El honor no es algo que se quite
y se ponga como una gabardina. Es algo que es difícil de llevar porque es lo
que da la exacta medida de un hombre. El pasado siempre está reñido con el
honor. Un favor a un viejo amigo. Una deuda pendiente. Una ofensa que sabe a
humillación…Tal vez, el pago de la deuda viene de alguien que se considera un
enemigo. Y en medio, la mafia japonesa, dispuesta a llevar hasta el final el
saldo. Es una contabilidad de muertos que derraman su sangre con lentitud, con
parsimonia oriental, con la mirada fija en los mismos ojos del horror.
El amor de verdad es algo que se
queda ahí, latente, dormido por mucho tiempo que transcurra. Otra vez el pasado
que sale al encuentro con la fuerza de unos sentimientos que costaron mucho
dominar. Las gotas de sangre gotean por la espada del samurai. Los disparos
resuenan como golpes del destino. Hay demasiado dolor agrupado en un solo
hombre. Hay demasiadas deudas que no se pueden pagar porque permanecen en
silencio. Y dos hombres dan su medida pagando con su propia carne en el mejor
de los gestos, en el más inútil, en el más terrible.
Robert Mitchum aporta un rostro
cansado, de vuelta de todo. Es el rostro de un hombre que ya hace mucho tiempo
que perdió todo. Perdió su amor. Perdió su razón de vivir. Desde entonces, lo
único que ha hecho ha sido deambular por el mundo, hacer favores a viejos
amigos, trabajar de detective privado en un tiempo en el que ya no quiere ser
protagonista. Lo fue para una mujer pero aquello tuvo que acabar porque no había
futuro. Ella lo tuvo pero él no y fue un precio que pagó con gusto porque el
amor impone sacrificios aunque siempre se vuelva a él. Ken Takakura posee un
rostro que oscila entra la ira y la vergüenza. La ira que proporciona el deseo
de haber sido mejor. La vergüenza que no se borra porque no estuvo allí donde
se le necesitaba en el momento adecuado. Y ahora es el momento de pagar su
deuda de honor. La ofensa tiene que ser lavada, la humillación debe ser
entregada al olvido. Solo la verdad podrá hacer todo eso. Y el honor pide
sangre.
Sidney Pollack dirigió la que,
tal vez, es la película que mejor habla sobre el honor nipón y su particular
manera de entenderlo. No es fácil narrar en menos de dos horas el ambiente que
rodea a la mafia japonesa con un código de honor rígido e impío pero Pollack lo
consigue porque no se entretiene por el camino. Cuenta el amor que aún perdura,
cuenta la amistad que, demasiado a menudo, cae hecha añicos. Cuenta la
obligación que tienen los hombres de saldar las deudas con otros hombres de
verdad. Cuenta el dolor que subyace en esos tipos duros que han vivido al borde
del peligro y, finalmente, se tienen que enfrentar a él. Es una búsqueda de la
verdad que late en el interior de cada uno, desempolvando la rabia de los
rincones y sintiendo cómo el filo de espada recorre la espalda de un dragón que
solo tiene que despertar cuando otros lo necesitan.
4 comentarios:
Hay películas que mientras las estás viendo te estás dando cuenta de que estas viendo una muy buena película, "Birdman", "La lista de Schindler", "El padrino" (sobre todo, para mi, la II), y hay otras que sólo te das cuenta de lo que te han gustado cuando acaban. No digo que "Yakuza" esté al nivel de las nombradas, pero no cabe duda de que logra meterte en ese mundo oculto oriental y no te suelta hasta que no termina el film, de forma que no te llegas a plantear si lo que has visto es bueno o malo hasta que ha finalizado. Al menos eso pasó en mi caso, con esta peli, de pronto al finalizar te dices: "juer, que buena". Y si Pollack lo pone todo para que salga bien, pero lo de Mitchum es brutal. para mi este es el personaje más recordado del bueno de Robert, junto con el Marlowe de "Adios muñeca" y mira que hay grandes Mitchum en la historia del cine.
El cine negro esta especialmente dotado para lograr lo que comento, que no te fijes en lo buena que ha sido la peli hasta que llega al final. Aquí yo recuerdo quedarme algo seco, desesperanzado, como un perdedor más, un desencantado...yo me sentí Mitchum.
Abrazos con honor
Yo creo que has sabido expresar de forma genial ese aire decepcionado,perdedor y,sobre todo,cansado que tiene Mitchum en la película. Él es el centro de todo por muy bien que esté el resto del reparto y la película consigue con creces lo que pretende por mucho que Ridley Scott intentara algo parecido con "Black rain". Pollack se entrdga aquí y lo hace muy bien.
Abrazos con el meñique
que alegria recordar esta peli, que para mi va de la mano de la extraordinaria Los Tres Dias del Condor.Grande Pollack.
Ya he dicho en varias ocasiones que me gusta más el Pollack de intriga que el Pollack romántico (aunque, a veces, en este terreno dé con el tono más que adecuado). Me gusta mucho el Pollack de "Yakuza" y me gusta mucho el Pollack de "Los tres días del cóndor". Pero es que me encanta el Pollack de "La tapadera". Eso no quita para que su despedida fuera más bien mediocre con "La intérprete" (cayó en una rutina que no me pega demasiado en un director como él). En todo caso, gran película "Yakuza" y no de las más conocidas del amigo Sidney.
Abrazos en oblicuo.
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