martes, 24 de enero de 2012

ÉXTASIS (1933), de Gustav Machaty

Érase una vez una muchacha de diecinueve años que se llamaba Hedy Kiesler. Era austriaca de nacimiento y tenía unas inconmovibles ganas de dedicarse al cine. Era toda una preciosidad que hacía que, con sólo mirarla, los lujuriosos ojos de los hombres se convirtieran en mandíbulas de un sexo para devorar. Su cuerpo remitía las ninfas de los dioses. Y en 1933, un director llamado Gustav Machaty decidió desnudarla en el cine para que esos ojos tuvieran el alimento que tanto ansiaban…
A partir de ahí, Hedy Kiesler estuvo en boca de todo el mundo. Unos se decían a otros que aquello era pura pornografía (cuando no pasaba de simple erotismo, de lo que hoy consideraríamos un bisoño intento de mostrar rápidamente lo que estaba más que prohibido), pero que, sin embargo, en aquel cuerpo desnudo que exudaba deseo había una belleza que hacía que todo pareciera sólo un retrato de la naturaleza al descubierto. Apenas cinco años después, aquella chica deslumbrante se cambió el nombre por el de Hedy Lamarr y emigró a América para comenzar una prometedora carrera que, con veinticuatro años recién cumplidos, le llevó a protagonizar la excelente Argel, de John Cromwell al lado del galán Charles Boyer.
La fama de Éxtasis proviene, más que de sus valores estrictamente cinematográficos, de la exhibición de ese desnudo temprano e inocente que Hedy Kiesler o Lamarr decidió hacer delante de las cámaras, pero la película tiene un cierto valor en su narración y un buen puñado de imaginación para aderezar los recovecos de una historia de infidelidad, deseo, divorcio y belleza, La dirección de Machaty es asombrosamente moderna para el año 1933, con un lirismo que llega a ser mágico y que trasciende la palabra para adentrarse en los rincones tan poco transitados de la sensaciones humanas a través de lo que entonces se pudo denominar “cine de arte y ensayo” y que hoy es poco más que un tesoro caído en el olvido, destacado por unas virtudes tan fuertes que tapan todos sus valores como un telón que sirve de maniobra de distracción.
Se podría decir que Éxtasis es la respuesta teutona a la mirada francesa de René Clair de Bajo los techos de París, a la pasión desmedida de Flaherty y Murnau en los mares de la Polinesia de la excelente Tabú o, incluso, a la irrepetible visión de ese gran cineasta de muerte demasiado temprana que se llamaba Jean Vigo y que realizó esa obra maestra titulada L´Atalante. El resultado es una película lúcida, bien hecha, que debió de causar un enorme impacto en la época de su estreno. Una película que hace de la banda sonora, un silencio; de la fantasía, una orquesta; de la referencia, una obligación (la sombra de Sergei Mihailovich Eisenstein pulula en algunos momentos del montaje) y del entorno de nuestra propia mirada, un motivo para el cine. También hay un romanticismo exaltado, y un inevitable sentido de antigüedad que, en algunos momentos, nos puede invadir…hasta que una mujer con el cuerpo esculpido por el deseo invade el hábitat de nuestras propias emociones.

2 comentarios:

Carpet dijo...

Leo "...sentido de antigüedad..." y no puedo dejar de pensar que quisiste decir "ambigüedad"...O tal vez no, que no se si te refieres al argumento o a la época del film.

Hedy Lamarr pasó a la historia como un simbolo casi erótico, pero su carrera cinematográfica no fue especialmente destacable.
Algo parecido ocurrió con Jayne Mansfield ( esa foto de la Loren mirando su escote es de las más espectaculares que he visto jamás)sin una película notable de la que poder presumir. O incluso Mae West, que además de sus picantes ironías puede lucir el palmito de descubrir a cary Grant, pero que de actuaciones memorables nada de nada.
la única de ese tipo de bombas que puede presumir de palmito cinematografico es Marilyn, pero tal vez ella fuera de otra liga.

Abrazos sin censura.

César Bardés dijo...

Me refiero concretamente a que, al verla, uno puede sentir que está viendo algo muy antiguo, que es una forma literaria, poética y bastante mediocre de decir que la película puede llegar a dar la sensación de que ha envejecido de forma regular.
En cuanto a pelis destacables de Hedy Lamarr, pues tienes toda la razón. Yo destaco una en el artículo que es "Argel", con Charles Boyer haciendo de Pepe Le Moko, el ladrón más buscado por la policía francesa. Aunque, bien es cierto, que su actuación no es lo más destacable de la película. Creo que quien mejor la entendió fue King Vidor en dos películas: una fue "Camarada X", espionaje bien llevado, y la otra en la maravillosa "Cenizas de amor", con Robert Young pensando si su vida ha merecido la pena. Dramáticamente puede que su mejor actuación esté en "Sansón y Dalila" pero, claro, no es representativo porque su compañero era tan sumamente malo, Victor Mature en concreto, que ella era como Kate Hepburn a su lado.
En cuanto a Jayne Mansfield es verdad que no destacó en ninguna película. Hay una de ellas que tiene un buen montón de clase pero es que tampoco ella es el papel femenino principal y es "Bésalas por mí", de Stanley Donen, con Cary Grant y Suzy Parker celebrando el licenciamiento militar en una alocada habitación de hotel.
Lo de Mae West sí que no lo he entendido nunca. No era especialmente guapa, tenía un tipo tirando a botijo y sus películas no fueron un éxito recordado hoy en día, ni siquiera levemente. Supongo que la lengua viperina que poseía era su principal atractivo.
Y sí, Marilyn, parecía de otra liga. Y creo que fue mejor actriz de los que algunos han voceado por ahí (en cuanto a interpretación, de las suyas, me quedo con "Bus Stop", que no necesariamente es su mejor película)
Abrazos sin cirugía.