martes, 1 de junio de 2010

A TRAVÉS DEL HURACÁN (1967), de Monte Hellman


Directamente extraído de la factoría de películas de serie B de Roger Corman sale este atípico e infravalorado western dirigido por el aventajado discípulo de aquel, Monte Hellman y escrito por un muchacho que iba camino de convertirse en estrella, un tal Jack Nicholson. Sí, sí, he dicho bien. Él escribió el guión (de hecho, Nicholson intentó la dirección en varias ocasiones y en una de ellas, Two Jakes, lo hizo realmente bien aunque jamás haya sido apreciado ese trabajo al tratarse de la segunda parte de la película-mito que fue Chinatown, de Roman Polanski) y lo hizo de forma destacable, siempre dentro de los parámetros de una película de asumida modestia, de estética minimalista pero que destila un notable interés.
En esta ocasión, el estrecho trabajo desarrollado entre Hellman y Nicholson reduce el género del western a su más abstracta esencia aderezando el conjunto con una subyacente e incómoda tensión que abarca más aspectos de los que parece y con un estilo del que beben algunos cineastas de la más estricta actualidad como Jim Jarmusch. La intención no era otra que la de ofrecer, allá por mediados de los sesenta, una alternativa a los estereotipados westerns que se habían hecho hasta entonces (quizá con la excepción de un muchacho que, poco a poco, iba cayendo en desgracia llamado Sam Peckinpah hasta que ideó esa maravilla llamada Grupo salvaje). Aquí no hay ni rastro de las típicas situaciones que se dan en las aventuras del lejano Oeste. No hay romanticismo, ni buenos chicos batallando contra malvados…ni siquiera hay héroes ni villanos sólo hay seres humanos corrientes que luchan con denuedo contra los elementos para poder sobrevivir. La soledad es el arma que siempre está cargada para abatir a los osados. Y el espectador, removiéndose en su sillón, encontrará que no hay nadie en quien depositar sus simpatías, pero tampoco sus desprecios. Dejará a los personajes solos, con su código de conducta privado y rígido. Y allí, en el ruido del disparo, nos encontraremos que no hay mitos, que no hay fronteras, que la tristeza estaba muy presente en aquel modo de vida que, tal vez, no era más que el paso huracanado de las oportunidades perdidas.
Rodada en apenas 18 días y aprovechando el reparto y los escenarios de la película inmediatamente anterior de Monte Hellman, El tiroteo, la novedad está en la alegoría que nos plantea la historia, con una atmósfera que conspira contra los protagonistas y, desde luego, habrá más de uno y más de dos que, pasados los diez primeros minutos de cinta decidan irse a lavar los platos, planchar la oreja o componer una balada pero habría que apreciar el esfuerzo de unos cuantos locos del cine que intentaron contarnos algo de un modo diferente, casi filosófico, utilizando lo mínimo para alcanzar lo máximo de sus ideas. Es muy extraño, y muy meritorio, comprobar que el existencialismo de Camus y de Sartre podía ser llevado al cine bajo el disfraz ejemplar de una película del Oeste. La verdad…a mí me picaría la curiosidad…aunque el fatalismo me hinque un proyectil y llegue a darme cuenta de que la vida no es más que una travesía a lo largo de un huracán impío.

2 comentarios:

Carpet dijo...

No tienen nada que ver, no he visto la película, pero la sensación que me ha dejado lo que has escrito me ha hecho recordar "La caza" de Carlos Saura.
Al fin y al cabo, la película del turolense (guiño pa Dex) es uan forma de western también copn tono Peckimpah...¿O se me ha ido el santo al cielo y las ideas a ni se sabe donde?

César Bardés dijo...

No, no. "La caza", por supuesto, tiene un aire de "western" y de ajuste de cuentas muy interesante (para mí, es la película más interesante de Carlos Saura). Ahora, eso sí, mientras "A través del huracán" es un cine "underground" de carácter muy independiente, hay que recordar que Saura es quizá el máximo representante del "nuevo cine español" y que las técnicas que emplea en "La caza" están muy cercanas a los preceptos de la "nouvelle vague" aunque sorprende por su inusitada y terrible violencia. Lo que no veo tanto es que "La caza" tenga ese aire crepuscular que Peckinpah solía imprimir a sus películas. "La caza" está mucho más cerca de "Bonnie y Clyde", por ejemplo, aunque éste ejemplo sea un poco de perogrullo. Pero también de "La jauría humana"...oh, pero qué obviedades estoy diciendo. Creo que mis ideas se han quedado claramente obsoletas.
Abrazos.