Esta es una de esas comedias negras que hurgan con batuta en el pensamiento desbocado. Sí, hombre, aquel que hace que pensemos en un momento dado en algo absurdo…por ejemplo…no sé…que nuestra mujer, en estos instantes, está con otro hombre. Y no sólo eso, sino que está con otro hombre más joven. Y además, es un hombre más joven de razonable éxito con un futuro brillante por delante. Y por si fuera poco, la está invitando a cenar mientras nosotros estamos en plena faena laboral. Y encima…
Pues eso. Eso es la película. Es divertida. Es fresca. Es ingeniosa. Es descacharrante en ocasiones. Es Preston Sturges, uno de esos directores que con una comedia en las manos era capaz de regalar un pedazo de vida vista con una mirada irónica y vivaz. Fue un extraordinario guionista y un director de extraordinaria sutilidad. Y con una filmografía corta nos dio una serie de títulos inolvidables como éste que nos ocupa El gran McGinty, Los viajes de Sullivan, Las tres noches de Eva o Un marido rico, todas ellas comedias de enorme clase, que, al mismo tiempo que nos dibujaban una amplia sonrisa en la cara, también nos clavaban un par de dardos bien puestos en nuestra conciencia.
En esta ocasión, Sturges contó con el talento de Rex Harrison y en él descansa la piedra angular de toda la película. Harrison es el centro y el extremo. Es lo agudo y lo grave. Es lo sutil y lo evidente. Es el sueño y es la realidad. Y sin duda, con su excepcional trabajo, consigue dar un par de buenas bofetadas a nuestro infantil ego masculino al que deberíamos poner ya pantalones largos.
Así, mientras la sinfonía de nuestros esfuerzos va avanzando compás tras compás, entramos en una irremediable delicia de melodía vital que va llenando nuestros gestos de sonrisas, carcajadas, alegrías amontonadas mientras asistimos a las tribulaciones de un hombre en clave de mi. Mi, yo, ego…
Entre medias de la representación, nos pedirán la colaboración con unos cuantos golpes de batuta en el atril. Estén bien atentos, Aclaren las gargantas. Las carcajadas deben ser límpidas, cristalinas e impecables. En el momento preciso. Esperen la señal y la mirada para su entrada. Aquí el que se equivoca…pierde. En la dinámica de la partitura está expresada la hilaridad que deben poner a su intervención. Es puro clasicismo en el cine. La risa nunca es vulgar. Y aquí tienen la oportunidad que siempre han estado esperando para dar rienda suelta a su talento para reír. Ya me contarán si el sentido del humor que nos propone el genial Preston Sturges es lo suficientemente elegante. Yo ya me estoy poniendo el chaqué…
5 comentarios:
Seguro que he visto ésta película, pero la verdad es que no la recuerdo. El otro día volví a ver " Al servicio de las damas" y mientras leía tu artículo me la recordaba mucho. En este caso el ego subido lo tiene una mujer a la que un maravilloso William Powell hace aterrizar. La misma clase en las dos películas, divertidas, frescas e ingeniosas. Situaciones que llegan a ser surrealistas. Una delicia de película.
Gema
Bueno, "Al servicio de las damas" es una de las mejores comedias que se han hecho nunca. El mérito de "Infielmente tuyo" es que todo parte de la imaginación del protagonista y a partir de ahí, literalmente, se monta la película. Pero sí, quizá haya una conexión con el surrealismo en ambas, con esa comedia loca e inteligente que ahora ya no se sabe hacer. Cuánta elegancia junta: William Powell y Rex Harrison. Ahí es nada
Película favorita de la tele albaceteña a las 4 de la tarde. Creo que la he visto 100 veces, y todavía me sigo riendo en clave de mi. Muy bueno el artículo.
Un post elegante, sí, señor. Cuando hace un par de temporadas Woody estrenó Scoop - película que reivindico sin que se me caigan mucho los anillos- me tocó discutir con muchos y muchas. Decían que no era una comedia seria. Nos ha jo.. desde cuando una comedia tiene que ser seria. Una cosa es que sea un género que haya que tomarse en serio por parte de sus responsables y otra muy distinta es que deba ser seria en si mismo. Y por eso reivindico Scoop, porque representa todo lo que para mi tiene que ser una comedia, un divertimento, unas vacaciones, una fiesta. Y además me río, porque con Woody, más o menos, siempre me río.
De reir sabía un rato Mr Sturges que convirtió Los viajes de Sullivan en todo un tratado sobre la risa. Es lo que te venía hablando, ese director sin ideas que sale al mundo dispuesto a capturar la inspiración para hacer una obra de gran trascendencia social y descubre que la comedia es el género con el que mejor se puede hacer crítica social. Porque a través de la risa también vamos descubriendo nuestras propias miserias y nuestras pequeñas desgracias y limitaciones.
El otro día tuve en mis manos El gran McGinty. No la había visto, y estuve a punto de pillarla prestada de la biblióteca. Al final decidí dejarla para otra ocasión y opté por revisar Un hombre para la eternidad, que tampoco fue ni mucho menos una mala elección.
Bueno, gracias M.I por tus apoyos.
Dex, debo reconocer que de las películas londinenses de Woody Allen, la que más me convence es "Scoop"...siempre me he reído, quizá con algo de malignidad, con la escena en la que Ian McShane se baja de la barca de Caronte. Me parece el humor genial en lo más simple.
El gran McGinty quizá tiene mucho más de crítica social que de comedia (también como "Los viajes de Sullivan") pero no deja de ser un retrato en ácido nítrico sobre el poder y su capacidad de corrupción. Sturges era fantástico. Lástima que no le dejaran hacer las películas que él quería y que el precio de su independencia fuera el olvido. Es un cineasta maravilloso.
En cuanto a "Un hombre para la eternidad" a mí me ha parecido siempre una obra maestra, contiene unas interpretaciones magistrales y me parece una fantástica aproximación a los ideales mantenidos frente al poder dictatorial que, muy a menudo, se mueve por meros caprichos. No te arrepentiste, seguro.
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