jueves, 25 de junio de 2015

EL NIÑO 44 (2015), de Daniel Espinosa

No puede haber asesinos en serie en el Estado feliz y perfecto. Es imposible por la sencilla razón de que la psicopatía asesina es propia de los estados capitalistas que corrompen hasta la médula y sientan las bases de una sociedad enferma por su afán de ganar dinero. Es muy sencillo. En el Estado perfecto todos son felices, todos son llamados a ocupar trabajos que, aunque no están de acuerdo con sus habilidades, sirven para el bien común, todos saben que en el paraíso no hay crímenes. Solo traidores.
Y así no hay ningún problema en mandar a un héroe de guerra, que se ha distinguido allá por donde ha pasado, al destierro a alguna ciudad gris y escondida para que sirva como un soldadito más de la milicia por el mero hecho de que está poniendo en sospecha el bienestar del Estado feliz y, por si fuera poco, se niega a delatar a su propia esposa. Más que nada porque el que se niega a delatar a cualquiera, sea quien sea, es un traidor en sí mismo. Y si encima está sitiado por la envidia y la monstruosidad de la maquinaria del Estado feliz y perfecto, el individuo está condenado a guardar silencio en alguna esquina de la geografía donde no se pasa hambre, pero no hay libertad.
El asesinato, por otro lado, puede ser un arma para la subversión con dos caras. Por un lado, el asesino mata para demostrar que ese Estado feliz nunca existió, que solo ha habido un reparto igualitario de miseria para todo el mundo a costa de tener la boca bien cerrada salvo cuando existe la obligación de hablar. La sangre tiene que correr sobradamente. Por todos aquellos que sufrieron con él y tuvieron que cazar en los bosques carne de rata para poder sobrevivir. Por otro lado, el sabueso tiene que demostrar que el asesino existe, que los asesinatos existen, que el odio existe en ese Estado feliz donde todos trabajan para todos. A nadie le interesa esto. No hay homicidios en las sociedades avanzadas. Y si los hay, son disculpables. Si la sangre corre sobradamente, no tiene la menor importancia. Y menos si se trata de unos cuantos niños. Ellos, al fin y al cabo, no son productivos. Ellos son meras piezas que aún tienen que ser pulidas bajo la lima del adoctrinamiento.

Daniel Espinosa ha dirigido una película que no se queda solo en la serie de asesinatos y en la posterior caza y captura del culpable. Hace una radiografía de una sociedad moribunda, presa del miedo y de la terrible ingratitud de un Estado feliz que exige los mayores sacrificios sin ofrecer nada a cambio a no ser que alguien tenga más información de la debida, más conocimiento de la maquinaria, más conciencia del fracaso social de un sistema hermético y corrompido en su misma concepción. Sin estar exenta de fallos en las secuencias de acción y en algún que otro salto incomprensible en la narración, cuenta con excelentes interpretaciones, de trazo y profundidad, por parte de Tom Hardy y Noomi Rapace capaces de reflejar hastío y una compleja relación personal que va creciendo a medida que la película avanza. Quizá como una delación de la crueldad gratuita que siempre asoma sin vergüenza en cualquier sistema totalitario basado en el enfrentamiento y en la ruptura de unos con otros. Porque es condición propia del ser humano tomar ventaja cuando el Estado feliz y perfecto se limita a cambiar la libertad por un plato de lentejas. Y ese nunca debe ser el precio.

7 comentarios:

CARPET_WALLY dijo...

No me terminé de animar, leí por ahí que era bastante irregular y que aunque la premisa y las subtramas tenían empaque, el todo se diluía bastante. Hablaban muy bien de Hardy, también de Oldman (aunque a la vista del trailer a mi no me parecía que el papel le viniese muy al pelo) y la Rapace es que yo creo que no le convenía tanto salirse de su Lisbeth.

Comentaban los que vieron la V.O.S. una cosa que a mi me parece que los españoles no somos los únicos paletos del universo, y es qe los actores hablaban en inglés con un forzado acento ruso. ¿pero a quien se le ocurrió semejante tontería? No sé si en la versión doblada han cometido la misma sandez.

Otro tema también es el de llevar la historia del asesino de los 70 a los 90 de la realidad y colocarla en los 50 para cíticar la URSS de aquello tiempos, yo creo que un cambio de tiempo quizá innecesario, no había más libertades en los tiempos más modernos, incluso el regimen era considerablemente más corrupto.

Abrazos en la estepa

César Bardés dijo...

Ya sabes que existe una película sobre el auténtico "carnicero de Rostov" que es estupenda con Stephen Rea y Donald Sutherland que se llama "Ciudadano X" y que también arremete contra el régimen. En esta ocasión,la película se basa en la novela que toma como excusa la historia del asesino psicópata y que aprovecha para desarrollar varias tramas paralelas que son muy interesantes. No quiero desvelar nada pero aquí el asesino mata para destapar y denunciar al régimen,curiosamente los mismos motivos que tiene el investigador. El trabajo de Hardy y de Rapace es bastante bueno. Oldman aparece muy poco y es un personaje al que se le da poca cancha. A mí me parece lícito,tanto en literatura como en cine,cambiar la época para poder desarrollar lo que realmente quieres contar y a mí la película me ha parecido cuando menos interesante a pesar de la tremenda torpeza de las escenas de acción. Ya te digo que el traslado de época ya aparece en la novela y la película lo traslada con fidelidad. Los últimos coletazos del régimen estalinista no debieron ser moco de pavo ¿eh?
Abrazos represivos.

César Bardés dijo...

Por cierto,la vi doblada y no,no han cometido la misma sandez.

Unknown dijo...

Buenas,
Sí, señor, estupenda 'Ciudadano X'. Una de las gratas sorpresas que me dió el canal de CinemaTK hace ya bastante años.
Saludos.

César Bardés dijo...

Curiosamente, "Ciudadano X" es una película que se hizo expresamente para la televisión pero les quedó tan bien que fue exhibida en salas comerciales. Aún recuerdo la cola que había en los Multicines Ideal de Madrid para entrar. De hecho, yo tuve que ir dos veces porque a la primera me quedé sin entrada.
Saludos.

Unknown dijo...

En efecto, se nota sus formas televisivas.

Saludos.

César Bardés dijo...

Y no entiendo que se hiciera para televisión cuando había mimbres más que suficientes como para que saliera una excelente película cinematográfica. Dos buenos actores, una historia estupenda...Estoy seguro que ese guión fue de productora de cine en productora de cine hasta que el fulanito, desesperado, se fue a la productora televisiva de turno.
Saludos.