martes, 19 de mayo de 2009

39 ESCALONES (1935), de Alfred Hitchcock

Tal vez sea en esta película donde se comienzan a descubrir las primeras constantes con rasgos de autoría como elementos maestros que impregnan toda la obra de Alfred Hitchcock. Aquí tenemos el muy repetido tema del falso culpable perseguido cuando todas las pruebas apuntan hacia él, también hallamos al celebérrimo McGuffin (en una entrevista a la BBC y a requerimientos del periodista, el maestro definió el término como “una liebre que vuela”. El periodista sorprendido exclamó: “Pero si las liebres no vuelan” a lo que Hitch contestó con su mítica imperturbabilidad: “Entonces no es un McGuffin”), así como el empleo tan particular de una lógica que pasa a un abrumador segundo plano ante la increíble seguridad de un hombre que, tras la cámara, sabía perfectamente que tenía al público bien agarrado con nudos bien apretados hechos de diversión y suspense además de una lazada en forma de una de sus primeras rubias turbadoras encarnada por Madeleine Carroll y la audacia de un erotismo fetichista que luego caracterizó algunas de sus irrepetibles obras maestras.
Podríamos hablar de un argumento de una simpleza que raya en la genialidad y, sobre todo, en el absoluto dominio de un ritmo trepidante que no concede ni un minuto de respiro al espectador que presencia atónito la variedad de recursos de Richard Hannay (soberbiamente interpretado por un actor de sencillez extraordinaria como Robert Donat) pero llama poderosamente la atención el vertido de emoción que Hitch derrocha con todos aquellos que tenemos el privilegio de verla. Para ello, el gran maestro no duda en emplear, por primera vez en su carrera, la transición súbita entre una idea y otra, no concediendo el respiro necesario para llegar a la relajación de una tensión que, quizá, hoy en día, 74 años después de su estreno, nos puede llegar a parecer ingenua pero que aún contiene escenas de una madurez envidiable en un arte que por entonces era demasiado joven. Aún así, Hitch no reniega de sus fuentes y construye una escena cercana al estilo de un director como Friedrich Wilhelm Murnau en la escena de la casa del granjero haciendo que el público sobreentienda una serie de hechos que burlaron la censura de la época con un regate a la palabra digno del mejor de los oradores.
Samuel Fuller decía que el cine era “una mezcla entre acción y emoción” y, tal vez, “39 escalones” sea la mejor muestra de ello. Un intento de hacer que la verosimilitud quede sacrificada en aras de una aparente ligereza de estilo haciendo de cada escena, una pequeña película en sí misma. Eso es “39 escalones”, un buen puñado de películas juntadas en una sola y la medida exacta de los peldaños que tiene que bajar un hombre para demostrar su inocencia si quiere mantenerse con vida. Es la primera obra maestra de un director clave en la historia del cine y de un artista que salpicó de inquietud nuestra vida repleta de seguridad…que tal vez se vea quebrada en un simple teatro de variedades. Y si no, hagan memoria y verán cómo a todos nos ha pasado alguna vez.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace mucho tiempo que no he vuelto a ver esta película y la verdad es que no la recuerdo muy bien. Me gusta mucho Robert Donat, herencia de mi madre. Hablas del dichoso McGuffin, dichoso porque nunca he conseguido entender muy bien de qué se trata. He leído su definición en libros y artículos, pero llevado a la pantalla no lo termino de ver. De hecho creo que tú mismo me lo has explicado alguna vez. Negada que es una.
El argumento de esta película, al menos como tu lo has contado, me recuerda a una que vi el otro día, "La vida de David Gale". El falso culpable. Me gustó bastante pero hay cosas que se me quedaron colgadas. Lo dejo ahí porque este artículo va de otra peli.

Gema

M.I. dijo...

Desde luego y desde luego...
Luego me pedís que no arremeta contra compañeros.... Pero, ¿cómo no voy a arremeter cuando leo comentarios como aquel de "se trata de una película brillante pero con defectos"?. En mi concepción del arte cinematográfico, una película con defectos puede ser cualquier cosa pero, desde luego, no brillante.
Brillante es el arroz que no se pasa.

Además, no es "arremeter", es que me llama la atención el comentario y necesito puntalizarlo. Además, en el caso anterior, no se trata de un compañero ni de nada que se le parezca.

De tu crítica de hoy, estimado compañero (ahora sí), puntualizo -que no arremeto- sobre dos aspectos:

1.- El argumento es de una simpleza que raya la genialidad.
Muy buena frase, pero....
yo no veo nada simple el argumento de los 39 escalones. Todo lo contrario, ya quisieran los guionistas actuales crear tal complejidad argumental y de posterio desarrollo de guión.

2.- 74 años después, nos puede parecer ingenuo....

(luego vengo, perdón, que tengo que recoger a mi hijo de la guarde. Perdón)

César Bardés dijo...

El McGuffin no es más que una excusa para luego desarrollar lo que a Hitchcock le interesaba contar. El ejemplo más preclaro de un McGuffin lo tienes en "Encadenados". El McGuffin en esa película es el espionaje que se pone en marcha, la botella que contiene uranio...en realidad, eso a Hitchcock le importa un bledo, lo que él quiere contar es la historia de amor de un hombre que se ve empujado a echar a la mujer que ama en brazos de otro hombre. En el caso de "39 escalones" también hay una historia de espionaje que desencadena la persecución del falso culpable. En realidad eso no tiene ninguna importancia, lo que Hitchcock quiere contar es la huida y los grandes recursos que tiene para esquivar a la ley y a los malvados espías que le persiguen.
Por supuesto que se puede decir que hay películas brillantes con defectos. Ejemplos: Todas las películas que quieras ver sobre Hitchcock...todas ellas son brillantes, de una realización absolutamente genial...¿cuál es su defecto? El argumento. A Hitchcock el argumento le importa tres narices, el quiere la visualización de las cosas que ha imaginado. Es, posiblemente, el director que es visualmente más brillante de la historia. De hecho, él se reunía con el guionista y le decía las escenas que había imaginado (Ernest Lehman, guionista de "Con la muerte en los talones" se echó las manos a la cabeza cuando le contó la escena de la avioneta fumigadora diciéndose a sí mismo: "¿Cómo diablos meto yo en esta historia la escena de un tío al que fumigan con una avioneta?"). Cualquier amigo de la lógica te dirá que las películas de Hitchcock son argumentativamente muy defectuosas, y lo son. Pero lo mejor de todo es que te importa una higa que lo sean. El tío es tan extraordinariamente brillante que te da igual que a un tío le fumiguen con una avioneta en un paisaje desolado cuando muy bien podrían ir allí y pegarle un tiro, te pasas por el arco del triunfo que Richard Hannay llegue a una granja en "39 escalones" e impresione tanto a la granjera que se la lleve al huerto y le ayude a escapar, te refanfinfla que un tipo sea acusado de ladrón cuando vive rodeado de lujo y tiene un historial de servicio a la resistencia francesa envidiable... En sí, "39 escalones" es una película brillante en la que se apuntan las líneas maestras de toda la obra de Hitchcock y, en mi opinión, la primera obra maestra de su carrera pero tiene defectos, por supuesto que los tiene. Es algo presuroso en su narrativa, en las escenas de acción aún está intentando encontrar un estilo... y, en algunos aspectos, se ha quedado ingenua.
Que su argumento es de una simpleza que ralla en la genialidad? Por supuesto que sí, yo no digo las frases porque queden bonitas, las digo porque previamente las he pensado. ¿Unos documentos secretos introducidos en la mente de Mister Memoria mientras Hannay recorre Inglaterra y Escocia perseguido por los espías y por la policía y con una chica que se resiste a creerle inocente? ¿Hay algo más que contar en cuanto al argumento? Un argumento complejo (que también puede ser genial) puede ser el de "Llamada para un muerto" o el de "Lolita" o el de "Perdición" o el de "Sed de mal". No estamos ante cine negro, sino ante el nacimiento (y digo bien, nacimiento, del "thriller") y ese género aún tardará varios años (y, sobre todo, de la mano de Hitchcock, en depurarse). Sinceramente, a mí 74 años después me puede parecer ingenuo que se utilice a un artista de variedades para que memorice un secreto de estado de complejidad técnica, las cosas como son. Brillante pero muy simple.

M.I. dijo...

A mí, sinceramente, la frase: "Película brillante pero con defectos" me parece una estupidez. Reivindico mi comentario.
Por otra parte, no me parecen simples los argumentos de las pelis de este hombre; mucho menos comparados con los contemporáneos que he tenido que analizar.

Me parece muy bien que pienses lo que escribes, que no sea sólo para que resulte bonito.... yo no he dicho lo contrario. Tan sólo doy mi opinión sobre el argumento de esta película y doy mi opinión sobre una frase que ni siquiera es tuya; pero me parece digna de mención.
Si está mal mi intervención, marca las directrices, o modera los comentarios y suprimes los míos. O me pides que no comente. O no hagas nada, dejo ya de comentar y punto.

César Bardés dijo...

Bien, la frase en cuestión creo que es de una simpleza muy cercana a la estupidez por la forma en la que está redactada. Por otra parte, no puedo dejar de darte la razón en que, argumentalmente hablando, Hitchcock está a años-luz de lo que se hace, por lo general, ahora mismo.
Por otro lado, no te ofendas. En este blog cada uno dice lo que quiere y lo que piensa y estás muy en tu derecho de decirlo, al igual que yo de contestarlo. No pienso moderar los comentarios porque yo no tengo por qué eliminar ninguno, no temo a nada de lo que pueda decir nadie. Valoro tus comentarios en su justa medida y algunos me parecen particularmente acertados. Pero, por favor, permíteme contestar a lo que puedas decir tu, aquel o Trifusquius Leónides. Espero que no te hayas ofendido y, en todo caso, no se me caen los anillos para pedir disculpas si el tono te ha parecido inadecuado. Ya sabes que lo escrito es susceptible de muchas interpretaciones.
Dales caña y dame caña, que soy de goma.

César Bardés dijo...

Quisiera matizar la expresión "brillante pero con defectos" que, por cierto, hay que aclarar que me he dejado los ojos en mis artículos y he visto que no es mía. Si la frase va referida al análisis de la carrera de un cineasta, pongamos por caso al mismo Alfred Hitchcock, no puedo por menos que dar la razón a M.I. La frase no solamente es vulgar, sino también una perogrullada de cajón desastre. Que levante el dedo cualquiera de los mejores directores de la historia que no hayan tenido una carrera "brillante pero con defectos". Creo que con esto cerramos los posibles flecos que la frase en cuestión pudiera dejar y, por si acaso, lo repito. No deja de ser una frase cualquiera que hasta un niño de cuatro años podría formular. Aceptable si se habla de una película. Tonta del culo si se habla de la carrera de un director tomada de forma global. Si por ahí iban los tiros, M.I., te doy la razón sin excusas. Es una frase para tontos hecha por alguien que parece que ha descubierto América. No sé de dónde la has sacado. Si es mía, dímelo porque entonces me flagelaré por estulto y pedante y veleta e impotente. Si no lo es, allá cada cual con lo que escribe. A algunos se les valora y a otros, no. Es lo que tiene este oficio del siglo XX.

Anónimo dijo...

Voy a meter baza donde no me llaman, pero no se a que viene tanto flagelo público o privado, Wins, y a ti me dirijo.

Habrás releído tus artículos y te habrás quedado descansado por no haber formulado la frasecita de marras en referencia a una carrera o toda una vida. Lo que parece que no has releído es la respuesta origen de vuestra polémica, que es vuestra y solo vuestra y a mi me resbala bastante, salvo cuando en las replicas se leen cosas interesantes. Y he de decir que gracias a vuestro frontón he leído varias cosas interesantes sobre todo en tu respuesta, sobre la poca importancia de la verosimilitud del argumento en Hitchcock, así que bienvenida sea la pelotera.
Ahora bien, la frasecita en cuestión es, textualmente:"¿cómo no voy a arremeter cuando leo comentarios como aquel de "se trata de una película brillante pero con defectos"?. Película, no carrera, por tanto consideremos que es una frase aceptable. Pero consideraciones sobre el arte cinematográfico al margen, exigir a los críticos, profesionales o no, que cada una de las frases que escriben en cada artículo no sean perogrulladas, frases vulgares o que no puedan ser formuladas por un niño de 4 años, me parece cuando menos exagerado, pedante y un ejercicio de inmodestia innecesario.

Es un gusto acudir a este blog a leer cosas muy bellas sobre películas de cine, no sólo bellas por lo que desprende la película sino por como escribes y describes lo que has visto. Me gusta leer lo que vieron esos ojos de lobo, como me gustaba leer lo que habitaba en esa imagen que tenías en el alma. No me hubiera parecido menos valioso si alguna vez hubieras dicho que “una película es brillante pero con defectos”, si nos ponemos puristas seguro que hasta las más reconocidas de la historia tienen defectos. Como tu mismo reconoces “Lo escrito siempre es susceptible de muchas interpretaciones” (¿Esta frase no es una perogrullada también?). Supongo que como el artículo en cuestión tendrá más frases, el autor del escrito habrá desgranado adecuadamente el motivo de tan “simplista” definición. Pero aun hay más, descalificas la frase por cuanto la consideras “una perogrullada, simple y vulgar” cuando el origen de la descalificación era justamente lo contrario, que “una película con defectos puede ser cualquier cosa pero, desde luego, no brillante”. Con lo que creo que la discusión, que no pretendo reavivar, no sólo no está cerrada sino que estáis en las antípodas.

En cualquier caso mi intervención tiene otro objetivo. No busco polémica con quien no la busco, no quiero estropear este blog con cosas que no vienen al caso, y así me mantuve al margen de vuestro desencuentro. Esta respuesta es sobre tu último comentario, Wins. Me gusta leerte y créeme que te aprecio, por eso igual que alabo aquello en lo que creo que estás acertado, que es en la inmensa mayoría de los casos, me creo estupidamente que puedo contradecirte cuando no me gusta lo que leo. Y en este caso, Wins lo que no me gusta no es una frase, una apreciación sobre una película o una opinión sobre algún director, lo que no me gusta es el tono de superioridad que reflejas en tu escrito, no te hace justicia. Tendrás motivos para el desencanto, te reconocerás sobrado de talento frente a otros más conocidos o reconocidos, pero una cosa es valorarse uno mismo y otra minusvalorar a los demás. Hay un corto camino para pasar de crítico a criticón.

Espero que no te moleste lo aquí escrito, puedes hacer con ello lo que te plazca y créeme que si pudiera mandártelo a un correo electrónico a ti sólo, lo haría. Mi intención es decirte estas cosas como se las diría a un amigo cuando creo que ha errado el tiro. Es probable que esté equivocado con lo que digo, con lo que hago incluso con lo que interpreto de lo que leo. En todo caso lo tienes fácil, tira de la cadena y haz que desparezca.

Abrazos, Carpet.

César Bardés dijo...

Es evidente que estás hablando con el paradigma del pedante, del inmodesto y del innecesario. Por otra parte, bienvenido sea también tu toque de atención. Voy a repetirme: lo escrito es susceptible de muchas interpretaciones y tu has interpretado esa contestación como un ejercicio de superioridad. Por supuesto yo no me creo superior a nadie. Es más, soy un tuercebotas, un tipo que no ve en sus apreciaciones nada del otro jueves y que no ve ningún mérito en almacenar millones de datos en algún rincón de la memoria para utilizarlos cuando le parezca bien. Y esto te lo estoy diciendo totalmente en serio. Por otro lado, considero que la discusión, en efecto, es baladí, no lleva a ninguna parte y que mi apreciación sobre una frase está suficientemente matizada. En un caso la considero aceptable pero como juicio crítico bastante vulgar. ¿Por qué? Quizá porque me falte el contexto de la frase y no sé si el autor en cuestión argumenta esa conclusión o no. Si la argumenta y lo hace con resortes apoyados en cierto convencimiento...entonces sí, es aceptable y la considero más una conclusión que un juicio lanzado al aire. Si no lo argumenta, sigo pensando que la frase es vulgar. Por otro lado, por supuesto que en mis contestaciones hay frases vulgares, muchísimas. Tan libre es el autor, sea quien sea, de decir que soy un pedante y que a quién coño le interesa saber mis impresiones sobre los "39 escalones" como yo de decir que esa frase, sin explicación ninguna, es una frase vulgar. Quizá sea un ejercicio de pedantería pero también considero que cuando estás dispuesto a publicar, sea en el medio que sea, cualquier cosa que escribas, eres susceptible de crítica, positiva o negativa.
Yo no estoy desencantado. Puede que, en algunos casos, esté agotado y puede que ello desenfoque los puntos de vista. Por otro lado, mi talento, Carpet, te lo aseguro, tiene el mismo valor para mí que un rollito de papel higiénico con filigrana.
De todas formas, que sepas que agradezco tu comentario, que también aprendo de todo lo negativo, que digáis las cosas buenas o malas son siempre una lección para mí y que mis ojos de lobo han recibido una buena somanta de palos en esta ocasión.
Ahí queda el comentario para que no se me olvide nunca.
Gracias.

M.I. dijo...

Huy, qué poco me fío yo del amigo que me juzga porque me aprecia. Desconfiada que soy, pero siempre he pensado que el amigo que eso me hace, algún "títere" lleva en su propio beneficio o en el de otro. Y eso sí que no, que no se puede servir a Dios y al diablo.

Una llamada de atención injusta a la par de ignorante. O de una ignorancia que sobrepasa la injusticia, más bien. Realizado este comentario con la mejor de las buenas intenciones. Si fuera mala (la intención), tendría la osadía (a lo mejor, acertada) de calificarla (la llamada de atención) de cínica.
A los que saben leer, perdón por mis múltiples aclaraciones. Las cuales son para los que no saben (leer) o no quieren.
Ignorante (Paso a explicar).- Porque cualquiera que, mínimamente -mínimamente- (repito) conozca al dueño de blog, no le puede tachar JAMÁS de ser prepotente e inmodesto. Vamos, es que no puede ni pensarlo.
Injusta.- (Sigo explicando).- Porque los derechos son para todos, y el de libertad de expresión existe desde 1978.... para todos.
Es decir, que se respeta a quien textualmente escribe "me dan vergüenza ajena las críticas de M.I.". (que lo escribió el que ahora llama la atención)
Se respeta a quien va y vierte mierda (dando o no la cara) en un determinado blog con la única intenciones de malmeter con premeditación y alevosía.
¿CÓMO NO SE VA A RESPETAR A QUIENES COMENTAN UNA FRASE?


Digo bien: Una frase. Porque César está comentando una frase. Ni sabe de dónde sale ni quién la escribe. Es más, hasta creyó que podría ser suya.

Es más, yo misma digo literalmente: "no es arremeter, es que me llama la atención la frase y la quiero comentar".

Y a ella vamos.... A LA FRASE:

M.I. dijo...

LA FRASE:
César y yo no sólo no estamos en las antípodas, sino que andamos en la misma línea recta; con la particularidad adversa de que yo sé de qué artículo hablo... y él no.

Si hablamos de una "Carrera brillante pero con defectos", Léase todo lo que ha dicho César. Estoy de acuerdo.

Si hablamos de una "Película brillante pero con defectos", me sigue pareciendo una estupidez.

Pero la clave la ha dado César, al hablar de una frase mal redactada, pero aceptable (entiendo que salvando esa mala redacción). La frase correcta podría ser:

La película, brillante por momentos en tal, tales aspectos; acumula no pocos defectos en su apartado de...

Sin embargo... al culminar con un: Película brillante, pero con defectos. Se entiende que la totalidad es brillante y, si la totalidad es brillante, no puede haber defectos. Es un contrasentido.

Ahora, sin buscar polémica, la única que puede contestar a los temas que se plantean, soy yo, dado que yo conozco lo que pretende ser un artículo.

"el artículo en cuestión tendrá más frases, el autor del escrito habrá desgranado adecuadamente el motivo de tan “simplista” definición".

No. No se puede desgranar adecuadamente ninguna definición cuando te dedicas a copiar del diccionario de Carlos Aguilar y de libros que encuentras sobre cine. Cuando haces eso, ¿sabes qué pasa?
Pues pasa que, cuando haces una reseña de un clásico, está tan copiada, que no desvelas nada nuevo a nadie que sepa algo de cine. Y pasa que, como copias y no reflexionas, ni reparas, ni sabes, te estrellas cuando te atreves a criticar un estreno.
Eso pasa.
Y esto lo dice M.I. el 20 de mayo a las 14:42.

"exigir a los críticos, profesionales o no, que cada una de las frases que escriben en cada artículo no sean perogrulladas, frases vulgares o que no puedan ser formuladas por un niño de 4 años, me parece cuando menos exagerado, pedante y un ejercicio de inmodestia innecesario".

¿Cómo que no?. A un crítico se le exige eso y mucho más. Por eso, en este oficio del siglo XX, hay gente a la que llaman a escribir a cualquier medio y a cualquier precio, y gente a la que no quieren ni gratis.

"Hay un corto camino para pasar de crítico a criticón".
Wilder no dejó de ser Dios cuando arremetió (y éste sí que arremetió) contra Godard.

".....sobre la poca importancia de la verosimilitud del argumento en Hitchcock"

Ahí va un secreto...
La inverosimilitud de los argumentos fue duramente criticada por la prensa americana. La poca importancia de la verosimilitud es ya cosa de la Nouvelle Vague.

El artículo de César discurre, en todo momento, por esos derroteros. ¿Cómo no me va a gustar el artículo?. Me encanta el artículo. Pero hay una corriente crítica (los que damos vergüenza ajena), que nos atrevemos a cuestionar, aunque nos estemos ¿cargando? la teoría de la Nouvella Vague.