Sí, todo el mundo lo hace. Los motivos pueden ser los más diversos: parecer más importante, no pagar, no deber, no cobrar, no ser, no saber. Se miente por arribismo, por codicia, por avaricia, por amargura, por despecho, por pasión. Incluso la locura puede ser el móvil de la mentira aderezada con algunos toques de idealismo más trasnochado que un “dabadabadá”. Pero lo más increíble de todo no es que se mienta. Lo más terrible es que todos, incluso los que no tienen nada que perder ni ganar, también lo hagan.
Y esta es la historia que, en esta ocasión, nos presenta Steven Soderbergh: la de un hombre que miente y que miente y que construye sobre esas mentiras otra mentira mientras alrededor suyo todo el mundo miente y nadie se atreve a decirle la verdad a la vez que, en sus propias mentiras, hay un algo que se parece a lo sincero sólo que está tan oculto tras tantas capas de falacia que no se puede vislumbrar.
Así pues, tenemos a un ejecutivo de empresa (posiblemente una de las clases de mentirosos más peligrosas y contumaces de nuestra estratificación sobre la falsedad) que, movido por la presión, comienza a mentir para salvar su cuello. A la par, roba, y para completar las tres bandas, se dedica a informar al F.B.I. con mentiras que tienen un fondo de verdad. El resultado de todo esto es que a los verdaderos culpables, aquellos que manipulan la información para aumentar el beneficio y que llegan a pactos que parecen sacados de las mismas entrañas del infierno, parecen ser mirados con apenas una mirada reprobatoria. Y el pelele, el tonto de turno, el idiota que ha destapado auténticas conspiraciones soltando faroles a troche y moche, acaba con sus huesos en la cárcel durante tantos años que parece que se le cae el pelo aunque, finalmente, obtiene el olvido social, esa memoria continuamente reseteada que se configura entre las filas de la opinión pública.
Con una historia difícil y, para qué negarlo, más farragosa que ligera por mucho que la quiera hacer pasar por una comedia, Soderbergh nos sirve un paquete que tiene más envoltorio que contenido y rellena algunos huecos con genuinas verdades de Perogrullo que ya han pasado por las mentes de los menos aventajados y se queda a medias en su intento de denunciar y hacer ver al espectador en manos de quién estamos cuando, simplemente, queremos comprar unas palomitas de maíz. El bueno de la película es tan estúpido que se hace millonario. El malo es tan listo que queda engullido por la vorágine de información a la que no se pone mucho interés en investigar. Éste es nuestro mundo, señores, el mundo en el que todos mienten.
Por otro lado, y siempre bajo las notas de una climática y evocadora música de Marvin Hamlisch que nos retrotrae a los noventa al compás de lo demodé, tenemos el flequillo de Matt Damon, centro y periferia de toda la historia. Y hay que reconocer la poca hondura dramática de este actor que hace que añoremos con todas nuestras fuerzas a Jack Lemmon y nos asustemos al ver lo que hubiera sido capaz de hacer el grandísimo intérprete con este papel de chupatintas que hace sudar sangre a todo el que se acerca a él, incluida a su familia. Al fin y al cabo, ese trastorno bipolar del que hace gala en todo momento le acerca a una verdad que tampoco le gustaría vivir y le convierte en uno más de entre la multitud. Nadie quiere ser el empleado gris de una aburrida compañía que te hace viajar aquí y allá para cerrar tratos de precios fijos con una competencia que se compromete a no vender más barato que tu. Es mejor ser confidente, una estrella de los servicios de inteligencia o, como yo, poseer una Cruz del Mérito Aeronáutico por concesión directa del Ministro de Defensa. Qué más da. Lo importante es ser el titular de cualquier periódico de larga tirada. Total, todo el mundo miente.
12 comentarios:
Pues mire usted que aún no desagradándome del todo el cine de Soderbergh esta película me tira un poco para atrás. A mi es que Matt Dammon, lo que dice, no ne ha puesto ni ha conseguido conmoverme nunca, un poquito si acaso en El buen pastor pero vaya. Bueno y en la saga de los Ocean también da el pego. Tengo la teoría de que Scorsese lo escogió para Infiltrados únicamente porque su parecido físico con Leo daba juego en la escena aquella en la que está pensando. Mire usted que yo pensaba que su escrito de hoy iba a versar sobre Campanella y su excelente último film, película que le recomiendo encarecidamente ver (que espero lo haya hecho ya). Hablábamos el otro día de Tarantino como uno de los grandes referentes del cine de nuestro tiempo. Para mí y siempre claro a otro nivel Campanella es otro. Creo que muy pocos directores actuales saben manejar los palitos de la emoción como él, muy pocos saben pulsar en el espectador esa tecla que nos lleva a la conmoción. Ya lo hizo en El hijo de la novia y encandiló a medio planeta, aunque a mí me cautivó mucho más con una maravilla llamada El mismo amor, la misma lluvia, o Luna de avellaneda o cómo no tener que recuperar la dignidad cuando resulta que nunca la has perdido.
Perdone por desviarme del tema, en mi proxima entrada hablaré de Soderbergh
El caso es que Soderbergh es un hombre capaz de hacer una buena película y otra mala con pinta de buena. Ésta es mala con pinta de buena. Y de Matt Damon pues eso. Que estoy totalmente de acuerdo y que el papel de su vida, hasta ahora, ha sido el de "El buen pastor". Aún dando juego en la escena que usted menciona en "Infiltrados", la diferencia de nivel interpretativo entre di Caprio y Damon es más que notable. Y en cuanto a la película de Campanella, un realizador que es muy interesante, la tengo en la agenda para verla como particular, no como crítico, más que nada porque se me vienen encima Woody Allen y Amenábar y, quizá, tengan un poquito más de interés mediático sin quitar méritos (y esto lo digo totalmente en serio) al maravilloso cine de Campanella que me encandiló en "El hijo de la novia" y en "El mismo amor, la misma lluvia" pero no tanto en "Luna de Avellaneda", entre otras cosas porque comenzó a vislumbrarse un recurrir incesante al mismo efectismo dramático. O por decirlo de manera coloquial, joder, que se repite un poco. Aún así, reitero que me parece un cineasta profundamente interesante.
Puede usted hablar de Soderbergh o de lo que prefiera, sabe que es bienvenido y bienhallado en estos lares.
Así no vale. Woody Allen no es que sea un referente cinematográfico de nuestro tiempo, es un referente y punto. Y qué decir de Amenábar, un tipo que va a ser en el futuro mucho más grande de lo que en la actualidad es. Pero El secreto de sus ojos es algo que no debe perderse ya sea como particular, como crítico o como mediopensionista. Se lo digo de verdad. En cuanto a Campanella sí que puede tener razón en que Luna de Avellaneda quizá sea más discursiva y reiterativa que las otras. Y quizá por ello pueda también resultar menos sutil. Pero, estamos de acuerdo en que el gran mago argentino de la utopía es Aristarain, no?
Ve, otra vez que me voy sin hablar de Soderbergh
Estamos de acuerdo con Aristarain, sobre todo en esa maravilla que es "Un lugar en el mundo", algo menos en "La ley de la frontera", debido sobre todo un casting de traca. En cualquier caso, le diré, estimado colega, que el cine argentino siempre me ha parecido un cine de tremenda calidad, de estupendas películas y no sólo a raíz de esta última hornada de películas más que aceptables. Antes de eso yo ya había amado películas tan estupendos y que recomiendo encarecidamente que vea si no lo ha hecho aún como "Bajo bandera", de Juan José Jusid; o "La noche de los lápices", de Héctor Olivera; o la ganadora del Oscar "La historia oficial", de Luis Puenzo; o "Cenizas del paraíso", de Marcelo Pyñeiro; o la más que aceptable versión de "La peste" que rodó Luis Puenzo, sin olvidar la reciente y extraordinaria "Nueve reinas", del difunto Fabián Bielinsky...se me olvidan muchos ejemplos pero, en cualquier caso, es una cinematografía más que estimable. Curiosamente, la explosión de estima por el cine argentino ha venido con su crisis económica y con la retirada de subvenciones.
No hable de Soderbergh...¿para qué?
Nunca podremos estarle lo suficientemente agradecidos al señor Luis Puenzo el haber hecho La historia oficial, una de las películas más duras y honestas que servidor ha podido ver en su ya larga vida de cinéfilo. De cómo la Historia así con mayusculas se cuela en la historia en pequeñito de cada uno de nosotros y puede llegar a destrozar toda una vida. Y nunca podré agradecerle lo bastante el haberme presentado a un señor como Hector Alterio, uno de los más grandes actores de.. ¿la historia del cine? No sé que tienen los actores argentinos que me sulivellan. Vaya hornada, desde luego, Alterio (e hijos) Darin, Roth, Blanco...
De Marcelo Piñeiro me gustaría también destacar Kamchatka, una historia emotiva que me hizo removerne en el asiento y casi llorar de rabia y de impotencia, con escenas y diálogos que cortan sencillamente la respiración. Del difunto Belinski además de la mentada Nueve reinas que disfruté cantidad, yo resaltaría su película póstuma El aura. Cuando alguien me babea con el Memento de Nolan diciéndome que vaya historia tan original y tal yo le digo que le eche un vistazo a esta peli para que vea cómo se puede contar también (y tan bien) una historia al revés.
Y aunque está dirigida por un brasileño y protagonizada por un mexicano, haría especial mención a Diarios de motocicleta, una de las pelis de mi vida, sobre la juventud viajera del Che Guevara, cuyo último biopic ha corrido por cierto a cargo del norteamericano Steven Soderbergh.
Vaya, por fin hablé de él.
No he visto "El aura" pero ya me han entrado ganas de verla. "Kamchatka" no está mal pero no es una película que me guste tantísimo. Por otro lado, "Diarios de motocicleta"...bueno, reconozco que es una película bonita, que pone los pelos de punta...¿qué reparo le pongo? Quizá la idealización de un hombre que, para mí, no era precisamente un ejemplo aunque le movieran al principio ideales nobles. Como bien se sabe, por otro lado, el "alma mater" del proyecto fue Robert Redford, a la sazón productor de la cinta y que, incluso, llegó a barajar la posibilidad de dirigirla. En cualquier caso, sin duda, es una película que mueve a ver una luz al otro lado del río, sobre todo ahora que estamos en tiempos de penumbra.
Ah, y no olvides mencionar como grandísimo actor argentino a Federico Luppi y como actriz a la gran dama que siempre ha sido y será Graciela Borges.
Yo no creo que haya que verse Diarios.. como la idealización de nada. Le diré más, creo que la cinta cuestiona y nos habla de en qué pueden llegar a convertirse nuestros ideales de juventud y adolescencia. Todo es contradición y paradoja.
Cierto, olvidé a Luppi, un señor que he tenido el privilegio de ver en directo actuando sobre unas tablas (supongo que para los de capital es un lujo más al alcance, pero a los de provincias se nos hace hasta raro, oiga)
Puede que tengas razón con tu visión de "Diarios de motocicleta" aunque no creo que sea esa la intención de la película partiendo de la base de que está basada en el libro de Alberto Granado, a la sazón, compañero de viaje del "Che" sobre esa motocicleta que recorre toda América del Sur. De todas formas, esto es algo meramente subjetivo de lo que, por otro lado, me gustaría discutir con usted cara a cara con una cañita de por medio.
Por otro lado, debo reconocer mi envidia porque usted ha tenido el placer de ver a Luppi sobre las tablas pues, aunque yo pueda presumir de haber visto cosas irrepetibles, aún no he podido disfrutar de tan inmenso actor en vivo. Eso sí, en contrapartida, tuve el honor de ver a Héctor Altério en "Memorias de Adriano" hace ya unos cuantos años. Analía Gadé, que como bien sabe usted es argentina de nacimiento y española de adopción, dice que "quizá los actores argentinos son tan buenos porque nacen en un país que se siente muy alejado de todos y tienen que esforzarse mucho para acercarse". Lo cierto es que la escuela de interpretación argentina es fabulosa y son actores y actrices capaces de ponerte los pelos como escarpias en cualquiera de sus interpretaciones.
Buen intercambio de opiniones y experiencias, che.
Lo de la cañita, hecho. Quedamos a mitad de camino, digamos en Medinaceli?
Es un buen plan, no me tientes, no me tientes, que me pierdo.
Busco y encuentro unos minutillos, arrebatado por el debatillo. Por partes:
El cine argentino. Coincido en casi todas las apreciaciones y en especial recomiendo “El aura”, por distinta, por su forma de contar y porque nos muestra a un Darín superlativo, lo que llega a contar ese hombre con los ojos está al alcance de muy pocos. De todo el cine argentino de última hornada me quedo con “Nueve reinas” (también aquí Darín esta de impresión) porque es perfecta, bien planificada, mejor contada y con un ritmo inmejorable. Sobre Campanella, coincido en que es un especialista en llegar al alma, en crear historias de argentinos que trascienden sus fronteras, (creo que ese es uno de los defectos del cine español, que cuenta historias de españoles para los españoles), y también pienso que “Luna de Avellaneda” es un pelín cargante, vamos que me recuerda un poco a Valdano soltando un discurso sobre la nada, aunque reconozco que frases como la mencionada por Dexter merecen la pena de vez en cuando y además su final no es demasiado autocomplaciente. A repescar, que aun no he visto, “La señal” dirigida pro Darín o “Cleopatra” de Eduardo Mignogna. Y por hablar además de los mencionados, Luppi, Alterio o Norma Aleandro, el más joven Leonardo Sbaraglia, otro especialmente dotado para contar con la mirada, destaco sobre todo “En la ciudad sin limites”.
Sobre Soderbergh, he de decir que me ocurre un caso similar que con Brian De Palma, me parece un muy buen director incapaz de redondear una gran película. “Sexo, mentiras y cintas de video” me pareció sorprendente, muy diferente, interesante pero algo aburrida ( tal vez James Spader provocase un poco el tedio), “Un romance muy peligroso” tiene el plus de la quimica entre Jennifer Lopez y Clooney pero me parece una peli menor, casi un chiste. “Traffic” me parece que raya a mucha más altura, pero creo que tiene demasiadas historias paralelas y pierde tensión en varios momentos, lo mejor la parte de Benicio del Toro, pero la Zeta Jones, pese a lo mucho que me gusta esta mujer me parece resuelta de forma poco creíble. “Erin Brockovich” es una buena película sin apenas nada, la Roberts enseñando carne (la justa) y un impagable Albert Finney, consumo rapido. Con ser poco menos que una gracieta entre amigos “Ocean´s eleven” me parece de lo mejor, que gana por goleada a “La cuadrilla de los 11” de Frank, Dean, Sammy y cia., a ratos espectacular, casi siempre sorprendente y con el lujazo que significa que no se toma demasiado en serio a si misma, un gran disfrute. El resto de los Oceans son patatas fritas y ketchup, Solaris me parece un truño, no he visto “El buen alemán”, pero la semana pasada vi parte de “Che, Guerrilla” y me pareció mucho Del Toro y poco o nada más.
Y finalmente sobre Damon, tampoco es santo de mi devoción, pero yo salvaría dos películas suyas ( incluso su interpretación), “Legitima defensa” del maestro Coppola, creo que esta bien como abogaducho recién licenciado brillante pero inexperto; y “Rounders” de John Dahl, película que recupera el espíritu de los grandes clásicos y una más que notable historia sobre el juego, si tengo que ponerle un pero sería el brillante pero un tanto cargante Edward Norton.
Bueno, costó lo suyo ( más de 10 interrupciones y bastante más de 10 minutos) , pero creo que he dicho algo de lo que quería decir.
Como siempre, un placer. Carpet.
Sin duda, estoy totalmente de acuerdo con tu valoración de "En la ciudad sin límites", de Antonio Hernández, una de las mejores películas españolas de los últimos años. Básicamente, me vuelvo a anotar "El aura" porque parece ser que es una asignatura muy pendiente.
En cuanto a Soderbergh, estoy también bastante de acuerdo con lo que expresas. "Sexo, mentiras y cintas de vídeo" es plomiza, sí, y quien me gustó de veras ahí fue Laura San Giacomo. Me gusta "Un romance muy peligroso" porque es una especie de precuela asumida de "Jackie Brown" (de hecho, dato para cinéfilos, Michael Keaton y Samuel Jackson salen en esa película repitiendo los papeles que hicieron en la película de Tarantino, porque se supone que lo que ocurre aquí es antes. Elmore Leonard es un gran escritor y ambas se basan en novelas suyas). Me gusta mucho, pero mucho, "Ocean´s eleven", desprecio enormemente "Ocean´s twelve" y acepto sin problemas "Ocean´s thirteen". "Traffic" es, sobre todo, el enorme trabajo de Benicio del Toro y estoy de acuerdo en la poca resolución que hay en el personaje de la Zeta-Jones. Muchos pusieron reparos al final, con el campo de béisbol y a mí me parece un final que está lejos de ser optimista pero que significa un pequeño triunfo para un policía pequeño. Lo mejor de "Erin Brockovich", sin duda, es Albert Finney y, aunque debo confesar que es una película que me sorprendió un tanto, no la considera, ni mucho menos, como una buena película. Para completar tu lista, quiero incluir "Kafka", que tiene una primera hora francamente impresionante con Jeremy Irons en el papel del escritor y Alec Guinness en la que fue su última aparición y, como siempre, está impresionante y hay una rareza muy escondida pero muy buena, que yo fui a ver un día al cine por casualidad. Se estrenó con años de retraso en España y se llamó "El halcón inglés", con Terence Stamp de protagonista y llevando a cabo una venganza de un refinamiento exquisito, una auténtica sorpresa, una de esas joyitas escondidas que merece la pena de rescatar.
También estoy de acuerdo con "Rounders", otra película que me sorprendió por un ritmo más ágil del que me esperaba. No tanto "Legítima defensa" que me parece un producto de encargo de Coppola realizado rutinariamente y algo falto de fuelle, muy en la línea de "Acción civil", de Steven Zaillian, con John Travolta de protagonista. Sin embargo, Damon sigue sin convencerme, aunque sea Jason Bourne, me parece un actor falto de recursos pero que está cercano a la perfección en "El buen pastor", con un tono gris extraordinariamente bien dirigido por de Niro y que, me temo, va a ser un intento caído en el olvido.
Buen comentario perpendicular, Carpet.
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