Han pasado los años y Harper
parece un poco más cansado. Demasiadas noches de soledad y de rescatar el café
del cubo de la basura para poder tomar algo fuerte por la mañana. Tal vez solo
la nostalgia de un antiguo amor sea razón suficiente como para tener algo por
lo que luchar. Nueva Orleáns, al fin y al cabo, es una tierra llena de pantanos
y de trampas, de animales traicioneros que se escudan detrás de placas de
policía porque, de alguna manera, ir allí es como visitar otro mundo. Intereses
inmobiliarios, chantajes ingenuos, peligros extremos…Es como trabajar de
detective privado en un territorio de cocodrilos.
El cinismo no se pierde, eso
seguro. Más vale no discutir con alimañas y si quieren que uno vaya de aquí
para allá, se baja el taxímetro y se va. Un chófer escurridizo y más listo de
lo que parece, un marido desinteresado, una hija que no ha encontrado nunca el
rumbo, un policía algo desencantado y que, sin embargo, deja un poco de manga
ancha para que Harper se escurra entre el calor plomizo. El asesinato no tarda
en aparecer y Harper tiene que fingir que va de aquí para allá con prostitutas
para saber qué se esconde detrás del acertijo. A pesar de su apariencia
desengañada y de que solo hay dos o tres cosas que le importan, Harper no
olvida su ética. Tal vez la misma verdad no sea justa pero él no es el
encargado de impartir justicia. Es el encargado de encontrar la verdad.
Sienes clareadas, mirada
inteligente y una notable capacidad para demostrar que el cerebro funciona, encontrando
pistas y sacando conclusiones. Ése es Harper bajo la piel de Paul Newman. Ya no
es ese joven que se movía entre Apolos y Ninfas en las lujosas piscinas de Los
Ángeles. Ahora es ese hombre maduro que tiene que bucear muy hondo en las
hediondas y estancadas aguas de los barrizales de Louisiana para hacer un favor
a una vieja amiga. El tiempo pasa y, quizá, Harper ya no tenga esa forma de
mirar que era puro impulso. Puede que su destino sea morir con una desconocida
de intenciones ambiguas en una sala de relax de un sanatorio abandonado, con el
agua al cuello, con la desesperación en los pulmones y con la frustración en el
intento. Tal vez la verdad, en esta ocasión, no sea nada agradable, aunque ello
signifique un triunfo para él y la seguridad de que amó durante unos días a
una mujer que era capaz de todo con tal de proteger la felicidad de quien
quiere. Incluso…sí, Harper, incluso la tuya.
Inferior a Harper, investigador privado, esta película no deja de ser una
aceptable película de cine negro que se hunde en las procelosas aguas de un
personaje irrepetible y absolutamente clave en la historia del género. Newman,
con su inteligencia habitual, lo sabía y dotó a Lew Harper de unos cuantos
trazos de humanidad, de encarnadura real por encima del mito que no da puntada
sin hilo. El trabajo del detective, muy a menudo, es poner a los sospechosos
con el agua al cuello y él sabe que, tarde o temprano, la derrota merece una
mirada de indiferencia y un gesto de rechazo. No tuvimos más a Harper. Puede
que cogiera un avión y mandara a todo y a todos al mismo lugar de donde recoge
el café.
4 comentarios:
Efectivamente es inferior a "Harper, investigador privado", pero yo creo que parte de la perdida está en la decada que existe entre ambas pelísulas, la primera tenía un tono clásico ( pese a su estética sesentera) y ésta se encuentra con una modernidad (de entonces) que no cuadra tan bien. No obstante a mi me gusta mucho, aunque te doy la razón el peso de Newman, de nuevo, dota a Harper de un fondo muy por encima de la película.
Dices que ya no lo vimos más, pero a mi no me cuesta asociarlo al Harry Ross de la estupenda "Al caer el sol".
Abrazos sin lupa
El salto de década, efectivamente, influye mucho en el ambiente que rodea a Harper. En cuanto a "Harper, investigador privado" es una película clave porque revitaliza el género desde la óptica de una película adecuada al tiempo en el que transcurre mientras "Con el agua al cuello" muestra lo contrario, el cansancio del género acorde con el tiempo en el que transcurre. Según se mire, eso puede ser una virtud o un defecto. Lo que está claro es que Paul Newman es lo mejor, porque sigue siendo Harper o Archer y a mí también me parece una película que tiene muchos más valores de los que le han dado. Sinceramente, no es para que haya caído tanto en el olvido.
Tienes razón al asociarlo con el Harry Ross de "Al caer el sol" pero quizá el personaje de Ross es un tipo ya demasiado de vuelta de todo. Harper también lo es pero se afana en no perderlos. Ross los tiene, creo, perdidos, antes incluso del disparo en la pierna. Pero está muy bien visto, sí. De hecho, yo pensé lo mismo hace bien poco.
Abrazos con la Smith and Wesson del 38.
Buenas,
He vuelto a ver ambas películas de nuevo, las recordaba bien poco. Para mí, 'Harper' me parece muy superior a su secuela, pero con la salvedad de que la interpretación de Paul Newman en la segunda me gusta bastante más, tiene mucho más aplomo y está más comedido, en 'Harper' se pasa de muecas (y este o no en el guión de su personaje, me chirría lo suyo, como si fuese de sobradete). Personalmente, creo que es un actor que ha ganado con el paso del tiempo. Nada más hay que ver su portentosa actuación en 'Veredicto final', donde está sublime.
Hablando de actuaciones, magnífica también la del mafioso de la segunda parte.
Saludos.
Bueno,todo eso que comentas sobre la diferencia entre "Harper" y "Con el agua al cuello" en cuanto a la interpretación de Newman no deja de ser parte de su propia creación. En la primera,efectivamente,es un tipo que va de sobrado pero que en el fondo es un perfecto desgraciado. En la segunda digamos que ya ha asumido esa desgracia y la madurez le ha serenado. Es mucho mås tranquilo en sus reacciones aunque también mucho menos imaginativo. De hecho,si nos ponemos rigurosos,el Newman del primer Harper se parece mucho más al Archer de Ross McDonald que el segundo. Y es más, también te doy la razón en cuanto que "Harper" es mejor película que "Con el agua al cuello",está mucho más cuidada. Yo creo que Rosenberg en la segunda quiere rodearlo todo de un aire de decepción mucho más acorde con los setenta.
Saludos y gracias por tu comentario.
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