“Las pinturas al óleo, sobre el lienzo, al ir envejeciendo a veces se hacen transparentes y así es posible ver en determinados cuadros los trazos originales. Aparecerá un árbol a través de un vestido de mujer, un niño dejará paso a un perro , un barco dejará de estar en alta mar. A esto se le llama Pentimento porque el pintor se arrepintió…cambió de idea…”
Así comienza “Pentimento”, la maravillosa novela de Lillian Hellman en la que se basa ésta extraordinaria película de Fred Zinnemann protagonizada por Jane Fonda, Vanessa Redgrave, Jason Robards y Maximillian Schell. Los recuerdos de una mujer que vivió, por pura testarudez, mucho más que aquellos a quien más amaba se van desgranando mientras pesca, con la única compañía de la soledad en una barca al lado de un muelle y en un lago que es como un prado en el que va depositando, con la delicadeza de su fina sensibilidad, todos sus sentimientos. La escritora Lillian Hellman fue una mujer audaz, muy adelantada a su tiempo, que dejó todo un reguero de obras valientes y tenaces que sobrepasaban los prejuicios de una época que quedó superada por todas y cada una de sus líneas. Amó a Dashiell Hammett porque era un hombre bueno, al que nunca asustó decir la verdad y criticar su estilo si era necesario con tal de hacer de ella la gran escritora que fue. Ahí están obras de teatro excepcionales como “La calumnia” (titulada en realidad “La hora de los niños”) o “La loba”; novelas como la misma “Pentimento”; guiones para el cine como el de la impresionante “La jauría humana”; o el más estremecedor alegato en contra de la denominada “caza de brujas” en el tremendo ensayo “Tiempo de canallas”. Pero, en ese camino de tinta sudada y empedrado de letras sentidas, Lillian Hellman vivió el verdadero significado de la amistad, realizó torpemente un pequeño encargo como correo para combatir las injusticias del nazismo y probó el amargo sabor del dolor al perder a una amiga que fue su hermana y al no encontrar a la hija de ésta, perdida en algún lugar de Europa.
Y es que los peldaños que llevan al éxito demasiado a menudo se forjan a través del sufrimiento pues sólo cuando éste hace su aparición Lillian consigue alcanzar la fama. Y esa misma escalera la lleva inevitablemente hacia la formación de unas ideas que nunca se encallan en el conformismo. Lillian, por puro amor hacia una persona que es su reverso decidido, se convierte en Julia. Asume sus posturas, batalla por sus ideas y lucha con denuedo ante las injusticias. Por el resto de su existencia, apoyada en la testarudez emanada del mismo río de la vida, Lillian Hellman sobrevivió a Hammett y a Julia y acompañó sus horas de quietud al borde de la tranquilidad con el recuerdo de ambos. Con el recuerdo del hombre que la hizo sentir mujer. Con el recuerdo de la mujer que la hizo sentir mejor. Con el recuerdo unido de dos seres humanos que la construyeron, la moldearon y la proporcionaron los instrumentos para convertirse en una escritora de leyenda.
Sin embargo, a través de esas primeras letras de su novela, letras que abren de forma hermosa una película cuidada y poética, Lillian entona un “mea culpa”, un “pentimento” de lo que hizo con aquellos días de amor, amistad, agitación y sacrificio. Tal vez, no debió actuar de aquella manera, no debió de sacrificar todo lo que el destino la dejó. Tal vez debió de aprovechar más el tiempo de amistad que la vida le brindaba al lado de Julia. Tal vez, su deber tendría que haber sido un mayor celo por cuidar lo que más amaba…y no quedarse tan sola en el inmenso paisaje de una pintura de poesía y cariño derrochado.
Fred Zinnemann dirigió su penúltima película con “Julia” (años después haría la nunca valorada “Cinco días, un verano”, fantástica historia con Sean Connery de protagonista) y volvió a hurgar en la obsesión de la soledad del ser humano frente a poderes que le sobrepasan. Y lo que consiguió fue una profunda y sentida historia de poesía y amor, de la misma vida gastada, de un destino que parecía escrito por las manos de quien es tu mejor amiga. De tu amiga del alma. Aquella que sueña que los soldados ya no pueden disparar porque no hay más fusiles…
Y es que los peldaños que llevan al éxito demasiado a menudo se forjan a través del sufrimiento pues sólo cuando éste hace su aparición Lillian consigue alcanzar la fama. Y esa misma escalera la lleva inevitablemente hacia la formación de unas ideas que nunca se encallan en el conformismo. Lillian, por puro amor hacia una persona que es su reverso decidido, se convierte en Julia. Asume sus posturas, batalla por sus ideas y lucha con denuedo ante las injusticias. Por el resto de su existencia, apoyada en la testarudez emanada del mismo río de la vida, Lillian Hellman sobrevivió a Hammett y a Julia y acompañó sus horas de quietud al borde de la tranquilidad con el recuerdo de ambos. Con el recuerdo del hombre que la hizo sentir mujer. Con el recuerdo de la mujer que la hizo sentir mejor. Con el recuerdo unido de dos seres humanos que la construyeron, la moldearon y la proporcionaron los instrumentos para convertirse en una escritora de leyenda.
Sin embargo, a través de esas primeras letras de su novela, letras que abren de forma hermosa una película cuidada y poética, Lillian entona un “mea culpa”, un “pentimento” de lo que hizo con aquellos días de amor, amistad, agitación y sacrificio. Tal vez, no debió actuar de aquella manera, no debió de sacrificar todo lo que el destino la dejó. Tal vez debió de aprovechar más el tiempo de amistad que la vida le brindaba al lado de Julia. Tal vez, su deber tendría que haber sido un mayor celo por cuidar lo que más amaba…y no quedarse tan sola en el inmenso paisaje de una pintura de poesía y cariño derrochado.
Fred Zinnemann dirigió su penúltima película con “Julia” (años después haría la nunca valorada “Cinco días, un verano”, fantástica historia con Sean Connery de protagonista) y volvió a hurgar en la obsesión de la soledad del ser humano frente a poderes que le sobrepasan. Y lo que consiguió fue una profunda y sentida historia de poesía y amor, de la misma vida gastada, de un destino que parecía escrito por las manos de quien es tu mejor amiga. De tu amiga del alma. Aquella que sueña que los soldados ya no pueden disparar porque no hay más fusiles…
18 comentarios:
"Uf, uf uf..qué bonito". Esto es, literalmente, lo que he dicho después de leer tu artículo de hoy. Julia, qué película tan preciosa. Hace muchos, muchos años que la vi en el cine. Y es una peli que luego he vuelto a ver muy pocas veces. Nunca la pasan por la tv, con tantos bodrios que repiten. Leyéndote he ido recordando cosas que tenía olvidadas como lo del Pentimento, preciosa palabra. Además me identifico mucho con ella. Estoy en continuo pentimento. Siempre, en muchas situaciones de mi vida, pienso que lo podía haber hecho mejor. Que amistad tan bonita nos cuenta esta peli. Dos personas tan distintas como las protagonistas, pero que siempre se tienen la una a la otra. Por muchos años que pasen, por muchas ideas que las separen. Así al menos la recuerdo yo.Y también me identifico con esa amistad, porque yo también tengo la suerte de contar con una especie de Julia en mi vida. Una preciosa historia de amistad. Más que de soledad. Pienso que Lillian amó tanto, que ese amor la llena el resto de su vida. Aunque su marido y su amiga ya no esten con ella. Recuerdo una escena en que se reencuentran las dos amigas, con qué admiración mira Lillian a Julia. Maravillosas Vanessa Redgrave y Jane Fonda. Maravillosa una vez más tu sensibilidad al hablar de Julia.
Gema
"Julia" es una película que siempre me ha sobrecogido por su sensibilidad llena de matices que es imposible de abarcar en un sólo artículo. Y sí, es posible, que dentro de la amistad uno de los requisitos indispensables sea el de la admiración y una de las bazas con las que juega la historia es que Lillian es una mujer admirable pero ella no es consciente de eso y piensa que la admiración es propiedad exclusiva de Julia. En el fondo, Lillian sabe que ha sido afortunado de tener a Hammett y a Julia pero también sabe que sobrevivirles es un poco el precio que tuvo que pagar por haberles conocido. Sí, Lillian Hellman amó mucho, bebió mucho y vivió mucho. Y no cabe duda de que sus experiencias vitales la ayudaron a ser la enorme escritora que fue. Es una gran película que nos descubre no sólo a la mujer resistente y combativa que es Julia, sino a la mujer perseverante y cobardemente valiente que llega a ser Lillian.
Gracias por tu comentario tan alentador.
Tendrías más comentarios alentadores si no fueras tan cabezón. Es una pena que seamos muy pocos los que podamos disfrutar de ellos. Esto funciona así César, por muy poco que a ti te guste. Si no dejas tu enlace en otros blogs, la gente no te conoce. Estoy segura que tu lees otros blogs, pero no te da la real gana de dejar comentario alguno con la dirección del tuyo. Repito, una pena.
Gema
Mira, de ésto puede disfrutar cualquiera, si le apetece. Yo no tengo por qué ir lamiendo culos con tal de que vengan y me digan "ooooohhhhh, quéeeee bonitooooo". Esos elogios me los paso yo por el arco del triunfo incluso tres o cuatro veces. El elogio es un bien escaso, pero para mí no es necesario. Yo no busco el elogio. No busco que nadie me diga lo bueno que soy, ni cuánto valgo al precio de que yo digo lo buenos que son otros. Yo diré que algo es realmente bueno cuando vea algo que merezca la pena. ¿Que esto no funciona así? Me la trae absolutamente floja. ¿Que para estar así más vale que no hiciera ningún blog? Tan libre es San Pitopato de Borondán de visitar un montón de blogs y de decir "guai, tío, tu comentario mola mogollón, no he visto nada igual desde que Shakespeare escribió sus sonetos" que yo de intentar descubrir algún blog que me diga algo que no sepa. Ahora me lloverán los comentarios de que soy un elitista y un plif y un plaf. Sin ir más lejos, ayer un o una lumbreras (apuesto a que era una) me dejó un comentario en "La imagen en el alma" intentando pillar mi rigor diciendo que "Asesinato en el Orient Express", la novela escrita por Agatha Christie se publicó cuatro años que se estrenó "Alarma en el expreso" y que por eso ésta última no puede referente de aquélla. En mi periódico tengo comentarios en cartas al director de gente que me sigue y que son verdaderamente elogiosos. Si a ti te guste y quieres dejar un comentario, bienvenida seas pero yo no voy a estar dejando una cagarruta aquí y otra allí para que los demás vengan a decirme lo bueno que soy. Yo ya sé lo bueno o lo malo que soy, no hace falta que nadie me lo diga porque siempre he ejercido una rigurosa autocrítica sobre mí mismo, algo de lo que deberían aprender muchos. Con esto no me estoy metiendo contigo para nada, simplemente estoy exponiendo las razones por las que no me voy a prestar a un juego que aborrezco. Y he dejado comentarios en algún blog, sí y lo que es más, elogiosos. Y aún te diré más, para ser coherente conmigo mismo, no he dejado la dirección del mío. Allá problemas. ¿Que soy poco leído? Me da igual. ¿Que soy mucho? También me da igual. Yo no me vendo y eso es lo que no me da igual y lo que, tal vez, marque la diferencia con los demás.
Gracias por tus consejos aunque sabes de sobra que no voy a ir por ahí mendigando que me lean. La red es libre y yo también.
San Pitopato de Borondán si que se prodiga por aquí en exceso.
No voy a poner ningún comentario elogioso sobre él porque no creo en los milagros.
Sobre Julia se me ocurren muchos pero el tiempo escasea y mis ideas más.
Sobre el blog también, pero como al amigo Wolf se la trae floja....
Venga saludos que tengo que seguir en la brecha. Carpet
Gracias por tu ínclita e implícita sinceridad, Carpet. Sigue en la brecha, que eso sí que es Shakespeare "una vez más en la brecha, amigos míos, una vez más...o cubramos con nuestros cuerpos la entrada a nuestra conquista...". Venga, yo también a seguir en la brecha.
No era un consejo, Dios me libre. Era tan solo un comentario. Respeto tu punto de vista, no lo comparto en absoluto.Cuando he escrito mi segundo comentario, sabía dónde me estaba metiendo. Pero reconozco que no me esperaba que tu respuesta fuera tan frustrante para mí.Tu comentario daría para muchas respuestas mías, pero sería como hablarle a un muro, así que me las guardo para mí. Me pregunto cómo alguien con esa sensibilidad puede llegar a escribir algunas cosas. Antes dije que era una pena que aquí en tu blog, (ya imagino que en tu periódico podrá leerte mucha gente), fuéramos pocos los que teníamos la oportunidad de leerte. Me alegro que en este caso sea así.
Gema
Supongo que, como siempre, la malinterpretación funciona a la orden del día. Yo sólo he dicho que no me voy a prestar al mercadeo de ir por ahí a otros blogs para decir "Qué bien lo haces" con el fin de que visiten el mío y me digan lo mismo. No me vale. Eso no tiene ningún valor. Lo que tiene valor es que alguien, sin esperar nada a cambio y con jirones de verdad, me diga lo que piensa. Por eso valoro tanto que los que visitéis este blog seáis tan pocos pero tan escogidos. Por eso valoro tanto que los que les apetezca porque sí se atrevan a dirigir una carta al director del periódico para decir frases como "hay mucha gente que sabe de cine pero pocas personas saben transmitir la intensidad de lo que saben". Por eso digo que el elogio será bienvenido pero, si por alguna razón, a alguien no le apetece poner nada, me parece estupendo, no por eso yo voy a poner algo en su blog. Repito, sé cuál es el artículo que ha salido bien y cuál es el que ha salido mal y esa es una condición "sine qua non" para no caer en el pecado favorito del diablo que no es otro que la vanidad. Y si estas palabras dan para que no entréis en este blog, sois libres de hacerlo o no. Ya digo en mi presentación que soy capaz de dar unos cuantos zarpazos. Yo valoro vuestros elogios porque no exigís nada a cambio. No exigís que yo vaya a ningún blog a decir cuánto me gusta esto o aquello. Esa es la mejor clase de elogio. Entre otras cosas porque si no fuera así, no me creería lo que decís y entonces se acabó el crítico, se acabó el escritor y se acabó el blog. No sé si mis explicaciones son claras aunque sé perfectamente que puedan dar lugar a decir "que le den por saco". Eso es libertad de elegir.
Siento haberte causado otra decepción. Es alucinante también comprobar que pongo un post de "Julia" y el resultado sea que tenga que dar explicaciones de por qué no me vendo.
Bien, pues hablemos de Julia ¿ o no? como bien dices es una película que provoca tantas sensaciones a la vez que es difícil resumirla en palabras. Hay que verla. Sólo añadiré dos cosas, al leerte me han entrado ganas de leer la novela.También me gustaría destacar el trabajo de Zinneman, no debe ser facil describir en imágenes la vida interior de un creador, de un escritor en este caso. Me gustan mucho este tipo de historias. Me acordé mucho de Julia al ver dos obras que yo considero magistrales: Tierras de penumbra y Las horas. No sé si viene mucho a cuento pero te pediría tu opinión sobre ellas y un post sobre la película de Attemborugh si compartes mi pasión por la misma.
NO he malinterpretado nada. En ningún momento he pensado en dejar de escribir aquí. Bueno miento, alguna vez lo he pensado pero no por tu comentario de hoy. Pensaba seguir entrando a pesar de algunas de las burradas que has dicho. Lo siento, para mí son burradas. Como muchas otras veces no has comprendido lo que yo quería decir con mi segundo comentario. A mí también me la refanfunfla lo que puedan decirte, he diho que me daba pena que no tuvieran la oportunidad de leerte. Y te equivocas si crees que esto lo puede disfrutar cualquiera. No es así. Ésto no es tu periódico que la gente puede ir a un quiosco y comprarlo por unos euros.Aquí, si no te das a conocer no te leen. En cuanto a tus zarpazos , hace tiempo que me los paso por el forro. Mentiría si dijera que me son indiferentes, pero para eso se hicieron las tiritas. POr último, a mí lo que me da pena no es que hayas tenido que dar explicaciones sobre por qué no te vendes, entre otras cosas porque nadie te las ha pedido. A mí lo que me da auté ntica pena es que un artículo tan grande y tan bonito sobre una película como Julia haya derivado en esto. Así que añadiré una cosa más sobre ella. A raiz de ésta película, yo empecé a dar verdadero valor a la palabra amistad.
Gema
A Gema:
Muy buena contestación. Me alegra también que todo te la refanfinfle y que no quieras prestar ningún ojo a mis explicaciones de por qué no quiero darme a conocer. Y te equivocas tu. Una persona va a un quiosco, compra el periódico y si no le gusta lo que escribe el crítico de cine, sencillamente, no lo lee. Si le gusta, lo lee. Creo que en este momento estoy gustando porque han prescindido de 18 de los 40 colaboradores del periódico y yo no soy uno de ellos y siguen pagando por todos y cada uno de los artículos que escribo. Y aquí, igual. Entras y si te gusta, me seguirás (de hecho sé que hay personas que me siguen y, sin embargo, no dejan ningún comentario, mi agradecimiento también a todos ellos), si no te gusta, no me seguirás. Algunos ni siquiera me siguen salvo para compararse con lo bien que escriben ellos. Allá ellos y su circunstancia, como bien diría Ortega. Y una última aclaración, si yo tuviera que preocuparme por el número de visitas que tiene este blog...¿no crees que hubiera instalado un contador? y, es más, con el fin de ejercer un poquito de autocracia y sólo dejar aquello que es positivo...¿no crees que habría puesto en marcha la moderación de comentarios? Siento que creas que son burradas pero, de verdad, con el corazón en la mano, no puedo estar separando los que dicen la verdad de los que no porque esperan recibir un comentario a cambio. Tu dices que por qué no me doy a conocer. Yo contesto que porque no me vendo, intento argumentarlo y tu dices que son burradas. Vale. Ah, y me alegro mucho de que mis zarpazos te los pases por el forro. Eso demuestra que todo el mundo pasa de uno como dejé bien claro en el artículo de "Quemar después de leer". Por cierto. Salvo una excepción semanal, todo lo que se cuelga aquí ha sido previamente publicado en el periódico, eso sí, después porque si no, los del periódico se me echarían encima. Gracias, en cualquier caso.
A Dexter:
Gracias por reconducir el tema. Por supuesto, no sólo te recomiendo la novela "Pentimento", porque esta mujer tiene una forma de escribir que parece fácil lo que es tremendamente difícil, sino que te recomiendo cualquier cosa que haya escrito Lillian Hellman y, en particular, "Tiempo de canallas", una impresionante crónica de unos tiempos de miedo y silencio. Sobre "Tierras de penumbra" y "Las horas" te diré que me gustan mucho ambas. En el caso de la primera, hay muchísima ternura en el dibujo del personaje de C.S. Lewis y la descripción de una relación que la muerte rompe pero no llega a arrasar. Por supuesto, trabajaré en un artículo sobre ella si así lo quieres. En el caso de "Las horas" me parece una película de tremenda originalidad, con tres interpretaciones femeninas de altura (en su día nadie valoró el enorme trabajo de Meryl Streep porque todo el mundo se fijó en Nicole Kidman y, sin embargo, a mí la historia que me dejó sobrecogido fue el de Streep)y un maravilloso retrato de la soledad y de la posible felicidad que puede estar ahí y somos incapaces de ver. En cualquier caso, me pongo a trabajar sobre "Tierras de penumbra" ya mismo y espero no defraudarte. De nuevo, gracias.
Esto es un cruce de malas interpretaciones. Seguramente la culpa sea mía por meterme en camisa de once varas. De hecho en este momento no paro de escribir líneas para enseguida borrarlas. No sé cómo explicar lo que he querido decir desde el principio. Desde luego nada que ver con las lindezas que acabas de decir. Una palabra dicha en según qué frase cambia por completo el significado de la misma. Ahí tu me tienes ganada la batalla, ya te lo dije una vez. Así que nada más, César. Siento en el alma que hayas sacado esas conclusiones de un comentario que no pretendía nada más que ser un pensamiento en voz alta. En adelante intentaré solamente comentar tu crítica. Mis disculpas si te he ofendido en algo. Creo que me conoces un poco y es lo último que haría en este espacio tuyo. Entre otras cosas porque es el blog de alguien a quien siempre he admirado y seguiré haciéndolo.
Me encanta Tierras de Penumbra. Dexter, comprendo que pensaras en Julia viéndola. En ambas la admiración juega un papel importante. En el caso de Julia la admiración de una amiga por la otra. En el caso de Tierras de Penumbra la admiración de una mujer por un hombre tan distinto a ella y viceversa.
Gema
Yo debo pedir disculpas si alguien se ha sentido ofendido, empezando por ti, Gema. Sin embargo, también debo decir que éste es el único espacio donde se puede decir lo que uno quiera sin censuras y ese mismo derecho lo he ejercido yo. Simplemente he querido argumentar, quizá de manera inadecuada, soez o incluso maleducada pero en ningún momento he querido ofender. En cualquier caso, Gema, no sé por qué tienes que admirar a un tipo como yo que hace estas contestaciones que pueden ser tomadas sin dificultad como fuera de lugar aunque para mí no lo sean.
Lo dicho, intentaré adentrarme en las "Tierras de penumbra" y descubrir algo nuevo aunque quizá no lo consiga.
Disculpas a todos de nuevo y gracias por todo.
"No conservo ninguna fotografía suya donde quedara un poco bien.Ni siquiera en mi imaginación soy capaz de reproducir su cara con todo detalle. Y sin embargo, el rostro extraño de cualquier extraño atisbado esta mañana entre la multitud puede presentarse ante mí con nítida perfección al cerrar los ojos cada noche. La explicación es bastante sencilla, creo yo. Los rostros de los seres a quien mejor hemos conocido, los hemos visto desde tantos ángulos, bajo tantas luces y dotados de tantas expresiones(paseando, durmiendo, riéndose, llorando, comiendo, hablando o pensando), que todas estas impresiones se nos enmarañan simultáneamente, dentro de la memoria y quedan confundidas en un simple borrón. Pero su voz está todavía viva. Su voz añorada que en el momento menos pensado me puede convertir en un niño que se echa a llorar."
Este párrafo pertenece a un breve texto que escribió el protagonista de Tierras de Penumbra, C.S. Lewis tras la muerte de su esposa. "Una pena en observación", así se llama. Usted Sr Bardés me lo descubrió. Aquí tiene la respuesta de mi admiración. Dexter, es precioso. Te lo recomiendo. Es muy cortito. Junto con "Carta de una desconocida", forma parte de mi libro de cabecera.
Gema
Ese párrafo que acabas de transcribir de C.S. Lewis honra también a este blog. Descubrirte cosas siempre ha sido un placer aunque yo no me admire a mí mismo por ello. Sí, Dexter, es un gran libro. Y Gema casi siempre tiene la respuesta adecuada.
Sobre ese texto...que buscaré con ahinco...se me ocurre una cosa más.
No se si en la película Hopkins recita o no el texto en la película pero ¿ os lo imaginais?...Yo si, bueno en realidad no lo imagino a él, sino a su doblador, esa voz con la que imaginamos a Hopkins es tan real como la que C.S. Lewis recuerda de su amada.
El doblaje tiene cosas tremendamente negativas, es evidente...pero algunos dobladores en España merecerían más de un Goya de honor tanto como el que más.
Y otra cosa más, que bien quedan los recitados literarios en el cine en general. El monologo de "Dublineses", Los poemas de Neruda en "El cartero..., creo recordar algunos poemas de Byron en "Remando al viento"..., El "responso a Verlaine" de Ruben Dario en Luces de Bohemia, los recitados ( doblados tambien ) de Depardieu en Cyrano...
En fin, el cine tiene estas cosas...empiezas hablando de literatura ( Hellman, Hammet y Julia ), pasas por un bizantino rifirrafe meleennomeleen y terminas nuevamente en la literatura, en el escritor...Está claro que nos gustan las imagenes pero tampoco están nada mal las mil palabras.
Saludos. Carpet.
Yo siempre he estado a favor de la pacífica coexistencia entre el doblaje y la versión original. Creo que hay cabida para los dos y hay toda una generación que no admite los subtítulos (mi madre siempre ha creído que Paul Newman hablaba castellano). Sin duda, parte de la interpretación de un actor se basa en la voz y en la entonación y hay películas que merecen muchísimo la pena verlas en su versión original. Por citar sólo unas pocas diré que "Espartaco" es una de ellas, o cualquier adaptación de Shakespeare de Kenneth Branagh, o "Europa", de Lars Von Trier; o cualquiera de los desaguisados cometidos por Carlos Saura en los nefastos doblajes de las películas de Kubrick...
Sin embargo, sí, hay grandísimos dobladores en España. Uno de ellos es el que mencionas, Camilo García, voz de Anthony Hopkins y también de Gerard Depardieu en "Cyrano" y, lo que es más, responsable de la adaptación del francés de esta última a los versos octosílabos del castellano (único pero que se le puede poner a esta adaptación pues el "Cyrano", de Rostand está compuesto de versos endecasílabos cuya versión así respetada llegaron a realizar Jaime y Laura Campmany en teatro con un impresionante Manuel Galiana en el papel principal). Se me ocurren muchos más como la voz impresionante de Rogelio Hernández, propietario de las palabras de Marlon Brando, Michael Caine y Paul Newman, o José Luis San Salvador que le puso esa voz profunda a Sean Connery. Hacia todos ellos mi intensa admiración y hacia muchos más que podría nombrar o que no recuerdo o no sé su nombre (en mujeres, maravillosa la voz de Marta Angelat, por ejemplo). Es lo que tienen las palabras. A veces no llegamos a saber cuánto cuesta parir una y estas voces nos han dado muchas, muchas.
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