lunes, 1 de marzo de 2010

CASABLANCA (1942), de Michael Curtiz


Renunciar a la mujer que se ama puede ser la mayor derrota que se adivine en el rostro de un hombre, sobre todo si ese amor ha sido el lugar donde se ha colgado el dolor durante años, perfecta excusa donde abandonar el idealismo que un día fue importante. Esos son los trazos de fatal precisión que se intuyen en el rostro de Rick Blaine en "Casablanca" y, en ese lienzo de expresión, la línea de los vencidos se convierte en la obra de arte de una amargura vivida dos veces. Una, en medio de una noche lluviosa en una estación de París, tristeza enmarcada en unos labios que se arquean con sus comisuras hacia el suelo donde dejó su alma exhausta y su ilusión perdida; la otra, arropado por la niebla donde esconderá su herida a los pies de un avión en la recóndita Casablanca, derrota escrita cuando ella, Ilsa, se vuelve para mirarle por última vez y él, huidizo y valiente, esquiva su mirada luchando, con esfuerzo de héroe, para que los ojos no desborden su firmeza por el abrupto precipicio de un rostro en el que el desconsuelo construirá su hogar. Yo conozco ese rostro, tal vez porque he sido derrotado demasiadas veces y por distintas razones, y sé que los ojos pueden ser compañeros inseparables de la amargura que supone mirar el vacío para ser testigos de la prueba definitiva de que aquello que más se ama ,nunca podrá pertenecerte.
"Tal vez hoy no te arrepientas...y mañana tampoco...pero llegará un día en que...". Y él tiene razón. En el estallido del dolor meditado, el fogonazo de lucidez que permite que Ilsa se vaya con el insulso aunque admirable Viktor hace que comprendamos que los héroes como Rick existen, aunque sean escasos. Y existen a pesar de que los asideros que les quedan son tan estrechos como la lucha por un ideal que, aunque justo, también puede llevar a la injusta decepción; o como la amistad de un cínico polícia que bajo la máscara, quizá tenga otra máscara; o como el endeble recuerdo de un amor cuyo destino nunca fue morir dos veces aunque sepamos que hay árboles tan recios que el huracán jamás podrá derribar en el oscuro recoveco de la memoria engañada que se diluye en el sueño de la razón. Y, en todo caso, en el devenir por inercia de una vida que habrá sido feliz por haber sido amada pero en la que ya no importará nada al ser vivida en el sabor de la inevitable derrota.
Y esa derrota es la que resume todas las demás. Es la de aquel hombre que fue al desierto de Casablanca a tomar las aguas porque le informaron mal, que el día anterior para él estuviera pisoteado por el olvido y que la noche siguiente fuera un plan demasiado anticipado y al que siempre...siempre y nunca...le quedará París. Tal vez, los fracasados, aquellos que luchan para que las lágrimas no labren los surcos de la tristeza, sean más, mucho más fascinantes.

14 comentarios:

dexter dijo...

¿Te acuerdas, Bardés, de cuando en el foro de terra hablábamos de "el amargo sabor de la derrota", así titulaste uno de tus post y de cómo nos gustaban los perdedores en el cine? Bueno, pues me he acordado mucho de esos tiempos leyéndote a estas horas de la madrugada. Que entraba yo a ver si había alguna novedad en el frente y me encuentro esto. Jolín, vaya cambio. Me quedo con eso que decía Carlos Pumares que Casablanca siempre hay que verla como si fuera la primera vez, huyendo de todos sus tópicos como si pensáramos que sí, que esta vez era la buena y que Ilsa no iba a tomar ese avión a Lisboa, o que lo iban a coger los dos. Y al descubrir que no era así, volver a caer en la cuenta de lo grande que es esta película, que la Historia la podrán escribir los ganadores, pero que solo alguien que ha conocido la derrota puede aspirar a algo más inalcanzable, quizá a la inmortalidad.
Me alegra que hayas elegido hablar de esta película.Por cierto no conocía el cartel que has puesto.

Siempre nos quedará el foro de cinéfilos.

Anónimo dijo...

Casualidades casuales, que andaba yo rebuscando entre mis archivos un escrito a propósito de otra cosa y he reencontrado el post que comenta Dexter, uno de los pocos que tuve la fortuna de grabar en mi PC en aquellos tiempos en que se escribía tanto y tan bien en aquel foro de nostalgico recuerdo. Y aun más casual es que me detuviera en él y lo releyera. Y luego llegó aquí a comprobar las novedades en el frente como Dex y me reencuentro con el gusto, con el placer de la lectura de las cosas bien dichas, con las descripciones mágicos de los momentos mágicos, con el hablar copn sentido de las cosas sentidas..."Rostros de la derrota" decias y aquello que escribiste terminaba con una frase que aun me pellizaca cada vez que la leo : "...hay muy pocas mujeres por las que un hombre esté dispuesto a luchar...y a perder...".
Porque esa es la frase, ese es el mensaje, eso es lo que traduce nuestro absoluto abandono, aquellas veces que daríamos todo por el otro, hasta renunciar. Como Rick. Yo por mi parte espero no tener nunca mi "Casablanca".

Abrazos, Carpet.

César Bardés dijo...

Pues sí, ambos tenéis razón. Lo he rescatado por dos razones. Una, porque salió publicado en el periódico (es por eso que tiene algunas supresiones necesarias) y otra porque, junto con unos cuantos más que aquí se han publicado, me daba rabia que esos artículos se perdieran. Siempre es difícil decir algo nuevo sobre una película que es todo para quien ama el cine.
Tengo que decir que yo sí he tenido algún final de "Casablanca", más de uno, quizás. Y eso hace que mi mirada sea más amarga aunque no tenga los trazos de derrota que Bogart siempre dibujaba con tan notable precisión en sus personajes. Ni soy duro, ni lo hice por una causa tan noble como el seguir resistiendo y comprometiéndose por una lucha que parecía olvidada. Lo hice por muchas razones en ambos casos pero siempre fueron personales. Tal vez, por eso como dice Dex, veo "Casablanca" y me parece que es la primera vez.
Un abrazo a ambos, por aquellos días de "demasiado edulcorante".

Anónimo dijo...

Maravilla tras maravilla.

Al hacer mi visita diaria a esta maravilla de blog y ver que hoy tocaba la excelencia no he podido evitar poner en mi reproductor DVD esta joya.

Casablanca es algo especial. Es disfrutarla cada vez que se visiona, es una obra de relojería con réplicas explosivas en diálogos como pocos se han escrito. Es melancolía pura, es puro guión, pura escena y puros Bogart y Bergman.

Pero leer las excelentes palabras de este artículo de Don César tales como; "En el estallido del dolor meditado..." no es mas que poner un apéndice merecido como colofón a esta sesión de cine especial.

Todo aquel que se considere noble, que haya vivido un desamor, que no ha sido correspondido como deseó... se identifica al 100% con Bogart. Al que el papel le viene al dedo.

Y todo cinéfilo que se precie, que sea capaz de ver Casablanca a las 2 de la madrugada de un Miércoles para posteriormente leer esta maravilla de artículo... se identifica con los ojos de ese Lobo cinéfilo de Bardés.

Un saludo.

César Bardés dijo...

Bueno, Chus, tus palabras hacen sonrojar al más pintado. Sin duda, a pesar de ser un producto de la más tremenda de las casualidades, "Casablanca" es leyenda viva (sí, viva) de la historia del cine. No puede, es imposible que haya más películas como ésta. En principio, fue pensada para ser interpretada por Ronald Reagan y Ann Sheridan. En el último momento, se cambió de reparto porque Bogart venía del éxito de "El halcón maltés" y Bergman era una advenediza que les salía más barato. El guión estaba basado en una obra de teatro titulada "Everybody goes to Rick´s" y los guionistas se encontraron con que no había mucha historia que sacar de ahí. El guión se escribía por las noches mientras se rodaba por la mañana. Bogart y Bergman no tenían ni idea de lo que iba a pasar a los personajes (lo cual contribuye notoriamente a su interpretación porque parece que esté pasando en ese mismo momento) y ni siquiera sabían si al final iban a acabar juntos o no. De hecho, se rodaron los dos finales y fue Hal Wallis el que decidió cuál poner (obra de productor). Se estrenó con muchísimo miedo y fue un éxito tremendo porque dio la coincidencia de que la ciudad de Casablanca fue liberada seis días antes del estreno. Bogart, además en el momento del rodaje, estaba pasando por un difícil momento personal porque su relación con Mayo Methot, su esposa, estaba llegando a límites de violencia muy amarga, lo cual también contribuye a su interpretación. Y los maravillosos diálogos que tiene son puro producto de las prisas, según confeso Julius Epstein, uno de los guionistas, porque trabajaban tanto y tan de prisa que ponían la primera bordería que se les ocurría para poder seguir adelante. De hecho, el guión estaba sin corregir cuando Curtiz lo rodaba al día siguiente. Años después, fue la película favorita del Presidente Kennedy porque decía que "por encima del amor, el idealismo nunca muere" y en esta película se demuestra cómo eso puede ser.
Muchas gracias por tus amables comentarios y me honra que el artículo haya sido una coletilla digna de una película mítica.
Un abrazo.

Scarlett dijo...

-"Pero.... ¿de quién me tengo que enamorar?", solía preguntar Ingrid cada mañana.
-"Ud. limítese a actuar", le contestaba el director.

Ahí reside -para mí- la pasión de CASABLANCA, en cómo una mera coincidencia, llena de despropósitos en el rodaje, llega a convertirse en una obra maestra del cine. Desde luego, el inicio está en el estreno, en el momento histórico, y todo eso que tan bien explica César. ¿Y después?. Misterio de los misterios....

Yo, que soy rara a más no poder, nunca me enamoré de Rick, sino del marido. Qué gran alivio cuando se sube en ese avión con él....

César Bardés dijo...

Eso es que te gusta más la seguridad que el idealismo. Para ti, probablemente, el sacrificio de Rick es el signo de un tipo que es más bien tonto. Y, ojo, no te lo digo con afán crítico, todo lo contrario. Sé que uno se arriesga a que lo consideren así cuando prefiere la felicidad de otro a la suya propia. Yo lo he sentido, de hecho, y también me han llamado idiota.

Scarlett dijo...

Tonto, no. Rick es un caballero en toda regla. Sólo faltaba que viniera dando por saco, con lo mal que lo pasa la pobre mujer.
Escalofríos me dan ponerme en el pellejo de la protagonista.
"Siempre nos quedará París", no es más que la confirmación de que "lo que pasó" sólo pertenece al universo de los recuerdos.

César Bardés dijo...

Es que ella, en el fondo, no quiere irse con Rick. Lo hace como un aire de gratitud sabiendo que lo que se rompió pertenece exclusivamente, como tu muy bien has dicho, al universo de los recuerdos. Al fin y al cabo, el futuro también es un conjunto de recuerdos.

Scarlett dijo...

Pues claro que no se quier ir con él. Lo que se rompió, se rompió porque ella quiere romperlo. Cuando se entera de que su marido está vivo, ella decide ir con él. Podía haberse quedado con Rick, pero no es el caso.
Luego, esa vida que es una puta cabrona, hace que coincidan en un lugar como Casablanca.
Vamos, me pasa a mí...
entro yo en ese tugurio y me lo encuentro....
que mi menor preocupación sería la guerra o conseguir un salvoconducto para USA.
¿¿¿¿¿¿Y SI SE VUELVE LOCO Y SE CHIVAAAAA??????
Afortunadamente, él es un CABALLERO. Yo no lo veo un tonto, lo veo un gran señor.

César Bardés dijo...

Al igual que creo que ella no se quiere ir con él, también creo que lo conoce muy bien y sabe que hay valores para él que están muy por encima de los celos o de la envidia o de vaya usted a saber. Sabe que, bajo su actitud de aparente neutralidad, hay un idealista porque para eso luchó en la República y en Etiopía. Él es un caballero, un hombre que sabe dónde están sus límites aunque eso no quita para que no tenga unas enormes ganas de traspasarlos, mandar los ideales a la Vichy y apostar por quien, con toda seguridad, ha sido su único y definitivo amor.

Scarlett dijo...

No sé...
No se puede conocer tanto a una persona en tan poco tiempo. Y ella está asustada en muchos momentos. O será una sensación mía porque, desde luego, yo sí que lo estaría.

César Bardés dijo...

Es posible, pero ten en cuenta que el único momento en que Rick pierde el control es en privado. Emana una enorme seguridad en lo que hace y, lo que es más, sabe en qué momento hacerlo, una virtud de la que no todos podemos presumir. Yo creo que sí lo conoce y además creo que sí lo ha amado, otra cosa es que ella esté dispuesta a renunciar, que solamente está dispuesta al final por gratitud y porque siente que tiene una deuda con él que fue capaz de pagar nunca.

Scarlett dijo...

Ya...madre mía, que no te ponga la vida una prueba así... Que no me ponga, quiero decir.