levantan con suma facilidad de sus caídas.
Apunto lo de Fernando Fernán-Gómez.
De Affleck...es que de verdad, es un claro favorito a los razzies y si no se lo dan es toda una injusticia.
Abrazos con armadura ligera.